Gustavo no me había querido decir nada. Y la verdad, con la inconsciencia de mi padre, he estado muy apartada de todo. Solo salí ayer para dar mi testimonio en la fiscalía. Llegamos a la habitación donde estaba Gustavo era muy cómodo. Se veía muy, pero muy demacrado. Nos sonrió al vernos. —Hola a las dos. Qué alegría verte Lía. —Mi hermana lo abrazó—. No te dejes llevar por mi aspecto. Aún tengo fuerzas para hablar y tomar decisiones. Lo mío es en la cabeza y aún tengo la mente lucida, salvo por los dolores en ocasiones, el resto de mi cuerpo se encuentra perfecto. —No pierdas la fe. —Ya no es cuestión de fe, es de aceptación y resignación. Me he sometido a los exámenes de aquí, solo por una razón. —Eso me asusta. —comenté. —Ustedes son sus hermanas. Las conoció hace más de cuatro o por ahí va la cuenta, y desde su llegada mi hermanita cambió, me iré tranquilo. Luego de hablar con ustedes le pedí a Jabir que habláramos para poder dejar mis asuntos arreglados. —Sigues asustándome.
Sonó el teléfono que solo era marcado por Sabueso… —Ahora ¿qué quieres?—Tu hermano se encuentra muy grave en la clínica de la hermana de Yaro, hace unos días se enteró de algo y le dio un paro cardíaco.—¿Cómo sabes eso?—Acaban de amenazar a la clínica y a que no adivinas quien fue.—Habla de una puta vez.—Ya di la orden.—¡La orden de qué!—La orden de matar a Caimán. Ese hijo de puta no matará a mi hijo.—Si ya disté la orden, ¿para qué mierda me la comentas a mí?—No voy a caer Araña. Ten eso presente. Más bien averigua la razón por la cual tu hermano recayó.No le dije nada, solo colgué, con la muerte de este imbécil solo se calmará el avispero por un momento. Pero seguirá y debo irme con cuidado. ¿Qué le habrá pasado a mi hermano? ¿Qué lo habrá mandado a la clínica?—¡Ramón!—¿Señor?—Tienes una tarea. Averíguame qué le pasó a mi hermano. Se encuentra en la clínica de la hermana de Yaro.—Debe ver esto, señor.«Última hora. Acaban de matar al exministro de justicia en su resi
La enfermera que salió lo hizo con un celular en la mano. Y ahora que lo comentó Salomé si fue muy sospechoso. Llamé a mi Chocolate.—Amira, ¿Dónde están?—En el piso de don Francisco, mirá Chocolate, hace nada salió una enfermera de la habitación del tío de las chicas y Salomé sospechó de ella, ahora la voy siguiendo y no deja de mirar a los lados y escribir por el celular.—Activa el rastreador de tu celular para llegar a tu lado.—Se dirige al ascensor mi amor.—Estoy corriendo.Terminé la llamada. Sí que era muy sospechosa la susodicha. La mujer no ingresó al elevador, prefirió bajar por las escaleras. Activé la ubicación en mi celular e ingresé a las escaleras. Quién dijo miedo, pues.—¿Dónde se encuentra? —Santa cachucha, estaba hablando—. Tengo la conversación, pero no me ha enviado el dinero… —Te vendiste enfermerita—. Nos vemos en el parqueadero… Primero el dinero. —Te jodiste, si llegas a donde sea que te estén esperando te matan idiota.Esta mujer avara no sabe con quién se
—¿Si se acercó, con qué intención lo hizo? Pero casualidad en este punto no es una opción.—Lía tiene una teoría que cada vez creo más. —Mi mujer parece tener razón en esto—. Aunque pesa saber si es cierta, nos faltan unos tres meses para descubrirlo. ¿Le contó algo más de lo que hacía en Inglaterra?—No. ¿Algo como qué?—Salomé se fue a Inglaterra y fue ahí donde la contactaron. Antes de la muerte de la señora Amelia. Eso para mí, es mucha coincidencia.—Muchacho… Amelia hablaba mucho con varios conocidos de ese país.Puede que mi mujer tenga mucha razón, Lía dice que hay un vínculo entre Operación Aroma, Amelia y Salomé. —¿Usted le pidió matrimonio?—Nos quedamos cinco meses en Inglaterra. Al llegar a Colombia nos casamos. Y a los meses de casados se la presenté a mi hermano. —¿Él no fue a su boda?—No estaba en Colombia, eso me dijo.—¿Notó algo diferente a partir de ese momento? —Se quedó callado, luego afirmó.—No se caían bien; una mentira obviamente, pero así se vendieron
