Capítulo cuatro: Ex esposa y prometida
Yvonne notaba la presencia de la compañera de su ex marido en vestido blanco, y agarrada al antebrazo de él. Parecían ser una fina pareja. ELos celos se apoderaron de su mente no tan inteligente y se lanzó por impulso a Gaby en lugar de Alonzo.—¡¿Quién es esta perra?! ¿Quién te ha dado permiso para acercarte a mi esposo, zorra cazafortunas? —Yvonne pregunto como una loca y antes de que alguien pudiera siquiera mover un dedo, le dio una bofetada con fuerza a Gaby.—¿Qué haces? —Alonzo la empujó de inmediato para luego volverse a observar y tocar la cara hinchada de Gaby—. ¿Estás bien? ¿Te duele?El alboroto llamó la atención del alcalde Varca.—Pero, ¿que está pasando aquí?—Señor Alcalde, ¡mire lo que ha hecho su hermano! Me obligó a divorciarme de él... ¡tres días después de nuestra boda! —chilló como histérica—. Para colmo, ni siquiera quiere compensarme con mi merecida indemnización monetaria! ¿Alguna vez ha visto una escoria como él? La muchedumbre empiezó a susurrar debido a la escena.Gaby se cubrió la mejilla dolorida y ardiente y luego se apoyó en Alonzo al mismo tiempo que se levantaba con lentitud. Alonzo la observó y encontró lágrimas en sus ojos.—Lo siento mucho, déjame acompañarte a una clínica —dijo con una cara muy culpable.Gaby apartó la mirada de la cara del hombre y bajó la cabeza, el dolor de su cara inflamada le llegaba a ráfagas, dejándole claras marcas de dedos en la cara.Entonces, cayó en sus pensamientos :«Realmente no debería haberme acercado demasiado a un hombre así, resultó ser un tipo casado que me iría a engañar, y como una tonta estaría a punto de volver a caer en su engaño»Por suerte, su mujer se lo había advertido y le había dado una lección... aunque lo hubiera hecho a golpes.«Perfecto.» Al menos no era como hacía un año... ni tenía chance para arrepentirse.Por su parte, Alonzo vio que Gaby ignoraba sus intenciones y la sacudió un poco. Sabía que ella estaba en verdad agravada esta vez, más de lo que había soportado por no acudir a ella después de aquella noche.Al cabo de unos segundos, Gaby suspiró en voz baja.—Así que estás casado.—Sí, pero déjame explicarte. Estaba casado, ya es mi ex. Además, fue ella quien quiso el divorcio desde el principio…«Sea cual sea el motivo de su divorcio, un marido no puede tratar así a su mujer, a pesar de que ella haya sido tan dura con él. Él no es confiable, Gabriella», ella se dijo a sí misma en sus adentros.—Maldit0 Alonzo Varca, dame un cheque por un millón de dólares y me marcharé enseguida —Gritó Yvonne y luego se subió a la silla. Entonces, levantó la mano con los papeles enrollados y los mostró a todos los invitados—. Si no, haré pedazos la anulación de nuestro matrimonio. El hecho de casarme contigo me da derecho al menos a la mitad de tu maldit@ fortuna.Al escuchar eso, Gaby no dudo en liberarse de las garras de Alonzo a la velocidad de la luz.—Con permiso —se dirigió a los vestuarios.—¡Gaby!Los invitados murmuraron por lo bajo en tanto el alcalde con cara de vergüenza, se dirigía hacia su hermano mientras que el posterior intentaba perseguirla—¡Me cago en la leche!—Alonzo, tu ex esposa está aquí, habla con ella. De lo contrario, la sacaré de aquí a la fuerza, y ten por seguro que eso me llevaría consecuencias muy malas —El alcalde mandó en tono bajo.—Hermano, necesito hablar con Gabriella —replicó Alonzo—. Si no lo hago, me odiará por culpa de esa arpía despilfarradora.—Dejemos la tarea a nuestra hermana—Fiona, por favor, búscala por mí y no la dejes ir. Necesito tenerla cerca —Alonzo le pidió.Creía que Gabriella De Luca es la unica persona podía ayudarlo.—Voy a hacer que tu vida sea miserable, Alonzo Varca. Solo tienes que esperar. —continuó Yvonne con sus amenazas. Estaba tratando de subir a la mesa principal del banquete para llamar la atención.—Demasiado tarde —replicó él al mismo tiempo que realizaba una leve indicación de cabeza a los guardaespaldas.Uno de ellos agarró a Yvonne por el brazo. Ella no se resistió, pero tampoco se mostró muy dispuesta a macharse. En vez de eso, se puso a decir cosa disparatadas.