Ingresé al área de cuidados intensivos parecía un doctor más. En este momento estaba convencido por completo del amor que le tenía a Onely. Era consciente del poco tiempo trascurrido, no obstante, lo vivido desde que me entregaron esa carpeta con su nombre, mi vida se unió a ella de manera inexplicable y todo lo que hemos vivido en tan poco tiempo, ha hecho que me dé cuenta lo importante que era en mi vida. Lo indispensable y en verdad la amaba.

Era como si todo este tiempo de sinvergüenza como me decía mi madre era para esperarla a ella. Daniela se detuvo y al verla llena de tubos mi corazón comenzó palpitó con fuerza.

—En diez minutos vengo por ti, no es conveniente y lo sabes. Poco a poco ella podrá estar de vuelta.

—Gracias, Daniela.

Una vez solo ingresé al cubículo, y ahí estaba mi mujer, la madre de mi hijo. Se escuchaban los equipos médicos conectados a ella. Tomé su mano, le di un beso en la frente, no era agradable verla entubada, su herida era notoria.

Ahora poseía el corazó