—¿Sabes qué? Voy a llamar a la directora y preguntarle si las personas invisibles son parte del mundo sobrenatural —Soraya le informa al alfa Ace mientras se sientan en su oficina y comparten bebidas una vez más. Él, un vaso de whisky y ella, un vaso de jugo de manzana—, porque a esta altura esa es la única explicación que tengo para todo esto. ¿Cómo puede alguien ser lo suficientemente inteligente como para borrar sus rastros tan bien?Como ya había pensado, no han encontrado nada. Ningún guardia captó ni una sola actividad sospechosa, ni siquiera a alguien rondando junto a su puerta. Aparecían las habituales: el beta, Valencia, Diego, las criadas, los mayordomos, los guardias y ella. Y todos ellos seguían con sus quehaceres.—No lo sé. —Alfa Ace suspira—. A estas alturas quizá deberías hacerlo. Quizá tengamos al maldito hombre invisible rondando los pasillos del castillo.—O un fantasma —sugiere Soraya—. Pero ¿los fantasmas pueden sostener cosas? Siempre creí que sus manos traslúcid
En ese momenton ambos olvidan el candelabro destrozado, las galletas de avena con cristales incrustados, el castillo, la manada y el personal. Olvidan todo, excepto ellos mismos, porque en ese instante son los únicos que importan.Allí en esa habitación, calentados por la chimenea encendida, rodeados de su maravilloso aroma, que parece tan intenso, son el mundo mismo. Sus almas cantan para los demás y bailan al son de su canción.Se besan y besan, sin querer parar. Siempre es así con él. Sus labios se deslizan sobre los suyos, lánguidos y cálidos, igualmente suaves y firmes. Es un besador tan apasionado que no puede evitar suspirar en su boca. Sus manos agarran su cintura, y Soraya se maravilla de cómo se sienten tan bien. Deja que sus propios brazos rodeen su cuello y los usa para ponerse de puntillas para poder sentirlo más.—Sé que aún no estás seguro, así que, por favor, no te sientas presionado…—No tengo dudas al respecto, Soraya —responde Ace—. Eres mi compañera. Eres mi otra m
Su corazón se acelera en su pecho mientras guía a Soraya a su habitación, que está a solo dos puertas de su oficina, por lo que no tardan mucho. Entran a escondidas y miran a su alrededor para ver si hay alguien observándolos.—No hay nadie —murmura Soraya—. Ya casi es hora de apagar las luces, así que todos los sirvientes están en sus habitaciones.—Será mejor que no corras riesgos —contesta—. No quiero que nadie lo sepa todavía.—Yo también —coincide.Tan pronto como cierra la puerta detrás de él Soraya lo golpea contra la puerta. Le sorprende un poco su entusiasmo, aunque se pregunta por qué. Soraya tiene confianza en casi todos los aspectos de su vida, así que ¿por qué no debería ser lo mismo con el sexo?Su energía lo excita a cambio y siente que se pone duro en los pantalones. Se da la vuelta y la empuja contra la puerta, besando una línea que baja por su cuello hasta la clavícula. Besar su cuello es adictivo, ya que reacciona deliciosamente a cada sensación. No se cansa de los
Los ojos de alfa Ace entornados observaban a su mujer mientras se endereza, ofreciéndole su pecho. Le suplica en silencio que lo acaricie. Obedeció su deseo feliz; lambio sus pezones como capullos de rosa, lo retuerce entre su lengua y sus dientes mientras ella maúlla y sisea.Tiene un sabor floral y su aroma lo vuelve loco a el y a su lobo. Con cada gemido la intensidad aumenta. Siente que está casi drogado con el aroma floral y no puede imaginar nada mejor.Ella les baja los pantalones y se quedan desnudos uno frente al otro.Alfa Ace no puede dejar de admirar hermosa que era su preciosa mate. Parece como si la diosa misma la hubiera moldeado para imitar su propio retrato. Su largo cabello se derrama sobre sus pechos, ocultándolos un poco. Sus brazos se aferran a los suyos y su pecho sube y baja con pesadez. Sus ojos brillan de hambre. Debajo de su ombligo perfecto, un rastro de vello fino conduce a un país de las maravillas.Soraya pasa su mano por su pecho.—Diosa, eres tan sexi.
