Charlin:
Suspiro mientras tecleo algo rápido a mi tía, por ahora le diría que me quedaría en casa de Ellie, a ella no podía decirle que dijera que estaba ahí cuando le dije que iba a mi casa, igual mi tía confiaba en mí y no le preguntaría. Ahora, la cuestión era saber cómo demonios le haría para el resto del tiempo; los dedos me temblaban mientras le respondía a mi tía.
Estaba tan angustiada que no me di cuenta cuando llegamos a la casa de Gregory, aunque casa era quedarse corto, lo suyo era una mansión enorme, algo me decía que la pasaría muy mal aquí, era todo por lo que me ponía nerviosa.
El chófer abre la puerta y me ayuda a bajar, alzo mi vestido para evitar pisarlo y caerme, eso era lo último que necesitaba.
- Creí que vendrías más tarde –se escucha una voz masculina a la distancia.
- Surgió algo –dice restándole importancia a nuestro desastroso accidente.
- Creí que –el chico se detiene tras salir de una habitación, su sorpresa es enorme al verme.
- Harvey, te presento a Charlin, mi prometida –toma mi mano con delicadeza depositando un casto beso, ese gesto tan repentino me hace sonrojar con ganas–, Char, él es mi hermano menor, Harvey –dice con desinterés, podía ver que no se llevaban bien.
- Así que ella es la noviecita que le mencionaste a madre –me mira con interés, sonrío nerviosa mientras escudriña mi ropa–. Veo que tuvieron un buen momento en el auto –sonríe de lado a modo de burla, mis mejillas se calientan.
- En realidad, un idiota nos chocó y caímos en el concierto –le mira de mala gana–, no soy tan vulgar, con permiso –besa mi mano de nuevo y se aleja hacia las escaleras.
- Oye, ¿no vas a llevarte a tu prometida al cuarto? –Gregory se detiene pero no se vuelve para ver a su hermano.
- Soy un caballero, ella dormirá en el cuarto de huéspedes, se bueno y llévala –dice en tono frío antes de seguir caminando, perdiéndose en aquel palacio.
- Lamento las molestias, si me das indicaciones, sabré llegar –digo suave, algo apenada.
- No es problema llevarte, vamos –hace un ademán con la cabeza, asiento comenzando a seguirlo. Era cuidadosa con cada paso que daba, caerse del suelo estaba bien, pero rodar por las escaleras, no quería morir aún.
- Muchas gracias –digo suave, él había sido paciente en seguir mi ritmo.
- ¿Dónde conociste a mi hermano? –pregunta mientras caminamos por un largo pasillo, trago saliva, de eso no habíamos hablado, un recuerdo viene a mi mente.
- Mi profesor encargado hace mantenimiento a los pianos de algunos famosos, en esa ocasión me toco acompañarlo, ahí conocí a tu hermano, comenzamos a hablar de música y de instrumentos, después continuamos por mensaje y comenzamos a salir en secreto, aclaro que yo le pedí que lo mantuviéramos en privado, no soy buena manejando la atención –suspiro, eso había sonado muy convincente.
- Tendrás que acostumbrarte si te vas a casar con mi hermano, será la boda del año –dice deteniéndose frente a una enorme puerta, me sentía cual cenicienta.
- Bueno, no hay fecha definida, tengo que terminar mi carrera, mi práctica y así –muerdo mi labio, esas excusas sonaban patéticas.
- No hay prisa, supongo –se encoge de hombros–. Adentro encontrarás todo lo que necesitas, creo que hay varios camisones, aunque también hay pijamas, siéntete como en casa –sonríe de lado, podía ver que no le gustaba estar aquí.
- Gracias –digo suave antes de abrir la puerta y entrar, al girarme, lo veo alejarse, vuelvo a suspirar, los Dioses benditos me ayudaran.
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Gregory: Había pasado parte de la noche armando un plan, así mismo, le había pedido a mi asistente que comprara ropa para ella, no podía pasearse con ese vestido, además de que no podía permitirle andar con cualquier clase de ropa, tenía que estar a la altura de su nuevo estatus. - Buenos días –dice ella entrando en la cocina–, gracias por la ropa, prometo que no le pasará nada –dice bajo, estábamos solos así que no había problema. - Más te vale –ella se acerca al refrigerador, saca algunas cosas y las coloca en la encimera, justo en el momento en que voy a preguntarle qué cree que hace, mi insufrible hermano entra. - Buenos días, no sabía que cocinabas cuñada –dice sentándose casi junto a mí, toma una manzana mientras bebo café. - Me gusta cocinar, quiero hacer algo especial para él, antes no había tenido la oportunidad –dice bajo y se sonroja, sonrío, si actuaba así, estaba segura que mi madre no se percataría del e
Charlin: Había visto a Ellie nada más entrar al salón porque se abalanzó contra mí. - Supe que mi hermoso Greg te ayudo cuando te caíste y te llevó a su camerino, que suerte tienes –suspira enamorada, río restándole importancia, no sabía que haría cuando se enterara, podría decirle que habíamos llegado a un acuerdo y ninguno de los dos podía decir nada, lo había hecho para protegerme de la prensa, aunque eso cambiaría una vez se anunciara el compromiso. - Exageras, sólo evitó que la horda de chicas me matara a pisotones –me encojo de hombros, saco mis cosas y hago como que estudio–, además, me prometiste que no me hablarías de él si te acompañaba, así que, silencio querida mejor amiga –le guiño un ojo, ella abre la boca y la cierra rodando los ojos, gracias al cielo no tendría que pensar en mi prometido más de lo necesario. La siguiente clase la tenía más que aprobada, así que había pensado en formas de presentarme c
