Capítulo cuatro: Ex esposa y prometidaYvonne notaba la presencia de la compañera de su ex marido en vestido blanco, y agarrada al antebrazo de él. Parecían ser una fina pareja. ELos celos se apoderaron de su mente no tan inteligente y se lanzó por impulso a Gaby en lugar de Alonzo. —¡¿Quién es esta perra?! ¿Quién te ha dado permiso para acercarte a mi esposo, zorra cazafortunas? —Yvonne pregunto como una loca y antes de que alguien pudiera siquiera mover un dedo, le dio una bofetada con fuerza a Gaby. —¿Qué haces? —Alonzo la empujó de inmediato para luego volverse a observar y tocar la cara hinchada de Gaby—. ¿Estás bien? ¿Te duele? El alboroto llamó la atención del alcalde Varca.—Pero, ¿que está pasando aquí?—Señor Alcalde, ¡mire lo que ha hecho su hermano! Me obligó a divorciarme de él... ¡tres días después de nuestra boda! —chilló como histérica—. Para colmo, ni siquiera quiere compensarme con mi merecida indemnización monetaria! ¿Alguna vez ha visto una escoria como él? L
Capítulo cinco: Me sigues deseando Yvonne siguió gritando como las anguilas de “La princesa prometida” al mismo tiempo que los guardias de seguridad se la llevaban. Zackary se acercó a ellos y utilizó la ligera ventaja que le daba su altura para tratar de intimidar a Alonzo. —A ver si lo entiendo —dijo con aquella exagerada tranquilidad que lo caracterizaba—. ¿Estás prometido con la Señorita De Luca? El alcalde miró a Gaby con una expresión increíble en su rostro, no entendía cómo la hermosa mujer que acababa de presentarle a su hermano de repente se había convertido en su prometida. ¿Qué estaba pasando entre aquellos dos? Gaby guardó su sonrisa e intentó quitarse el anillo del dedo anular para volver con Alonzo, pero no pudo sacarlo —¿Por qué no? Gaby levantó la cabeza y miró insatisfecha, solo estaba aquí por emergencia, no tenía la intención de jugar a ser su prometida todo el tiempo, pero no tenía la intención de refutar. Este era su instinto profesional como publicista pr
Capítulo seis: Mano traviesaAlonzo no era de los que se casaban, sino de los hombres a los que le gustaba disfrutar de aventuras de una noche. O, por lo menos, eso era lo que ella había pensado.Cortó el cordero que tenía en su plato y, en voz muy baja, le hizo a Alonzo la pregunta del millón.—¿Estabas casado cuando nos acostamos hace un año?Gaby se arrepintió de la pregunta justo después de hacerla, no quería que su cliente nuevo se hiciera una idea equivocada, sólo necesitaba hacer una buena investigación a fondo, profesionalmente hablando.Él estaba masticando y se detuvo un instante antes de continuar, sonriendo con la boca cerrada antes de tragar. «Ella debe estar celosa.»Se pasó la lengua por los labios y bebió un poco de agua antes de responder. Volvió la cabeza para ver si Gaby estaba enfadada, pero la expresión de su cara y sus ojos, que no cambiaron, le decepcionaron un poco. De hecho, a Gaby no le importó el retraso. El cordero estaba espectacular. Cortó otro pequeñ
Capítulo siete: Pasa la noche conmigoRígida como un cadáver, Gaby consiguió esbozar una sonrisa. Sin inmutarse, Alonzo lanzó su servilleta sobre la mesa antes de tomar la de Gaby para quitársela del regazo y se puso de pie. Entonces, le ofreció la mano. Gaby rezó para que el rubor que le cubría las mejillas se tomara por vergüenza ante la atención que todos les estaban profesando.Colocó la palma de la mano sobre la de él y, con un rápido movimiento se bajó la falda antes de ponerse de pie junto a él para aceptar el aplauso de todos los invitados.Tan fresco como una rosa, Alonzo empujó el plato del postre de Gaby hacia un lugar más seguro y le entregó a ella la copa de vino antes de levantar la suya propia.Entonces, todos bebieron por su compromiso.—Me gusta esto —comentó Alonzo al mismo tiempo que tocaba con el pulgar la 'V' que colgaba de la pulsera de Gaby—. Me hace sentir posesivo.Gaby se movía al ritmo de la música, entre sus brazos.A Alonzo le gustaba tener la mano de ella
