Lancé el puto vaso de whisky, el cual impactó con fuerza en la pared del despacho. Todos vimos lo que ocurrió. Habíamos acordado los tres en mandarle un susto al juez por petición de Caimán, dando la orden para que dispararan contra las instalaciones. Debía tener mucho cuidado. —Deseaba vengarme, pero no podía ser idiota de mandarme a mí mismo la soga al cuello—. Cae Caimán, y nosotros también lo haremos, debía de ser más inteligente. ¡Mierda, m****a, m****a y mil m****as! Sabueso ha permanecido callado. Debe estar pensando mucho en la evasión a sus preguntas, Caimán nada que le responde, le da vueltas y vueltas cada que se toca el tema de mi cuñada. Pero ahora, por poco, pudo morir Salomé. Que, si no hubiera sido por la astucia de Yaro, habría sido otro el cuento. —¿Paso a seguir?, debemos actuar de manera conjunta. —Pegarte un tiro sería lo más acorde para cortar el hilo de la telaraña que nos vincula. —Desde hace unos años ese ha sido tu deseo. Y créeme que me arrepiento de
Me sentía en la dimensión desconocida, miraba la habitación llena de regalos de Jabir, quien sonreía hablando con Yaro y el doctor Iván. A mi lado estaba Salomé y no me he atrevido a decirlo y eso que tengo más de tres horas de saberlo. No he podido asimilarlo, sin embargo, mis manos no se han alejado de mi vientre…—Tienes una cara. ¿Acaso no crees que tengas a mi primito en tu vientre?—¿Voy a ser mamá? —Lo había dicho.—Sí.Dijo Salomé que estaba guardando en unas cajas todo lo que Jabir me había traído. Cuando dijeron ser exagerado, él arrasó con todas las banderas de llegadas. Tenía peluches, flores, globos, canastas llenas de frutas por cantidad.» Pero Jabir te compró el almacén completo. —Nos miramos y me guiñó un ojo.Siempre me dije que al momento de tener una hija o un hijo no iba a ser como lo fueron mis padres. Sería, todo lo contrario, una buena madre. Yaro se alejó para hablar por teléfono de nuevo.—José ya salió de la finca en el helicóptero.—No acosen, estamos empac
Por la mirada de Lía no esperaba nada bueno. Abrió su portátil, se sentó y conectó el computador al proyector.—La agencia nos envió esto.Comenzó a mostrarnos, toda la vida empresaria del señor Juan Carlos Montoya. Un hombre al que apreciamos por los años que llevamos de ser amigo de su hijo mayor. Empresas. Compra y ventas de almacenes de cadena, inversiones en la bolsa, inversiones en muchas empresas hidroeléctricas, almacenes de cadena, concesiones viales. Todo ahí era legal.Luego comenzó a mostrarnos la compra y venta de tierras, en lugares remotos, compras de cientos de hectáreas, en baldíos, tierras que luego se le vendió al gobierno o a empresas privadas para hacer refinerías, represas, zonas francas. También figuraban predios que luego eran vendidos a las gobernaciones, para ganar una gran tajada en las licitaciones que se enviaban al gobierno. Era un negocio redondo.—Miren cómo jugaba con una triangulación aparentemente legal.Compraba los terrenos, se los vendía al gobier
No sabía qué hacer o que decir. Por lo menos Onely estaba dormida, no podía preocuparla y menos ahora que salía de una recaída. La verdad era que no deseaba ni pensar… —Lo mucho que he odiado a los genocidas. Y el recuerdo de una conversación cuando solo era un adolescente de quince años y los gemelos tenían unos cinco. Veíamos las noticias en familia, pocas veces lo hacíamos, pero esa noche sus palabras me quedaron marcadas en mi memoria y como un lema de vida.—¡¿Por qué el gobierno no hace nada?! —Había exclamado mi madre. —Porque la justicia en Colombia es para quien pueda brindar una buena tajada. —Se miraron.—Desafortunadamente tienes razón. Duele Juan Carlos, mira todos esos desplazados, las muertes de los líderes que los denuncian. ¿Cómo puede haber seres tan abominables que por poder matan a otros? ¿Para ellos nunca es suficiente?—Cariño, no todos tenemos el pensamiento de justicia. Cada uno de nosotros somos los hacedores de construir una vida plena. Con ello no me refier
