Lynnwood estaba experimentando un calor sin precedentes durante ese mes de mayo, y Edmond mientras estaba sentado en una silla gastada en el patio trasero de Ariana y Jayden, agradecía la fina camiseta blanca que llevaba para evitar el calor.Sus amigos habían organizado una barbacoa para el Día de los Caídos*, pero Belinda había dicho que Ariana solo estaba buscando una excusa para comer cerdo asado. Su embarazo estaba llegando a su fin y Edmond había notado últimamente que rara vez la veía sin comida en la boca.Belinda podría haber estado en lo cierto en cuanto a la motivación de Ariana para la comida al aire libre en el patio trasero, pero Edmond sospechaba que sus amigos se estaban deleitando de manera indiferente para celebrar su próxima boda; la ceremonia estaba ya solo a unas semanas de distancia, a pesar de que Belinda y él se habían casado oficialmente meses antes.Edmond habría pensado que él era el último hombre sobre la faz de la tierra que habría dicho que estaba de acue
—Bueno, ¿y qué es eso que escuché sobre el nombre elegido para el bebé?— Camille preguntó mientras se movía para sentarse en el regazo de Ernest. Edmond notó que Belinda le lanzó una sonrisa de agradecimiento por cambiar de tema, y después de lo que Ernest acababa de compartir, se preguntó si el humor alegre de Camille tenía algo que ver con el collar que estaba tocando en ese momento, así como con el comentario de Ariana sobre su propia boda. Mientras lo meditaba, se dio cuenta de que Camille no le había estado dando sermones a Belinda por su boda como lo había estado haciendo Ariana durante tanto tiempo.—¡Oh, Baby Bodie!— Ariana se sentó y aplaudió.—¡Oye!— Jayden le dio una palmada en el trasero. —BJ—.—Si, eso. BJ,— Ariana asintió, pero el guiño que les lanzó a sus amigos no dejó ninguna duda sobre cómo se llamaría realmente el niño.La conversación se alivió cuando todos se sentaron a cenar, pero tan pronto como la comida terminó y Anthony siguió a Belinda a la casa con las otra
La columna vertebral de Edmond se puso rígida ante lo que había dicho.—¿Qué le pasa a Anthony? ¿Dónde está?— Los ojos de Edmond se dirigieron a la sala de estar en busca de su hijo.—Lo mandé a su habitación—, resopló Belinda. —Ha sido realmente… difícil hoy—.—¿Qué ha hecho?——Bueno, veamos … comenzó esta mañana derramando intencionalmente su cereal en el suelo. Después de eso, procedió a correr por los cojines del sofá con sus zapatos puestos cuando específicamente le dije que no lo hiciera. Vació un tuvo de pasta de dientes en el fregadero y luego tapó dicho fregadero con papel higiénico. A la hora del almuerzo, pasó a los ataques personales y me dijo que era fea y gorda y que me odiaba.——¿Qué demonios?— Edmond se rascó la cabeza. —Esta cosa con su abuelo debe estar empezando a molestarle—.—Llámame loco, pero no creo que sea eso. Creo que soy yo—.—No eres tú. Él te adora—.—Dijo que no me quiere, Edmond,— los hombros de Belinda se hundieron. —Dijo que no quiere estar con nosotr
Anthony miró a Belinda con ojos tristes, y ella se veía tan confundida como él. La pregunta sin respuesta se ahogó en sus ojos.Si lo dijiste, ¿por qué estaba enojado conmigo?…Porque las mamás traen nuevos bebés… Edmond pudo ver el momento en queLa iluminación llegó a ella.—Eres mi Anthony—, dijo Belinda mientras acercaba a Anthony para abrazarlo. —Nadie podrá jamás reemplazarte.—Anthony le devolvió el abrazo, pero por la expresión del rostro de su hijo, Edmond se dio cuenta de que se necesitarían más que palabras y abrazos para convencerlo de que lo que había pensado que había escuchado no era cierto.Iba a tomar tiempo.Edmond soltó un suspiro de alivio cuando llegaron al día de la cena de ensayo sin mucha más dificultad.Comenzó como cualquier otro día. Los padres de Belinda llegaron por la mañana e inmediatamente colaboraron para ayudar con los detalles de último minuto. Ernest y algunos de sus amigos del trabajo aparecieron para construir las cuatro carpas emergentes que prot
