Intentaba correr, pero mi cuerpo no respondía, mis pies eran pesados, sentía como fuera estando siendo comprimida, soltando espasmos musculares involuntarios, me sentía aprisionada por algo, mi respiración se aceleraba, y a lo lejos, podía distinguir una voz.
-Cla-
No podía escuchar muy bien ¿Quién era?
-Clar-
¿Acaso alguien me estaba llamando?
-Clara. Despierta-
Abrí mis ojos y allí estaba, recostada en mi cama, mientras Laura sacudía mi cuerpo -Amiga, pensé que no iba a poder despertarte, estabas gritando y no sabía que hacer-
Me incorporé en la cama -no es nada, tuve una pesadilla muy extraña-me puse de pie- pero ¿qué haces aquí Laura? -dije mientras me dirigía al baño para asearme.
Ella me miro confundida- ¿Qué acaso no sabes qué hora es? - se cruzó de brazos-es casi medio día, pasé por la florería, pero vi que estaba cerrada. -Suspiro- Intenté llamarte, pero nunca atendiste, estaba muy preocupada así que vine a verte-
Miré mi celular- no puedo creer que sea tan tarde- comencé a cambiarme, lo más rápido que pude-Últimamente, me está costando el doble de trabajo dormir-
-Amiga ¿estas tomando tu medicación? –
-Si, cada noche, pero…simplemente, no sé qué pasa-
-Clara, creo que deberías abrir los ojos de una vez-
Esas palabras me dejaron en shock ¿a qué se refería Laura? La mire con intriga.
-Clara eres una mujer adulta, vamos abre los ojos, despierta-Sus palabras se volvían eco en mis oídos, trate de reaccionar.
- Ya sal a trabajar, que esa florería no se abrirá sola-Dijo en un tono de burla.
-Bien, bien, ya estoy yendo. Ven conmigo y tomemos un café juntas, tengo algo que contarte-
- ¿Acaso el joven Adrián apareció nuevamente? – una tonada picara se hizo presente en sus palabras.
-Vamos, te contare todo en la florería- mi corazón se sentía algo inquieto.
Caminamos unas cuadras a mi lugar de trabajo. Laura hablo todo el camino, pero yo, estaba tan sumergida en mis pensamientos, que apenas pude prestar atención.
-Clara. Reacciona-nuevamente el eco de su voz.
-Ya llegamos. Estas más distraída de lo normal el día de hoy-Dijo mientras me miraba con preocupación.
-Lo siento Laura, creo que el amor me tiene mal, jaja. Ven entremos-
Luego de entrar y acomodarnos en la cocina, nos sentamos a hablar.
-Bien. Ayer compartí un café con Adrián-
Mi mente viajó a ese momento y mi rostro se iluminó- Me contó que tiene 27 años, trabaja en una muy importante inmobiliaria del centro, por el momento tiene pensado quedarse aquí ya que, su madre está internada en el hospital local-
- ¿Su madre está enferma? –
-Si. Pero no quiere ir a otro hospital, ya que ella fue criada aquí y dice que aquí quiere morir-
-Amiga, que pensamiento tan triste-
-Lose, pude ver como la tristeza invadían los ojos de Adrián-me sonroje- lo único que pude hacer, fue tomar su mano y decirle que no se preocupara. ¿Puedes creerlo? Su madre esta muriendo y lo único que puedo decir es eso-llevé mi mano a mi cien, apoyando mi cabeza en ella- pero que estúpida-
Laura me miro enojada-Amiga, no es tu culpa que no seas buena con las palabras. No creo que se haya sentido ofendido-
Sonreí nerviosa-eso espero-
-Bueno será mejor que me valla, yo también debo trabajar- Se puso de pie.
