—¡Su majestad! —un guardia entró corriendo a la oficina del rey Ares con una expresión casi aterrorizada en su rostro.—Sí —el rey respondió, sin mirar al guardia. Tenía los ojos pegados a el pergamíneo mientras seguía escribiendo en ella.—Es Helena... —informó el guardia y todos los sentidos del rey Ares se pusieron alerta. Miró al guardia con miedo escrito en su rostro.—¿Qué pasa con Helena? —Él se puso de pie—, ¿qué le ocurrió a ella? —ya estaba alzando la voz mientras se acercaba al guardia que casi temblaba.—A mí todavía no me ha pasado nada —Helena respondió en la puerta y dos hombres se giraron para mirarla con expresiones de horror en sus rostros.El guardia se sorprendió por su audacia de entrar a la oficina del rey sin ser invitado a entrar, mientras que la cabeza del rey Ares daba vueltas con las muchas posibilidades de por qué ella estaba allí, en su oficina.—¡Bebé! —su boca lo traicionó.El guardia ahogo un gritó mientras lo miraba con los ojos muy abiertos.—Puedes i
Momentos antes. Inicio de Flashback.... El rey Ares ya se había ido cuando Helena se despertó a la mañana siguiente. Quería quedarse en la cama y dormir un poco más cuando notó su ausencia, pero su estómago no aguantaba nada de eso. Comenzó a gruñir, indicando que tanto ella como el cachorro en su vientre necesitaban comida, así que con calma se despertó y fue al baño a refrescarse antes de bajar a buscar algo de comer.Desde que el rey comenzó a tratarla bien, los sirvientes también comenzaron a hacerlo.Ya no hacían comentarios sucios sobre ella cuando pasaba. Ya no la acosaban ni la insultaban. Todos eran amables con ella… al menos pretendían serlo y su vida había mejorado mucho en el castillo.La única persona que le hizo pasar un mal rato fue Tatiana, quien no fue un gran problema porque sabía ponerla en su lugar.Después de refrescarse, se vistió con un pantalón gris negro del rey y una camiseta blanca que le quedaba grande, pero le gustó porque la dejaba oliendo a su compañero
—¡Beta Leo! —Alfa Ace, que estaba a punto de subirse a su auto y salir de las instalaciones de palacio, gritó cuando vio a Beta Leo aparecer desde la esquina—. Regresaré enseguida. —Les dijo a sus guardias y se acercó a Leo, quien había dejado de caminar, pero aún tenía el eterno ceño fruncido enmascarado en su rostro.Alfa Ace entrecerró los ojos y lo miró atentamente mientras intentaba descubrir en su mente por qué Beta Leo fruncía tanto el ceño.—Pareces completamente cabreado, hombre. ¿Quién te puso de tan mal humor? —preguntó con calma. Beta Leo dejó escapar un profundo suspiro y lo miró.—Créeme, en el momento en que te lo diga, tu cara se oscurecerá más que la mía. Tal vez incluso más.—Ahora estoy ansioso por saber qué es esa cosa. Adelante, dímelo.—Es el rey —Beta Leo informó.Alfa Ace frunció el ceño mientras lo miraba más de cerca. —¿Qué hizo esta vez? —preguntó con ojos escrutadores.Beta Leo lo miró y suspiró profundamente. Se puso ambas manos en la cintura y miró al ci
Beta lo había estado esperando y en el momento en que salió y vio la expresión del rostro del Alfa, entendió que la conversación con el rey Ares no había ido bien.—Ven conmigo.Llevó a Alpha Ace al calabozo y cuando llegaron al pasillo que conducía a la celda de Helena, señaló la puerta.—Ese es su celda. No quiero que te vea conmigo. Te estaré esperando afuera. —dijo Beta y luego se fue.No quería que Helena supiera que se preocupaba por ella.—Helena —Alfa Ace llamó mientras se acercaba a la puerta de la celda.Helena, que estaba acurrucada en el suelo, rápidamente se puso de pie y rompió a llorar cuando vio a Alfa Ace.—Alfa Ace, por favor sácame de aquí. Hace mucho frío aquí, por favor habla con el rey Ares y dile que me saque de aquí. —Helena lloró de agonía y eso provocó las lágrimas de Alfa Ace. Parpadeó mil veces para evitar que se le escaparan de los ojos—. Por favor —ella suplicó, sosteniendo sus manos a través de la puerta con barrotes y todo lo que él pudo hacer fue asent
