Odio, Venganza y Deseo.
Odio, Venganza y Deseo.
Por: Jenny Cam
ASÍ ES MI VIDA.

Narra Aiko.

Mi padre es asiático específicamente coreano y mi madre es Colombiana, yo nací en China el 30 de Abril del año 2000, mi padre es comerciante y eso nos ha llevado a vivir en diferentes países, he vivido en China, Corea, Japón, Canadá, India, Rusia, Colombia, Mexico y Estados Unidos, según el comercio se mueva, hemos viajado constantemente y he estudiado en muchas escuelas, hablo mandarín, cantones, japonés, español, inglés y ruso.

Mi padre se mueve según el comercio lo hace en la industria textil en la explotación del carbón, el oro y el petróleo, además de tener una empresa en China que hace envíos de toda clase de productos a todas partes del mundo, Gracias a eso no soy una persona sociable ni con amigos y ya tampoco me interesa, ¿puedes imaginar lo que se siente hacer amigos y enamorarte cuando sabes que en cualquier momento debes hacer las maletas y partir?, así fue mi vida un tiempo llena de frustración e impotencia, hasta que dejé de intentar, tal vez hasta dejé de sentir, pero ahora me siento sola y vacía.

Mi padre se llama Akiro Hung, mi madre Stefania Fernández, mi hermano menor Kenji David Hung Fernández y yo Aiko Yesenia Hung Fernández lo cual ni siquiera combina, mi padre escogió un hombre, el principal, mi madre el siguiente, mi padre nos dio el primer apellido y mi madre el segundo así que nuestros rostros y cultura está están combinados como nuestros nombres y esto es una locura pero como los últimos tres años de mi vida los he vivido en Latinoamérica uso más Yesenia, pero ahora estoy en un dilema difícil e importante, tengo que abandonar Colombia, pues hemos decidido abandonar el negocio del oro que tenemos en este y el vecino país, debo viajar a Inglaterra justo ahora que me adapté y me ha comenzado a gustar un hermoso hombre, por primera vez en mucho tiempo.

A mis 22 años ya siento el deseo de enamorarme y establecerme, tener un calor corporal que me acompañe en las noches y sentir dulces caricias. Deseo que mi vida cambie pero soy la triste esclava de mi padre.

Mi vida se ha convertido en una locura al punto que en algunas ocasiones me está costando diferenciar la realidad de la imaginación, creo que tengo un problema, no quiero terminar siendo paciente psiquiátrica y mucho menos terminar siendo la vieja de los gatos.

Me siento exhausta, con deseos de liberarme de las cadenas de mi rutina, quisiera tomar mi dinero y largarme pero eso es lo peor de todo, no tengo ni un peso, mi padre es tan controlador que todo va a una cuenta común y cada gasto debe ser justificado, tenemos mucho dinero en el banco pero vivimos como personas promedio, con lo básico y necesario para vivir.

Un nuevo día inicia, mi cabello está totalmente desordenado, el despertador suena y suena y por más que quiero apagarlo no logro conseguirlo, con frustración tiro mi cobija al suelo, pego un grito y golpeo la mesa de noche junto a mi cama, camino al cuarto de baño, lavo mi rostro para lograr despertarme y ver con claridad pero aún suena el maldito despertador que hace que me sienta irritada a primera hora de la mañana, busco y consigo el endemoniado artefacto debajo de la cama, no sé ni siquiera cómo llegó allí, lo agarro y lo lanzo por la ventana del cuarto directo al patio trasero de la casa en la que vivo, me avergüenzo al darme cuenta que un joven vecino me está observando sonríe y niega con la cabeza.

Sonrío con vergüenza y levanto mi mano derecha en señal de saludo, el joven es un espectáculo de hombre, miro los brazos fornidos que su camiseta deja ver, se nota su pecho trabajado, su cuello ancho y fuerte su rostro varonil, su tez blanca y cabello rubio, me quedo paralizada como una tonta mirándolo, pensando que se acerca, me acaricia el rostro y quiere darme un beso, cierro mis ojos para sentirlo cuando golpean a la puerta de mi habitación.

-¡Yesenia apresúrate!- dice mi madre sacándome de mi ensoñación y me doy cuenta que ya ni siquiera el joven se encuentra en el lugar en el que estaba, me siento estúpida y también patética, acaba de iniciar el día y estoy pensando en tonterías, no parezco una mujer empresaria y mucho menos que va a ir hoy directo a una junta de negocios.

Le respondo a mi madre de mal humor me dirijo nuevamente al baño a ducharme para despertarme mejor mientras me doy mentalmente un par de bofetadas para que termine de madurar y dejar de tener estos estúpidos pensamientos que en mi adolescencia jamás tuve.

En el pasado siempre estuve ocupada con la escuela y el trabajo, luego universidad y trabajo y ahora que ya me gradué todo es trabajo, trabajo y trabajo, pero me ha dado por ver doramas en mis momentos libres y pensar que sería hermoso conocer a alguien que le dé un vuelco a mi vida y me haga reír, tal vez llorar…  en fin necesito tener emociones y contacto con las personas más allá de un plano laboral.

Me visto con pantalón formal negro, camisa blanca y un saco negro, zapatos de tacón bajo del mismo color, mi cabello suelto un poco más abajo de los hombros, mi cara lavada sin ningún tipo de maquillaje y mis lentes de montura plateada qué tanto me gustan aunque no sean un diseño moderno.

Salgo de mi cuarto y bajo las escaleras. Mi madre me regala un té de jengibre que aprendió a hacer gracias a mi padre, también me da una pequeña arepa con mantequilla y queso, al lado del plato dos bolas de arroz envueltas en algas, miro mi plato y sonrío sé qué mi madre cumple las reglas de mi padre pero también quiere darnos lo que considera lo mejor de su cultura y de su infancia, sonrío al verla y cómo primero el arroz con algas y bebo el té de jengibre, mi madre sonríe se me acerca y me dice al oído que mi padre está por salir y que sí quiero me puede regalar una taza de café con leche.

Asiento y sonrío porque realmente me encanta esa bebida aunque mi padre la considera un veneno.

Mi padre partió primero a la empresa y yo aproveché de quedarme a revisar las diapositivas y hacer espacio para comer el segundo desayuno del día, el desayuno mi madre.

Así es mi vida, aburrida, incongruente y gris, no se cuanto más pueda aguantar esta situación.

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