Un cuarto blanco, con una pequeña ventana abarrotada entre abierta, para dejar salir el humo del cigarrillo que se acumulaba en el lugar, una mesa de madera en el centro, dos personas sentada frente a frente en cada punta de ella, el suelo se cubría de cenizas y el aire se sentía viciado. Se miraban de manera penetrante, expresando un completo odio el uno hacia el otro.
Varios minutos pasaron hasta que uno se dignó a hablar- Sabes que esto no nos llevará a ningún lado ¿Verdad? Maxi-sonrió con una mueca de lado.
El ceño del hombre frente a él se frunció-No eres más que un maldito desgraciado-
Adrián soltó una pequeña risa, en modo de burla, mientras expulsaba humo- ¿Acaso estas en condiciones para llamarme de esa manera? Dime ¿Quién eres tú para juzgar mis acciones? –
-Soy la persona que va a pelear hasta lo últi
Una imagen familiar, ella nuevamente de pie frente a una puerta, pero esta vez no era de un hotel, era la habitación de su antigua casa. Se repetía aquella escena, pero en un lugar diferente. Los sonidos que se filtraban hacia el exterior llegaron a sus oídos, los mismos gemidos, la misma ruidosa cama, no quería entrar, estaba aterrada, sabía perfectamente lo que vería del otro lado. Intentó salir corriendo, pero su cuerpo no respondía. Posó su mano en la perilla, sus extremidades temblaban, mientras giraba lentamente, las pupilas se dilataron y las lágrimas comenzaron a salir, mordiéndose los labios abrió la puerta lo más lento posible. Luchaba contra el control que su cuerpo ponía sobre su mente, pero solo lograba hacerse daño, a la vez que, de su labio comenzó a escaparse un fino hilo rojo a causa de fuerza que ejercían sus dientes.-Tengo miedo-Era la fra
Los rayos del sol asomaban por la ventana abierta del cuarto, las aves cantaban anunciando un nuevo y bello día. Clara entre abrió sus ojos, su garganta le dolía, llevó una de sus manos para frotarse el cuello, tratando de aliviar ese ardor, pero no parecía surgir efecto.La pequeña de diez años, recordaba todo lo sucedido la noche anterior, sabía que en ese momento alguien la había llevado a su cuarto. Se levantó bruscamente, su cuerpo se sentía entumecido, comenzó a observar a su alrededor, encontrando pequeñas huellas de barro que entraban y salían de su habitación.-No fue un sueño- se dijo a sí misma en un tono apagado.Tomó una prenda de ropa, para luego comenzar a borrar todas las marcas, antes que su madre fuera a verla.Unos pasos comenzaron a resonar a lo lejos del pasillo, los nervios se apoderaron de ella, hacién
Adrián caminaba impaciente por la casa, haciendo eco por todo el lugar, mientras encendía un cigarrillo tras otro, llenando sus pulmones de tabaco una y otra vez con desesperación, para intentar calmar la ansiedad. El ambiente se llenaba de humo, no podía controlar sus emociones, estaba furioso.Clara se encontraba sentada, como una muñeca de adorno, mientras él la observaba de reojo al pasar.-Cariño, no me veas a si- Decía a esa mujer, que en realidad estaba perdida con sus ojos en la nada-Sabes que no puedo dejarte ir-Seguía su camino, de un lado a otro, como una fiera enjaulada- ¡SILENCIO! - gritó- ¡NO TE ATREVAS A COMPARAME CON SU MADRE! - como si estuviera entablando una conversación con alguien.- ¡YO NO LA DAÑARIA COMO LO HIZO ESA PERRA! ¿COMO TE ATREVES A COMPARARME CON ELLA? -Arrojó la colilla al suelo para luego pisarla,
