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Capítulo 5. Roba maridos.

Las clases fueron con normalidad, a la hora de educación física, Blanca me molestó, y luego de eso, durante el almuerzo comí con Sofía, hasta ahí, nada interesante, pero a la hora de la salida, el impulso de correr me ganó, corrí hasta la biblioteca, llegué un poco sofocada y no había nadie, apenas algunos alumnos, ¿Acaso Jack me había engañado?, empecé a sentirme tonta y de pronto.

—¿Por qué corrías?.

Pegué un salto y me giré con rapidez, no puedo describir lo sexi que se veía, perfecto ante mis ojos, lo idolatraría como un dios por el resto de mi vida…bueno, tal vez exagero, pero me sentía así de enamorada, o, tal vez, obsesionada, ¿Qué más daba?, el punto era que, era nuestro destino.

¿Venía detrás de mí?.

—No corría—Mentí algo avergonzada, pero feliz.

Él se sentó y yo me senté junto a él, recargué mi codo en la mesa y me quedé mirándolo, contemplando al hombre de mis sueños, cuando fuera adulto, sin duda sería muy atractivo, mucho más que ahora, debía de esforzarme mucho y hacer mucho ejercicio y cuidarme, para ser bonita, para él.

Él me miró y sonrió, si, Jack me había regalado una de sus hermosas sonrisas —¿Qué me vez?—Preguntó volviendo su vista a los libros sobre la mesa.

—Eres muy guapo— dije con honestidad.

—¿Eres tan superficial?, ¿Solo eso te gusta de mi, mi apariencia?.

—No, es la primera vez que me enamoró de alguien, podría decir que es por tu hermoso rostro, pero…hay algo más.

—¿Qué?—Preguntó él chocando su mirada con la mía.

—No lo sé.

—Concéntrate, hoy tengo entrenamiento, así que solo tenemos media hora.

Yo asentí. Él me explicaba de un modo que me hacía entenderlo fácilmente, me dejó estudiar unas ecuaciones y se puso de pie al cabo de media hora. —Hoy, tenemos un juego…

—Lo sé, voy a venir a verte— dije rápidamente.

Él negó. —No…—De nuevo desvió la mirada de la mía. —No vengas.

Yo me sentí algo confundida. —¿Por qué?.

—Porque no, solo haz caso, solo por esta vez— dijo y se marchó a toda prisa.

¿Qué?, ¿Qué había pasado?.

Y mientras estaba en mi casa y el reloj caminaba, yo me preguntaba, ¿Por qué había dicho eso?.

Luego pensé que…tal vez era por Blanca, si Blanca me veía ahí, seguro iba querer molestarme.

¿Lo hacía por mí?, ¿O lo hacía porque en verdad yo no le agradaba tanto?.

Me tiré en mi cama y me quedé ahí hasta que mi madre abrió la puerta y asomó su cabeza.

—Hola, ya llegamos, ¿Ya comiste?.

—No— dije sin levantar la cara.

—¿No fue un buen día?—Preguntó al notar mi humor decaído, yo era un libro abierto, cualquiera podía darse cuenta de mis cambios de humor, detestaba ser así.

—Más o menos—Murmuré.

—Vamos, levántate, vayamos a comer algo fuera, hace mucho que no salimos.

—No quiero.

—Anda— dijo mi madre y me tomó del brazo para sacarme de la cama, a regañadientes salí de mi casa, nos subimos al auto y mi padre condujo a una cafetería no muy lejos, al llegar, entré detrás de ellos, alcé una ceja, un olor delicioso inundó mi nariz, era una cafetería común, de esas que te encuentras a la orilla de la carretera y prácticamente tiene de todo, nos sentamos en una mesa y miré el menú, mientras que unas carcajadas a unas mesas atrás me hicieron fruncir el ceño.

Esa voz chillona, aniñada y molesta que usaba Blanca cuando le hablaba a Jack, llegó a mis oídos, giré un poco la cabeza y la regresé al frente de inmediato.

Tenía que ser una broma.

Blanca estaba ahí, con sus amigas, con mi Jack y otros amigos de Jack, ahora en serio esa tipa empezaba a molestarme.

—¿Qué vas a pedir Iris?.

Yo miré a la mesera, estaba enfundada en un vestido rojo y un mandil blanco, se veía joven, tal vez una universitaria que trabajaba aquí para pagar sus deudas.

—Una hamburguesa y un refresco de manzana por favor.

Mis padres pidieron lo suyo y yo me concentré en esa mesa detrás de mí.

—Vamos Jack, ¿Por qué estas tan serio?.

—Ya no le gustas Blanca.

—Cierra la boca Peter.

—¿Y cómo va la escuela Iris?—Preguntó mi madre trayéndome de vuelta a ellos.

La miré y sin dudar respondí. —Fatal.

—Se que es duro…

Aquí iba mi padre con su conversación melancólica sobre lo mucho que me amaban y a su trabajo.

—Ya vamos a mi casa, mis padres no estarán esta noche—Escuché de aquella mesa.