Charlin: Había sido divertido lo de la fuente, había deseado que al momento de conocer a mi suegra, todo fuese bien, y por bien me refiero a darle una buena impresión, después de todo, suelen decir que la primera impresión es la que cuenta. No iba a mentir y decir que no estaba aterrada, pero ya le había mentido a Harvey, mañana le diría a mi familia, no la verdad, sólo que he estado saliendo con Gregory durante un tiempo en secreto y toda esa historia que le conté a mi cuñado, esperaba poder ser lo bastante convincente al estar frente a ellos, y que no noten que estoy mintiendo. - En un momento regreso para preparar la cena –digo nada más llegar, debía llevar la ropa al cuarto, vendría a preparar la cena y después subiría para arreglar la ropa. - No es necesario, ya la hicieron –dice Harvey haciendo que me detenga en seco, me giro a verlo. - Oh, bueno, dejo esto y regreso –le muestro las bolsas sonr
Charlin: Mi familia se lo había tomado bien, se habían sorprendido un poco pero fuera de hacerme preguntas sobre Greg, todo había marchado bien. Mi tía no había dicho mucho, sólo que si estaba segura, que no debía sentirme presionada porque fuese una celebridad ni nada por el estilo, tras asegurarle que estaba enamorada, ella me había abrazado y llorado porque me iba de casa, aun así, les seguiría ayudando. Los trillizos habían peleado por ver quien se quedaba con mi teléfono, me había reído y negado, eran tan ocurrentes la mayoría del tiempo. El siguiente reto sería contárselo a Ellie, sabía cómo reaccionaría, primero con sorpresa, después se enojaría por no haberle contado nada, y por último, se burlaría de mí diciendo que siempre critiqué a Greg, seguro era para ocultar que estaba enamorada, no por algo era mi amiga desde primaria. Creer que ellos eran un reto, había sido un gran error, el mayor reto se presentó ve
Gregory: Mi madre no había dejado de hacer llamadas, todo estaba planeado, acaso nos preguntaba una que otra cosa, incluso se había llevado a Char para comprar un vestido adecuado a la ocasión, o sea, la pedida de mano frente a muchas personas, aunque claro, mi madre lo haría ver como algo especial y mágico, fuera de la vista de todos. - ¿Ya sabes cómo se lo vas a pedir? –era la tercera vez que mi madre me lo preguntaba al menos en una hora, comenzaba a fastidiarme. - Sí madre, hace mucho que lo sé, estoy enamorado, ¿cómo no sabría que decir? –la miro con fastidio, la verdad es que había buscado ayuda de un poeta, pero mi madre no tenía por qué saber eso. - Perfecto, todo debe ser perfecto –se acerca y me pellizca las mejillas emocionada, ruedo los ojos molesto, no era un niño. - Como lo estas organizando tú, no lo dudes –sonrío con falsedad, ella esta tan emocionada que ignora mi tono. - Debo ir a la empresa,
Charlin: El fatídico día al fin había llegado, no había podido dormir en toda la noche, Ellie había tenido que colocarme una mascarilla refrescante y no sé cuántas cosas para que no me viera como un muerto viviente, así que al llegar a mi cita en la estética, mi rostro lucía fresco y terso, un suspiro de alivio me inundó cuando la mujer encargada de peinarme y maquillarme me lo dijo. - Algo natural quedará perfecto –dice tras observarme unos segundos–, tu cabello irá en un recogido adornado con una pequeña tiara, así le sacaremos partido a tu rostro –sonríe antes de comenzar a maquillarme, acto seguido, comienza con mi cabello. - Vaya –digo cuando termina, había dejado 2 pequeños mechones de cabello a un lado de mis oídos, lo que lograba darme una apariencia refinada–. Muchas gracias –le sonrío sincera, la mujer asiente, ahora debía esperar a mi tía y a mi suegra, verlas hablar me ponía de los nervios, quizás ella le estaba contando
Charlin: La respiración se había atascado en mis pulmones, no podía moverme del terror, en nombre de todo lo que era bueno, ¿por qué justo él tenía que escuchar lo que dije?, ¿por qué había pensado que hablar en voz alta era una buena idea?, en primer lugar. - Yo –digo bajo, él me miraba con tranquilidad, una maliciosa sonrisa adorna su bello rostro. - Calma querida, ya lo había intuido, Greg no es de los que se atan a alguien, le gusta la libertad, ya me entiendes –me guiña un ojo, trago saliva–, no por nada soy su mejor amigo, de haber salido contigo, aunque fuese en secreto; lo habría sabido –me guiña un ojo, no sabía si eso debía hacerme sentir tranquila o no. - Quizás escuchaste mal –digo bajo, intentando que mi voz no temblara, sin embargo, estaba tan nerviosa que eso fue imposible. - Señorita –se acerca a mí con paso elegante, no parecía querer sacar provecho–, no tienes de que preocuparte, no le diré a nadie,
Gregory: La cena transcurre sin ningún inconveniente, mi madre estaba encantada platicando con la tía de Char, estaba seguro que compartían recuerdos vergonzosos de nosotros, sólo eso podía explicar que no dejaran de reír. - Señorita, ¿le ofrezco champagne? –dice un mesero acercándose a ella, niega. - Gracias, me gusta más el vino tinto –dice suave, el mesero asiente y se aleja. - Estuviste muy bien durante la cena –digo bajo, todos estaban agrupados entre ellos, según se conocían, algunos hacían negocios, típico de esos viejos avaros. - Deberías ir y detener a mamá –dice uno de los hermanos de Char por detrás, haciendo que ella de un respingo por el susto–, está contándole a la señora Athens cuando te subiste al árbol y te atoraste quedando de cabeza –se encoge de hombros. - ¡Kentin! –chilla bajo avergonzada, comienzo a reír de manera disimulada. - Ni te rías niño bonito –dice otro de los hermanos, se