Pude sentir los rallos del sol entrar por mi ventana, mi cuerpo aun estaba húmedo, pero la peor parte se la ganó el saco de Adrián. Me llené de vergüenza, pero no me arrepentía, me sentía tan relajada y renovada, como si verdaderamente, él hubiera estado en mi cama.
La rutina siguió de manera normal, después de refrescar mi piel bajo la ducha, me observé al espejo y pude divisar, una pequeña marca en mi cuello, tomé algo de maquillaje para cubrirla y así, seguí con mi día, como si la noche anterior, solo hubiera sido un sueño, una dulce pesadilla que torturaba mis entrañas.
Llegué a la florería y luego de ingresar, la puerta se abrió de tras de mí.
-Muy buenos días amiga- Allí estaba ella, con su hermosa sonrisa, llena de vida y luz.
-Laura. No te esperaba tan temprano-
Pude ver su dulce rostro de disgusto- ¿Acaso mi amiga no quiere desayunar conmigo? –
-Vamos Lau, no me digas eso-La tomé del brazo-Ven, tengo que contarte algo-
Nos sentamos en la cocina del local y, comencé con el relato sin dejar pasar un solo detalle.
El rostro de asombro en la cara de Laura, se reflejaba con cada palabra, hasta el punto de hacerla sonrojar.
-No lo puedo creer- Enmudeció por unos segundos-En verdad no puedo creerlo-
-Yo, no se-
-En verdad no entiendo a ese hombre, se que te gusta mucho, pero a la vez no estoy muy convencida, creo que debes empezar a ser mas consciente de lo que está pasando. Apenas lo conoces y aparenta ser completamente diferente, a lo que te mostro la primera vez-
-Lo siento- tape mi rostro con mis manos- No sabía qué hacer. Estaba tan sorprendida, nerviosa, asustada. Él hace que mi cuerpo no reaccione, como si no pudiera negarme–Suspire-Estoy tan frustrada, dejo de tener el control cuando está cerca-
-Amiga-Se acerco a mí-Se que no puedes explicar todo lo que te esta pasando en este momento, como ya te dije, solo tienen que caer en la realidad, nada más-Me abrazo con fuerza-Solo recuerda, que pase lo que pase, aquí me tienes-
Sus palabras me llenaron el corazón, necesitaba un poco de su cariño. Mi dulce Laura, siempre sabe cómo calmar mis caóticas inseguridades.
El día paso rápidamente, ya estaba a punto de cerrar cuando la puerta se abrió.
Ese bello y tan formado cuerpo, en ropa informal era alimento sagrado para mis ojos. Una simple remera de color blanca al cuerpo, pantalones sueltos, zapatillas deportivas grises, lentes negros y una media sonrisa dibujaba en su hermoso rostro.
-Clara-Se quito los lentes-He estado pensando mucho en ti, se acercó al mostrador, apoyando los lentes y una de sus manos en él, no podía creer la diferencia de altura entre nosotros. Tomó mi mentón, con solo dos de sus largos dedos, haciendo que mis ojos se clavaran en su rostro, no podía ocultar mi sonrojo.
Relamió sus labios- Quería verte-Sonrió de lado.
-Adrián- Las palabras se me entre cortaban- Yo. Nos conocemos hace poco- No sabía que estaba diciendo en realidad.
-Si quieres podemos conocernos mejor-Pasó hacia mi lado del mostrador- Ya te dije, no voy a comerte, hasta que me pidas que lo haga-
Una de sus manos se acomodo en mi cintura, mientras con la otra acariciaba mi rostro. Pude sentir como la distancia entre nosotros se hacia cada vez menos, hasta que nuestros cuerpos estuvieron pegados.
Nuevamente el deseo, otra vez mi cuerpo se ponía en piloto automático, mientras su voz hacia eco en mi mente.
-Clara. Pídelo- Su nariz se pegó en mi cuello. Lo sentía oliéndome mientras se movía de arriba abajo-Pídelo-susurro.
Lo sentía, su corazón latiendo al ritmo que el mío, sus manos bajando lentamente por mi espalda, hasta llegar a mis muslos, para luego levantar lentamente mi vestido con la yema de sus dedos.
Otra vez una situación que parecía un deja vu.
El calor comenzaba a aumentar cada vez más, mi piel se erizaba al tacto y mis ojos se entrecerraban por el deseo. Estaba al borde de mis sentidos, mientras el roce de su entrepierna dejaba en evidencia, su enorme necesidad de placer.