Amaba la sensación de recuperación del éxtasis envuelta en sus brazos, no había, ni habrá mejor lugar para mí que en los brazos de Gamal. El día de hoy fue caótico, revelador e impactante.—Estás pensativa.—Pienso en Jabir.—¿Acabamos de hacer el amor y piensas en otro hombre?—¿Qué? ¡No! No de esa manera. —levanté el rostro, algo sonrojada y mi flaco estaba sonriente—. ¡Tonto! No bromees con eso. Pensaba en si a mí me dio tan duro y eso que solo conviví cinco años y que a esa edad los recuerdos son vanos. Para él han sido treinta y tantos, idolatrado a una persona falsa.—Si Morena, eso es lo que más afecta. Nosotros tenemos casi una década conociéndolo y aún no salgo del asombro.—Él no está obligado por la ley a denunciarlo.—No, pero si por su propia ley, y esa es la que importa cariño. El ser correcto contigo mismo.—Si lo ponen sobre aviso se escapa.—Así es. Mañana sale la otra noticia y el viernes otra. Por eso decidimos quedarnos esta semana escondidos aquí y esperando a ver
—Sí. Debemos organizar como capturarlo. Aunque estoy que tomo un avión para encararlo, sin embargo, no lo pondré sobre aviso.—¿Qué piensas hacer?—Orillarlo, obligarlo a que confiese delante de mi madre y hermanos. Hacer que su perfecta imagen se derrumba ante nuestros ojos. Pero cuando la casa donde están tenga centenares de soldados rodeándola para que no se escape, eso sí. Debo cerciorarme de esconder las armas que él guarda, no puedo evitar que le haga daño a mi familia.—¿Viajas con Onely?—No. No puedo alterarla. Ella se quedará aquí con sus amigas, su hermana y prima. Por ahora seguir fingiendo por un par de meses.—No podemos hacer ese operativo de tal magnitud en dos semanas, Jabir.—¡No puedo esperar más, Yaro! Mi madre duerme con un genocida.—Lo ha hecho desde hace un poco más de treinta y cuatro años. —Le contesté—. Puede esperar unos cuatro meses.—No, todo ese tiempo no. Tenemos todas las pruebas.—Yo coordinaré todo y lo haremos con la mente calmada, ¡entendiste solda
Desperté con mi novio pegado a mi cuerpo. El sonido del monitor se escuchaba en la habitación. Odio esto. El estar convaleciente. La enfermera verificaba los datos a mi lado.—Lamento haberla despertado, señora Onely.—Tranquila, ¿según esa lectura dormí bien?—Si señora. Este reporte se lo enviaré al doctor Iván. —sonreí.—¿Cuándo me quitan la dextrosa? Quiero ir al baño.—Ya se la iba a quitar, en la noche se la vuelvo a poner y lo haré por cuatro días que es su tratamiento. —afirmé, no tenía nada más que hacer. —Gracias.Una vez solos comencé a acariciarle el cabello a Jabir. Se sentía muy bien esto, estar como una pareja de verdad, no sé si a futuro dé como resultado en boda y una vida plena hasta por muchos años. Pero pondré de mí para conseguirlo. —dejé de sobarlo.—Continúa, Gordy. Esas caricias me calman.—¿Estabas despierto?—No he dormido. —Al levantar la mirada vi sus ojos algo hinchados y rojos.—Jabir ¿qué pasó?—Mi padre es un narcotraficante. —abrí mis ojos—. Todo apu
Estaba al borde de un infarto y sería en un corazón nuevo. Caimán y Sabueso me habían llamado para que solucionara, por eso los mandé a la puta mierda. Todo esto era por su culpa. Por dejar vivo a ese puto teniente. Aunque era más bien culpa mía por no haber detenido esto a tiempo. Preferí soportar por el rechazo de ella por el poder. Es de hombres aceptar los errores. Y mi error fue ella… Lo acepto.Hay situaciones de este conflicto con la verdad a flote que me sirve. No solo para mis fines de venganza. Pero también está el de mis planes. El abrir el caso de Amelia era problema directo de Caimán, y puedo hacerme de la vista gorda… pero ¿a dónde dejo el ser el dueño absoluto de este país?Lo de ahora si saben investigar llegarán a Sabueso. Otro hijo de puta que odio con el alma. Puedo hacerme a un lado, pero si lo hago, ellos por venganza me echarán al agua. Y este barco se hundiría. Por eso debía ponerme al frente, buscar la manera como sea de salvar sus pellejos.Con este caso de de