Helen todavía sentía un poco de dolor como resultado de todas las palizas que recibió de las otras sirvientas ese mismo día a pesar que el mago le dio una poción que solo la alivio un poco.Era consciente del hecho de que era una estupidez por su parte no haber contraatacado cuando claramente tenía la fuerza para hacerlo y ganar. Sin embargo, estaba feliz de cómo habían resultado las cosas.El rey les había dado castigos severos y humillantes que durarían varios meses y eso la hizo pensar si lo hacía porque se preocupaba por ella. Se preguntó si el hecho de que las sirvientas la golpearan lo irritaba porque ella era su compañera, porque sentía algo por ella, porque estaba siendo protectora con ella y no quería que nadie más la lastimara excepto él. Y en el caso de Tatiana, ¿la confrontó en secreto? ¿La muestra de indiferencia fue sólo un acto para ocultar sus verdaderos sentimientos?Si la gente que la lastimaba lo molestaba, ¿significaba que podía sentir el vínculo de pareja? ¿Tenía s
Tatiana y Gisele entraron a una habitación vacía a solo unas puertas de la habitación a la que habían introducido a Helen hace un rato.—Esta es tu habitación, no la compartirás con nadie —anunció Tatiana. Gisele le sonrió de buena gana, pero no dijo una palabra. La presencia de Tatiana la aterrorizó y sólo quería que se fuera ya.—Aquí es donde tendrás tus lecciones con Helen, pero ten en cuenta que a ella no se le permite pasar la noche aquí. Si alguna vez descubro que sí, haré tu vida aún más miserable que la de ella. ¿Comprendido?—Sí, dama —dijo mientras su barbilla tembló. Tatiana levantó la barbilla en el aire. —Bien. Acomódate y prepárate, porque tendré más tareas para ti —ordeno y luego salió rápidamente del dormitorio.Gisele miró hacia la puerta, estupefacta. No tenía idea de lo que significaba esa última afirmación, pero tenía la sensación de que acababa de entrar en un pozo y sería enterrada viva si no encontraba la manera de salir de él inmediatamente.Tatiana regresó
La ropa de Helen fue traída hace un rato y cuando se acercó al armario para empacarla, una de las lobas cuyo nombre había aprendido era Lizzy, abreviatura de Elizabeth, la sacó de allí.Ella se burló y le hizo entender a Helen que no había espacio en el armario y que su ropa tendría que quedarse en caja que estaría en el suelo. Ella no discutió. Ella simplemente obedeció. Dejó la caja en el suelo y se dirigió a la cama donde había estado acostada durante casi dos horas, sin decirle una palabra a ninguno de ellas.Intentó dormir, pero hacia demasiado frío, la ropa y las finas mantas no eran suficientes. El reino del norte siempre fue frío, no como el este que era cálido. Estaba acostada de costado, de cara a la pared con las manos debajo de la oreja a modo de almohada y todo lo que podía escuchar eran los poderosos latidos de su corazón. Sintió que iba a salirle por la oreja y caer en sus manos.«Tal vez debería hacerlo para que ella simplemente muriera y terminara con todo esto» Pensó
Cuando terminaron, Helen no podía sentir sus órganos abdominales y le dolía la garganta por todos los gritos que hizo mientras el rey metía y sacaba su gran polla dentro y fuera de ella.Había sido diferente.Intenso.Ella sintió su polla en su hígado. Allá arriba. Había masticado y exprimido las sábanas. Nunca había sentido algo tan doloroso y, al mismo tiempo, tan placentero. Estaba sin aliento. Su mente estaba en blanco. Lo único que tenía en los labios era el nombre del rey y cada vez que lo pronunciaba, lo convertía en una bestia furiosa.La había follado tal como pretendía y estaba satisfecho. Sabía que la amante no lo habría satisfecho tanto. Por eso cambió de opinión.Helen sintió como si la hubieran jodido como diez hombres al mismo tiempo. No le quedaba energía como resultado de sus frecuentes orgasmos. Su coño palpitaba y le dolía mucho. Estaba tan agotada que podría dormir durante unos cuantos siglos.Cuando llegó a la puerta de su habitación, llamó, pero no obtuvo respue
