No sé cuánto tiempo he pasado tirada en el suelo. No tengo la suficiente fuerza para ponerme de pie, y es que siento como si me hubieran dado una paliza y apenas puedo caminar.
Hace tiempo que no escucho a Aquiles ni a nadie fuera de este lugar. Me pongo de pie con trabajo para después caminar hasta donde está la tina, me desnudo y cubro mi cuerpo con agua caliente. Solo quiero que el dolor disminuya.
Cubro mi rostro con agua. Me siento estúpida al haberle confesado mi amor, un amor que apenas y yo entiendo, siento una extraña atracción hacia él eso no hay duda pero él también lo ha sentido y lo dice un sin fin de veces y cuando me animo a hablar me doy cuenta de que él solo dice… no. No sé qué es lo que me llevó a hacerlo, y de una manera tan abrupta, tan desesperada y estúpida.
El desorden de Aquiles ya ha pasado, creo que se ha ido porque no he escuchado nada desde hace bastante tiempo.
Esas palabras, sus palabras hacen que mi pecho duela. Su rechazo me hace sentir avergonzada y es que la verdad yo no entiendo en que momento es que he perdido la cabeza.
Tengo que convencerme de lo que en realidad es él y lo que en realidad soy yo para esta gente. Al salir del baño puedo ver que ya está amaneciendo. Tomo un camisón casi transparente y cubro mi cuerpo con él.
Camino por el pasillo sin asomar mi cabeza a la habitación de Aquiles, sigo hasta llegar a las escaleras y comienzo a bajarlas con trabajo. Cuando por fin termino voy hacia la cocina y comienzo a buscar algo para comer.
Tomo un pan casero y le coloco una extraña mermelada, o eso es lo que creo que es. Justo en ese momento escucho voces, es Aquiles y otros hombres más. La pesada puerta se abre y alzo la mirada hasta encontrarme con él. Luce desarreglado, su cabello está alborotado y tiene el rostro extraño, es como si fuera más salvaje. Cierra la puerta de una patada dejando al resto de los hombres afuera.
—Margot… —bajo la mirada y me concentro en el trozo de pan—. ¿Tienes hambre?, debiste de haber pedido a alguien que te trajese comida.
No le vuelvo a mirar, su ronca voz hace que mi piel se estremezca y también que duela un poco más. Ahora solo me concentro en que tengo que mantenerme lejos, lo más lejos posible. Llevo el pan a mi boca.
—Debes de utilizar más ropa, pudieron verte y… —me pongo de pie de la extraña banca que hay en el lugar cortando el resto de la oración.
No me parece verlo, ni escucharle, ni hablarle, no después de todo lo sucedido. Camino hacia las escaleras cuando escucho sus pasos acercándose a mí.
—Déjame ayu…
—¡Suéltame! —digo liberando mi brazo de su agarre y él lo hace.
—Margot —dice de mala gana pero le doy la espalda de inmediato y comienzo a subir las escaleras de forma lenta.
Y aún más lenta debido al dolor que me invade el pecho, y lo pero es que si esta conexión es real, él debe de saber lo que siente y aún así actúa como un idiota oportunista.
Duele rechazarlo, no sé cómo pudo hacerlo él tan fácilmente. Escucho como la pesada puerta se abre. Y un par de pasos inundan el espacio.
—¿Está todo bien? —escucho la voz del padre de Aquiles.
—Sí, adelante —dice Aquiles—. Quiero que encuentren al que está detrás de estos levantamientos, sé que mucho tiene que ver con la llegada de Margot, pero también quiero que entiendan que no pienso dejarla ni un solo momento, la quiero conmigo, es mi alma y… solo eso.
—Claro —dice un hombre—. Pero no pensarás en ceder el puesto de verdad.
—Quiero conocer las razones por las que está inconforme, si quiere ser Alpha puede pedirlo, yo estoy en este lugar por… orden de descendencia sin embargo si la comunidad piensa que existe uno de nosotros que pueda ser mejor Alpha que yo, con gusto puedo ceder mi puesto, pero tiene que ser algo mucho más que la llegada de Margot—tomo un largo suspiro y ordeno a mi corazón que se tranquilice, no porque hable así significa que esto… importe realmente, en realidad eso ya está más que dicho.