Íbamos con destino a la clínica. Nos atrasamos porque las mujeres siempre tienen algo pendiente y Salomé no era la excepción. En todo caso estábamos a nada de llegar a la clínica. José ya estaba en el congreso con mi hermana.Bajamos, subimos al piso donde estaba don Francisco. Saludamos y sonó mi celular.—Tío…—Escúchame. Van a secuestrar a Daniela en el congreso. El tal Tiburón quiere vengarse de ti. Tengo más información, pero ahora salva a mi sobrina.Debí palidecer. Gamal fue el primero en darse cuenta de lo que pasada.—Yaro. —Iván ingresó a la habitación.—Debo irme.—¿Qué pasa?En ese momento volvió a sonar el celular de Gamal y mío. Mi corazón se alteró. El expolicía contestó a la llamada en común.—¡Gamal! Dile a Yaro que el rastreador de susto de Daniela se activó.Salí corriendo y Gamal me siguió, solo escuché cuando mi cuñado me gritó que la salvara. No me perdonaría que le pasara algo por mi culpa. Llegamos al estacionamiento. Tomamos uno de los carros que nos transport
Íbamos de regreso a la casa finca, en esta ocasión el doctor se vino unos días para cuidar a su esposa, ya que Daniela resultó golpeada. —Ellos ahora se encuentran en la estación de policía y luego a la fiscalía para entregar a Tiburón, deben poner la denuncia y presentar los cargos de narcotráfico.Nos tocó esperar a que llegara José por nosotros; Yaro y Gamal nos prohibieron salir sin él. Le tenían mucha confianza y la verdad el joven era no solo servicial, también era bueno en su trabajo y se había acoplado a ellos de manera positiva.Por eso el doctor empacó una maleta con su ropa y la de su esposa, pidió un equipo médico portátil y dijo que estaría un mes por fuera. Regresará si hay cirugías urgentes. Nos dijo que ya no estará en la zozobra de sí los atacan o no. Y con lo que acababan de hacer serían objetivo directo y no tenía que ser un integrante de Yaro Segurity para saberlo. Cuando estábamos en la tensión del secuestro de Daniela vi a Iván muy desesperado, aunque se contr
Llegué a la fiscalía donde tenían a Ramón para procesarlo, el general Acosta ya me esperaba, no sé si Yasar o Gamal estarán conmigo en el interrogatorio. Ellos estaban en este mismo lugar, pero en otra dependencia.Realicé todos los protocolos para ingresar a la fiscalía, me llevaron donde llevarían al detenido; en una habitación hablaría con el hombre. El general me saludó antes de ingresar y nos alejamos un poco para hablar de manera confidencial.—Hola, capitán Jabir.—General, buenos días. —Pronto iba a ser mediodía.—¿Lo van a cambiar de sitio? —afirmó.—En efecto, una vez tú lo entrevistes. No demoran en llegar tus compañeros y estarán escuchando en el cubículo pertinente. Por ahora no se trasladará por documentos, muy pocas personas sabrán del operativo. Si lo hacemos por sistemas se puede filtrar la información. Aquí estamos chuzados. —Me dijo en voz baja y en soledad. Esperábamos a que lo trajeran.—¿Desea que le pregunte algo en especial? —Me entregó una carpeta.—Revela la
También hablaron de cómo él y el teniente Zapata junto a dos hombres más eran los ejecutores de las órdenes de los tres principales, nos dijo que no se arrepiente de lo que ha sido su vida. —mucho hijo de mierda.Habló de la misión que le correspondía al teniente Zapata, y entre esa conversación salió a relucir lo que ocurrió con la muerte de los senadores y de quien salió la orden, su confesión nos dejó perplejo. El mismo padre dio la orden de ejecución. —Quiero detenerme aquí, Yaro. —comentó Gamal—. Ya que me surgen varias dudas. —sonreímos Jabir y yo—. Tenemos la confirmación y testimonios de dos de los senadores que eran hijos de la Araña y por culpa de eso una de sus hijas se casó con su propio hermano.—Así es.—En primer lugar. ¿Sabes cómo se enteraron los senadores de que eran hermanos? —Ramón lo miró—. Honestamente, ese eslabón no lo tenemos, en lo particular me gustaría verlo.—Braulio tuvo un accidente en la universidad y quedó muy grave, al punto de necesitar transición