Belinda lo miró entonces, sus ojos marrones fundiéndose en su verde, y se dio cuenta de que estaba clarísimo. El día que la dejó entrar en su mundo, esas garantías comenzaron a manifestarse.De repente, no podía esperar a pasar el ensayo, la cena y la ceremonia de mañana. No podía esperar para decirle, frente al mundo como lo conocían, que la amaba sin lugar a dudas.—¿Por qué estás tan sonriente?— Belinda susurró en el oído de Edmond unas horas más tarde mientras se sentaban en la mesa puesta en su patio trasero, rodeados de amigos y familiares. —Espera, déjame adivinar … ¿finalmente encontraste las notas para ese horrible brindis que Ernest está decidido a darnos y las tiraste por el retrete?——Ojalá—, se rió Edmond.—¡Chicos, lavad los platos sucios!— Ariana anunció mientras se levantaba y se alejaba de la mesa.En su anuncio, Ernest repentinamente tuvo un brote de diarrea y tuvo que permanecer tranquilo, Jayden tenía un millón y uno de cortes de papel que no le permitían sumergir
Edmond White era un hombre como pocos había, serio, un poco amargado y podrido en dinero, heredero de una fortuna considerable y que se desempeñaba como CEO en una compañía que recién comenzaba a dar sus primeros pasos de manera internacional. Solo había tenido una novia en toda su vida y aquella relación no había terminado de la mejor manera posible, quizás era porque los asuntos del corazón no se le daban bien o porque simplemente aquel tema poco o nada le interesaba.Irónicamente, cuando Edmond llegó a trompicones del bar ese viernes por la noche, había un mensaje en el contestador de una tal Heather de Servicios Sociales. Decía algo de una carta certificada que le había enviado a Edmond, carta que él estaba seguro no haber recibido. Tan pronto borró el mensaje que no tenía intención de contestar, Edmond vacío su sobrecargado cajetín del correo y sacó tres papeles anaranjados distintos que estaban avisándole que tenía una carta certificada pendiente de recoger de la oficina de corr
Ese jueves, después del trabajo, Edmond hizo el agotador viaje en coche desde Lynnwood hasta Salem, Oregón. Aunque le dolía al saber que su hijo tendría que pasar un tiempo extra en una casa de acogida, no le haría ningún bien a ninguno de los dos si perdía su empleo en medio de esta terrible experiencia, aun cuando tenia dinero, su trabajo le era demasiado importante.Mi hijo.No importaba cuantas veces Edmond se lo dijera, y lo hacía a menudo, aún no le parecía real.Durante las solitarias horas de su viaje, Edmond imaginó como sería ver a su hijo por primera vez. Lo visualizó en distintos escenarios, y todas se bloqueaban en el mismo punto: ¿Se presentaba a sí mismo como Edmond o como Papá? Eso hacía que se preguntase si el chiquillo alguna vez habría considerado a otro como su padre. ¿Tendría Amanda aun novio que hubiese estado desde el principio con ella pero que no tuviera derecho legal sobre el niño? ¿Llamaría él niño llorando en mitad de la noche a alguien usando el nombre de
Belinda se plantó enfrente del espejo que llegaba hasta el suelo (que también servía de puerta de su armario) y se observó satisfecha. Había trabajado para este momento durante 6 largos años y ahora, por fin; por fin, iba a empezar su primer trabajo tras la universidad. La siguiente mañana de lunes, Belinda sería la nueva profesora de la guardería en el colegió Elemental de Lynnwood.Antes de retirarse a dormir, su última noche como estudiante sin empleo, Belinda con cuidado coloco los pantalones de vestir y el set de chaqueta y jersey de punto que había planeado vestir el día siguiente. Tras preparar su maletín y los pequeños detallitos con los que planeaba decorar su mesa, Belinda apagó la luz y fue a dormir.Exactamente a las 6 en punto la siguiente mañana, dos alarmas distintas, separadas cinco minutos, se apagaron en el modesto apartamento de dos habitaciones de Belinda. Inmediatamente, Belinda se puso en marcha, gracias a las ocho horas de sueño recomendadas. La cafetera en la c