TREINTA

Lauren

Desperté de la ceguera en la que me encontraba, abrí los ojos y me di cuenta de que me estaba enamorado del árabe, de Amir, se estaba instalando en mi corazón y no sabía si era bueno o no.

Tenía miedo de no ser correspondida y por mucho que él me trate como princesa, sé que en el fondo habrá momentos que nos lastimarán, yo lo lastimaré lo sé.

—Amir, por favor, para— le pedí entre risas mientras corría detrás de mí.

—Te aliaste con mi hermano.

—No podía decirle que no después sé saber lo que le hiciste, que

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