No pude notar el momento en que sus dedos, comenzaron a explorar mi ser, de manera suave y caótica a la vez, explorando cada rincón. Tapé mi boca para no dejar escapar ningún sonido.
-No lo hagas-Dijo, mientras quitaba mi mano, para luego lamer mis labios- deja que tu cuerpo hable-
Pude ver su rostro sonrojado y sus ojos llenos de deseo ya los había visto.
Una punzada cruzó por mi cabeza.
-Pídelo-Dijo jadeante.
No podía, las palabras no salían, en verdad lo deseaba, pero estaba tan agitada, que no podía hablar, iba cada vez más profundo, cada vez más rápido.
Me levantó en el aire, para ponerme sobre el mostrador, y llevó sus dedos a la boca, saboreando de cada uno de ellos, la muestra de mis deseos.
Se inclinó un poco, mordiendo mis piernas, arrasando con todo a su paso, hasta llegar a ese lugar, el cual antes era mimado por sus dedos, pero esta vez era su lengua.
No pude evitar el gemido de placer que escapó de mis labios, mis piernas comenzaron a temblar y mi espalda se arqueaba involuntariamente.
Necesitaba un poco más. Levanté con duda una de mis manos temblorosa, para posarla en su cabeza, esto solo lo hizo ir más profundo, mientras observaba mi rostro, con esos azules témpanos llenos de pasión.
-Pídelo Clara-Nuevamente el eco de su voz.
-Yo- estaba decidía, lo quería.
Un ruido tras la puerta de entrada, nos apresuramos a volver a la realidad, pero Adrián no se incorporo como creí que lo haría, el se metió debajo del mostrador de madera, para continuar con lo que estaba haciendo.
-Lo siento señorita-Dijo una mujer al entrar a la florería-Creí que ya no había nadie, pero, al no ver el letrero de cerrado en la puerta, decidí probar suerte he ingresar-
-Di..game-El tartamudeo era incontrolable- traté de estar lo más seria y serena posible.
-Señorita ¿Se siente bien? Esta roja y sudando ¿Tiene fiebre? -
-Señora, por favor- Rogué agitada-Está cerrado, necesito…-no pude terminar la frase.
-Niña ¿Quieres que te lleve a un hospital? -En verdad se veía preocupada.
-No… solo entienda que esta cerrado-Dije firme, mientras estaba por llegar a mi limite.
La mujer se enfadó-Pero que jovencita tan grosera- Y se fue azotando la puerta.
Arroje mi cuerpo hacia delante, dejando escapar todo lo que había estado conteniendo.
Adrián se levantó, lamiendo sus labios y dedos, para luego apoyarse en mi espalda con su enardecido cuerpo, tomó mi cuello con su mano, para levantar mi rostro a la altura de su mejilla. Mi espalda absorbía todo el calor que emanaba de él.
Se acercó a mi oído y susurro- Se que lo pedirás. Se que rogarás- Lamió mi mejilla y con la mano aún en su boca, me dedicó una última mirada y se fue.
No podía moverme, me quedé es esa posición, completamente inmóvil, tratando de recuperar el aliento, mi cuerpo estaba lleno de un sinfín de sensaciones, mis piernas no se enderezaban, por más que lo intentara.
Paso media hora para poder reponerme. ¿Cómo podía ser que esto fuera real?
Estaba a un paso de suplicar por su cuerpo, el limite a cruzar era tan frágil, al punto que quería gritar, pero las dudas me invadían, no quería salir lastimada.
Este sentimiento era real, amor, deseo, pasión, locura, por una persona a la cual solo había visto unas cuantas veces, alguien que me llevaba de la mano por un camino sin retorno.
Necesitaba hablar con él, expresar que mi corazón no solo busca placer, quiero saber quien es en realidad, gritar que se convirtió en el dueño de mi alma, desde el primer momento en que lo vi, que sepa que estoy dispuesta a lanzarme al vacío, si así él lo quisiese.
La ansiedad gano esta vez.
¿Y si solo está jugando conmigo?
¿Y si entrego todo y luego vuelvo a estar sola?
Soy capaz de suplicar por su presencia.
¿Qué debo hacer?
Quiero que me vea y sepa cuanto lo amo.
Quiero ver algo mas que lujuria en sus ojos.
Pude sentir una gota tibia recorrer mi mejilla.
¿Por qué estoy llorando?