—¿Y solo vas a ignorar que esa mujer es una bruja y te ha lanzado un hechizo?—yo niego, no puedo creer lo que está diciendo.
—No tengo porque darte explicaciones, ahora si me lo permites tengo bastantes cosas que aclarar en mi mente y hacerte caso no es una de ellas—continúo subiendo las escaleras hasta llegar al largo pasillo y dirigirme de nuevo a mi habitación. Dejo caer mi cuerpo cansado en la cama y tardo un poco en relajar mis músculos hasta lograr quedarme dormida.
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—Margot —siento como sacuden mi cuerpo haciendo que me duela, ese estúpido sentimiento.
—¿Qué? —al abrir los ojos está Aquiles, mi mal humor crece, me libero de su toque y retiro su mano de inmediato, entre más lejos mejor—. Vete, déjame dormir.
—Lo siento… pensé que tu…
—Vete, Aquiles —y me giro hacia el lugar donde no puedo verlo, tenerlo cerca y tener la certeza de que me ha rechazado es muy doloroso, es como si me hubieran roto cada hueso.
—No me trates así—bufo y el enojo aparece, la furia aparece y el rencor.
—Bueno, creo que teniendo en cuenta que estoy viva solo para mantenerte vivo y a cargo de este lugar, puedo tratarte como se me antoje, además soy una bruja ¿no?—sostengo la mirada en la suya—. Trate de hacerlo bien, pero alguien fue muy cobarde, que va… un idiota.
Vuelvo a recostarme mientras escucho su fuerte respiración.
—Lo sé, fui cobarde pero… yo también siento cosas por ti y eres.. mi alma—el silencio se hace y yo suspiro, no puede estar jugando conmigo de nuevo.
—Basta Aquiles —escucho sus pasos y sé que se está acercando. Me levanta de la cama con demasiada facilidad y me pega a él.
—Margot perdóname, pero estoy bajo mucha presión, no quise rechazarte, sé que es doloroso, es solo que… tengo a mucha gente sobre mí, gente estúpida e inconforme… tú eres mi alma —aprieto mis dientes y un fuerte dolor hace que las lágrimas broten, el pecho, la espalda, todo mi cuerpo.
—¡Déjame ya! por favor, me dices eso y mañana vas a rechazarme de nuevo y no sé si esto tenga que ver con esa conexión Aquiles, pero duele, y duele mucho —digo luchando inútilmente por liberarme de él.
—No te dejaré, eres mía ahora —bufo y niego con dolor.
—Eres muy egoísta, solo piensas en ti en lo que te conviene y te funciona a ti—niega y pega su frente con la mía, mi cuerpo ha abandonado por completo la fuerza, ya no obedece a mi cabeza.
—Perdóname, Margot —su aliento me embriaga. Estoy mareada, no puedo caer, no debo.
—No puedo —comienza a caminar hasta su habitación conmigo en brazos—. Aquiles, no.
—Por favor… te necesito —niego y pega sus labios en los míos haciendo con un beso me que deshabilitada, es como si se tratara de una droga para mi que hace que mi corazón y mi mente se nublen. Siento una creciente necesidad en mí, no puedo pararle, no puedo solo mantenerlo lejos y eso jamás me había pasado con nadie.
Siento como me recuesta de a poco entre las pieles. Su mano recorre mi espalda, sus labios siguen prendidos a los míos. Siento el calor recorriéndome de arriba abajo. No puedo luchar contra esto, de verdad no puedo por más que le ordeno a mi cabeza que no lo haga.
Mis manos recorren su ancha espalda, veo como se libera de las extrañas pieles que lo cubre y luego se centra en mí. Vuelve a besarme y mis manos viajan por sus piernas, puedo sentir cada músculo bien definido, al igual que en su espalda.
—Te necesito Margot, te necesito —dice entre mis labios y mis piernas se aferran a su cadera. Trato de controlarme pero me es imposible, no puedo luchar contra esto, es la conexión, soy yo, es mi cuerpo quien no logra mantenerse quieto ni tranquilo. Puedo notar que en sus brazos las venas se marcan aún más, es como si se estuviera
Sus labios siguen recorriéndome de arriba a abajo. Mi piel en contacto con la suya quema.
—No sabes cuánto te deseo Margot, no sabes lo que te necesito —me besa de nuevo y es cuando siento la fuerte presión abriéndose paso en mi vientre. Grito porque en verdad duele, quema.