Laura, mi dulce y bella amiga, tan hermosa, la envidia de cualquiera, llena de vida. Usaba lentes finos que la hacían lucir radiante, ojos verdes, un negro y largo pelo por debajo de las caderas, que dejaba mecer a cada paso de sus pequeños pies con tacones, tan elegante, tan formal al vestir. Siempre estaba rodeada de pretendientes, pero ella decía que su trabajo era mas importante por el momento, que no tenia tiempo para gastar en el amor, aunque tuvo sus historias, pero jamás ha logrado concretar nada serio. No es una persona que se ate a nadie, es muy independiente y la idea de tener a alguien “merodeando”, a su alrededor, como dice ella, era algo que le molestaba.
La tarde no se hizo esperar y con ella, mi cliente más anhelado.
-Señorita Clara. Buenas tardes, esta igual de radiante que ayer- dijo con una sonrisa. Como explicarle que era su dulce sonrisa, lo que llenaba de luz mis días.
Me sonroje-Adrián, gracias por el cumplido-
Comenzó a acercarse, con sus ojos azules clavados en los míos, podía sentir que me perdía en la profundidad de su abismo, con cada paso que daba hacia mí. Levantó una de sus manos y tomó algo de mi mejilla. Podía sentir su respiración mientras, los latidos de mi corazón hacían eco en mi cabeza.
-Señorita, tenía un pétalo-
Mi rostro se giró por la vergüenza-Muchas gracias, Adrián- Dije tartamudeando.
Sentí como levantaba mi mentón con suavidad, usando solo unos dedos- Clara por favor, no voltees tu rostro de esa manera, no voy a comerte- dijo en un tono suave y seductor.
Santo dios ¿Acaso este hombre era consiente, de lo que provocaba en mí? - señor- dije con la voz temblorosa.
-Clara, ya deja eso de señor- acercó sus labios a mi oído y susurro- o de verdad tendré que comerte-
Había escuchado esas palabras antes, su actitud había cambiado completamente, me asustaba, me gustaba. Me sentía completamente familiarizada con este juego absurdo.
De un segundo a otro volví a la situación.
¿Quién diablos eres y que hiciste con Adrián? ¿En verdad, era el mismo hombre que ayer sonreía tan gentilmente? Hoy podía ver en él, un lado que sentía conocer, uno del cual debía tener cuidado.
En un acto reflejo me alejé bruscamente de él, no sabía que más hacer, sentí que, si no me alejaba de él, verdaderamente iba a morir de un paro cardiaco.
-Adrián, el encargue que me pido ayer, ya esta listo- tomé un ramo, que ya tenia preparado de violetas, y se lo entregué, pero no tenía el valor de mirarlo a la cara.
No sabía cómo reaccionar, ayer parecía una persona y hoy, es como un lobo al acecho.
El tomó el ramo, junto con mis manos, sujetándome con fuerza, para luego agachar su rostro a mi altura-Clara ¿acaso me temes? –comenzó a soltarme, hasta quedarse solo con aquellas hermosas violetas- Se que la señorita no me conoce mucho, pero descuide, si hay algo que puedo asegurar de mi persona, es que jamás le haría daño a tan bella joven-
Su sonrisa volvió a la del día anterior, volvía a disfrazarse de oveja, reflejando nuevamente, algo que yo sentía, como una falsa amabilidad.
-Si- dije entre cortado, no pude articular ni una sola palabra más.
-Como ya le dije ayer, solo espero que la señorita se sienta mas cómoda en mi presencia, quisiera que lleguemos a ser más íntimos-
Nuevamente ese tono de voz, veo que en verdad tenia otras intenciones, pero no pude responder, solo lo observé irse, mientras mis manos temblaban, ante tan extraño encuentro, me sentía cautivada e intrigada, como si me hubiera rendido ante él, desde el primer segundo.
…..
- ¿En verdad no dijiste nada más?,¿no te tiraste encima de él, para morderlo besarlo y demás cosas? No puedo creerlo- Gritaba Laura, completamente indignada.
