Gregory:
Mi madre no había dejado de hacer llamadas, todo estaba planeado, acaso nos preguntaba una que otra cosa, incluso se había llevado a Char para comprar un vestido adecuado a la ocasión, o sea, la pedida de mano frente a muchas personas, aunque claro, mi madre lo haría ver como algo especial y mágico, fuera de la vista de todos.
- ¿Ya sabes cómo se lo vas a pedir? –era la tercera vez que mi madre me lo preguntaba al menos en una hora, comenzaba a fastidiarme.
- Sí madre, hace mucho que lo sé, estoy enamorado, ¿cómo no sabría que decir? –la miro con fastidio, la verdad es que había buscado ayuda de un poeta, pero mi madre no tenía por qué saber eso.
- Perfecto, todo debe ser perfecto –se acerca y me pellizca las mejillas emocionada, ruedo los ojos molesto, no era un niño.
- Como lo estas organizando tú, no lo dudes –sonrío con falsedad, ella esta tan emocionada que ignora mi tono.
- Debo ir a la empresa,
Charlin: El fatídico día al fin había llegado, no había podido dormir en toda la noche, Ellie había tenido que colocarme una mascarilla refrescante y no sé cuántas cosas para que no me viera como un muerto viviente, así que al llegar a mi cita en la estética, mi rostro lucía fresco y terso, un suspiro de alivio me inundó cuando la mujer encargada de peinarme y maquillarme me lo dijo. - Algo natural quedará perfecto –dice tras observarme unos segundos–, tu cabello irá en un recogido adornado con una pequeña tiara, así le sacaremos partido a tu rostro –sonríe antes de comenzar a maquillarme, acto seguido, comienza con mi cabello. - Vaya –digo cuando termina, había dejado 2 pequeños mechones de cabello a un lado de mis oídos, lo que lograba darme una apariencia refinada–. Muchas gracias –le sonrío sincera, la mujer asiente, ahora debía esperar a mi tía y a mi suegra, verlas hablar me ponía de los nervios, quizás ella le estaba contando
Charlin: La respiración se había atascado en mis pulmones, no podía moverme del terror, en nombre de todo lo que era bueno, ¿por qué justo él tenía que escuchar lo que dije?, ¿por qué había pensado que hablar en voz alta era una buena idea?, en primer lugar. - Yo –digo bajo, él me miraba con tranquilidad, una maliciosa sonrisa adorna su bello rostro. - Calma querida, ya lo había intuido, Greg no es de los que se atan a alguien, le gusta la libertad, ya me entiendes –me guiña un ojo, trago saliva–, no por nada soy su mejor amigo, de haber salido contigo, aunque fuese en secreto; lo habría sabido –me guiña un ojo, no sabía si eso debía hacerme sentir tranquila o no. - Quizás escuchaste mal –digo bajo, intentando que mi voz no temblara, sin embargo, estaba tan nerviosa que eso fue imposible. - Señorita –se acerca a mí con paso elegante, no parecía querer sacar provecho–, no tienes de que preocuparte, no le diré a nadie,
Gregory: La cena transcurre sin ningún inconveniente, mi madre estaba encantada platicando con la tía de Char, estaba seguro que compartían recuerdos vergonzosos de nosotros, sólo eso podía explicar que no dejaran de reír. - Señorita, ¿le ofrezco champagne? –dice un mesero acercándose a ella, niega. - Gracias, me gusta más el vino tinto –dice suave, el mesero asiente y se aleja. - Estuviste muy bien durante la cena –digo bajo, todos estaban agrupados entre ellos, según se conocían, algunos hacían negocios, típico de esos viejos avaros. - Deberías ir y detener a mamá –dice uno de los hermanos de Char por detrás, haciendo que ella de un respingo por el susto–, está contándole a la señora Athens cuando te subiste al árbol y te atoraste quedando de cabeza –se encoge de hombros. - ¡Kentin! –chilla bajo avergonzada, comienzo a reír de manera disimulada. - Ni te rías niño bonito –dice otro de los hermanos, se