—Tranquila —más presión y me sostengo de su espalda, el dolor es…
—Me duele, me duele mucho —confieso y él niega besando mi cuello.
—Relájate —besa mis labios pero no puedo y grito aún más fuerte. M****a ¿qué está pasando?
—Esto… Aquiles no —siento como quema mi vientre. Aquiles se retira de mi intimidad y la presión se hace más leve. Su intenso y embriagante beso hace que me relaje un poco, cuando con una embestida vuelve a sorprenderme y desgarro mi garganta con un grito.
—Margot —las lágrimas caen por mi rostro—. Estás muy apretada.
Sollozo y muerdo mi labio inferior hasta hacerlo sangrar. Él hace lo mismo mientras se adentra una, dos, tres… y sigue haciéndolo a pesar de que por mi rostro corren lágrimas de dolor.
Escucho su respiración entrecortada en mi oído. Estoy embelesada, me siento mareada y escucho mis gemidos cada que se adentra en mí. No se detiene y me cuesta creer que pueda seguir haciéndolo.
—Ahora eres mía, desde ahora y para siempre mía —dice entre cada embestida y mi cuerpo se queda más inerte. Está exhausto y yo…
—Basta, por favor —digo con voz apenas audible, Aquiles sigue adentrándose fuertemente en mí—. Basta, por favor Aquiles.
Y es cuando siento su líquido derramarse dentro de mí. Su pesado y musculoso cuerpo cae sobre mí obligándome a gritar del dolor.
—¿Te ha gustado? —pregunta jadeando y no sé qué decir. Nunca imagine que mi primera vez fuera… de esta manera.
Después de que mi avión se estrellara en el océano, fuera capturada por salvajes en una isla afrodisiaca y terminar teniendo relaciones con un hombre que parece más un animal
—Eres mía ahora, Margot —Mi cuerpo se estremece, mi entrepierna palpita. Siento como me libera de su peso recostándose a un lado y es cuando puedo mirar hacia abajo y me doy cuenta que aún estoy vestida… ni siquiera me ha desvestido. Ni siquiera ha visto mi cuerpo.
El camisón transparente está cubierto de sangre. Muerdo mi labio mientras las lágrimas siguen saliendo. Con trabajo me recompongo en la cama hasta lograr sentarme, esto es vergonzoso, es realmente un… un asco. Él ni siquiera ha querido verme desnuda.
Siento un nudo en la garganta. Me aferro a un mueble cercano para poder ponerme de pie. Mis piernas tiemblan antes de que pueda dar el primer paso.
Camino con trabajo y escucho la pesada respiración de Aquiles, se ha dormido. Trago saliva y un grito de dolor mientras camino en dirección a mi habitación. Trato de silenciar mis pensamientos, trato de convencerme de no pensar en lo que acaba de suceder, que he sido usada para calmar los deseos de un salvaje y que esta ha sido… mi primera vez.
No sé cuánto tiempo ha pasado, aquí parece no haber reloj más que la posición del sol. Camino hasta llegar a la ventana, creo que he dormido la mayor parte del día porque parece estar oscureciendo, puedo ver del lado derecho la vegetación y varias personas caminando por el lugar. Del lado izquierdo está el comienzo del asentamiento donde vive el resto de personas en este lugar.Sus casas son sencillas y no tan espaciosas como la de Aquiles, sin embargo no hay una brecha que los separe.Veo a la gente caminar de un lado hacia otro, algunos ríen, otros hablan y conviven, quisiera ser libre como ellos. Quisiera poder volver a mi país. En cambio estoy en este lugar, abrumada, triste y con una conexión extraña con un salvaje que no tiene ni idea de como tratarme… s
ÉlHe luchado constantemente por mantenerme cuerdo con Margot pero cada vez que intento dejarme llevar por lo que siento algo sale mal… algo no está bien o algo no hago bien.Vamos caminando hacia la orilla sur de la isla en un afán de expedición y también para poder dejar a nuestros lobos ser un poco más libres que solo mantenerlos encerrados en un cuerpo humano.—Papá está al borde del colapso con los sucedido con Margot, piensa que puede acabar contigo y con la aldea —escucho como habla Ajax, mi hermano.—¿Y tú crees que sea eso posible?&mdas
