Capitulo 6

La noche era fría y desolada, mi mente divagada en todo lo ocurrido anteriormente, las acciones de Adrián, junto con sus palabras, me llenaba de dudas.

Mis pasos hacían eco, mientras que mi camino era guiado por la poca luminaria de las calles. Mi vista era hacia el frente, pero no estaba observando. Me sentía nerviosa, llena de angustia, por alguna razón, me sentía vacía.

Seguí tratando de calmar el caos de mis pensamientos, hasta que el sonido de unos pasos que venían cerca de mí, me trajo de golpe a la realidad.

Pude distinguir una persona a los lejos, estábamos viniendo por el mismo camino de manera frontal, en este viejo puente, al cual llegué sin darme cuenta.

Estaba intranquila, pero seguí. Aquella sombra se detuvo y se giró de frente al barandal, algo no estaba bien. Colocó sus manos una por una en aquel viejo metal, que lo separaba del agua, y luego subió sus pies.

¿Acaso pensaba saltar? Estábamos a metros del agua, eso no podía llegar a tener un buen final.

Comencé a correr- ¡Espera! -Mi corazón se aceleraba - ¡No lo hagas! -

La distancia que nos separaba parecía no acabar, mis pies comenzaron a doler.

Pude ver como aquella persona se giraba lentamente hacia mi dirección, me estaba mirando, mientras cruzaba su cuerpo lentamente hacia el otro lado.

La desesperación se apodero de mí, mis ojos comenzaron a lagrimear y cuando estaba a punto de alcanzarlo, se dejó caer.

 Sentí, como mi cuerpo se aflojaba, mientras la que caía era yo.

¿Qué pasaba? ¿Por qué estaba cayendo? Mientras, alguien más me veía y sonría sobre el barandal.

¿Qué diablos pasa? ¿Cómo puede ser esto posible?

El dolor de mi espalda al golpear el agua helada, se extendió por cada centímetro, mientras mi cuerpo se hundía lentamente. Quería salir, intenté estirar mis brazos, pero estaban muy pesados, no podía moverme.

No puede ser, esta no es una manera justa de terminar.

Pude distinguir la luz de aquel viejo farol sobre el puente, que solo reflejaba una persona viéndome desaparecer en la oscuridad.

El aire se agotaba ya no había nada mas que hacer, solo queda esperar lo inevitable. Mis recuerdos aparecieron frente a mis ojos, en una milésima de segundos, abriendo viejas heridas ocultas en mi corazón, Y una revelación llegó a mí.

¿Y si esto es lo mejor? ¿Qué mas puedo hacer? Después de todo, ya no tengo más nada que dar, ni perder. Cerré mis ojos lentamente, quería dejar de luchar, por una vez en mi vida, ya no quería ser la fuerte, fingir que no duele, dejando atrás la gran mentira que me ha acompañado durante años, tapando mis ojos y dibujando una sonrisa en mi rostro, solo para complacer a los demás.

Mis extremidades comenzaban a perder sensación, ya no hacia frio, ya no dolía la falta de aire, por fin me sentía libre, pero, cuando me di cuenta que había tocado fondo, desperté.

Otra vez en el suelo de mi cuarto, bañada en sudor frio, enredada entre las sabanas, los dolores de cabeza amanecieron conmigo, hasta el canto de las aves me parecía molesto.

Fui derecho hacia la ducha, para tratar de relajar la tención mental y física que tenia en ese momento. Me sentía mareada y muy exhausta.

Sali de bañarme y cuando me miré al espejo, pude distinguir una marca en mi hombro, como si alguien me hubiera empujado con fuerza.

De seguro fue cuando caí de la cama, pensé.

El sueño de anoche había sido tan vivido, que no me asombró mucho el golpe.

Me envolví en la toalla y Salí.

Estaba lista para irme a trabajar cuando mi celular comenzó a sonar.

-Clara, estoy fuera, abre-

- ¿Maxi? ¿Cómo es que tienes mi número y sabes dónde vivo?

-Clara por favor, es urgente abre-

Al abrir la puerta, maxi me tomo del brazo y me sacó de mi casa.

- ¡¿Qué es lo que está pasando?!

-Tienes que venir conmigo-

Me subio a un auto y me llevó a toda velocidad, estaba bastante nervioso y por mas que preguntaba, no me respondía.

Por fin se detuvo. - ¿Qué estamos haciendo aquí? –

-Lo siento. Debes entrar-

Baje del auto y camine lentamente entre la gente que lloraba fuera de la funeraria.

Estaba nerviosa, escuchaba que me hablaban, pero no oía y al llegar al cajón, la vi.

Mis manos empezaron a temblar- ¿Qué es esto? –

Sus rosadas mejillas no tenían color, estaban completamente blanca. Levanté mi mano lentamente y, al apoyar la yema de mis dedos en su frente, estaba helada.

-No puede ser. No, esto no puede ser real- Unas manos me abrazaron por detrás.