Dulces sonrisas, llenaban su vida, minutos que apaciguaban la desesperación que guardaba en su corazón, inmensas ganas de recibir afecto, sin la sombra de la culpa por detrás.Sus mañanas y tardes, en compañía de su amigo Maxi eran lo mejor del día, un brillo de paz la cubría, al menos en ese corto periodo, a pesar que solo compartían el mismo camino, eran momentos de óseo que no cambiaría por nada.La culpa y las dudas caminaban a su lado, susurrándole al oído.¿Esta bien que sientas tanta felicidad?¿Crees que mereces sonreír de esa manera?¿Cuánto mas crees que durara esto?Miles de pensamientos la atormentaban, con cada paso, con cada segundo que compartían juntos, pero al girar la vista y ver a esa persona tan alegre, que le sonreía lleno de inocencia, todo aquello que la sacaban de si, se encerraba
La luz blanca segaba mis ojos, hoy, hacia más frio de lo normal, mis pies descalzos estaban helados, labios morados, pero con una bella sonrisa dibujada en ellos, la cual solo muestro para él, quien me mira en aquel rincón, siempre tan silencioso, tan puro y en paz.Como no amarte si, recorres cada pasillo de mi mente y observas mis pasos, como esperando por mí, susurrando palabras suaves a mi oído. Como no amarte si, eres lo único que me ha quedado, en esta despiadada existencia.Aún recuerdo aquella vez que, prometiste no irte y has cumplido con eso, aunque nadie más pueda disfrutar de tu presencia.Escucho como pronuncias mi nombre cada noche, extendiendo tu mano.-Ven conmigo- me dices dulcemente, pero no puedo liberar mis brazos, no logro moverme. Mis ojos, se llenan de lágrimas por la impotencia.-Lo he intentado-contesto en llanto-juro que lo he intentado, pero no puedo--
Intentaba correr, pero mi cuerpo no respondía, mis pies eran pesados, sentía como fuera estando siendo comprimida, soltando espasmos musculares involuntarios, me sentía aprisionada por algo, mi respiración se aceleraba, y a lo lejos, podía distinguir una voz.-Cla-No podía escuchar muy bien ¿Quién era?-Clar-¿Acaso alguien me estaba llamando?-Clara. Despierta-Abrí mis ojos y allí estaba, recostada en mi cama, mientras Laura sacudía mi cuerpo -Amiga, pensé que no iba a poder despertarte, estabas gritando y no sabía que hacer-Me incorporé en la cama -no es nada, tuve una pesadilla muy extraña-me puse de pie- pero ¿qué haces aquí Laura? -dije mientras me dirigía al baño para asearme.Ella me miro confundida- ¿Qué acaso no sabes qué hora es? - se cruzó de
Mis pasos hacían eco en mi cabeza, como si mis oídos estuvieran tapados, la jaqueca me estaba matando, mis ojos no distinguían el camino, a causa de una luz blanca y cegadora, seguía en este lugar tan conocido para mi mente. El frio en mis pies, me recordaba que todavía podía sentir, no sabía hacia donde iba, pero comencé a correr sin rumbo, todo era extraño, no se notaba el comienzo del suelo o paredes.- ¿Acaso estoy muerta? - Pensé para mí misma.Mi cuerpo se detuvo en seco, cuando una fuerte corriente eléctrica, me invadió por completo, una, otra y otra vez y, de un segundo a otro, volví.Las lágrimas en los ojos de Laura, caían como cascadas.-Amiga. Gracias a dios, despertaste-Me dijo mientras, me tomaba en sus brazos.Las cortinas del pequeño cuarto, se mecían suavemente por la briza, el lugar era
Pude sentir los rallos del sol entrar por mi ventana, mi cuerpo aun estaba húmedo, pero la peor parte se la ganó el saco de Adrián. Me llené de vergüenza, pero no me arrepentía, me sentía tan relajada y renovada, como si verdaderamente, él hubiera estado en mi cama.La rutina siguió de manera normal, después de refrescar mi piel bajo la ducha, me observé al espejo y pude divisar, una pequeña marca en mi cuello, tomé algo de maquillaje para cubrirla y así, seguí con mi día, como si la noche anterior, solo hubiera sido un sueño, una dulce pesadilla que torturaba mis entrañas.Llegué a la florería y luego de ingresar, la puerta se abrió de tras de mí.-Muy buenos días amiga- Allí estaba ella, con su hermosa sonrisa, llena de vida y luz.-Laura. No te esperaba tan temprano-Pude ver su dul