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Dejo caer el bolso en la entrada y me siento. El tobillo aun me duele. Como acostumbro, me quito los zapatos y las medias y los lanzo lejos. Estar en mi casa es lo mejor de mis días. Voy a quitarme el sostén y entonces un gruñido me hace levantarme de prisa.

—Siento sorprenderte.

Por Dios. Siento mi cara caliente. Qué pena.

Niego y camino para coger mi bolso. Con cada paso, hago una mueca.

—Si necesitas un masaje.

¿Que? Debo estar soñando.

Esta guapura me quiere dar un masaje.

De nuevo la timidez puede conmigo y niego.

—Vale, estoy a tu servicio. Te contó tu padre que este fin estarás bajo mi cuidado.

Gire la cabeza como el exorcista ante tal información.

—¿Cómo dices?

Camino hacia mí y tuve que respirar para no desmayarme.

Sin duda es súper lindo. Sus ojos azules y pálida piel, se me hacen perfectas.

Me arrepiento de lo que pienso. No puedo hacerme ideas locas, los chicos como él solo salen con chicas como Dalila y Sindy, hermosas.

—Sí, así que me gustaría saber qué harás para acompa
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