No es que no quisiera seguir adelante con su promesa. En realidad, había estado esperando a hacerlo porque era lo único que sabía que podía hacer para Belinda que no podía hacer por sí misma. Se había puesto tan contenta cuando se ofreció a sustituir su alternador y le miró, asombrada y agradecida.Pero Edmond sabía que necesitaba tiempo para superar el dolor de lo que había ocurrido y no iba a decirle nada de lo que se pudiera arrepentir.No es que pensase que Belinda pudiese ser malintencionada, pero realmente le tenía atado bien corto, él tenía que iniciar su nuevo turno al día siguiente y ella podía llamar en cualquier momento y decir que no quería a cuidar de Anthony. Sobre todo por la forma en Vicki había hablado al respecto, llamando a la bondad de Belinda un conflicto de intereses.Ese era otro de los rasgos de Vicki que se habían evadido la memoria de Edmond: sus celos. Bueno, la cuestión es que no había ninguna razón por la que estar celosa de Belinda. Ella salía con los Der
—Tengo que ir al baño.— La voz de Anthony se escuchó desde la ventanilla bajada del asiento trasero y catapultó a Edmond de vuelta al presente y lejos de su oscuro pasado.—Está bien. Sólo un minuto. Ya casi he terminado,— dijo Edmond mientras contemplaba la conexión de arranque de la camioneta y la batería que acababa de volver a colocar. Después de recolocar los cables entre las dos partes, y con la ayuda de un trozo de cable eléctrico, la camioneta de Belinda cobró vida. Edmond estaba tan satisfecho de sí mismo que se incorporó y miró que todo funcionaba como debía.—Tengo que ir al baño. Ahora.— Anthony dijo de nuevo.Edmond desconectó temporalmente la batería para apagar el motor, antes de reemplazar los cables y cerrar el capot de la camioneta de Belinda. Casualmente miró hacia su puerta, preguntándose cual sería su reacción cuando descubriesede que había arreglado su camioneta sin estar ella presente. ¿Estaría tan agradecida como lo había estado inicialmente cuando se había ofr
—Anthony olvidó su tartera,— explicó Edmond. La culpa se apoderó y estrujó su corazón cuando vio que Belinda ni siquiera le miraba.Sin decir una palabra, Belinda fue a recuperar la tartera y volvió a los pocos minutos ofreciéndosela a Edmond.Abrió la boca para decir algo, pero la cerró cuando se dio cuenta que no tenía nada que decir. Una disculpa sólo la confundiría aún más, porque, ¿De qué se estaba disculpando? Ella le había molestado metiendo la nariz donde no le llaman y luego ocultándoselo. Le habían hecho sentir como un imbécil cuando ella y Vicki desnudaron su vida en el restaurante.Belinda le observaba esperando que dijera algo, por lo que se excusó de inmediato, sabiendo que no tenía nada que decir.Cuando Edmond volvió a su coche, notó que alguien había aparcado cerca de él. Anthony estaba sentado en el asiento de atrás jugando con el juguete del Happy Meal, y no parecía nervioso por la proximidad del extraño.No fue hasta que el sonido del motor saltó a la vida que Edmo
Bueno … Edmond tiene que ir a una curso de entrenamiento en Spokane y necesita que alguien que cuide a Anthony. Yo esperaba que… pudiésemos hacerlo,— dijo Jayden mientras se acariciaba la espalda.—¿Cuándo?— Preguntó Ariana.—Um… el jueves y el viernes.——En realidad, me iría el jueves por la tarde y regresaría el viernes. Así que… sólo sería una noche. ——¿Y qué tengo que hacer? ¿Llevarlo al colegio o qué?— Preguntó Ariana.—Recogerlo de la escuela el jueves y llevarlo y recogerlo el viernes,— explicó Edmond.—Vale… pero déjame llamar a mi jefe para ver si puedo conseguir el viernes libre. No necesito cogerme el Jueves también, ¿no?— Preguntó Ariana.—No, a menos que no puedas recogerlo a las cinco y media.——Yo puedo recogerlo,— Jayden se ofreció.Ariana llamó a su jefe a su casa y consiguió el día libre el viernes. Cuando le dijo a Edmond que ella se quedaría con Anthony, Edmond sintió alivio por primera vez desde que había llegado al trabajo diez minutos tarde esa mañana.—Hombre,