Los días pasan y yo sigo recluida en esta casa. Los extraños sueños con Aquiles no cesan y ahora no me puedo quitar de la mente que es un lobo… o un hombre mitad humano y mitad lobo. Aunque eso sería una total locura, pero entonces ¿cómo me explico el hecho de que él… aparezca así en mis sueños?Tampoco he tenido la valentía de enfrentar a Sabina y decirle lo que he soñado, ella me visita de vez en cuando y dice que Jacobo no permite que su hija salga así que eso me ha llevado a convivir más con uno de los guardias que cuida la puerta, que es el mismo que me llevó a la playa aquel día.Termino de alistar el desayuno que me han traído y voy hacia la pesada puerta de entrada y asomo mi cabeza. —Buenos días, he traído su desayuno —anuncia la habitual mujer y se va sin siquiera poderle contestar.Me tardo un poco en poder estar firme con los pies en el suelo. Siento algo extraño, y tardo en entender que es el latir de Aquiles, ha llegado.—Buenos días —su voz manda corriente por mi cuerpo y sin poder controlarlo reacciona, mi piel se estremece y mi entrepierna palpita—. He llegado, discúlpame por tardar tanto.Camina hasta encontrarse frente a mí e hincarse, ni siquiera puedo verlo, no puedo alzar mis ojos y mirarlo. Simplemente no puedo porque mi cuerpo y corazón responderán a ese embrujo.—Te he traído esto, es parte de un coral, es… nuesCapítulo 13
Despierto con la luz entrando por la ventana. Mi cuerpo está cubierto de sudor, tengo mucho calor, me siento mareada y con bochornos. Trato de moverme pero Aquiles me tiene prisionera de su enorme cuerpo.—Aquiles —digo quejándome pero sus brazos siguen abrazados a mí—. Aquiles.Empujo su cuerpo con todas mis fuerzas y consigo que gruña.—¿Qué? —dice medio dormido y siento como sus brazos me liberan—. ¿A dónde vas?Camino hacia el baño y las arcadas no me dan tregua. Me siento caliente, siento como el sudor cubre mi cuerpo y escurre por mi frente.—Hey, ¿estás bien? —niego
ÉlSalgo de la habitación y de la casa en dirección a la casa de mi padre. No sé qué mierda quiere hablar, la verdad es que no tengo mucho humor de escucharlos, estoy mal y mi lobo constantemente ha pasado de estar tranquilo a reclamar de manera furiosa a Margot. No quiero volver a estropear esta situación, tampoco sé cuando será el mejor momento para hacerle saber todo lo que esto conlleva, y en el punto en donde en realidad está. Ahora que la tengo no la quiero perder, ni su cariño, ni su deseo, ni sus miradas.Entro sin llamar y están ya todos reunidos. Los miembros representativos del pueblo, mi padre y mis dos hermanos. Ajax y Arión.—¿Qué es lo que quieres? —pregunto de forma direc
Siento dolor por todo mi cuerpo. Me han cortado, me han torturado, han disfrutado verme sufrir. Esta gente es… más que salvajes, es gente sin valores, sin sentimientos, sin pensamiento.—Aquiles está vuelto un animal, ha matado a más de 15 personas de la isla —escucho que uno de los hombres habla.—Mierda… hay que tener cuidado, si nos descubren ¿sabes lo que nos van a hacer?, el señor Jacobo nos va a matar —otro bufa—. Y Aquiles.—Mierda… ¿en qué nos metimos? —dicen y yo niego, no puede ser que ese hombre haya llegado tan lejos y me haya secuestrado para poder apartarme de su hijo, dañando a su propio hijo… a su nieto.&md
Puedo escuchar a Aquiles cerca de mi, puedo sentir cómo es que acaricia mi mano. No tardo en abrir los ojos y concentrarme en su enorme mano sobre la mía, luego nuestros ojos se cruzan y se le ve bastante cansado y triste.—Hola —digo con un hilo de voz y tratando de mostrar una sonrisa en mi rostro—Hola… ¿cómo te sientes? —trato de abrir un poco más los ojos pero no funciona, sigo sintiéndome algo mareada.—Bien, mejor si te veo aquí —él no hace ningún movimiento, solo sigue acariciando mi mano—. Te extrañé.—No tienes idea de lo que he pasado… jamás creí que podía… perder la cabeza de e