¡No dejen de leer, queridos lectores! Muchas gracias por continuar en esta historia!! mucho amor para ustedes. ¿Qué piensan hasta ahora de la historia?
¿Algo más placentero que sentir a Paul bajo sus piernas, haciendo y deshaciendo todo lo demás, todo lo que creyó y lo que nunca había creído que sentiría con otro hombre? Desde esa noche no dejó de pensarlo, y en el primer instante que lo volvió a ver tan sólo pensaba en ese noche, unidos, desesperados de pasión y con una conexión que no había tenido con nadie. Con absolutamente nadie. Las manos de Paul se habían aferrado a sus muslos hasta llegar a sus nalgas, intensificando el movimiento de sus labios sobre su entrada, dejando a una eufórica y sudada Roxanne bajo su toque. Un sentido descomunal con cada roce hacía su entrada, y el gruñir de Paul cuando sentía la mano de Roxanne sobre su cabeza para que no dejara de hacer lo que estaba haciendo. Se había apoderado por completo de Roxanne. Hasta saciarla por completo y verla retorcerse de placer en la cama. —No creo que pueda aguantar más, Paul. Por favor —Roxanne tragó saliva, jadeando después cuando lo vio alzarse, saborearse los
Roxanne alza la mirada, entrecerrando los ojos. ¿Así que es su ex? El recuerdo de las noches que han pasado juntos la acorralan un poco. Victoria Mareu es una mujer realmente hermosa. Pero no esperaba esa respuesta y tampoco la manera en la que se lo dijo. Roxanne carraspea un poco.—Entiendo —y bebe su café mientras desvía la mirada. —¿No bebes un vino? —le pregunta Victoria.—No —responde María Teresa mientras arregla su chaleco—. En estos momentos no —¿Hay motivos para no beber vino en esta hermosa noche? —al contrario de lo que había pensado, Victoria la mira con suavidad. Roxanne se siente un poco incómoda de estar a su lado. Hay muchas cosas que pasan en su vida y al parecer, ambas están compartiendo una misma razón: Paul Fournier. —Tengo que trabajar mañana —le sonríe a Victoria.—Por supuesto —le responde Victoria—. Ah, me alegra mucho que las cosas hayan cambiado en la compañía de Fournier. Hace un tiempo que iba, ya sabrás porqué. Pero hemos superado esa etapa y lo ví h
Todo su cuerpo se tensa, y es peor porque siente la mala vibración en su vientre y en su pecho. Un nudo se forma en su garganta al tan sólo imaginar que Paul sepa la verdad. Si fuera por ella ya se hubiese levantado del mueble sólo para huir como una cobarde. Roxanne necesita tener que aguantar la tos que se apresura en hacerla callar pero no puede controlar el miedo que siente cada vez más. Se quita la manta que cubre su regazo y antes de que el doctor de otro paso más toma su muñeca. —¡No! Por favor no —le ruega Roxanne—. Yo misma se lo diré, pero no lo debe saber ahora. Dígale que solo fue un resfriado, que ayer me mojé con la lluvia. Pero por favor no le diga que estoy embarazada. El doctor hace una mueca de impresión y de confusión al mismo tiempo al escucharla. ¿De qué se trata esta clase de súplica? —Pero señorita no puedo hacer eso, va en contra de la confianza que tiene el señor Fournier en mí. Me pidió que le dijera lo que tenía, y usted está en un estado delicado ahora
¿Acaso Richard escuchó lo que habían hablado? ¿Acaso había oído siquiera lo que Paul le estaba diciendo y su propia negación? No es que se sienta impresionada, sino por la inmensa malinterpretación de las cosas que podría causar este momento. ¿Cómo podría tomarlo siquiera? Sólo quiere irse lejos de estos hombres y desaparecer para siempre. Roxanne carraspea.—El señor Fournier está indicando algunas cosas que he pasado por alto y que ha costado la pérdida de dinero.Suelta de una vez. No tiene tiempo en pensar en otra cosa y en cómo fingir que en realidad estaba escapando de esos ojos azules que la vuelven cada vez más una tonta. Los ojos de Richard reposan en los de Paul y los entrecierra.—Pero no te da el derecho de hablarle así, ni mucho menos tocarla —Richard se apresura en jalonear a Roxanne hacia su lado, quien abre sus ojos pero que de inmediato se remueve. Richard sólo ignora su movimiento—. Tampoco tienes el derecho de mandar a tus empleados en estas horas fuera de las est
