Helena todavía se estaba recuperando del impacto de lo que había sucedido esa mañana. Primero, ella le había contado al rey Ares lo que su amante le había hecho, pero él lo descartó como si nada hubiera pasado y procedió a presentarle un pergamino de matrimonio para que los firmara.Eso la sacudió hasta la médula.Ella no quería firmarlo al principio, pero le preguntó qué iba a hacer si descubría que ella era inocente, vio algo romperse dentro de él que la hizo querer demostrar que estaba equivocado. Estaba decidida a quedarse en ese castillo, superar todas las pruebas y tribulaciones e intentar todo lo que pudiera para demostrarle al rey que sus padres no tuvieron nada que ver con la muerte de su familia.Suspiró por enésima vez y trató de concentrarse en el paisaje. Estaba aburrida de mirar las frondosas montañas que se veía desde balcón de su habitación todo el día, pero no pensó en nada más que hacer que no la metiera en problemas.La idea de salir a tomar aire fresco sonaba muy a
Ella asintió en silencio. Ella no tenía palabras para decirle. Había letras esparcidas por todo su cerebro y no tenía idea de cómo formar palabras que tuvieran sentido.Mis necesidades sexuales.Las palabras resonaron en su mente.. Su coño hormigueó de emoción y anticipación. Sus palabras estaban haciendo maravillas a su parte animal.Cerró los ojos y respiró hondo odiando aquella reacción.—No toleraré las tardanzas. Necesito que llegues y hagas mis cosas a tiempo. Tú estás a cargo de preparar todas mis comidas, preparar mi baño cada vez que necesito ducharme, elegir lo que me pongo para el trabajo cada mañana, lo que significa que tienes que estar aquí a más tardar a las seis de la mañana todas las mañanas y tienes que estar lista para que te folle en cualquier momento, en cualquier lugar y de cualquier manera.Su loba casi dijo; Sí papi.La última afirmación sonó agradable a sus oídos. Su loba estaba ansiosa por follarlo. Emociones que no podía controlar.—Después de todo, eres mi
—Tu baño está listo —Helen le anunció a al rey en su habitación.—Prepara mi ropa. Encontrarás mi ropa sucia. Sácala y lávala —ordenó y desapareció en el baño.Helen se quedó allí, jodidamente nerviosa. Miró la puerta del baño que se cerró detrás del rey y suspiró.Ella no estaba acostumbrada a todo eso. Nunca en su vida había tenido que servir a nadie. Ella una futura Alfa y hace solo unos días, tenía sirvientes atendiendo todas sus necesidades. Todo eso cambió en un abrir y cerrar de ojos. Estaba en una manada donde parecía no agradarle a nadie y ahora era la doncella personal del rey sin experiencia en cómo servir a nadie.—Para mamá y papá —ella susurró. Helen recogió la ropa sucia y salió corriendo de los aposentos del rey con una canasta de ropa sucia.Con la ayuda de un guardia, encontró el camino al lavadero. Al llegar, notó que había otras tres sirvientas que también estaban lavando la ropa. Cuando la vieron, se rieron.—Mira a quién tenemos aquí. La princesa de la manada Lu
Él rey Ares finalmente propuso un castigo para las chicas que golpearon a Helen en la lavandería. Para su líder, que es la chica pelirroja, ella fue enviada a trabajar como recolectora de estiércol de vaca en uno de los ranchos del reino, mientras que las otras dos fueron enviados a trabajar como recolectores de frutas en uno de los ranchos de orquídeas y debían hacer eso para el resto del año.Las mujeres estaban aterrorizadas e inmediatamente se arrepintieron de sus acciones. Pidieron perdón al rey y prometieron nunca volver a poner sus manos encima de Helen ni cruzarse con él, pero sus súplicas y promesas cayeron en oídos sordos. La decisión del rey alfa ya había sido tomada y fueron enviados a sus respectivos lugares para comenzar sus castigos. Era sólo el segundo mes del año. Les quedaban diez meses más.Después de lidiar con las mujeres, el rey volvió a resolver los problemas del reino por el resto del día.Eran las cinco de la tarde y estaba a punto de retirarse cuando escuchó