—Alonzo Varca, ¡fuiste tú quien me fue infiel, me obligaste a divorciarme con engaños! —despotricó desesperada—. ¡No me diste nada de la cantidad que habíamos acordado, utilizaste el dinero que yo merecía para liarte con otra mujer! Y ya que estás intentas echarme en público, desvergonzado, te desenmascararé y toda Florencia sabrá lo desvergonzada que es la familia del señor alcalde.—¡Estás loca!—¡No! Niega que te acostaste con otra mujer cuando ya estamos casados.Ya estaban otra vez con las mismas. Yvonne le había realizado aquella pregunta muchísimas veces en los dos días que estuvieron casados, tantas que Alonzo habría jurado que se había acostado aquella noche cuerda y se había levantado completamente loca.Tuvo el sentido común de romper el matrimonio, el que no tuvo cuando se casó. Los detalles quedaban algo borrosos en el recuerdo: Las Vegas, Elvis, la Capilla del Amor, etcétera. En aquel momento, casarse le había parecido algo muy divertido, pero la espontaneidad tenía sus problemas. Veinticuatro horas después, a Yvonne le habían salido cuernos y lengua bífida.—Que sean dos millones —gritó Yvonne, que había captado a lo que se refería Alonzo. El guardia de seguridad la hizo retroceder un poco y pareció incómodo cuando ella se resistió.Alonzo tenía dinero, mucho, pero entregárselo a una loca pelirroja no iba a hacer que ella se marchara para siempre. De seguro, volvería a por más cuando se le gastara.—Sacadla de aquí —ordenó entonces.Mientras tanto, la hermana de Alonzo, Fiona Varca, encontró con Gaby en el cuarto de baño dispuesto para los invitados de la fiesta. Notaba que la puerta se abrió y entró Fiona, pero no tenía humor para ser amable.—Gaby, ¿por qué tienes tanta prisa por irte? ¿No dijiste que estabas aquí para hacer contactos importantes?—Lo siento Fiona, gracias por tu compañía y hospitalidad, pero no creo que sea apropiado que me quede aquí más tiempo. Hoy han ocurrido muchas cosas inesperadas.Fiona miró a la publicista, que tenía media cara roja e hinchada, y comprendió al instante lo que acababa de ocurrir.—Gaby, pero... Es una emergencia en el pasillo ahora mismo, y te pido que te quedes y ayudes a mi hermano Alonzo —se le ocurrió con rapidez—. ¡En nombre del trabajo!—Lo siento mucho, pero necesito tiempo. Y como puedes ver, estoy en un estado... no apto para implicarme en el trabajo nmediatamente. Además, por favor, diríjase a mí como señorita De Luca. Señorita Varca, me gustaría que mi papel como responsable de relaciones públicas estuviera separado de mi capacidad personal y privada.—Los acontecimientos de hoy todavía pueden tener otro impacto en la reputación de mi hermano Zackary una vez que la ex mujer de Alonzo salga de escena —añadió la muchacha para dar más peso a sus palabras—. Los periodistas de la puerta seguro que hacen algo al respecto. Una vez que el escándalo toma forma, las consecuencias son impensables. Además, seguiré acudiendo a ti para resolver el problema, y entonces tu trabajo será aún más difícil.—Piénsalo por favor, Gab... Señorita De Luca... antes de que la situación sea incontrolable.Gabriella tomó una profunda respiración, buscando serenarse. La habían contratado para eliminar el escándalo alrededor del alcalde, por tanto, su misión aún no estaba cumplida.—Indícame el camino, vamos a ver a esa bruja.Cuando las dos regresaron a la sala Alonzo se fijó en ella de inmediato y se acercó con dos pasos señalándole para tenerla acerca.La tomó en sus brazos, susurro al oído "sígueme", pronto volvió a levantar su cabeza hacia Yvonne y dijo:—Para el circo ya, Yvonne. Estás disgustado a mi prometida.—¿Tu qué? —le preguntó Gabriella al mismo tiempo que Alonzo tomó la muñeca de ella colocando su mano a la espalda. La obligó a llevar un anillo.Gaby frunció el ceño, tocándose el anillo colocado en su dedo anular.