Soraya se despierta en su propia cama por la mañana y, por un breve instante, se pregunta cómo terminó allí, pero luego recuerda cuánto miedo tenía de que alguien los atrapara a ella y al alfa Ace en la cama juntos, y cómo se escabulló de su habitación en mitad de la noche, vestida con su ropa arrugada.El solo recuerdo de la última noche la hace sonrojar y sonreír como una idiota. Había sido increíble.Aún no puede creer que haya sucedido, que alfa Ace y ella por fin tuvieron ese contacto íntimo.Sabe que solo han pasado unos meses desde que se conocieron, pero las relaciones entre hombres lobo progresan mucho más rápido que entre humanos. La mayoría de las veces, quienes consiguen pareja continúan con el apareamiento apenas unos días después.Alfa Ace y ella no se han apareado todavía porque aún no es el momento adecuado para ellos. Lo sabe, él también, y les pareció bien esperar. Todavía tienen muchos problemas, y aparearse es lo último que deben hacer en esa ocasión. Si es honesta
—Porque no siento que sea tan buena todavía.—Créeme, lo eres —replica Valencia con indiferencia—. Además, debes tener cosas más importantes que hacer que perder el día conmigo. Quiero decir, ya deberías estar a punto de terminar tu formacion de herbolaria. Deberías prestarles más atención.Nota que su voz se vuelve más aguda a medida que escupe la última parte y la expresión de su rostro es extraña. Casi parece como si estuviera enojada por algo.Justo cuando abre la boca para preguntarle qué es lo que la preocupa, alfa Ace se acerca a ellas con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo.—Oí parte de su discusión. —Mira a Valencia—. Soraya tiene razón, pareces estar desconcentrada hoy. ¿Qué te pasa?—No me pasa nada —escupe entre dientes—. Solo creo que Soraya es lo suficientemente buena con la espada ahora que ya no tengo que perder el tiempo practicando.—Pero no me estás haciendo perder el tiempo —le responde Soraya—. Disfruto de estas sesiones diarias contigo.—Además, no c
Apenas disimulando su creciente enojo alfa Ace, sigue a Valencia.No sabía por qué estaba tan irritada con Soraya antes, pero lo atribuyó a que ella tenía sus propios problemas con los que lidiar. Tal vez recibió un mensaje preocupante de su manada o su padre la llamó de regreso a la manada para continuar con sus deberes.La única razón por la que pidió una sesión de entrenamiento es para demostrarle que todavía tiene mucho que enseñarle a Soraya. No esperaba que Soraya la aniquilara por completo en el duelo. Sabía que Soraya tenía un talento natural para la esgrima, pero la forma en que se movía hoy era similar a la de una profesional. Derrotó a Valencia en un tiempo récord, y lo hizo usando una espada real por primera vez. Eso es algo casi inaudito. Aún se pregunta cómo lo hizo sin siquiera lastimarse.Vio la forma en que Valencia peleó con Soraya y notó cómo hacia el final Valencia apuntó a su estómago. Observó con miedo cómo la punta afilada de la espada se acercaba al abdomen de
Punto de vista del autor.—¿¡QUE DIABLOS ESTA PASANDO AQUÍ!? — Helena Red, única hija del Alfa de la manada Azul, más grande del este, gritó llena de cólera. Su corazón cayó al túnel más profundo de la desesperación y sus ojos se abrieron con absoluto horror.—. ¿¡Mi prometido y su hermanastra teniendo sexo!?Su corazón latía tan fuerte en su pecho, cuando miró a las personas desnudas en la cama. Era el hombre con quien tenía tres años de novios y estaban a punto de casarse en un mes, estaba teniendo sexo con su hermanastra ¡LA HABÍA TRAICIONADO! ¿ACASO ERA UNA PESADILLA? Su mente aun no podía procesar aquella escena. Su estómago se revolvió de disgusto y ansiedad cuando sintió ganas de vomitar ante la asquerosa escena.Dalia se tapó rápidamente el cuerpo con una manta, mientras maldecía la presencia de Helena, una sonrisa maliciosa pasó por sus labios. Pedro se puso rápidamente un bóxer nerviosamente y se acercó a Helena.—Hele, lo puedo explicar, yo… —Pedro quiso tomar la mano de H