-Clara, yo, lo siento. No sabia como decírtelo- Maxi me presionaba fuertemente.

-No. ¿Por qué? – Tome el cuerpo inerte de Laura por los hombros-Despierta- Lagrimas comenzaron a caer de mis ojos- No me hagas esto por favor- Mi cuerpo se aflojo hasta quedar de rodillas en el suelo.

- ¡LAURA NO ME HAGAS ESTO! - Mis gritos hacían eco en el lugar.

- ¡DIOS POR FAVOR NO! ¡NO ME HAGAS ESTO! DEVUELVELA. JURO QUE TE ENTREGARE TODO LO QUE TENGO, PERO DEVUELVEMELA. NO ME HAGAS ESTO. ¡LLEVAME A MI! -

Me faltaba el aire, me sofocaba, como si alguien tratara de estrangularme. Inconscientemente trate de quitarme esas manos inexistentes de mi cuello.

- ¡LLEVAME A MI. JURO QUE TE DARE MI VIDA. HARE LO QUE QUIERAS, TORTURAME HASTA QUE ESTES SATISFECHO, PERO DEVUELVEMELA. DEVUELVELA!

El líquido carmesí, que se hacía presente por los arañones de mi cuello, comenzó a teñir mi vestido. Mi frente golpeo el suelo.

-NO. NO. NO. NO. NO-

Las manos de Maxi trataban de sostenerme como podía, mientras mis uñas se partían a pedazos contra el suelo.

- ¡DEVUELVELA! –

En un segundo, solo quedó el silencio y la oscuridad.

Laura, mi dulce y amada Laura. Mi mejor y única amiga en el mundo, ahora ella también me estaba abandonando, como lo hicieron mis padres.

Esta claro que soy una persona que no merece ser feliz, que todo lo que está a mi alrededor se destruye o desaparece, dejándome como una simple espectadora de mi propia vida sin sentido.

Estaba sola en el camino, fuiste mi fuerza, consuelo y hoy, solo eres nada. Me siento culpable, por no haber disfrutado mas de tu presencia, me siento frustrada, por no poder hacer nada por ella, me siento perdida y desconcertada, todo esto esta pasando tan rápido, que aún no entiendo y no creo lo que está pasando.

Abrí los ojos, para encontrarme en el sillón de mi casa, tapada con unas mantas. No quería moverme, ya no tenía razones para hacerlo.

Pude distinguir a Maxi dormido, en el sofá en frente de mí, intenté estirar la mano para alcanzarlo, pero mi cuerpo no respondía, la vista se me nubló y lagrimas cayeron sin control, pero el llanto no salía d mi boca, como si huera perdido la voz.

-Clara-Sus ojos reflejaban pena, se levantó para luego arrodillarse frente a mí, tomo mi muñeca con mucha ternura-No te preocupes, yo estoy aquí para ti- apoyó su frente en mi mano-No te dejare sola. Tranquila. Se que la última vez que nos vimos no salió bien, pero, aun así, estoy aquí para ti-

¿Ultima vez? No entiendo que dice, solo lo vi una vez y de la nada Laura ya no está, no sé de qué habla, pero ya no importa.

Mis dedos tenían vendas y mi cuerpo estaba completamente adolorido.

-Clara-Sus ojos se fijaron con los míos-No te rindas por favor-estaba realmente preocupado-Este mes que pasamos juntos…-

No pude evitar asombrarme- ¿Mes? – dije con la voz temblorosa.

-Si-Intentó sonreír-Se que estas confundida y que solo me ofreces tu amistad, pero cada día que pase contigo, durante este mes… -

Me senté como pude-No. No puede ser, si apenas ayer nos volvimos a reencontrar por casualidad, en la florería-

¿Un mes? Eso es imposible, no entiendo, esto no puede estar pasando.

-Maxi, yo no puedo recordar lo que paso durante este mes. Yo… no entiendo que es lo que está pasando… ¿Qué está sucediendo y que le paso a Laura? –

Maxi suspiro- ¿Estas segura que quieres saber? -

- ¿Cómo preguntas eso? No quiero. Necesito saber que paso. –

-Esta bien, entiendo-Se levanto del suelo y sin soltarme, se sentó a mi lado

- Aparentemente quisieron robarle el bolso, pero ella intento defenderse y en el forcejeo, callo del puente y se ahogó-

Un escalofrió recorrió mi cuerpo de punta a punta, al darme cuenta de lo parecido con mi sueño. Pero, aun así, eso no tenía sentido y seguía sin recordar este mes.

¿Acaso fue casualidad?

No puede ser, algo no está bien.

Cerré mis ojos un momento para calmarme, mientras Maxi me acercaba a su pecho para abrazarme.

Respiré profundo para intentar recordar algo, pero el solo hecho de pensar en la manera tan cruel, en que el destino se llevo a mi amiga, solo me transportaba a ese sueño.

Nuevamente estoy en el puente, pero esta vez no era yo quien caía, sino quien miraba.

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