Tic. Tac. Tic. Tac. Benjamín nunca se había detenido a pensar que el reloj de gallina, sobre la pared del comedor, realmente parecía algo estúpido. Incluso tétrico. Parecía que la gallina lo observaba con esos ojos saltones que se movían de uno a otro lado. Inconscientemente su cabeza comenzó a moverse al compás del ticteo del reloj. ¡Argg! ¿Cuánto más piensa tardar esta gente? ¡Tengo hambre, señores! Ahí, solitario en la gran mesa del comedor, se encontraba el pelinegro desde hacía…15, 20…30, ya había perdido la cuenta de los minutos que su trasero se encontraba besando la silla. Había decidido bajar antes, para sentarse en un buen lugar y servirse una buena porción de lo que sea que fuera la cena. Alexis se había ido con la ama de llaves, a la cocina. Su estómago gruñó. No había podido comer nada desde que llegaron, y ahora parecía que a todos se les había olvidado que tenían que cenar. Tomo el tenedor y empezó a golpear la mesa al compás del reloj. No es una mala tonada…Tic
Alexis iba a pronunciar algo pero La ama de llaves le dio un ligero golpe en el hombro.Venga, es hora de la cena. Ayúdame ¿Si? Creo que oí el llanto de Benjamín—..Blair y Dylan bajaron en total silencio, cada uno con un bebé en brazos. Llegaron al comedor y tomaron asiento, no sin antes poner a sus mellizos en las sillas altas que habían instalado para los pequeños.¡Ya era hora! —Exclamó Benjamín sosteniendo con fuerza los cubiertos.Blair le dio una mirada asesina que hizo que al hombre de coleta no le dieron ganas de reclamar otra cosa más.Dos voces femeninas irrumpieron el incomodo silencio que empezaba a formarse. La ama de llaves y Alexis salían de la cocina, colocando el recipiente con sopa fría y una bandeja con pavo asado en medio.¡Comida! —Los ojos del Gray se iluminaron.¡Ni siquiera lo pienses! —Advirtió la rubia ante las intenciones de su novio de tomar los alimentos— Espera a que los demás bajen. Mientras, haz algo de provecho y ayúdanos a La ama de llaves— y a mí a
El sol brillaba en lo más alto de Windermere pronosticando un hermoso y maravilloso día de cielo despejado. ¡Blair, date prisa! —Gritó — desde la entrada. Todos estaban ahí reunidos y listos para salir. Hoy era el día en el cobrarían el premio del evento. Ellas irían al Spa y de compras y ellos (más Beatrice) al partido de fútbol. Para ello tendrían que ir hasta Ambleside—Mura. Las chicas llevaban vestidos de verano y sus lentes. Y ellos por su parte pantalones de mezclilla y playeras cómodas, claro, playeras del equipo “ANBU” al cual iban a ver y del que eran fiel seguidores. Ya estoy, tranquilos —Blair bajaba las escaleras con Carlitos en brazos. ¡Vámonos! —Dijo un entusiasmado Benjamín. Se dividieron en tres equipos. En la camioneta Gray irían Benjamín al mando, Benedict de copiloto, Aurore, Ezra, Alexis y Beatrice –Para suerte de la rubia— en la parte de atrás. En la camioneta Hall irían Cormac al mando, Caroline de copiloto y Luis en la parte de atrás. Y por último en la cam
Luego de que fueran al Hospital y Alexis se bajara a buscar el sobre con los resultados, se encaminaron de nuevo al Spa. Caroline le había preguntado a su cuñada si no abriría el sobre con los resultados, la rubia dijo que no. Se encontraba tan nerviosa que prefería primero relajarse y luego abrir ese sobre. Al cabo de unos minutos llegaron a su destino. Bajaron y preguntaron en la recepción por su reservación mostrando el ticket que Aurore había ganado en el concurso. Enseguida las hicieron pasar a una sala con camillas y con olor agradable a causa de inciensos. Nueve masajistas entraron a la sala, cuatro de ellas se encargaron de los niños a quienes cambiaron de ropa. Las otras restantes les indicaron a las chicas donde podían cambiarse. Cuando por fin se deshicieron de su ropa y se habían enfundado en las toallas, regresaron a la sala donde cada una se acostó boca abajo, a excepción de Caroline quien, en bata, se sentó en un cómodo sofá para unas mascarillas y exfoliaciones. En l
