Estaba al borde de un infarto y sería en un corazón nuevo. Caimán y Sabueso me habían llamado para que solucionara, por eso los mandé a la puta mierda. Todo esto era por su culpa. Por dejar vivo a ese puto teniente. Aunque era más bien culpa mía por no haber detenido esto a tiempo. Preferí soportar por el rechazo de ella por el poder. Es de hombres aceptar los errores. Y mi error fue ella… Lo acepto.Hay situaciones de este conflicto con la verdad a flote que me sirve. No solo para mis fines de venganza. Pero también está el de mis planes. El abrir el caso de Amelia era problema directo de Caimán, y puedo hacerme de la vista gorda… pero ¿a dónde dejo el ser el dueño absoluto de este país?Lo de ahora si saben investigar llegarán a Sabueso. Otro hijo de puta que odio con el alma. Puedo hacerme a un lado, pero si lo hago, ellos por venganza me echarán al agua. Y este barco se hundiría. Por eso debía ponerme al frente, buscar la manera como sea de salvar sus pellejos.Con este caso de de
La sensación de incertidumbre que tenía era horrible, la necesidad de saber y al mismo tiempo de que despierte de la pesadilla en la que muy seguro estaba era desequilibrante. —he tratado, por todos he tratado, pero no ha sido fácil.Yaro lo ha notado, mi deseo carnal hacia él se ha desatado. Era como si necesitara aferrarme a lo único que sentía real, ante mi mundo desmoronado—. Sí, en eso se había convertido mi vida. En estos dos meses de estar con ellos. Aunque todo empezó desde que pusieron preso a Orlando. —Estoy contigo Salomé.Lía y yo caminábamos hacía el laboratorio. Habíamos llegado muy temprano, por eso el taxi nos dejó a unas cuadras donde podíamos desayunar. Yaro siempre me hace comer en estos casos.No queda tranquilo si no ingiero al menos un poco de comida. Por eso me comí un dedito de queso con un café. En cambio, ellos comen como camioneros. No pierden el apetito, pase, lo pase. De eso me he dado cuenta en la convivencia que hemos tenido. Llegamos al lugar y hab
Al mirarlo, esos ojos negros eran un derroche de pena, de compasión, dé estamos contigo para superar esto. Todo pasaba tan rápido, Gamal tomó mi mano. Tal vez por eso nos llevábamos tan bien, las tres. Desde que nos conocimos y ahí estaba otra respuesta de lo que nos dejaron en clave nuestros dos medios hermanos.Ellos nos unieron, nos convirtieron en el talón de Aquiles de Emilio, supieron la verdad y me imagino que desde que Amelia vivía.—Me alegra saber que somos hermanas, pero eso conlleva a… Ahora es complicado celebrar nuestro vínculo.Miré la hora. En resumen, decía; la señora Amira Beltrán Duarte no tenía parentesco con las otras pacientes. Mientras que las señoras; Salomé Carvajal Sambrano, Onely Ospina Álvarez y Lía Luz Trujillo Pineda, tenían el 99.99% de probabilidad de ser hermanas paternas.Sentí el beso en la mejilla de mi marido, Gamal me abrazó y limpió el par de lágrimas que salieron sin sentirlas. ¿Cómo se puede vivir en un mundo lleno de tantas mentiras? Yaro tení
También seguía sorprendido ante esa realidad, y Jabir ni se diga, pero no le comenté eso a mi padre. Él debe estar tranquilo donde, al igual que mi madre.—Así es papá. Y eso no es todo.—Ay, hijo. Con razón Marian me pidió llamarte, dijo; la cosa está ardiendo. Y Daniela me pidió que también lo hiciera porque estaba atendiendo al padre de Salomé porque mañana le van a dar una fuerte noticia.—Son varias.—¿Ustedes son los que están detrás de las noticias que están saliendo a la luz? —Siempre ha sido un gran estratega. De él heredé ese hilo de seguir y trabajar por la verdad—. Dime lo que puedas decir sin comprometer tus misiones. —Y por esto lo respetaba tanto.—Vendrán más papá.—Entonces no viajaré más para estar enterado de las noticias de Colombia. Seré como un cura, si lo necesitas, si no estar enfocado.—No es eso padre. Es que hay muchas cosas. —suspiré—. Onely, Lía y Salomé son hijas del mismo hombre, quien es el hermano del que ella creyó que era su padre.—¡DE DON FRANCISCO