La habitación era demasiado oscura, demasiado tranquila y estaba demasiado vacía.Edmond encendió la televisión para proporcionar iluminación y el ruido de las interferencias, pensando que le ayudaría dormir. Pero tan pronto como pasó por algunos canales, Edmond se encontró cara a cara con una película pornográfica. Sin embargo, la visión de una rubia artificial metiéndose profundamente en su garganta a un hombre en medio de un restaurante atestado de gente le pareció demasiado absurda a Edmond como para verla. Apagó el televisor y trató una vez más dormir.Sin embargo, en cuanto cerró los ojos, imágenes de cálidos ojos castaños y cabello de color canela bailaron bajo sus párpados. Sensuales labios rosados y pechos lo suficientemente abundantes desfilaron a través de sus pensamientos. Y luego se entretuvo en una visión completa de Belinda en ese vestido negro sin tirantes que había llevado a Port Angeles…Edmond sintió el distintivo hormigueo en la ingle y una levé sensación de tirant
—¡Joder!— Edmond perdió los estribos. —¡Tengo que volver con mi hijo!——Señor, ¿podría por favor, abstenerse de utilizar ese lenguaje?— El representante de la aerolínea dijo monótonamente. —Si quieres sentarse, se le avisará tan pronto como su vuelo esté listo.—Desafortunadamente para Edmond, cancelaron su vuelo y el primer vuelo que pudo coger salía a las seis de la tarde.Cansado, gruñón y derrotado, Edmond avisó a Vicki para que supiese que iba a llegar tarde y pedirle el por favor, que recogiera a Anthony de la escuela.Como no tenía otra cosa que hacer mientras esperaba, Edmond también llamó a Jayden para saber que tal estaba Ariana. Resultó, que tenía un caso realmente grave de gripe y Jayden estaba convencido de que él también la tenía.Edmond decidió aprovechar su espera, así que uso su bolsa de mano de almohada y se echó una larga siesta.Se despertó cuando el representante de la aerolínea de antes le tocó suavemente el hombro y le dijo que su vuelo embarcaba en diez minutos
Belinda giró y se dirigió a la cocina y Edmond la siguió. Se volvió y se apoyó en la encimera y empezó a contar la historia antes de que Edmond tuviera que pedírselo de nuevo.—A eso de las nueve, recibí una llamada de Vicki diciéndome que le pasaba algo Anthony y que la esta asustando. Luego me dijo que Anthony estaba en la bañera y que no respondía. Por supuesto, en ese momento ya tenía un pie en la puerta, pero cuando me ofrecí a ir a por él, ella me dijo que se lo confiaste a ella y la única razón por la que me llamaba era para ver si sabía algún truco de profesora que le sacara de su trance. ——¿Trance? ¿Qué trance?— Edmond interrumpió.Belinda levantó la mano para indicarle que aun no había terminado la explicación.—Se quejaba de que se estaba perdiendo horas extras, por lo que usé eso para convencerla de ir a por Anthony. Porque, en ese momento sabía que algo terrible había ocurrido.——¿Joder y por qué no me llamó?— Edmond estaba enfadado y empezó a caminar por la cocina de Be
—No es mi culpa que no quisieras hablar conmigo. Podría haberte dicho que todo lo que hice fue actuar como si supiese de lo que estaba hablando cuando amenacé con emprender acciones legales —.Cuando la conversación se estancó, Belinda se acercó a la máquina de café y comenzó a prepara una cafetera de algo que olía celestialmente bien. Edmond observó la cafetera con codicia y cuando ella le ofreció una taza con el líquido caliente momentos más tarde, se la bebió con avidez, sin importarle que le quemara la garganta.Edmond se dio cuenta de que Belinda le daba la espalda desde cuando había empezado a hacer el café y aún no había vuelto a darle la cara. Después de unos minutos, era evidente que lo estaba haciendo a propósito.—Oye,— se acercó por detrás de ella y la tocó suavemente. —¿Todavía quieres patearme el culo?——Tal vez.— Su tono era severo, pero juguetón y Edmond sabía que estaba a punto de conseguir caerle en gracia de nuevo.—Lo siento,— susurró.—No.— Belinda se volvió y le