Alfa Ace apretó los dientes porque sabía exactamente de lo que estaba hablando y no estaba lejos de la verdad.—Por alguna razón, ella no parece tener ningún autocontrol cuando está cerca de ti y el rey Ares se da cuenta cada vez que capta tu olor y eso hace que la envíe directamente al calabozo. Ahora que está encerrada, Finalmente podré tener a al rey para mí. Muchas gracias por hacer que esto suceda.Alfa Ace puso los ojos en blanco con tanta fuerza que casi se pierden en la parte posterior de su cabeza.—¿Por qué se supone que debo decirlo? ¿De nada?Tatiana se encogió de hombros. —No lo sé. Me divierte mucho, ¿sabes? Helena está embarazada del rey, pero no lo pensó dos veces antes de arrojarla al calabozo. Eso significa que realmente no se preocupa por ella. ¡La odia! —ella se rió entre dientes—. Oh, pobre Helena. Ella estará encerrada estos días. Supongo que esto le servirá como una llamada de atención. Cuanto antes comprenda que el rey no es su hombre, mejor.Él forzó una sonri
—¡Tatiana! —Beta Leo gritó horrorizado cuando la puerta de su oficina se abrió y Tatiana entró tambaleándose con la cara ensangrentada y lágrimas en los ojos. Rápidamente se puso de pie y corrió hacia ella y llegó a tiempo de agarrarla antes de que cayera al suelo porque sus rodillas habían cedido. La llevó a senatrse. —¿Qué pasó? ¿Quién te hizo esto? —preguntó, agitado. Tatiana lo miró débilmente y de repente se rió. Estaba impactada por lo que le había sucedido. Ella no lo vio venir. Helena no le dio ninguna advertencia. Primero, Helena le anunció casualmente el hecho de que conocía su identidad y luego procedió a golpearla como si fuera una ladrona. —¡Nada es gracioso, Tatiana, tienes que decirme quién te hizo esto! —Beta estaba preocupado por ella. —Helena. —Susurró con voz ronca mientras se obligaba a sentarse erguida en el sofá. —¿Helena? ¿Qué quieres decir con Helena? Ella está en una celda en el calabozo —Beta Leo dijo con total incredulidad mientras la ayudaba a s
—Su majestad. —Helena llamó secamente cuando levantó la cabeza y vio al rey Ares mirándola. Había estado tan inmersa en sus pensamientos que sólo notó su presencia cuando la llamó por su nombre. Ella se levantó tranquilamente, con los ojos fijos en su rostro neutral.—Has estado llorando. —Señaló después de ver sus ojos rojos y su rostro húmedo. Helena simplemente asintió con la cabeza.—No puedo evitarlo. —Su voz era temblorosa. El rey Ares tragó saliva y apartó la mirada de ella. Verla hizo que le doliera el corazón. Quería sacarla de esa celda de la prisión en ese instante, pero algo lo detenía. —¿Por qué me haces esto? —su voz se quebró mientras hablaba—. Su majestad, sé que esto no es lo que quieres. Verme en este estado te está matando por dentro. Está escrito en toda tu cara, así que ¿por qué sigues haciéndome sufrir así? ¿Qué hice para merecer este tratamiento? En un momento eres dulce, agradable y cariñoso y al siguiente te conviertes en una bestia. ¿¡Por qué te comportas
«Tatiana, ven. Vístete lo más ligera posible». Esas palabras han estado resonando en la mente de Tatiana durante los últimos diez minutos y dejaban una gran sonrisa en su rostro cada vez que aparecían. El rey Ares la había convocado después de casi semanas de tratarla como si no existiera. Él la extrañaba. Quería tocarla, sentirla. Tener sexo con ella. Eso pensó ella. Se había puesto el vestido más ligero de su armario y un camisón negro transparente. Sin sujetador. Ella estaba parada frente a la oficina de trabajo del rey Ares en sus habitaciones. Era extraño que la hubiera convocado a su oficina y no a su dormitorio como de costumbre, pero decidió no pensar demasiado en ello. En cambio, ella sonreía de muela en muela con su escandalosamente escaso atuendo y previendo la placentera noche que iba a tener con él. —Helena… —ella susurró y se rió—. Se acabó para ti, porque cuando entre allí y le dé a este hombre lo que tengo, él nunca más te dedicará ni una sola mirada. —Ella se r