Tenía mi rostro escondido en la almohada de mi cama, aún estaba muy avergonzada- ¿Qué querías que hiciera? Estaba nerviosa, asustada, casi muero-
-No seas tonta-Dijo mi amiga al quitarme la almohada-El dijo que no iba a comerte, que quería llegar a ser más íntimo contigo ¿Qué estas esperando? Diablos, pareces una adolescente-
- Oye, no es justo- en verdad me enfade con ese comentario-Lo siento, no sé cómo actuar o manejar estas situaciones, jamás me sentí así y a la vez es muy extraño-
Laura rasco su cabeza- lo siento por mí, que tengo que tratar con una virgen de veinte años-
Mis mejillas explotaron de calor-Amiga, no seas tan cruel. Sabes que no ha sido fácil para mí-
Suspiro-Bien. Lo siento-volvió a suspirar-Creo que está más que claro que tiene un interés por ti, trata de ser menos inocente y simplemente deja que suceda lo que deba suceder-
La mire-Siento como si me estuvieras regalando-
Estaba nerviosa, ¿Cómo debía actuar, que debía hacer? Jamás he tenido si quiera una declaración, por parte de algún muchacho, ¿Cómo se suponía que de un día para el otro debía ser experta en el tema?
Laura se puso seria- ¿Regalando? Amiga, soy la persona que más quiere que despiertes al mundo real-un silencio incomodo reino por varios minutos- ¿Y ya le devolviste su pañuelo? –
-Aún no. Creo que está en mi cartera, en el living, espera aquí-
Bajé las escaleras y nuevamente se apodero de mí, la misma sensación de la noche anterior. Alguien me observaba.
Encendí la luz y caminé hacia la misma ventana, la que daba en diagonal a aquella esquina donde vi ese auto, pero esta vez, solo había una persona de pie, en aquella penumbra. El miedo se apodero de mí, no podía distinguir su rostro, pero esos ojos azules, me miraban fijamente, como apoderándose de cada rincón de mí alma. Un escalofrío recorrió mi espalda y mis manos comenzaron a temblar, me ahogaba. Intente gritar, pero esos ojos me tenían tan aterrada que, apenas salía un fino hilo de mi voz. Gotas de sudor frio comenzaron a bajar por mi frente, mientras él me observaba, me estudiaba, me devoraba el alma. Mis piernas empezaron a aflojarse, hasta que caí de rodillas al suelo. Lagrimas brotaban de mis ojos, como si hubiera recibido una herida de muerte y mi cabeza comenzó a latir, la vista se me nublaba lentamente por tanto llanto, no podía controlarme, estaba fuera de sí.
¿Qué era esta horrible sensación en el pecho, este intenso dolor? ¿Por qué sentía tanto miedo?
Sentí unos pasos detrás de mí, al girarme, pude distinguir el rostro lleno de miedo de Laura, al encontrarme en aquella situación. La vi observarme con desesperación, corrió hacia la ventana y cerró las cortinas, para luego tomarme por los hombros, trataba de hacerme volver en sí, pero no podía moverme, no podía hablar y no dejaba de llorar. La migraña apareció y un susurro resoplo a mi oído, pero no podía entender lo que me decía
¿Quién demonios era? ¿Qué me estaba pasando?
Esto era diferente a los sueños, era tan real, como si un viejo tormento volviera a mí, para acabar con la felicidad que estaba teniendo.
Mi amiga comenzó a moverme de un lado a otro, pero, aunque era consciente de mi entorno, no tenia control de mi cuerpo. Sentí como trató de levantarme con todas sus fuerzas, para recostarme en el sillón, tomó su celular y llamó a emergencias. No era como si estuviera perdida del todo, más bien, me sentía como fuera de mi cuerpo, siendo una simple espectadora, de tan desagradable situación.
Mis parpados empezaron a pesarme, de un segundo a otro, todo se volvió oscuro.
Imágenes vagas aparecían frente a mí, varios hombres de batas blancas, tratando de sostener mis brazos.