Helen todavía sentía un poco de dolor como resultado de todas las palizas que recibió de las otras sirvientas ese mismo día a pesar que el mago le dio una poción que solo la alivio un poco.Era consciente del hecho de que era una estupidez por su parte no haber contraatacado cuando claramente tenía la fuerza para hacerlo y ganar. Sin embargo, estaba feliz de cómo habían resultado las cosas.El rey les había dado castigos severos y humillantes que durarían varios meses y eso la hizo pensar si lo hacía porque se preocupaba por ella. Se preguntó si el hecho de que las sirvientas la golpearan lo irritaba porque ella era su compañera, porque sentía algo por ella, porque estaba siendo protectora con ella y no quería que nadie más la lastimara excepto él. Y en el caso de Tatiana, ¿la confrontó en secreto? ¿La muestra de indiferencia fue sólo un acto para ocultar sus verdaderos sentimientos?Si la gente que la lastimaba lo molestaba, ¿significaba que podía sentir el vínculo de pareja? ¿Tenía s
Tatiana y Gisele entraron a una habitación vacía a solo unas puertas de la habitación a la que habían introducido a Helen hace un rato.—Esta es tu habitación, no la compartirás con nadie —anunció Tatiana. Gisele le sonrió de buena gana, pero no dijo una palabra. La presencia de Tatiana la aterrorizó y sólo quería que se fuera ya.—Aquí es donde tendrás tus lecciones con Helen, pero ten en cuenta que a ella no se le permite pasar la noche aquí. Si alguna vez descubro que sí, haré tu vida aún más miserable que la de ella. ¿Comprendido?—Sí, dama —dijo mientras su barbilla tembló. Tatiana levantó la barbilla en el aire. —Bien. Acomódate y prepárate, porque tendré más tareas para ti —ordeno y luego salió rápidamente del dormitorio.Gisele miró hacia la puerta, estupefacta. No tenía idea de lo que significaba esa última afirmación, pero tenía la sensación de que acababa de entrar en un pozo y sería enterrada viva si no encontraba la manera de salir de él inmediatamente.Tatiana regresó
La ropa de Helen fue traída hace un rato y cuando se acercó al armario para empacarla, una de las lobas cuyo nombre había aprendido era Lizzy, abreviatura de Elizabeth, la sacó de allí.Ella se burló y le hizo entender a Helen que no había espacio en el armario y que su ropa tendría que quedarse en caja que estaría en el suelo. Ella no discutió. Ella simplemente obedeció. Dejó la caja en el suelo y se dirigió a la cama donde había estado acostada durante casi dos horas, sin decirle una palabra a ninguno de ellas.Intentó dormir, pero hacia demasiado frío, la ropa y las finas mantas no eran suficientes. El reino del norte siempre fue frío, no como el este que era cálido. Estaba acostada de costado, de cara a la pared con las manos debajo de la oreja a modo de almohada y todo lo que podía escuchar eran los poderosos latidos de su corazón. Sintió que iba a salirle por la oreja y caer en sus manos.«Tal vez debería hacerlo para que ella simplemente muriera y terminara con todo esto» Pensó
Cuando terminaron, Helen no podía sentir sus órganos abdominales y le dolía la garganta por todos los gritos que hizo mientras el rey metía y sacaba su gran polla dentro y fuera de ella.Había sido diferente.Intenso.Ella sintió su polla en su hígado. Allá arriba. Había masticado y exprimido las sábanas. Nunca había sentido algo tan doloroso y, al mismo tiempo, tan placentero. Estaba sin aliento. Su mente estaba en blanco. Lo único que tenía en los labios era el nombre del rey y cada vez que lo pronunciaba, lo convertía en una bestia furiosa.La había follado tal como pretendía y estaba satisfecho. Sabía que la amante no lo habría satisfecho tanto. Por eso cambió de opinión.Helen sintió como si la hubieran jodido como diez hombres al mismo tiempo. No le quedaba energía como resultado de sus frecuentes orgasmos. Su coño palpitaba y le dolía mucho. Estaba tan agotada que podría dormir durante unos cuantos siglos.Cuando llegó a la puerta de su habitación, llamó, pero no obtuvo respue