El sol brillaba en lo más alto de Windermere pronosticando un hermoso y maravilloso día de cielo despejado. ¡Blair, date prisa! —Gritó — desde la entrada. Todos estaban ahí reunidos y listos para salir. Hoy era el día en el cobrarían el premio del evento. Ellas irían al Spa y de compras y ellos (más Beatrice) al partido de fútbol. Para ello tendrían que ir hasta Ambleside—Mura. Las chicas llevaban vestidos de verano y sus lentes. Y ellos por su parte pantalones de mezclilla y playeras cómodas, claro, playeras del equipo “ANBU” al cual iban a ver y del que eran fiel seguidores. Ya estoy, tranquilos —Blair bajaba las escaleras con Carlitos en brazos. ¡Vámonos! —Dijo un entusiasmado Benjamín. Se dividieron en tres equipos. En la camioneta Gray irían Benjamín al mando, Benedict de copiloto, Aurore, Ezra, Alexis y Beatrice –Para suerte de la rubia— en la parte de atrás. En la camioneta Hall irían Cormac al mando, Caroline de copiloto y Luis en la parte de atrás. Y por último en la cam
Luego de que fueran al Hospital y Alexis se bajara a buscar el sobre con los resultados, se encaminaron de nuevo al Spa. Caroline le había preguntado a su cuñada si no abriría el sobre con los resultados, la rubia dijo que no. Se encontraba tan nerviosa que prefería primero relajarse y luego abrir ese sobre. Al cabo de unos minutos llegaron a su destino. Bajaron y preguntaron en la recepción por su reservación mostrando el ticket que Aurore había ganado en el concurso. Enseguida las hicieron pasar a una sala con camillas y con olor agradable a causa de inciensos. Nueve masajistas entraron a la sala, cuatro de ellas se encargaron de los niños a quienes cambiaron de ropa. Las otras restantes les indicaron a las chicas donde podían cambiarse. Cuando por fin se deshicieron de su ropa y se habían enfundado en las toallas, regresaron a la sala donde cada una se acostó boca abajo, a excepción de Caroline quien, en bata, se sentó en un cómodo sofá para unas mascarillas y exfoliaciones. En l
¡Lo siento, Benedict! —Pidió perdón el rubio como por quinta vez mientras todos caminaban a toda prisa por los pasillos. Hacia cinco minutos habían ido a toda prisa al baño de hombres y para desgracia del rubio y el Gray mayor la pequeño Ezra ya no estaba donde se supone la habían dejado.Benedict tuvo unas ganas incontrolables de meter la cabeza de Cormac y de su hermano en el inodoro pero no lo hizo cuando la voz de la razón de Beatrice le dijo que lo mejor era ir a la caseta de vigilancia, quizás alguien la había encontrado… con suerte.¡Si no encontramos a Ezra hare de la vida de ustedes un constante infierno! —Exclamó Benedict— ¡Y ustedes serán los responsables de decirle a Aurore la forma estúpida y patética en la que perdieron a su hijo!Ambos tragaron saliva. Si Benedict era de temer, Aurore lo era más.Tranquilo, Benedict. —Pidió Beatrice— Pensando de esa manera solo empeorarás las cosas. Lo importante es encontrar a Ezra, después podrás matar a estos dos.¡Fue culpa de Corma
Es que el Idiota me pegó muy fuerte, Luis. ¡Tengo que expresar mi dolor! —Mencionó el rubio mientras se sobaba la cabeza. Un mesero llegó con otra ronda de bebidas para los chicos.Que tiempo más terrible —Mencionó Dylan viendo tras la ventana del bar la torrencial lluvia.¿Ustedes creen que las chicas estén bien? —Preguntó Cormac, teniendo a cierta pelinegra en su mente.Claro que sí —Dijo Benjamín tomando un sorbo de su cerveza— Les aseguro que en estos momentos están arropadas en mantas hablando de cosas de chicas.¿Estás seguro de eso? —Preguntó Benedict con la ceja alzada.Benjamín sonrió con los brazos cruzados..¡AHHHHHHH!Las chicas no tardaron en gritar al unísono y al mismo tiempo despertando a los pequeños que se encontraban dormidos y comenzaron a llorar.¡¿Estas segura, Caroline? —Preguntó — mientras veía como Aurore y Beatrice la sostenían mientras la oji—perla abrazaba su vientre con sus dos manos— ¿¡No es una broma, verdad!Caroline soltó un ligero gemido antes de hab
