Gamal salió un momento para ver si podía haber alguna posibilidad de concederle el llevarlo a Duitama e ir por la documentación en donde la tenga. —En esta situación, tener el afecto de Onely es mi tabla de salvación—. Lo miraba por el vidrio que él no ve, pero debe saber que estamos aquí. Porque no ha dejado de mirar hacía lo que él tiene como un espejo.Yaro acertó en sacarme de ese interrogatorio. Porque yo habría molido a golpes a ese hijo de puta. Así como tengo ganas de golpear a mi propio padre. —Y ese acto chocó con mi edificación de velar por tus padres. Con ese mandamiento divino donde dice que debes honrar a tus padres. Pero, ¿cómo se honra a un demonio? Aquí perdóname Dios, no puedo, no puedo permitir que él siga asesinando a gente inocente que también son hijos de tu viñedo. Mi padre es el frito podrido—. Las manos me temblaron, al levantar la mirada mi amigo me miraba.—¿Puedes con esto? —afirmé.—De aquí no me voy Yaro. Aunque sienta vergüenza por ser el hijo de ese señ
Era mi responsabilidad mantener al prisionero vivo.—Salimos. Pasen por mi hermana. Ramón. Iremos al lugar, extrae la información y no te demores. No pongas en problemas a la persona que custodie esos datos.Se puso el audífono como si en verdad fiera uno de nosotros. Escondió su mutilación en el bolsillo de la chaqueta. —No alcancé a llamar a mi mujer. Y con este hombre a nuestro lado no me arriesgaré a que sepa que somos pareja.Salimos de la habitación. Jabir se ubicó a un lado y le entregó un bolso lleno de papeles para que pase desapercibido como uno más de nosotros. Gamal llegó con Daniela y se puso a mi lado. —Me dolía ver su rostro tan golpeado. Pero también me dio orgullo de que no se dejó, se defendió—. Y, eso me puso a pensar que ellas deben de seguir asistiendo a las clases de defensa personal, lo mismo con Salomé.Ante la mirada de las personas salimos y pusimos a Daniela en el medio para que creyera que la escoltábamos a ella. Y al estar tan golpeada, eso era un factor d
Esperaba a que llegaran mis compañeros. No demoran en hacerlo, estar cerca con el hombre a quién le volé una mano no será nada, voy a tener que estar cuidándome la espalda. José llegó con los almuerzos. Le pedí que trajeran pastas que era cómoda de comer en un carro.—Almuerzos comprados, jefe.—Mantente en contacto y no coqueteando con la hermana de Yaro.—¿Yo? —hizo un gesto de negación.—Hazte el pendejo y verás cómo te pone a voltear Yaro. Es un buen jefe, pero con sus hermanas es a otro precio.—Me quedó claro hoy, Yasar. Ese tal tiburón se quedó sin aletas.—Y el que viene le quité una. Mantente alerta y una hora después de irnos envía otro equipó que rastreé mi celular, o el de cualquiera de nosotros. Puede que no pase nada. Pero es mejor estar preparado por si ocurre. Y cuida a nuestras mujeres.—Parezco con lista de pelaíto. —sonreímos—. ¿Crees que el capitán Yaro no me acepte como posible cuñado?—Demuéstrale que no tienes a una noviecita de turno. No te imaginas lo que le t
Puta vida y desgraciado sea mi padre. No tenía otra manera de expresar y explicar lo que había pasado. Mientras Ramón dio gritos por lo que le acababa de pasar a su novio. Yo trataba de avanzar lo más rápido posible, mientras dejábamos atrás la destrucción de la casa.Nos salvamos de milagros. La casa explotó y el impacto alcanzó a la pareja del hombre que lloraba en este momento. Lo vimos envuelto en llamas, más no escuchamos gritos. Ta vez el impacto lo mató y no sintió el ardor de su cuerpo. Un hombre que no tenía velas en el entierro más que enamorarse de un sicario.—¿Hay otro camino para salir de aquí? —Ramón no decía nada—. ¡Escúchame! Llorando no le darás justicia al tu marido, sabes quién fue el hijo de mierda que te hicieron esto y te convirtieron en una máquina para matar. —Le recriminaba Yaro. El celular del marino sonó. Ellos estaban armados y listos para defendernos.—Jefes nos atacan. Hay diez camionetas. ¡Y nos disparan!Nosotros por nada ni la contamos. Vi cómo salió
