Destinada

CALEB

—Dime que ya tienes una solución, abuela.

—Ya sabes cuál es, Caleb. No hay otra forma de salvarlos a los dos que no sea esa.

—¿Estás segura que no hay otra forma? Dime que hay otra manera de salvarla. No me importa si yo no lo hago, pero dime que ella sí tiene la posibilidad de hacerlo.

Mi abuela se quedó en silencio, pensando la respuesta como muchas veces lo hace antes de darme una. Estoy cansado de no poder encontrar una solución que acabe con esta maldita maldición que llevo a cuestas desde que nací, pero ahora que la tengo al alcance de mis manos, no soy capaz de perder al único rayo de luz que me ha i

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