Gregory: La cena en la villa había estado bastante bien, no recordaba la última vez que mi madre estuvo tan animada, suponía que tenía que ver con el hecho de hacer su sueño realidad, y era el de tener una hija, no es que no se sintiera feliz con nosotros, pero siendo la única entre 3 hombres, no debió ser fácil. Además de eso, había ganado una amiga, por raro que pudiese parecer, ella no tenía amigas sinceras, y a decir verdad, la madre de Char era una mujer sencilla pero verdadera, no se dejaba deslumbrar por la opulencia que la rodeaba, había querido ayudar unas cuantas veces, mismas que mi madre se había negado. Sabía por Char que ella le ayudaba para los gastos del departamento, además de la escuela de los trillizos, querían ahorrar para que fuesen a buenas universidades, el mayor quería estudiar Sistemas Computacionales, el segundo quería ser Chef y el tercero Administración de Empresas, todas buenas carreras, y su único objeti
Gregory: Char había vuelto bastante tarde, se le veía cansada así que había decidido que no cenaría y se iría a la cama, suponía que había comido con su amiga, por la cantidad de postres que habían comido en la villa, podía suponer que por eso no tenía hambre. - Esta rara, ¿no te parece? –la voz de mi hermano me saca de mi ensimismamiento. - ¿Cómo rara? –lo miro inquisitivo, ¿acaso Char le había dicho algo? - Como decirlo –mira al cielo como buscando una palabra–, la siento esquiva, ¿no te has dado cuenta que en cuanto te ve se pone a la defensiva? –lo miro atento pensando en sus palabras, era verdad, durante la mañana se había puesto ansiosa y había salido casi corriendo. - Debe estar nerviosa por la atención que atraerá –me encojo de hombros, seguro era eso, entre más temprano saliera menos gente encontraría en su camino. - No es eso, siento que hay algo más –dice mirando su copa, fruncía el ceño molesto.
Gregory: Todo había sido un poco más normal durante el desayuno, no era tan malo que Harvey supiera, incluso podía tener buenas ideas. - Vayamos a la playa este fin de semana –digo tranquilo, Char comienza a toser ahogándose con el café. - ¿Todos? –pregunta señalando a Harvey. - No, una cita de pareja, es lo que hacen, ¿no?, van a ese tipo de lugares –me encojo de hombros. - Es una buena idea –dice ella tras unos segundos. - Iremos a la playa privada del tío Antonie en las Malvinas –tras decir esto, ella escupe el café, frunzo el ceño. - ¿Qué? –dice tras limpiar todo–, no tengo pasaporte –me mira con horror–, y no iré tan lejos cuando aquí hay unas playas preciosas –sentencia cruzándose de brazos. - Pero allá tendremos todos los lujos y comodidades, y no habrá gente que nos moleste –digo en tono casual. - Aja, ¿y cómo demostrará eso que son una pareja enamorada?, ¿recuerdas que no deben
Gregory: Había intentado localizar a Char tras no haberse encontrado con su chófer, no habría problema de no ser porque Ellie me había llamado para preguntar por ella ya que no le respondía, había llamado a su madre y hermanos, sin éxito. Cuando la quinta llamada me mandó a buzón, empecé a preocuparme, había una función en el nuevo teléfono que permitía localizarlo, era algo que pensé jamás utilizaría, por privacidad más que nada; pero esto era una emergencia. El personal de seguridad comienza a buscar, tras unos segundos que parecen eternos manda una señal, conocía esa playa debido a la infestación de cangrejos el año pasado, ¿estaba ahí por gusto o qué demonios? - Vamos Charles –el hombre asiente saliendo antes que yo para ir por la camioneta, ya vería esa mujer cuando la encontrara, ¿cómo se atrevía a poner a todos en alerta?, comenzando por mí. Tras unos cuantos minutos, al fin llegamos, no parece haber mucha gent
Charlin: Cuando abrí los ojos, mi cabeza descansaba sobre algo suave, además había algo calientito cubriéndome, al girar hacia arriba pude ver las estrellas, al girar un poco vi el rostro de Greg perdido en las estrellas. - ¿Qué hora es? –digo bajo, él gira la cabeza para verme, me sonríe. - Cerca de las 9, dormiste 4 horas –dice divertido, me sonrojo, ¿había pasado 4 horas cuidándome mientras dormía? - Dioses, eso es mucho, hasta para mí –digo sentándome de golpe, me froto los ojos y miro la pequeña choza, cuando pequeños esto era más grande, nos parecía enorme, pero ahora, era demasiado pequeño para 2 personas. - Lucías cansada, no quise molestarte, y la verdad fue relajante ver las estrellas en esta pequeña choza –dice sincero mientras sonríe, me quito la cazadora y se la extiendo antes de salir, me estiro, a decir verdad había descansado como nunca. - Muchas gracias –dice tras haber salido,