Lagrimas salían, sin ninguna explicación.
No por favor.
Comencé a secar mi llanto rápidamente, pero no podía detenerlo.
No por favor.
Ya no podía esconder más esta frustración, este dolor. Deje de luchar y tape mi rostro con las manos para ahogarme en lágrimas, desahogando mis miedos, como si fuera una niña pequeña.
Me dolía, me dominaba, me llenaba de miedos. Sentía que mi corazón se partía en mil pedazos. El simple hecho de pensar, que solo soy un simple juguete, un pasatiempo sin valor, destrozaba mi alma.
Trate de calmarme y pensar un poco en frio.
No. Él no está jugando conmigo, estoy segura.
Esto es amor, sé que él hace todo esto porque me ama.
Este sentimiento, esta conexión, es algo más.
Él me ama de la misma manera o quizás hasta más, de lo que lo amo yo.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro, pero la lagrimas no dejaban de caer.
Él no va a dejarme, sé que no. Y yo estoy segura que no voy a soltarlo, pase lo que pase, es mío y yo soy suya.
Mi cabeza comenzó a dolerme.
Estaremos juntos pase lo que pase. Seremos uno, nos fundiremos en un solo ser, dejando que nuestros corazones se fusionen en uno.
La migraña aumentaba, esto es seguro, debido al llanto.
Sera mío y yo seré suya ahora y siempre.
Mi amado, mi único, mi principio y mi final. Mio, mío, mío y de nadie más.
Las gotas de lluvia eran suaves, el aroma a tierra mojada refrescaba los sentidos. Esa tarde, estaba decidida a cerrar temprano, pero la campañilla de la puerta de entrada sonó, para dar aviso de la llegada de un cliente.-Buenas tardes-dijo un joven de ojos verdes y cabello castaño.-Pase señor por favor, déjeme ofrecerle algo para secarse- dije mientras me giraba.- ¿Clara? – El tono de asombro fue muy obvio.Me giré a verlo un poco sorprendida- ¿Lo conozco? --No puedo creer que seas tú- una bella sonrisa se dibujó en sus labios-Es triste que no m recuerdes-Recorrí su rostro con cuidado, mientras exploraba por mis recuerdos. Sus rasgos eran finos, pero varoniles, ojos verdes como la pradera y cabello marrón, no muy alto ni muy bajo, tenia un pequeño lunar, en la mejilla, que jugaba con la mueca de sus labios. Un joven atractivo.-Discu
La noche era fría y desolada, mi mente divagada en todo lo ocurrido anteriormente, las acciones de Adrián, junto con sus palabras, me llenaba de dudas.Mis pasos hacían eco, mientras que mi camino era guiado por la poca luminaria de las calles. Mi vista era hacia el frente, pero no estaba observando. Me sentía nerviosa, llena de angustia, por alguna razón, me sentía vacía.Seguí tratando de calmar el caos de mis pensamientos, hasta que el sonido de unos pasos que venían cerca de mí, me trajo de golpe a la realidad.Pude distinguir una persona a los lejos, estábamos viniendo por el mismo camino de manera frontal, en este viejo puente, al cual llegué sin darme cuenta.Estaba intranquila, pero seguí. Aquella sombra se detuvo y se giró de frente al barandal, algo no estaba bien. Colocó sus manos una por una en aquel viejo metal, que lo separaba del agua, y
Mi cuerpo se movía por inercia, siguiendo la misma rutina de todos mis días. Levantarme, bañarme, cambiarme y bajar a la cocina. Mi corazón estaba hecho añicos y mi mente divagaba, los dolores de cabeza ya no me afectaban, así que dejé la medicación.Desde hace dos semanas que no salgo de casa, y poco a poco mi mente va llenando los espacios vacíos.Me senté esperando que el agua de mi café estuviera caliente, mientras escuchaba la puerta de entrada abrirse, unos pasos presurosos se acercaban.-Clara. Buenos días, espero que hayas podido descansar-Mire a un dulce ser parado frente a mi-Maxi- Susurre.-Se que quizás estas cansada de verme-Sonrió-pero dije, que no iba a dejarte sola-Dejó sobre la mesa unas bolsas con víveres-Traje todo lo necesario para hacerte algo delicioso-Desde que paso lo de Laura no se ha ido, solo sa
