Narra Abigaíl.Al llegar a su lado mi padre me entrega a él con una sonrisa radiante y mi mejor amiga no deja de llorar, volteé a ver a mi madre y veo que ella también está llorando, ya su maquillaje está corrido de tantas lágrimas. —Te entrego mi mayor tesoro, debes venerarlo, por favor—, pide mi padre en forma de un ruego a Bruno. —La cuidaré hasta mi último suspiró — Bruno le dio un abrazo a mi padre. —Queridos hermanos—, la aguda voz del sacerdote, hace eco en la capilla, — Estamos aquí reunidos junto al altar, para que Dios garantice con su gracia vuestra voluntad de contraer matrimonio ante el ministro de la iglesia y la comunidad cristiana ahora reunida. Cristo bendice copiosamente vuestro amor conyugal, y él, que os consagró un día con el santo Bautismo, os enriquece hoy y os da fuerza con un Sacramento peculiar para que os guardéis mutua y perpetua fidelidad y podáis cumplir las demás obligaciones del Matrimonio. Por tanto, ante esta asamblea, os pregunto sobre vuestra int
3 años después.Narra Abigaíl.Como los años nos enseñan a madurar cada día un poquito más, y no muestran que lo que siempre veíamos en negro y en blanco en realidad tenía más colores que un arcoíris rodeando una nube en un día soleado y hermoso; en tres años he obtenido todo lo que en trece años no se me permitió ni siquiera soñar, sin embargo, ya no me entristece verlo de ese modo porque el tiempo de Dios es perfecto y cada cosa llega en su preciso momento justo como lo hizo Bruno, que aunque fui muy ciega y me costó verlo, él también fue mi salvación, tal vez sin él en mi vida, no hubiera sentido las ganas de seguir adelante y ser hoy una mujer fuerte, sin inseguridades, una que no le teme a vestirse con ropa hermosa y sexi, sin importar en el qué dirán o pensaran los demás, porque la única opinión que me importa es la del hombre que amo, ese que no me minimiza y que me engrandece cada día, haciendo de mis logros fiestas, mostrando orgullo e interés en lo que me apasiona, y si me d
Dentro del ascensor él la miraba con lujuria, como un animal en celo, mientras ella sentía que le faltaba el aire, aquel espacio era demasiado diminuto para estar al lado de ese muchacho tan seductor que representaba el peligro y el pecado para ella. Lo observo vistiendo como siempre ese traje a la medida que se ajusta perfectamente a su cuerpo, ese que su esposo nunca tendrá porque Bruno le parece ser un hombre tallado por los mismos dioses. Es el hombre quien le despierta esa necesidad que nunca creyó tener.Él sonrió lascivo de medio lado acercándose a ella con aire de atracción, — manténgase en su lado joven, estoy cansada de sus juegos; respéteme bien sabe usted que soy una mujer casada— le reclamó Abigaíl con las manos temblorosas tratando de mantenerse firme para que él no pudiera percibir lo
Narra Abigaíl:Oscuridad sobre tenebrosidad fue lo que vi en sus ojos, no era el típico joven de mirada dulce, no, no; este era una bestia hambrienta que amenazaba con devorarlo todo incluida yo, si, justamente así me sentía frente a él, amenazada y una certeza había allí, lo emitía todo él, lo podía percibir con mi piel y todo mi ser, una sentencia que decía serás mía Abigaíl, estaré loca, puede que sí, pero es extraño que su expresión me pueda hablar sin tan siquiera conocerlo.Detallé su cuerpo completo con la mirada y me doy cuenta de que es muy joven para causar todo eso en mí, sin embargo, no puedo negar que también es atractivo, muy atractivo. Alto; va vestido con un elegantísimo traje gris, camisa blanca y corba
Narra Bruno. Pensé que lo peor que me podría suceder era tener que quedarme en este lugar porque mi vida únicamente sería trabajar y compartir con los niñatos que tengo como amigos, pero ahora, sí quiero profundizar esa amistad. La madrastra de Jeremías es hermosa, justo como me gustan, una mujer llena de curvas, de pelo negro largo y muy lacio, de piel blanca como la porcelana, tan delicada como una flor, sus grandes ojos negros van a juego con sus pestañas risadas y sus cejas son tan definidas, sin necesidad de maquillaje. Parecía una diosa divina con esos labios rosados, que me dieron ganas de chuparlos hasta dejarlos inflamados, su cuerpo voluptuoso invita a pecar, pero ya estoy podrido, mi alma no necesita de más pecado, pues uno más y uno menos no hará la diferencia, porque ya no tengo salvación. Adoro ser como soy sin necesidad de querer cambiar por nada ni por nadie, yo Bruno Lambert he nacido para obtener del mundo todo a lo que las personas puritanas le llaman malo, q
Narra Abigaíl. Estaba poniendo la mesa cuando el timbre fue tocado y le hice un gesto a mi esposo de que yo me encargaba que no había problemas algunos, al abrir estaba él allí de pie con un vino en una mano y la otra en el bolsillo, sonriendo de medio lado y vestido con algo menos formal, pero que lo hace ver igual de hermoso que los trajes de marca, su dulce aroma se coló por mis fosas nasales. <<Que rico huele>> pensé sin saber qué decir o poder formular una palabra que me dejara invitarlo a pasar, nuevamente me sentía pequeña a su lado y mi cuerpo reaccionaba a él, era extraño, que por segunda vez en un mismo día sintiera lo mismo. Él me miraba de la misma manera, lamiendo sus labios y detallando mi cuerpo como si me escaneara, se acercó a mí entrando sin ser invitado y dejo un beso sobre la comisura izquierda de mis labios, ret
Narra Bruno. Aún recuerdo la cena en casa de Abigaíl, ella estuvo inquieta durante esas horas, mi presencia le aturde y eso me fascina, jugaré con esas armas a mi favor, pronto la tendré entre mis brazos. Fue casualidad que me tocó sentarme a su lado, era el destino mostrándole que se tragaría sus palabras al pedirme que busque a una mujer joven para qué empezará el juego, que únicamente quiero jugar con ella. Mientras hablaban cosas que no entendía y no eran de mi interés empecé por tocar sus piernas y su rostro palideció, a la vez que su esposo seguía comiendo como animal hambriento, yo me aprovechaba de sentir la suave piel de su mujer. —Ya basta—murmuró muy bajo, tanto que si no fuera porque estaba atento a sus expresiones no lo sabría. En vez de detenerme continué subiendo un más mi mano y le apreté un poco. Fue una completa lástima no haber seguido, pero hoy no me queda más que recordar eso qué sucedió anoche, y que seguirá sucediendo porque no me detendré, no ahora que ya em
Bruno sonrió de medio lado, Rogelio pensaba que podía jugar con él, qué equivocado estaba, no sabía que ya Bruno había iniciado el juego y comenzando por su esposa, y de inmediato pensó tener todo lo mejor monitoreado a Rogelio que pudiera, lo que más le interesaba de su gerente era la bella Abigaíl.—Tienes razón Rogelio, posiblemente tenga más teoría que práctica y necesitaré de toda la ayuda para ejecutar mi visión por aquí. Transfiere a tu secretaria a presidencia, que mejor que contar con la secretaria del gerente de operaciones y como tú sabes tanto de este negocio, puedes entrenar muy rápido a una nueva secretaria para ti.«Una que yo entrenaré para que me dé pelos y señales de tus movimiento