CAPITULO 20No se siente en el instantes capaz de responde, no en el momento, y aunque pudiese, ¿qué respuesta quiere escuchar? ¿Qué respuesta quiere dar ella? El congelo de su corazón, de su habla y de su respiración claramente indican lo que siente, y negándose a cubrir esa falta de tranquilidad apoderándose de cada centímetro de su cuerpo. Y Roxanne no pude negarse a la tentativa de decir algo…Se cruza de brazos, y aunque quiere aparentar tranquilidad, no puede. El turbamiento está dentro de su cuerpo y estará por un largo tiempo.—¿Qué estás haciendo, Paul? —es lo único que Roxanne es capaz de contestar. Y aunque quisiera negarlo, retroceder y volver a la vida que tenía mucho antes de conocerlo aquella noche, algo la impulsa a continuar. Un impulso que nace de la necesidad que refugia su curiosidad—. ¿Por qué…?—Una respuesta, Roxanne. La interrumpe Paúl sin cuidado, mucho más controlador y desesperado por oír la negativa o la tentativa. No tiene tiempo para oír rodeos. Está ahí
21. —Te noto extraña, ¿Estás bien, Roxanne? Le pregunta Marie al instante. Como si volviera a pisar la tierra, Roxanne despierta del sueño. Quita la mirada rápidamente de Paul. Una radiante sonrisa le dirige a Marie y se acomoda en el asiento. —Lo estoy. ¿Por qué lo preguntas? —toma un sorbo del zumo que ha pedido. Marie mastica el limón de su bebida antes de contestarle. —No pareces muy bien del todo. ¿A quién has visto?—Es que estar en París por primera vez no es algo que vives todos los días. Pero debo cuidar de alguien aquí —se lleva la mano hacia su vientre—. Y temo que ya me dice que me marche. Marie se carcajea por lo bajo. —Estoy segura de que el niño debe estar más que divertido ahora. No ha nacido y ya está en París. Y hablando de él, Roxanne, ¿Le has contado ya…? Bueno, no quiero ser entrometido pero ¿Le has contado a su padre? “Sólo me falta levantarme y decirle a Paul: serás padre otra vez.” Es lo que piensa Roxanne al instante. Mueve sus labios y se pone de pie.
Roxanne abre sus ojos con impresión. Incluso siente el vacío en su estómago que disfraza la conmoción. El grito que ha lanzado Victoria incluso retona hasta en el más mínimo rincón de su mente. —No, por Dios —trata de decir, con los ojos abiertos—, no es así. ¿De qué está hablando? No es lo que cree- —¡Por Dios! ¡Qué atrocidad! —expresa Victoria, tal como hubiese visto a un fantasma o algo peor. Para ella, no hay algo peor sino esto. Con un dedo los señala a ambos, en medio del camino y con la mirada furibunda, enrojecida por el pensamiento que ahora la enloquece—. ¿¡Es que…?! Es que…—Victoria controla los gritos de incredulidad, y poco a poco su sorpresa se va transformando en discordia que claramente se observa en cada gesto—. No lo puedo creer. Paul coloca a Roxanne detrás de él, empujándola con delicadeza. —Estás viendo cosas donde no las hay —es lo que dice. Sus ojos azules mantienen la mirada en ella—. Malinterpretas las cosas, Victoria. —¿Malinterpretar las cosas? ¡No sea
Es algo que toma de sorpresa a Roxanne, quien baja su mano de su cabello mientras observa fijamente a Paul. Nunca había dudado de la relación entre ambos porque, fervientemente, sabía y conocía que la relación entre Paul y Richard es la razón por la que ahora mismo siente que sus cabeza va a explotar. —No lo sabía —comienza Roxanne, algo confundida.—Creí que ya debías saberlo —Paul le acaricia la mejilla—. Te llevaré con tus hermanos.Roxanne sostiene su mano también, y aún más calmada, niega con suavidad.—Sigue siendo tu hijo —pese a eso sigue sonriendo y comienza un camino de caricia en la mejilla de Paul. Se da por tragar saliva, calmando los estragos de su cuerpo. Pero Roxanne no es capaz de pensar en otra cosa—, no sé si lo que estamos haciendo sea lo correcto, pero no debimos venir cuando Victoria piensa de esa forma…—Ya, no sigas pensando en eso ni en ella —Paul trata de tranquilizarla, con un beso en sus labios que saben simplemente a cielo. El tormento no es algo que está