De fondo, la voz de Laura hacía eco-Clara abre los ojos, reacciona, vuelve de una vez, debes luchar-
¿Luchar? Contra ¿Qué? Un cuarto en blanco y un fuerte dolor de cabeza, una camilla y luces cegadoras. Sentía una corriente en mis brazos, como si estuviera siendo pinchada por miles de agujas, un fuerte ardor recorrió mi cuerpo hasta que, poco a poco todo comenzó a calmarse. Las imágenes empezaron a borrarse lentamente, como si solo se hubiera tratado de otro mal sueño, donde solo había un lugar en blanco, que solo era corrompido por una oscura y opaca sombra, en un rincón, en la cual se reflejaba un rostro que sabía a la perfección de quien era, como si se estuviera ocultando, en mi lugar mas secreto, esperando el momento indicado para salir. Luego de unos minutos, todo se apagó.
Mis pasos hacían eco en mi cabeza, como si mis oídos estuvieran tapados, la jaqueca me estaba matando, mis ojos no distinguían el camino, a causa de una luz blanca y cegadora, seguía en este lugar tan conocido para mi mente. El frio en mis pies, me recordaba que todavía podía sentir, no sabía hacia donde iba, pero comencé a correr sin rumbo, todo era extraño, no se notaba el comienzo del suelo o paredes.- ¿Acaso estoy muerta? - Pensé para mí misma.Mi cuerpo se detuvo en seco, cuando una fuerte corriente eléctrica, me invadió por completo, una, otra y otra vez y, de un segundo a otro, volví.Las lágrimas en los ojos de Laura, caían como cascadas.-Amiga. Gracias a dios, despertaste-Me dijo mientras, me tomaba en sus brazos.Las cortinas del pequeño cuarto, se mecían suavemente por la briza, el lugar era
Pude sentir los rallos del sol entrar por mi ventana, mi cuerpo aun estaba húmedo, pero la peor parte se la ganó el saco de Adrián. Me llené de vergüenza, pero no me arrepentía, me sentía tan relajada y renovada, como si verdaderamente, él hubiera estado en mi cama.La rutina siguió de manera normal, después de refrescar mi piel bajo la ducha, me observé al espejo y pude divisar, una pequeña marca en mi cuello, tomé algo de maquillaje para cubrirla y así, seguí con mi día, como si la noche anterior, solo hubiera sido un sueño, una dulce pesadilla que torturaba mis entrañas.Llegué a la florería y luego de ingresar, la puerta se abrió de tras de mí.-Muy buenos días amiga- Allí estaba ella, con su hermosa sonrisa, llena de vida y luz.-Laura. No te esperaba tan temprano-Pude ver su dul
Las gotas de lluvia eran suaves, el aroma a tierra mojada refrescaba los sentidos. Esa tarde, estaba decidida a cerrar temprano, pero la campañilla de la puerta de entrada sonó, para dar aviso de la llegada de un cliente.-Buenas tardes-dijo un joven de ojos verdes y cabello castaño.-Pase señor por favor, déjeme ofrecerle algo para secarse- dije mientras me giraba.- ¿Clara? – El tono de asombro fue muy obvio.Me giré a verlo un poco sorprendida- ¿Lo conozco? --No puedo creer que seas tú- una bella sonrisa se dibujó en sus labios-Es triste que no m recuerdes-Recorrí su rostro con cuidado, mientras exploraba por mis recuerdos. Sus rasgos eran finos, pero varoniles, ojos verdes como la pradera y cabello marrón, no muy alto ni muy bajo, tenia un pequeño lunar, en la mejilla, que jugaba con la mueca de sus labios. Un joven atractivo.-Discu
La noche era fría y desolada, mi mente divagada en todo lo ocurrido anteriormente, las acciones de Adrián, junto con sus palabras, me llenaba de dudas.Mis pasos hacían eco, mientras que mi camino era guiado por la poca luminaria de las calles. Mi vista era hacia el frente, pero no estaba observando. Me sentía nerviosa, llena de angustia, por alguna razón, me sentía vacía.Seguí tratando de calmar el caos de mis pensamientos, hasta que el sonido de unos pasos que venían cerca de mí, me trajo de golpe a la realidad.Pude distinguir una persona a los lejos, estábamos viniendo por el mismo camino de manera frontal, en este viejo puente, al cual llegué sin darme cuenta.Estaba intranquila, pero seguí. Aquella sombra se detuvo y se giró de frente al barandal, algo no estaba bien. Colocó sus manos una por una en aquel viejo metal, que lo separaba del agua, y