Capítulo ocho: Consumidos por el deseo—Nos vamos a retirar. Feliz cumpleaños.Alonzo le ofreció la mano a su hermano. Zackary se la estrechó, algo que a Gabriella le resultó encantador, aunque demasiado formal.—Gabriella, siéntete como en tu casa —le dijo Zackary—. Mis empleados te proporcionarán todo lo que necesites.—Yo le daré todo lo que necesite —afirmó Alonzo al mismo tiempo que agarraba la mano de Gaby—. Es mi prometida.Cuando él le guiñó un ojo, Gaby sonrió. Alonzo era muchas cosas, que conocía bien antes de que se enterara de que él era el hermano de Zackary Varca, pero quizá la más importante de todas ellas fuera que Alonzo era muy divertido. No obstante, con él Gaby estaba rompiendo su regla más importante, la de no acostarse nunca con un cliente. La infringiría en aquella ocasión, aunque fuera solo para él. Alonzo hacía que resultara delicioso romper las reglas. Alonzo centraba la atención de Gabriella en el presente, razón por la cual ella le había invitado a ir a su
Capítulo nueve: Soy tuyaAlonzo hizo que Gaby anduviera hacia atrás y ella se dejó llevar para terminar junto a la cama de la que estaban a punto de hacer buen uso. El elegante dosel llegaba prácticamente al techo, adornando una cama tan hermosa que hubiera sido adecuada para una princesa.Alonzo le dio el último empujón hasta que ella se sentó sobre el colchón y abrió los ojos. Vio que Alonzo la estaba mirando, con la camisa y los pantalones desabrochados y los ojos ardientes.—Maldit@ sea, no sé qué hacer primero.—Yo sí…Gaby le agarró su longitud una vez más, pero Alonzo le apartó la mano.—Eso no…Alonzo sonrió y, entonces, le enganchó los dedos en las braguitas y se las empezó a quitar. Se detuvo en los tobillos. Sin dejar de mirarla, le quitó un zapato y luego otro, tirando ambos por encima de su hombro. La braguita de seda corrió la misma suerte.—Muévete hacia el centro de la cama…Gaby lo hizo, desnuda y tan excitada que se preguntó si él podría ver cómo le tembl
Capítulo diez: Una cenaA la mañana siguiente después de la fiesta, Alonzo se despertó al lado de Gaby, en la cama que habían deshecho por completo a lo largo de la noche anterior. La colcha y las mantas estaban sobre el suelo, las sábanas revueltas y arrancadas por tres sitios, dejando al descubierto el colchón.Alonzo estaba desnudo y mostraba la erección matutina de la que le había hablado a Gaby. Sin embargo, en aquella ocasión, en vez de solucionar él mismo el problema, Gaby se mostró dispuesta a aliviárselo.Se deslizó por encima del cuerpo de Alonzo. Él vio cómo la hermosa cabellera rubia le acariciaba los muslos y le causaba tanto placer que él pensó que no se recuperaría jamás.Sin embargo, claro que se recuperó. Lo suficiente para volver a hacerle el amor y convencerla para que se ducharan juntos. Decidió que enjabonar el cuerpo de Gaby acababa de convertirse en su pasatiempo favorito.Más tarde, ataviada con el vestido de la noche anterior, completamente arrugad
Capítulo once: Cita en La Dolce Vitta Gabriella abrió la boca, tal vez para protestar, pero sonrió muy a su pesar. Alonzo tiró de ella y la volvió a tomar entre sus brazos para sentir aquellos turgentes senos contra su torso. —Te prepararé el desayuno por la mañana —le prometió—. Y después, te haré algo para comer. Ella hizo un gesto de incredulidad con los ojos y dejó escapar una pequeña carcajada. A Alonzo le pareció que le estaba diciendo que sí. —Te recogeré en tu casa a las siete.—Tengo que trabajar hasta tarde. Alonzo ya había vuelto a su escritorio. —De ninguna manera. A las siete. Apretó un botón para llamar a Sam. —Haz una reserva en La Doce Vitta a las siete de esta tarde. —¿En La Dolce Vitta? —preguntó Gaby atónita. ¿Estaba impresionada? Alonzo esperaba que sí. —¿Has estado alguna vez? —Una vez. Con un cliente del que no diré su nombre. —¿Un hombre? —preguntó Alonzo sin poder contenerse. Ella sonrió. —¿Acaso te gustaría saberlo? —A las siete —reiteró él. —A l