Esa noche, mientras las mujeres se preparaban para dormir, Safira reflexionaba sobre los eventos del día. Estaba sentada en su cama, mirando por la ventana hacia los jardines iluminados por la luna."Layla cree que puede intimidarme," pensó, apretando los puños. "Pero no permitiré que me derrote. Vine aquí para demostrar mi valía, no solo al príncipe Faruq, sino a todo el palacio. Si tengo que enfrentarme a ella una y otra vez, lo haré. No me rendiré."Safira sabía que tenía aliados entre las recién llegadas, pero también sabía que necesitaba ganarse el favor de las damas de disciplina y, sobre todo, de Valeria y Dolores. Si lograba eso, Layla no tendría ninguna oportunidad contra ella.En otra parte del harén, Layla estaba sentada frente a su espejo, cepillando su cabello con movimientos rápidos y furiosos. Zainab, sentada cerca de ella, intentaba consolarla."No te preocupes, Layla," dijo Zainab. "Esa campesina no tiene ninguna posibilidad contra nosotras."Layla, sin embargo, no est
A la mañana siguiente, todas las mujeres del harén fueron convocadas al salón principal. La atmósfera era tensa, y los murmullos llenaban el aire. Layla, aunque intentaba mantener una expresión tranquila, no podía evitar sentir un leve nerviosismo. Sabía que la reina no tomaba decisiones a la ligera.Cuando todas estuvieron reunidas, la reina Amira entró al salón, seguida de Madame Samira. Su presencia imponente hizo que el silencio cayera de inmediato."Anoche ocurrió algo que no puedo ignorar," comenzó la reina, mirando a cada una de las presentes. "Un grupo de mujeres atacó a Safira, hija de Lord Malik, en el jardín. Este tipo de comportamiento es inaceptable en el harén imperial."La reina hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran en todas. Luego, se dirigió directamente a Layla. "Aunque no participaste directamente en el ataque, sabemos que fuiste la instigadora. Como castigo, perderás tu salario durante dos meses. Esto servirá como advertencia para cualquiera que intente a
Aunque el enfrentamiento parecía haber terminado, Zainab tenía otros planes. Esa misma noche, mientras Zahra caminaba sola hacia su habitación, fue interceptada por Nadia y Hala. Esta vez, no hubo palabras. Las dos mujeres, alentadas por Zainab, la atacaron físicamente, golpeándola con fuerza. Zahra, aunque fuerte, no pudo defenderse contra ambas.Desde la distancia, una de las sirvientas, Mariam, observó el ataque con horror. Sin dudarlo, corrió a buscar ayuda, sabiendo que esto no podía quedar impune.Cuando Madame Samira llegó al lugar del ataque, encontró a Zahra en el suelo, con el rostro golpeado y la ropa rasgada. Nadia y Hala intentaron huir, pero fueron detenidas por las damas de disciplina."¿Qué significa esto?" exclamó Madame Samira, su voz llena de indignación. "¿Cómo se atreven a comportarse de esta manera en el harén imperial?"Nadia, temblando de miedo, intentó justificarse. "Solo... solo queríamos darle una lección. No fue nuestra intención...""Silencio," interrumpió
Mientras algunas mujeres intentaban acercarse a Safira, otras comenzaban a planear su caída. En una reunión secreta en los aposentos de Layla, Zainab presentó su idea.“Si queremos eliminar a Safira como una amenaza, debemos actuar con precisión,” dijo Zainab, mirando a las demás mujeres presentes. “No basta con humillarla. Debemos destruir su belleza. Sin eso, no será nada en este lugar.”Layla, aunque inicialmente dudosa, terminó por aceptar el plan. “Pero debemos ser cuidadosas. La reina ya está vigilándonos de cerca. Si algo nos relaciona con lo que ocurra, estaremos acabadas.”Zainab asintió. “Lo sé. Por eso no actuaremos directamente. Usaremos a las sirvientas. Ellas harán el trabajo por nosotras.”Dos días después, mientras Safira se preparaba para asistir a una reunión en el salón principal, una de las sirvientas, manipulada por Zainab, se acercó a ella con una bandeja de aceites perfumados. “Señorita Safira, pensé que este aceite podría ser de su agrado. Es conocido por realz