Me encontraba de frente a una puerta marrón, con el numero dieciocho gravado en ella. El lugar me parecía extrañamente conocido, mi corazón latía rápidamente, estaba muy nerviosa. Ruidos se escuchaban del otro lado, mi mano se movió sin mi permiso hacia la perilla, girándola lentamente, no estaba cerrado con llave. Entré con pasos lentos y silenciosos.Pude percatarme que estaba en un hotel. Luego dar una pequeña caminata por ese corto pasillo antes del cuarto, la incomodidad por el olor a alcohol y cigarrillo en el ambiente, comenzó a molestarme en la nariz. Los gritos se hacían cada vez mas fuertes, al igual que el sonido de resortes, de lo que se notaba era una vieja cama.Llegué al final de mi recorrido, quedando de pie frente a una asquerosa imagen.Una bella mujer rubia dándome la espalda, moviendo su cuerpo sobre él, mientras yo estaba inmóvil a
La tasa caliente de café entre mis manos, el aroma de las flores, una ligera sensación de relajación, un lugar conocido, el cual sentía diferente, vacío. Así es mi primer día nuevamente en la florería.Llegué a asumir lentamente la ausencia de Laura, la ayuda de Maxi fue muy importante para mí y, el aferrarme al amor incondicional que sentía por Adrián, me hacía más fuerte para enfrentarme con el día a día.Pude reconstruir casi por completo el mes que pasé en blanco, los momentos que estuve con mi amado, paseos en la noche y el día, la ocasión en que decidimos formalizar nuestra relación, las noches incontables de pasión que pasamos en mi casa o su auto, ahora que lo pienso, aún no conozco su casa, pero en estos momentos de mi vida, es lo que menos me importa.Hoy no ha entrado ningún cliente, eso me ay
Su cuerpo estaba recostado en una cama, podía sentir una presión sobre ella, la vista se le nublaba, sus muñecas eran sujetas con los brazos sobre su cabeza, por una fuerte y gran mano, un inmenso calor se apoderaba de cada centímetro de su piel, mientras que la sensación de otra mano recorriéndola la hacía agitar. No lograba distinguir a aquel hombre sobre ella, pero si logro reconocer su voz. -Clara cariño, entiende de una vez-Decía entre suspiros, mientras se apoderaba de su inmóvil presencia-Tu eres mía y jamás puedes dejarme, estamos hechos el uno para el otro, ambos estamos rotos- No lograba reaccionar, ni tampoco pudo oponer algo de resistencia, mientras se movían sobre ella cada vez más rápido, mordiendo, explorando, lamiendo y tocándola como un pedazo de carne, no tenía manera de escapar de los brazos de Adrián. Las gotas de sudor caían sobre su inexpresivo rostro, la respiración de él se mezclaba con la suya, cuando se cansó de jugar con ella, como
Una dulce voz la despertaba-Clara, cariño, creo que será mejor que te levantes-Tomó su mentón y la besó. Él estaba de pie junto a su cama, le extendió una mano- ven, vamos-Su cuerpo se movía por voluntad propia, como si fuera una marioneta manejada por Adrián, su mirada estaba perdida y su rostro completamente serio e inexpresivo.Tomó la mano de quien la llamaba, había perdido toda la voluntad, ya no era más que una posesión, la cual estaba bajo el completo control de ese hombre.La dirigió hacia el baño, donde ya había preparada una gran tina de agua caliente.-Debes estar cansada, el agua caliente te relajara-El comenzó a quitarse la ropa, su cuerpo tenía varias cicatrices que antes Clara no había notado, eran quemaduras. Continuó por quitar el fino camisolín de ella. Clara estaba llena de m
Un cuarto blanco, con una pequeña ventana abarrotada entre abierta, para dejar salir el humo del cigarrillo que se acumulaba en el lugar, una mesa de madera en el centro, dos personas sentada frente a frente en cada punta de ella, el suelo se cubría de cenizas y el aire se sentía viciado. Se miraban de manera penetrante, expresando un completo odio el uno hacia el otro.Varios minutos pasaron hasta que uno se dignó a hablar- Sabes que esto no nos llevará a ningún lado ¿Verdad? Maxi-sonrió con una mueca de lado.El ceño del hombre frente a él se frunció-No eres más que un maldito desgraciado-Adrián soltó una pequeña risa, en modo de burla, mientras expulsaba humo- ¿Acaso estas en condiciones para llamarme de esa manera? Dime ¿Quién eres tú para juzgar mis acciones? –-Soy la persona que va a pelear hasta lo últi