Apenas llegaron al hospital del pueblo trasladaron a Caroline a una habitación y se llevaron al pequeño Armand Hall al area de cuidados prenatales para verificar que todo estuviera bien. Todos, mientras tanto, esperaban en la sala de espera a cualquier noticia sobre el estado de madre e hijo.Alexis permanecía lo más alejada posible de Benjamín quien, desde que hubieran llegado a la cabaña a presenciar el nacimiento del niño, no le había quitado la mirada de encima.Espero que Caro y el bebé estén bien —Decía el nuevo papá mientras se frotaba las manos nervioso.Aurore le puso una mano en el hombro.Descuida, Cormac. Ellos estarán bien —Le aseguró con una sonrisa— Tan solo son chequeos de rutina, después de todo el parto de Caroline se dio en condiciones…sorprendentes.El rubio asintió y luego sonrió al ver a una persona que se acercaba a ellos.¡Casandra—!Aurore abrió los ojos sorprendida al ver como la mujer de cabello rubio saludaba a los presentes y, al notarla a ella, se sorpren
Nublada por el deseo intentaba convencerse de que solo era una aventura.Y que, aunque hubiera querido algo más por parte de él, sabía que por ahora le basta eso. Aunque supiera que Benedict no la amaba.Soltó un gemido cuando sintió uno de sus pezones atrapado por la boca experta de Benedict mientras que su mano jugaba con su otro pecho.Lentamente el Gray la condujo hasta la cama mientras su mano comenzaba a descender hacia la intimidad de su esposa.Aurore sintió ese cosquilleo que le avisaba el camino que recorría su mano, unos pocos pasos más y el llegaría hasta su meta y ella, seguramente estallaría en placer.Solo un poco más.¡Aurore—, Idiota! —Se escuchó junto a unos golpes en la puerta que cortaron la burbuja de pasión en la cual estaban hace unos segundos. — ¡Hay café y pastelillos! Dejen de hacer suciedades y bajen. —Unos pasos hicieron saber que el rubio ya se había ido.Benedict abrazó a Aurore por la cintura y enterró su cabeza en el hueco de su cuello y hombro. Sonrien
Al día siguiente del caótico nacimiento del heredero Hall y de la extraña polémica y nada rara pelea entre Benjamín y Alexis que terminó en risas, felicitaciones y abrazos; Los chicos por fin sentían sus cuerpos descansados y relajados. Ocho horas de sueño nunca se habían sentido tan bien.Se encontraban en la sala tomando café y comiendo unos pastelillos que las chicas habían preparado juntas.Aurore observaba disimuladamente a su amiga de cabello castaño y a su esposo. Luis estaba sentado en un sofá para dos mientras que —, que había ido a cambiar a Mi niño había estado sentada en un sofá para tres junto a ella y Benedict.Sabía que tenía que hacer algo de una vez por todas.Se sobresalto un poco cuando sintió un brazo de Benedict abrazarla por la cintura y sus labios susurrarle al oído.¿Qué estas tramando?Aurore, quien inconscientemente se había acostumbrado a sus caricias, no hizo nada por apartarlo. Entrecerró los ojos y tomó un sorbo de su café.Ya te lo había dicho, usaré mi
Aurore se sobresaltó un poco ante aquel sobrenombre que demandaba tanta intimidad. Nublada por la pasión e incapaz de pensar, llevó sus manos hasta el alborotado cabello azabache de su marido y gimió cuando sintió sus besos comenzando a acariciar el contorno de sus pechos. No tardó en notar como Benedict se encargaba de bajarle la parte de arriba del bikini y comenzaba una ardua y delicada exploración por uno de sus pechos.Sa—Benedict —Pronunció su nombre en un susurro al sentir su erguido pezón bailando una danza pasional con la hábil lengua del pelinegro y sus dos manos colándose dentro de su diminuto traje y comenzado a poseer su trasero. Benedict la arrinconó contra la pared y la alzó haciendo que ella instintivamente se aferrara a su cadera con ayuda de sus piernas. Le prestó atención a su otro pecho, justo como lo había hecho con el anterior y cuando Aurore comenzaba a sentir el calor de su vientre elevándose, Benedict capturo sus labios en un demandante y pasional beso.Cuando