—¿Vas a venir Jack?.

—No puedo, tengo cosas que hacer.

Yo regresé la atención a mi padre y asentí. —Yo también los quiero, papá, ¿Me das un dólar?, quiero unos chocolates de esa máquina— dije y señalé la máquina que estaba detrás de mí, a unos cuantos metros de aquella dichosa mesa.

Mi padre sacó su cartera y me dio dinero.

Me puse de pie y caminé hasta ahí completamente consiente de lo que iba a suceder.

Pude sentir la mirada de Peter, de Desmond y de una de las amigas de Blanca. Ellos tres quedaban frente a mí, así que fácilmente podrían verme a la perfección.

Pasé junto a ellos y escuché los murmullos.

—Es Iris.

—La m*****a al menos tiene buen gusto.

Oh, cierto, me había cambiado para ir al partido, pero al final no fui, así que traía una falda beige corta y una camisa blanca qué dejaba ver mi abdomen.

Como ya era noche, me había puesto el abrigo de lana color caqui de mamá, muy elegante para venir a este lugar, pero me gustaba, así que, necesitaba que me viera.

—¡Oye, estúpida!.

Yo me detuve frente a la maquina y busqué el chocolate qué quería.

—¿Acaso eres sorda?.

—Basta Blanca.

—¿Por qué la defiendes?, ella me cae mal, la odio, te besó, ¿Acaso lo olvidas?, es una zorra.

—Blanca.

De pronto sentí un tirón de mi hombro y sonreí.

—¿Acaso no me escuchas estúpida?.

Yo miré a Blanca y fingí confusión. —Lo siento, no te vi, como no me importas— dije apartando su mano asquerosa de mí.

Sus amigas se rieron y eso la molestó sin dudar.

Blanca era porrista, si, claro, así que traía su uniforme rojo y esa coleta con un moño, sin duda era bonita, pero se podía ver lo vacía que estaba por dentro, aun no comprendía, ¿Qué le vio Jack?, ¿Por qué la eligió a ella?.

—Eres una lagartona, ¿Hasta aquí eres capaz de seguir a mi novio?, eres patética, no te das cuenta de que pareces una m*****a psicópata, deja de seguirlo.

Bueno, si, sin duda a veces me sentía así, pero que alguien me lo gritara a la cara, me ofendía. —¿Necesitas algo o solo molestas por molestar?—Pregunté manteniendo la calma.

—¿Cómo te atreves?.

Jack se puso de pie evidentemente enfadado y la sujetó antes de que ella pudiera golpearme.

—Basta Blanca.

—La que parece una psicópata eres tú, solo mírate—Dije sin temor a ser golpeada.

—¿No sabes quién es mi padre?.

Yo sonreí. —Me da lo mismo— dije y di media vuelta para meter un dólar en la maquina.

—Te voy a…

—Iris deberías de irte— dijo Jack conteniendo la furia de esa tipa, ¿Irme?, ¿Yo debería de irme?, a veces Jack me decepcionaba un poco, pero luego recordaba que esa tipa era su novia, por supuesto que iba a estar de su lado.

—¿Por qué?, este lugar no es de ustedes— dije y presioné los botones correctos, no quería voltear a verlo o mi tono de voz se volvería blando con él.

—¡Maldita Zorra!.

—¿Qué esta pasando aquí?.

Miré a mi padre y su semblante endurecido, mi padre podía ser genial cuando se lo proponía, vi la oportunidad y la tomé, corrí hacia mi padre y lo sujeté de su brazo, esconderme como una niña pequeña detrás de él, siempre funcionaba. —Ella me quiere golpear— dije fingiendo un poco.

Los ojos de Jack estaban perplejos, miró a mi padre y el modo en que yo lo sujetaba y pude ver su mandíbula tensarse.

—¿Así que además de roba novios, eres una roba maridos?, ya decía yo que esa ropa no fue gratis— dijo Blanca.

Yo fruncí el ceño y miré a mi padre, si, mi padre no se veía tan viejo, se veía joven y era guapo, sonreí aún más emocionada y lo abracé con fuerza, por supuesto mi padre me abrazó, protegiéndome de esa tipa.

—¿Qué has dicho?—Preguntó mi papá muy enojado de ver cómo me trataban.

—No se meta señor, y solo para que lo sepa, su zorra anda detrás de mi novio, debería de pensar muy bien cambiar de amante.

—Blanca, basta— dijo Jack con su vista fija en mí, parecía enojado conmigo, ¿Yo que había hecho?.

—¿Qué está pasando aquí amor?—Preguntó mi madre quien se había acercado al ver la situación.

Yo no solté a mi padre ni un segundo, esto se estaba poniendo realmente genial, oculté mi rostro en el pecho de mi padre, así que no podían ver lo divertida que estaba.

—Solo para que lo sepas, Iris es mi hija, no mi amante, y ten por seguro que voy a hablar muy seriamente con tus padres, estas acosando a mi hija y no lo voy a permitir, vamos Iris.

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