Diferente

—Baja —pidió, no lo vi salir, pero estaba a mi lado de la jeep ofreciéndome su mano, abriéndome la puerta, estaba consumida por el miedo, pero ¿Por qué? Sabía que él no me haría daño, él era un ángel caído, pero también un Vigilante de Gaia.

—Eres rápido —dije sin aliento.

—Más de lo que imaginas —repuso con una sonrisa. Todo mi cuerpo le dio un toque eléctrico.

Bajé de la mano de él, nos habíamos detenido a la mitad de la carretera y había mucho frío afuera, los árboles frondosos estaban en silencio, no circulaba ningún auto aun por esa zona, estaba desértico. ¿A dónde íbamos? No lo sabía, me llevó hasta donde había una pequeña abertura entre los árboles, caminamos por varios minutos, llevándome de

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