¡Lo siento, Benedict! —Pidió perdón el rubio como por quinta vez mientras todos caminaban a toda prisa por los pasillos. Hacia cinco minutos habían ido a toda prisa al baño de hombres y para desgracia del rubio y el Gray mayor la pequeño Ezra ya no estaba donde se supone la habían dejado.Benedict tuvo unas ganas incontrolables de meter la cabeza de Cormac y de su hermano en el inodoro pero no lo hizo cuando la voz de la razón de Beatrice le dijo que lo mejor era ir a la caseta de vigilancia, quizás alguien la había encontrado… con suerte.¡Si no encontramos a Ezra hare de la vida de ustedes un constante infierno! —Exclamó Benedict— ¡Y ustedes serán los responsables de decirle a Aurore la forma estúpida y patética en la que perdieron a su hijo!Ambos tragaron saliva. Si Benedict era de temer, Aurore lo era más.Tranquilo, Benedict. —Pidió Beatrice— Pensando de esa manera solo empeorarás las cosas. Lo importante es encontrar a Ezra, después podrás matar a estos dos.¡Fue culpa de Corma
Es que el Idiota me pegó muy fuerte, Luis. ¡Tengo que expresar mi dolor! —Mencionó el rubio mientras se sobaba la cabeza. Un mesero llegó con otra ronda de bebidas para los chicos.Que tiempo más terrible —Mencionó Dylan viendo tras la ventana del bar la torrencial lluvia.¿Ustedes creen que las chicas estén bien? —Preguntó Cormac, teniendo a cierta pelinegra en su mente.Claro que sí —Dijo Benjamín tomando un sorbo de su cerveza— Les aseguro que en estos momentos están arropadas en mantas hablando de cosas de chicas.¿Estás seguro de eso? —Preguntó Benedict con la ceja alzada.Benjamín sonrió con los brazos cruzados..¡AHHHHHHH!Las chicas no tardaron en gritar al unísono y al mismo tiempo despertando a los pequeños que se encontraban dormidos y comenzaron a llorar.¡¿Estas segura, Caroline? —Preguntó — mientras veía como Aurore y Beatrice la sostenían mientras la oji—perla abrazaba su vientre con sus dos manos— ¿¡No es una broma, verdad!Caroline soltó un ligero gemido antes de hab
Apenas llegaron al hospital del pueblo trasladaron a Caroline a una habitación y se llevaron al pequeño Armand Hall al area de cuidados prenatales para verificar que todo estuviera bien. Todos, mientras tanto, esperaban en la sala de espera a cualquier noticia sobre el estado de madre e hijo.Alexis permanecía lo más alejada posible de Benjamín quien, desde que hubieran llegado a la cabaña a presenciar el nacimiento del niño, no le había quitado la mirada de encima.Espero que Caro y el bebé estén bien —Decía el nuevo papá mientras se frotaba las manos nervioso.Aurore le puso una mano en el hombro.Descuida, Cormac. Ellos estarán bien —Le aseguró con una sonrisa— Tan solo son chequeos de rutina, después de todo el parto de Caroline se dio en condiciones…sorprendentes.El rubio asintió y luego sonrió al ver a una persona que se acercaba a ellos.¡Casandra—!Aurore abrió los ojos sorprendida al ver como la mujer de cabello rubio saludaba a los presentes y, al notarla a ella, se sorpren
Nublada por el deseo intentaba convencerse de que solo era una aventura.Y que, aunque hubiera querido algo más por parte de él, sabía que por ahora le basta eso. Aunque supiera que Benedict no la amaba.Soltó un gemido cuando sintió uno de sus pezones atrapado por la boca experta de Benedict mientras que su mano jugaba con su otro pecho.Lentamente el Gray la condujo hasta la cama mientras su mano comenzaba a descender hacia la intimidad de su esposa.Aurore sintió ese cosquilleo que le avisaba el camino que recorría su mano, unos pocos pasos más y el llegaría hasta su meta y ella, seguramente estallaría en placer.Solo un poco más.¡Aurore—, Idiota! —Se escuchó junto a unos golpes en la puerta que cortaron la burbuja de pasión en la cual estaban hace unos segundos. — ¡Hay café y pastelillos! Dejen de hacer suciedades y bajen. —Unos pasos hicieron saber que el rubio ya se había ido.Benedict abrazó a Aurore por la cintura y enterró su cabeza en el hueco de su cuello y hombro. Sonrien