—Eventualmente, me acostaba con mujeres. ¿Se sorprendieron?—No lo esperábamos.Llegamos a la casa y ahí estaba el carro de José, ellos debían de estar el interior de la casa. Al ingresar lo primero que hizo Salomé fue llegar al frente de Ramón. —Él le bajó la mirada—. Y ella, en vez de reclamarle, le preguntó.—¿El cuidarme fue una obligación?—No señorita. —Se le quebró la voz.—¿Por qué lo hiciste Ramón? ¿Tú sabías que mi madre y Emilio eran amantes? —afirmó bajando la mirada—. ¿Y sabías que yo soy hija de Emilio y no de Francisco? —Sus ojos se abrieron de par en par. —No.—Y mi hermano era hijo de Juan Carlos Montoya. —Los ojos se abrieron aún más.—No lo sabía. De hecho, su madre supo jugar con varios. Con todo respeto. ¿Por eso el señor Francisco tuvo el infarto? —afirmó.—Capitán, yo me voy. Cualquier cosa adicional me informan.—Gracias, José.—Yaro, quiero hablar con Ramón. —señalé el mueble. Donde los pudiera ver.—Pueden cenar. Por ahora nosotros debemos sacarle copia a
Estaba siendo orientado por Jabir, en tres ocasiones habíamos realizado este ejerció. Le pilotando un dron y yo en la esfera como le llamamos. —estoy en la parte alta de la casa, metido en una esfera que me deja mover en todas las direcciones. Y controlo un arsenal que tenemos en el techo. Hemos sido unos niños con estos juguetes. —escuchaba los disparos, más no la voz de Yaro dirigiendo a Gamal y para sorpresa nuestra a un Ramón muy resentido ayudándonos. Si hacemos un libro en verdad no lo creerían. —No me gusta el silencio que existe en el cielo. —Y yo no creí que solo nos manden un explosivo. Como nos traicionó uno de los nuestros, Armando si era por temas de dinero pudo hablar con nosotros. ¿No lo crees? —El dinero corrompe. No lo justifico, pero en un inicio con las pruebas que hacemos con el departamento de personal, salió limpio. Algo lo llevó a vendernos. —No comparto eso. De él lo creía, en el pasado pudo comprarle el corazón a su esposa y no lo hizo porque no era lo co
La situación parecía no terminar. Y cada vez me daba más susto, tener aquí a Ramón no era una de las mejores ideas que hayan tenido. Para colmo, la muerte de ese hombre fue consecuencia de la noticia que salió en la mañana y por la declaración de Yaro ante el secuestro de su hermana. Amira les puso la grabación. Donde salía un capitán respondiendo a varias preguntas bastante directas.—Capitán Yaro Lozano, ¿cree que el intento de secuestro a su hermana fue por una venganza?—Por supuesto. Y eso lo manejará la fiscalía, que él responda con la verdad ante ellos.—¿Usted no puede decirla?—No intervendré con la buena justicia y me agrada que estos casos los estén manejando jueces que no se encuentran en la nómina de la mafia colombiana.—Esa es una aclaración bastante directa.—Es una realidad. Y desafortunadamente me estoy interponiendo sin querer en sus eventos. Además, ya están saliendo verdades y muchos están cayendo. Este es solo el inicio.—¿Vendrán más detenciones?—Eso no lo sé,
Bajamos sin problemas a nuestra agencia. Jabir apagó las hélices del helicóptero y cuando era oportuno descendimos. Estábamos armados hasta los dientes y se encontraba la agencia nada más con los vigilantes. Eran las dos de la mañana. Ramón se puso a un lado del escritorio en el área de aterrizaje.—Aún estoy debiendo una parte del trato. No creo que se encuentre en este momento, él ya debió cambiar de residencia. —cómo pudo, con su mano buena escribió la dirección en donde estaba la Araña—. Él suele cambiarse cada determinado tiempo o cuando siente el peligro se esconde y como sabe que estoy detenido no usará los lugares que conozco. De hecho, les daré todos los lugares que le pertenece y donde se ha ocultado en los últimos años.—Gracias.Salomé ha estado muy pensativa desde que habló con él. Y empiezo a conocer a mi mujer, ella no hablará hasta que sea el momento en que ella puede enfrentar, mientras permanecerá apartada.» ¿La conversación con Salomé no fue como lo esperabas?—Apr