La mirada de la señora reposaba de forma serena sobre el menor, quién aún absorto en sus pensamientos se limitó, luego de pensarlo un par de segundos en efectuar aquella pregunta que paseaba por su cabeza. —¿Cuántos novios ha tenido hasta ahora? — fijó su mirada en la mayor quién elevando los hombros dio a entender que no conocía aquella respuesta.
—Deberías preguntarle, ya estoy más que segura que ambos terminarán juntos y te tiene la suficiente confianza como para decirlo— sonrió golpeando el hombro del rubio y añadió: —las cosas que sucedieron en un pasado, no deben importarte si no te benefician ahora, ella te ama y sus ojos parecen radiantes constelaciones cada vez que se encuentran con los tuyos. No importa quién estuvo antes que tú, lo que de veras impo
—¿Esto es una broma? — balbuceó la menor tomando el celular de la mano de su padre. El torpe de su hermano había terminado siendo mucho más tonto de lo que jamás había llegado a imaginar. Su mirada llena de frustración se posó en la salida —¡Ahora sí lo ahorco! — exclamó molesta regresando a la puerta. —¡¿Cómo es que ese cabeza hueca se atreve a hacer algo así?! Me disculpará padre, pero ese hombre no parece hijo suyo— aceleró su caminar para traer al pobre Federic delas orejas.—Detente— ordenó el mayor, negando con la cabeza —esa no es manera de actuar, estás siendo muy impulsiva muy eso no es propio de los Weber, ¿Recuerdas? Debemos ser prudentes porque muchos quieren nuestra fortuna. Debemos pensar qué es lo que haremos con ese niño, llevarlo con su madre no es una opci&o
La radiante sonrisa de Samuel se dedicaba a adornar su rostro, aquel niño no había llegado a estar tan lejos de su madre ni por tanto tiempo. Para él habían pasado siglos desde la última vez que pudo contemplar la tranquila mirada de su madre y de gozar de sus caricias. Angie siempre había tratado de no mantenerse tan lejos de su hijo, ni siquiera pasar la noche fuera de casa. Cuando su esposo desapareció solo transcurrieron dos semanas para enterarse de que estaba esperando un hijo. Sin importar la preocupación o el desespero que le ocasionó la pérdida de su esposo, ella se sintió un poco más segura al saber que le había dejado un pequeño recuerdo. —Señor Federic ¿De verdad veremos a mi mami? — preguntó Samuel observando con detenimiento e incredulidad al mayor. El pequeño se había divertido en las pocas horas que permaneci&oac
—Sí… ganaste— susurró Adele chasqueando la lengua —ni sé ni por qué jugué ¡Siempre me ganas jugándolo! Pensé que tendría suerte. —Míralo por el lado bueno, hermana. Podrás estar con Joel y Samuel todo el tiempo mientras regresamos, gozarás de tranquilidad mientras el amargado de mi cuñado está siendo domado muy lejos de aquí— sonrió de manera juguetona mientras golpeaba el hombro del mayor. —Sé que querías ir y por más que nos observes de esa manera, debes ser una buena perdedora— añadió Thoma acercándose a la menor. —Te mantendré informada de lo que suceda, así que pórtate bien y no vayas a causarle problemas a Angie— dijo a manera de broma. Para Thoma también era difícil estar lejos de Adele, pero prefería estar seguro de que ella no correría peligro en donde quiera que iban a terminar, a final de cuentas
Mónica asintió sin añadir más, se encontraba un poco confundida por lo que estaba sucediendo con Johann y aquella extraña chica. A pesar de todo eso, ella no deseaba añadir ningún tipo de molestia a los demás, simplemente, se centraba en lo que le parecía más relevante, al final de cuentas, hacer que el asesino de sus tíos fuera encarcelado era su prioridad. Ella había esperado el momento en el que la verdad fuese revelada, en su memoria estaban las vivas imágenes del sufrimiento de Adele desde que perdió a su familia; podía recordarla justo cuando su cuerpo estaba conectado a tantos aparatos que intentaban mantenerla con vida. Un nudo se formaba en la garganta de Mónica al recordar las veces en las que Adele hablaba sola en medio de sus sueños y en aquellas pesadillas que invadían cada una de sus noches. Mónica sentía que todo esto termin
—¿Te parece bien así? ¿Encontraste algo? — preguntó la mayor en un bajo tono de voz. Sin obtener respuesta alguna, el menor se apresuró a recorrer con la mirada aquella sección. —¿No te parece extraño que un edificio baldío esté justo en frente de un colegio abandonado? — cuestionó Angie lanzando un suspiro. —De hecho, no— confesó —toda esa zona fue comprada por una empresa, con la intención de edificar ahí un centro comercial, sin embargo, los planes de ellos se vieron afectados por las muchas denuncias que los activistas estaban haciendo. Para ahorrar mayores pérdidas de recursos y dinero, los constructores decidieron abandonar el proyecto, pero también prohibir el acceso al terreno privado— respondió elevando sus hombros. —Ya que sabemos en qué parte hay mayor probabilidad de encontrar a mi esposo. ¿Podrías llevar a los chicos al lugar? — indagó Angi
En casa de los Weber, Federic corría de un lado para otro intentando no olvidar nada de lo que debía llevar. Estaba preparándose para lo que fuera lo que se avecinara, sin embargo, tenía cierto temor de ver con sus propios ojos lo que Broun escondía, o peor aún; ser víctima de aquellas espantosas escenas que había observado con antelación.—¿Sucede algo? — preguntó Naomi recostada en la puerta de la habitación de su hermano, quien no se había percatado de la presencia de su hermana. —¿Federic? — cuestionó una vez más frunciendo el ceño. En ese momento se aseguró de que no había notado —¡Federic! — gritó lo más fuerte posible, haciendo que su voz resonara en los tímpanos del más grande.—Oh, Naomi… ¿Deberíamos hacerte una cirugía p
Por otro lado, aquellos jóvenes seguían de camino a Sachsen. Las horas habían pasado y la media noche estaba próxima —recuérdenme no confiar en Johann nunca más— se quejó Mónica sin despegar la mirada de la ventana. El sueño se estaba apoderando de la mayoría de los presentes, solamente Johann que estaba al volante mantenía sus sentidos despiertos.—Con ese ánimo que me dan, estoy considerando dejarlos en medio de la nada, y tú serás la primera— rodó los ojos el conductor que, por dentro, se sentía frustrado por la indiferencia con que su amiga lo estaba tratando. —Ya me disculpé cerca de veinte veces, una vez cada que me lo recuerdan, lo mejor y más prudente es que nos detengamos a descansar o terminaré más exhausto a causa de sus quejas.
—No consideré que terminaríamos de esta manera— masculló Adele oídos de Angie. Ambas habían terminado en el hospital, pues sus traviesos pequeños no habían decidido cooperar. Los niños se encontraban descansando un poco y dentro de un par de minutos podrían regresar a casa.—Si tan solo nos hubieran dicho que habían comido mucho dulce, no habríamos terminado aquí— rodó los ojos mientras llevaba su mano a la cabeza. —Quizá es por el deseo de terminar de organizar cada aspecto de los archivos y pruebas, pero necesito volver. Puede que suene como que no me interesa mi hijo, pero es que sé que está bien— sonrió frustrada.—Angie, quizá estás sobre exigiéndote con eso— respira un poco y mira el lado positivo: Los niños mantuvieron su promesa hasta el final, ¡qué lindos! &md