El rey no se preocupó por la comida que Helen preparó.Comió tranquilamente y hasta le dijo que estaba delicioso. También le dijo que ella se encargaría de preparar sus comidas.Helen se sintió frustrado porque ahora tenía mucho en su plato. Después de que él comió y se fue, ella recogió los platos y regresó a su habitación para hacer una última limpieza y organización para dejar todo reluciente y en el lugar correcto.Para Helen era un asombro cómo se había adaptado tan rápido a ser sirviente. Toda su vida había sido ella la que había sido servida, ella la que había dado las órdenes.Cuando el rey mencionó que ella iba a ser su sirvienta personal, se preocupó, pensando cómo iba a lograrlo sin cometer errores terribles que lo irritarían, pero ahí estaba ella, elevándose.Eso hizo que una pequeña sonrisa apareciera en su rostro mientras salía del dormitorio y cerraba la puerta detrás. Miró hacia adelante y exhaló pesadamente.La mañana había sido agitada. No había ropa que lavar, así q
La cabeza de Helen había estado dando vueltas con millones de preguntas desde que vio el preprado de cascara de nuez para el cabello en el baño de Tatiana.Muchas veces intentó convencerse de que no era nada.Que a Tatiana seguramente no le gustaba su cabello rubio por eso decidió teñirlo de negro regularmente, pero esa conclusión no la satisfizo porque por otro lado Tatiana se veía y se comportaba como alguien que adoraría tener un cabello rubio brillante, eso anunciaría su entrada dondequiera que fuera. Amaba cualquier cosa que pudiera desviar toda la atención de la habitación hacia ella y el cabello rubio era una de las cosas que haría eso.No había manera de que ella teñiera su brillante cabello rubio de negro sólo porque quisiera.Terminó de limpiar la ya resplandeciente habitación y salió antes de que Tatiana pudiera encontrarse con ella. Para entonces ya eran las doce del mediodía, por lo que tuvo que proceder a preparar el almuerzo para el rey.Mientras estaba en la cocina, la
Nuevamente era otro día para que Tatiana siguiera descubriendo cómo obtener qué y dónde del rey Alfa supremo por orden de su padre y también para odiar a Helen y maldecir toda su existencia.Durante cinco noches seguidas, el rey no la había llamado ni una sola vez para satisfacerlo y eso era algo realmente extraño para ella.Desde que llegó a esa manada, no habían pasado cinco noches seguidas sin que ella entrara a los aposentos del rey para satisfacerlo. Estaba aún más molesta porque sabía quién era el responsable de eso.Eran las nueve de la mañana y ella caminaba inquieta en su habitación, frunciendo el ceño, maldiciendo y pensando en las diversas formas de hacerle la vida miserable a Helen.—¡Todo lo que ha estado pasando no es suficiente! Tengo que... —su frase fue interrumpida por una paloma que entro volando por su balcón.La aparición repentina del ave la hizo temblar un poco en su lugar y frunció aún más el ceño mientras corría hacia su mesa de noche donde había aterrizado la
—Buenos días Beta Leo —un grupo de sirvientas saludó en la entrada de ala donde se encontraba la oficina del rey.—¡Tú! ¡Inclínate ante la Beta! —instruyó una de las sirvientas a una chica que parecía perdida entre ellas.Eso llamó la atención de Leo. Miró a la chica con curiosidad.Ella olía diferente y él podía decir que no era miembro de su manada, pero no dejó de reconocer el aura poderosa que flotaba a su alrededor. Ella no era cualquiera.Ella era la compañera de su rey. La futura reina y Luna del reino. Él sonrió y se acercó a ella.—Helena, ¿verdad?Helen asintió con la cabeza inclinada. Estaba aterrorizada por el hombre.—Mírame.Ella obedeció y Leo sonrió aún más. —¡Él siempre obtiene lo mejor! —exclamó.Helen lo miró confundida. —Ej... ¿disculpa? —ella tartamudeó nerviosamente.—Nada que te concierna —dijo y siguió caminando, todavía sonriendo—. ¡Hermosa!Las cosas empezaban a ponerse aún más interesantes.El rey estaba esperando pacientemente a que llegara su Beta. Habían