Mi cuerpo se movía por inercia, siguiendo la misma rutina de todos mis días. Levantarme, bañarme, cambiarme y bajar a la cocina. Mi corazón estaba hecho añicos y mi mente divagaba, los dolores de cabeza ya no me afectaban, así que dejé la medicación.Desde hace dos semanas que no salgo de casa, y poco a poco mi mente va llenando los espacios vacíos.Me senté esperando que el agua de mi café estuviera caliente, mientras escuchaba la puerta de entrada abrirse, unos pasos presurosos se acercaban.-Clara. Buenos días, espero que hayas podido descansar-Mire a un dulce ser parado frente a mi-Maxi- Susurre.-Se que quizás estas cansada de verme-Sonrió-pero dije, que no iba a dejarte sola-Dejó sobre la mesa unas bolsas con víveres-Traje todo lo necesario para hacerte algo delicioso-Desde que paso lo de Laura no se ha ido, solo sa
Me encontraba de frente a una puerta marrón, con el numero dieciocho gravado en ella. El lugar me parecía extrañamente conocido, mi corazón latía rápidamente, estaba muy nerviosa. Ruidos se escuchaban del otro lado, mi mano se movió sin mi permiso hacia la perilla, girándola lentamente, no estaba cerrado con llave. Entré con pasos lentos y silenciosos.Pude percatarme que estaba en un hotel. Luego dar una pequeña caminata por ese corto pasillo antes del cuarto, la incomodidad por el olor a alcohol y cigarrillo en el ambiente, comenzó a molestarme en la nariz. Los gritos se hacían cada vez mas fuertes, al igual que el sonido de resortes, de lo que se notaba era una vieja cama.Llegué al final de mi recorrido, quedando de pie frente a una asquerosa imagen.Una bella mujer rubia dándome la espalda, moviendo su cuerpo sobre él, mientras yo estaba inmóvil a
La tasa caliente de café entre mis manos, el aroma de las flores, una ligera sensación de relajación, un lugar conocido, el cual sentía diferente, vacío. Así es mi primer día nuevamente en la florería.Llegué a asumir lentamente la ausencia de Laura, la ayuda de Maxi fue muy importante para mí y, el aferrarme al amor incondicional que sentía por Adrián, me hacía más fuerte para enfrentarme con el día a día.Pude reconstruir casi por completo el mes que pasé en blanco, los momentos que estuve con mi amado, paseos en la noche y el día, la ocasión en que decidimos formalizar nuestra relación, las noches incontables de pasión que pasamos en mi casa o su auto, ahora que lo pienso, aún no conozco su casa, pero en estos momentos de mi vida, es lo que menos me importa.Hoy no ha entrado ningún cliente, eso me ay
Su cuerpo estaba recostado en una cama, podía sentir una presión sobre ella, la vista se le nublaba, sus muñecas eran sujetas con los brazos sobre su cabeza, por una fuerte y gran mano, un inmenso calor se apoderaba de cada centímetro de su piel, mientras que la sensación de otra mano recorriéndola la hacía agitar. No lograba distinguir a aquel hombre sobre ella, pero si logro reconocer su voz. -Clara cariño, entiende de una vez-Decía entre suspiros, mientras se apoderaba de su inmóvil presencia-Tu eres mía y jamás puedes dejarme, estamos hechos el uno para el otro, ambos estamos rotos- No lograba reaccionar, ni tampoco pudo oponer algo de resistencia, mientras se movían sobre ella cada vez más rápido, mordiendo, explorando, lamiendo y tocándola como un pedazo de carne, no tenía manera de escapar de los brazos de Adrián. Las gotas de sudor caían sobre su inexpresivo rostro, la respiración de él se mezclaba con la suya, cuando se cansó de jugar con ella, como