—Gabriella De Luca, mi prometida. Yvonne… —dijo Alonzo mostrando el anillo llevado hacía un par de segundos. Los ojos de Yvonne ardieron de ira al ver que era incapaz de recordar su apellido de soltera—. Yvonne, mi ex esposa —añadió encantado de avivar las llamas—. Gabriella y yo nos vamos a casar. Es real, al contrario de lo que hubo entre nosotros dos. Puedes ponerte en contacto con mi abogado si tienes más preguntas.Capítulo cinco: Me sigues deseando Yvonne siguió gritando como las anguilas de “La princesa prometida” al mismo tiempo que los guardias de seguridad se la llevaban. Zackary se acercó a ellos y utilizó la ligera ventaja que le daba su altura para tratar de intimidar a Alonzo. —A ver si lo entiendo —dijo con aquella exagerada tranquilidad que lo caracterizaba—. ¿Estás prometido con la Señorita De Luca? El alcalde miró a Gaby con una expresión increíble en su rostro, no entendía cómo la hermosa mujer que acababa de presentarle a su hermano de repente se había convertido en su prometida. ¿Qué estaba pasando entre aquellos dos? Gaby guardó su sonrisa e intentó quitarse el anillo del dedo anular para volver con Alonzo, pero no pudo sacarlo —¿Por qué no? Gaby levantó la cabeza y miró insatisfecha, solo estaba aquí por emergencia, no tenía la intención de jugar a ser su prometida todo el tiempo, pero no tenía la intención de refutar. Este era su instinto profesional como publicista pr
Capítulo seis: Mano traviesaAlonzo no era de los que se casaban, sino de los hombres a los que le gustaba disfrutar de aventuras de una noche. O, por lo menos, eso era lo que ella había pensado.Cortó el cordero que tenía en su plato y, en voz muy baja, le hizo a Alonzo la pregunta del millón.—¿Estabas casado cuando nos acostamos hace un año?Gaby se arrepintió de la pregunta justo después de hacerla, no quería que su cliente nuevo se hiciera una idea equivocada, sólo necesitaba hacer una buena investigación a fondo, profesionalmente hablando.Él estaba masticando y se detuvo un instante antes de continuar, sonriendo con la boca cerrada antes de tragar. «Ella debe estar celosa.»Se pasó la lengua por los labios y bebió un poco de agua antes de responder. Volvió la cabeza para ver si Gaby estaba enfadada, pero la expresión de su cara y sus ojos, que no cambiaron, le decepcionaron un poco. De hecho, a Gaby no le importó el retraso. El cordero estaba espectacular. Cortó otro pequeñ
Capítulo siete: Pasa la noche conmigoRígida como un cadáver, Gaby consiguió esbozar una sonrisa. Sin inmutarse, Alonzo lanzó su servilleta sobre la mesa antes de tomar la de Gaby para quitársela del regazo y se puso de pie. Entonces, le ofreció la mano. Gaby rezó para que el rubor que le cubría las mejillas se tomara por vergüenza ante la atención que todos les estaban profesando.Colocó la palma de la mano sobre la de él y, con un rápido movimiento se bajó la falda antes de ponerse de pie junto a él para aceptar el aplauso de todos los invitados.Tan fresco como una rosa, Alonzo empujó el plato del postre de Gaby hacia un lugar más seguro y le entregó a ella la copa de vino antes de levantar la suya propia.Entonces, todos bebieron por su compromiso.—Me gusta esto —comentó Alonzo al mismo tiempo que tocaba con el pulgar la 'V' que colgaba de la pulsera de Gaby—. Me hace sentir posesivo.Gaby se movía al ritmo de la música, entre sus brazos.A Alonzo le gustaba tener la mano de ella
Capítulo ocho: Consumidos por el deseo—Nos vamos a retirar. Feliz cumpleaños.Alonzo le ofreció la mano a su hermano. Zackary se la estrechó, algo que a Gabriella le resultó encantador, aunque demasiado formal.—Gabriella, siéntete como en tu casa —le dijo Zackary—. Mis empleados te proporcionarán todo lo que necesites.—Yo le daré todo lo que necesite —afirmó Alonzo al mismo tiempo que agarraba la mano de Gaby—. Es mi prometida.Cuando él le guiñó un ojo, Gaby sonrió. Alonzo era muchas cosas, que conocía bien antes de que se enterara de que él era el hermano de Zackary Varca, pero quizá la más importante de todas ellas fuera que Alonzo era muy divertido. No obstante, con él Gaby estaba rompiendo su regla más importante, la de no acostarse nunca con un cliente. La infringiría en aquella ocasión, aunque fuera solo para él. Alonzo hacía que resultara delicioso romper las reglas. Alonzo centraba la atención de Gabriella en el presente, razón por la cual ella le había invitado a ir a su