—Y otra vez el llanto.—De no ser porque te hicieron la prueba de embarazo y salió negativa, diría que lo estaba. —Le sonreí.—Porque no todos los días te enteras de la farsa de madre que tenías y todo lo que ha pasado golpe tras golpe.—Cierto. —Me dio un beso—. Ve a bañarte —mordió mi labio.Una vez arreglada, bajamos de la mano y en un área especial ejecutiva. Mi padre alquiló una pequeña sala de juntas para que habláramos en privado. La recepcionista nos informó que ya nos esperaban. De mi parte estaba decidida decirle. Al recibir la información, llegaron los doctores y me sorprendió al ver a Daniela con su esposo con todo un kit portátil en caso tal de que no soporte tanta información. —miré a Yaro, lo abracé. ¡Por el Crucificado…!, me gané la lotería con este hombre, le di un beso en el pecho.—Si que nos has puesto a correr, Yaro. —Le comentó Iván.—Lo siento, pero no puedo olvidar que él si tiene una falencia cardíaca y lo que vamos a hablar podría alterarlo. Es bueno tener a
Me dio muy duro ver a mi padre que, hasta la inconciencia, perdió. Estábamos en la clínica de Iván y Daniela. Hace un par de horas habíamos llegado. Todo fue tan caótico. Lía me sacó de la sala de juntas. Y la imagen que vi fue al cardiólogo dándole reanimación. Creo que Gamal llamó a Jabir para que gestionara el permiso de llegar al aeropuerto y poder aterrizar el helicóptero mientras solicitamos una ambulancia para trasladarlo a la espera de la llegada de Jabir. Ahora lo veía todo entubado, Iván me dijo que las primeras cuarenta y ocho horas serían, cruciales. Sale adelante o lo pierdo. Y no quiero eso. Ahora me arrepiento de haberle dicho y si se me muere, no me lo perdonaré por nada del mundo. Los brazos de Yaro me rodearon. No sé qué haría sin este hombre. Es lo que necesito, a quién necesito en este momento. —Ya se va a desplegar un anillo de seguridad. Todo estará bien mujer bonita. —Gracias, Yaro. —¿De qué? —Por pensar en todo. Gracias a ti mi padre no ha muerto hasta es
Había pasado una semana. Y yo sigo como champiñón, más triste que payaso sin público. Detesto sentirme así, pero me cuesta mucho cuándo la depresión me ataca. Desde ese tiempo no hemos visto a Salomé más que por videollamada. Se ha quedado en la clínica porque su padre sigue sin reaccionar, eso la estaba acabando. Se veía ojerosa.La tarde seguía muy lluviosa, tanto que he pasado con una cobija encima y he estado sentada en la terraza de la casa finca, con mi perro a un lado y con el hocico sobre mis piernas. Por momentos Mi Chocolate precioso venía a darme besos. Quisiera no sentirme así, pero me costaba salir, era una lucha diaria conmigo misma.Creando balanzas de cómo estoy, diciéndome que no era culpable de que malos mataran a seres amados y conocidos. Pero eso cuesta… ¡Ea Ave María, sí que estaba achicopalada! Quien no se me quita de al lado era Pomelo, él sabe que ando muy triste, tanto que temo caer en depresión. —sonó mi celular.—Hola, padre.—Amira, si no sales de esa trist
Contesté la llamada. Era muy raro que mamá llamara tan seguido del señor Juan Carlos.—Hola, madre hermosa.—Hola, mi niño. —habló en voz baja.—¿Por qué hablas en susurro? —Esto no pinta nada bien.—Déjame y salgo al jardín para poder hablar muy bien.Algo me alteró, no sabría qué decir en caso de que me pregunte, a ella era casi imposible engañarla.—Cuando te pones en ese plan, no es nada bueno.—Es tu padre, tiene varios días extraño, se fue a Toronto hace unos días y regresó al día siguiente, pero desde entonces no ha sido el mismo. ¿Te ha comentado algo?—No, hasta ahora no.Así que viajó… eso lo puedo averiguar por mi licencia de piloto. Por el momento debía distraer a mi madre.—Mamá, si te lo digo no me dejes como el sapo de la familia.—¡Sabía que tus sabias! Él te cuenta lo que a mí no me cuenta. ¿Algún problema con las empresas?—No, tú sabes que no es nada de eso. Es una sorpresa. Por cierto, aprovechando que viajaré la otra semana por petición de papá. Organiza lo de mi