“El movimiento brusco y el estrés han provocado contracciones prematuras,” explicó Rafiq. “Esto no es normal. Debemos actuar rápidamente para estabilizarla. Si no lo hacemos, podríamos perder a los bebés… o a la princesa.”El anuncio provocó un revuelo en el palacio. Los sirvientes corrían de un lado a otro, llevando agua caliente, toallas limpias y medicamentos. La noticia llegó rápidamente a la reina Amira, quien dejó todo lo que estaba haciendo y corrió a los aposentos de Valeria.Cuando la reina llegó, encontró la habitación en completo caos. Valeria estaba acostada en la cama, sudando y gimiendo de dolor. Las damas de compañía intentaban calmarla, mientras el doctor Rafiq daba órdenes apresuradas a sus asistentes.“¿Qué está ocurriendo aquí?” demandó la reina, su voz firme pero llena de preocupación.“El accidente ha provocado complicaciones graves,” explicó Rafiq, sin apartar la vista de Valeria. “La princesa está en trabajo de parto prematuro, pero su estado es crítico. Estoy ha
El palacio imperial era un hervidero de tensiones. Desde el nacimiento de los trillizos, la atmósfera había cambiado drásticamente. La alegría inicial por la llegada de los herederos se había transformado en preocupación debido al deterioro de la salud de la princesa Valeria. Día tras día, su estado empeoraba, y aunque los médicos reales hacían todo lo posible, no lograban encontrar una explicación clara. En medio de este caos, las ambiciones y las intrigas florecían como malas hierbas, y en el centro de todo estaba Layla, quien veía en esta situación una oportunidad perfecta para avanzar en sus propios planes.Layla sabía que los períodos posparto eran delicados para cualquier mujer, y más aún para alguien como Valeria, quien había dado a luz a trillizos en un parto complicado. La princesa estaba débil, casi indefensa, y Layla estaba decidida a aprovechar esa vulnerabilidad. Desde hacía semanas, había estado observando los movimientos en la cocina del palacio, buscando el momento per
El palacio imperial, con sus intrincados pasillos y majestuosas salas, era un lugar donde los secretos y las ambiciones se entretejían como una red de seda. Mientras en la superficie todo parecía estar bajo control, en las sombras se gestaban intrigas que amenazaban con desestabilizar no solo a la familia real, sino a todo el reino. En el centro de este torbellino de conspiraciones estaba Takeq, el hermano menor de Faruq, quien, con una sonrisa encantadora y una reputación de hombre festivo, escondía un alma ambiciosa y peligrosa.Desde hacía meses, los rumores sobre Takeq se habían extendido más allá de los muros del palacio. Aunque oficialmente era un vasallo leal a su hermano mayor, Faruq, Takeq había comenzado a actuar como un gobernante independiente en su propio feudo. Su territorio, rico en recursos naturales, era clave para la economía del reino, pero Takeq había empezado a acuñar su propia moneda sin el permiso del rey.La moneda, conocida como el dinar de Takeq, tenía grabad
El reino parecía tranquilo en la superficie, pero en las entrañas del palacio imperial, los cimientos del poder se tambaleaban. Los hermanos del rey Maruq, aquellos que alguna vez juraron lealtad a la corona, ahora estaban divididos por ambiciones y traiciones. Entre todos ellos,su hijo Takeq, el más joven, había demostrado ser el más peligroso. Aunque había sido puesto bajo arresto domiciliario tras su desafío a la autoridad real, sus conspiraciones no se detuvieron. En secreto, seguía tejiendo una red de intrigas, y sus acciones pronto desencadenarían una tragedia que cambiaría el destino del reino para siempre.El rey Maruq, a pesar de su firmeza y sabiduría, no era inmune al peso de las responsabilidades que recaían sobre él. Las tensiones con su hijo Takeq habían desgastado su salud. Durante semanas, había sufrido dolores en el pecho, pero los había ignorado, concentrándose en mantener la estabilidad del reino.“Mi deber es con mi pueblo,” le dijo a la reina Amira