Capítulo nueve: Soy tuyaAlonzo hizo que Gaby anduviera hacia atrás y ella se dejó llevar para terminar junto a la cama de la que estaban a punto de hacer buen uso. El elegante dosel llegaba prácticamente al techo, adornando una cama tan hermosa que hubiera sido adecuada para una princesa.Alonzo le dio el último empujón hasta que ella se sentó sobre el colchón y abrió los ojos. Vio que Alonzo la estaba mirando, con la camisa y los pantalones desabrochados y los ojos ardientes.—Maldit@ sea, no sé qué hacer primero.—Yo sí…Gaby le agarró su longitud una vez más, pero Alonzo le apartó la mano.—Eso no…Alonzo sonrió y, entonces, le enganchó los dedos en las braguitas y se las empezó a quitar. Se detuvo en los tobillos. Sin dejar de mirarla, le quitó un zapato y luego otro, tirando ambos por encima de su hombro. La braguita de seda corrió la misma suerte.—Muévete hacia el centro de la cama…Gaby lo hizo, desnuda y tan excitada que se preguntó si él podría ver cómo le tembl
Capítulo diez: Una cenaA la mañana siguiente después de la fiesta, Alonzo se despertó al lado de Gaby, en la cama que habían deshecho por completo a lo largo de la noche anterior. La colcha y las mantas estaban sobre el suelo, las sábanas revueltas y arrancadas por tres sitios, dejando al descubierto el colchón.Alonzo estaba desnudo y mostraba la erección matutina de la que le había hablado a Gaby. Sin embargo, en aquella ocasión, en vez de solucionar él mismo el problema, Gaby se mostró dispuesta a aliviárselo.Se deslizó por encima del cuerpo de Alonzo. Él vio cómo la hermosa cabellera rubia le acariciaba los muslos y le causaba tanto placer que él pensó que no se recuperaría jamás.Sin embargo, claro que se recuperó. Lo suficiente para volver a hacerle el amor y convencerla para que se ducharan juntos. Decidió que enjabonar el cuerpo de Gaby acababa de convertirse en su pasatiempo favorito.Más tarde, ataviada con el vestido de la noche anterior, completamente arrugad
Capítulo once: Cita en La Dolce Vitta Gabriella abrió la boca, tal vez para protestar, pero sonrió muy a su pesar. Alonzo tiró de ella y la volvió a tomar entre sus brazos para sentir aquellos turgentes senos contra su torso. —Te prepararé el desayuno por la mañana —le prometió—. Y después, te haré algo para comer. Ella hizo un gesto de incredulidad con los ojos y dejó escapar una pequeña carcajada. A Alonzo le pareció que le estaba diciendo que sí. —Te recogeré en tu casa a las siete.—Tengo que trabajar hasta tarde. Alonzo ya había vuelto a su escritorio. —De ninguna manera. A las siete. Apretó un botón para llamar a Sam. —Haz una reserva en La Doce Vitta a las siete de esta tarde. —¿En La Dolce Vitta? —preguntó Gaby atónita. ¿Estaba impresionada? Alonzo esperaba que sí. —¿Has estado alguna vez? —Una vez. Con un cliente del que no diré su nombre. —¿Un hombre? —preguntó Alonzo sin poder contenerse. Ella sonrió. —¿Acaso te gustaría saberlo? —A las siete —reiteró él. —A l
Capítulo doce: El postre después del postreGabriella se había imaginado que aquello podría ocurrir y ya había decidido que no evitaría la pregunta. Se había mostrado ansiosa por dejar atrás su vida en Roma, pero sabía que todo se podía encontrar en Internet. Si Alonzo metía su nombre en Google, se enteraría muy pronto de lo que le había ocurrido con Lucca, el hombre con el que había pretendido olvidar su noche con Alonzo.A pesar de todo, respiró profundamente antes de contarle la sórdida y algo vergonzante verdad.—¿Has oído alguna vez lo de «en casa del carpintero, puerta de cuero»?—¿Es lo mismo que «en casa del herrero, cuchillo de palo»?—Efectivamente —comentó ella riendo—. Pues yo tuve un problema de relaciones públicas que no pude resolver.Alonzo frunció el ceño. Evidentemente, no lo sabía.—Lucca Castellini empezó como cliente. Me contrató para reparar la reputación de su negocio cuando se le acusó de prácticas deshonestas —dijo ella. Gaby había creído en él dado que la in