Una hora después Víctor era liberado a las afueras de la ciudad con una única oportunidad para salvar su vida, en ese punto sabía que sus días estaban contados si no hacía lo que Ciro le había ordenado que hiciera. Con solo recordar la expresión y la mirada del esposo de Julia, hizo que todo su cuerpo se estremeciera de miedo, no tenía escapatoria más que la de cumplir, para después echar su cabeza hacia atrás y reír al darse cuenta de que no había mejor castigo para Julia que el estar casada con ese hombre.—Julia, no necesito hacer nada para hacerte pagar, ya tienes tu verdugo a tu lado. Ciro Costello el mismo te hará pagar el haberme traicionado.En casa de los Costello, todo parecía tranquilo. Julia finalmente había logrado relajarse lo suficiente como para dormir. El día había sido demasiado intenso para su estado, incluso para alguien que no estuviera embarazada. Un intento de asesinato y una pelea con su esposo eran situaciones abrumadoras.Despertó apenas unos minutos antes d
Ciro ya se había convertido en el héroe que llegaba siempre para protegerla y Julia no podía creer que incluso se hubiera enfrentado a su abuela para eso, entrelazó los dedos con los de él, cuando la tomó firmemente de la mano y esperó a que la visita se marchara.— Ciro, sobre lo del aborto yo…— él se merecía saber la verdad y Julia estaba harta de mentir, no era posible que un hombre que se había arriesgado a recibir un disparo de bala por ella y que demostraba una y otra vez protegerla, no fuera a entender lo que sentía tal vez si lo hablaban abiertamente — sobre lo de tener un hijo…—No, no te sientas mal por eso Julia —, él rozó su nariz con la de su esposa para verla a los ojos —mi abuela debe entender que no deseo tener hijos.Ciro tomó de la mano a Julia y la llevó hasta uno de los sillones, sentándose y acomodando a su esposa sobre sus piernas para poder besarla. Fue un beso suave y tierno que Julia no pudo evitar corresponder, amaba a ese hombre, era incapaz de no perderse c
Por fin, el día había llegado y Julia terminaba el máster que estaba cursando en la universidad.— Julia, me alegra mucho verte aquí. Quiero felicitarte personalmente por tu logro — dijo el profesor de Julia con una sonrisa sincera mientras estrechaba su mano.— ¡Profesor! Muchas gracias — respondió Julia, emocionada por la felicitación de su mentor académico. — Ha sido un largo camino, pero estoy contenta de haberlo completado. — No solo has completado tu máster, sino que también lo has hecho con la mejor nota en toda la clase. Tu trabajo ha sido excepcional y estoy seguro de que tienes un futuro brillante por delante, además de que …— el profesor le entregó la carta de aceptación en aquella universidad en el extranjero a la que Julia quería asistir.— Gracias, profesor. Sus enseñanzas y apoyo han sido fundamentales para mi éxito. Realmente he aprendido mucho en sus clases.—Ella abrió la carta y su rostro se iluminó al leer lo que ponía.— Esto no es posible, yo no pedí plaza todaví
La compañía de Julia era algo que Ciro no dejaba de disfrutar, su esposa era un enigma que no dejaba de sorprenderlo en cada nuevo descubrimiento que hacía de ella.No entendía como era que él había creído que ella era una mujer débil. Todo lo contrario Julia era excepcional todo lo que había esperado en una mujer, por lo que cada vez se le hacía más difícil imaginar una vida donde ella no estuviera incluida, todo iba muy bien entre ellos hasta que ella tocó el único tema que lo hacía poner de mal humor.— Ciro… Ahora que estamos así me gustaría hablar seriamente de algo contigo, nuestra relación va bien y creo que tengo algo que decirte en cuanto al tema de tener hijos.Hijos. Si ese era el único tema que él no desea a tocar con su esposa y no porque no lo deseara, todo lo contrario un hijo con ella sería la cereza de su felicidad, pero no se creía capaz de admitir frente a ella los motivos por los cuales sentía que no merecía tener un hijo. No solo con ella, con ninguna mujer en rea
Ciro se sintió molesto, pero también comprendió el punto que Julia trataba de transmitir sobre la salud de su madre. Además, una sensación de culpabilidad lo invadió por el comportamiento que había tenido con... Ciro se rehusó a siquiera pensar en quién era esa persona que vino a su mente.—Está bien, Julia, pero por favor permíteme tomar un Uber y tú lleva el auto — Ciro estaba decidido a no permitir que nada pusiera en riesgo a su esposa de nuevo. Sin embargo, su teléfono sonó en ese momento; era una llamada importante de la oficina que requería su atención inmediata debido a un problema con algunas firmas que no podían esperar.— Está bien, yo dejaré que él chófer me lleve — Respondió Julia aceptando la proposición de su esposo, lo único que necesitaba, era que ese hombre no fuera con ella, eso era lo que le dijo su interlocutora al otro lado del teléfono.—Voy a tener que irme, ha surgido un asunto en la oficina que requiere mi atención. Pero enviaré al chófer para que te lleve; n
A Ciro le llevó un par de horas resolver el problema que las firmas habían ocasionado, por lo que finalmente regresó al trabajo. Estaba algo enojado por la forma en que había tenido que dejar a Julia mientras ella visitaba a su madre. Había esperado con paciencia a que ella le indicara que había terminado, pero al comprender que tal vez Julia no lo llamaría, decidió enviar a su chófer, solo para descubrir que ella ya se había ido.Intentó comunicarse con ella en vano; la impaciencia y la preocupación lo estaban descontrolando."Ciro, tranquilízate", se dijo a sí mismo en un intento de calmarse, justo en el momento en que su teléfono sonó nuevamente. Sin siquiera verificar quién era, asumió que era Julia y contestó de inmediato.—¿Ya has terminado tu visita? —fue lo primero que dijo Ciro al responder el teléfono. Su rostro estaba lleno de una sonrisa, pero se volvió serio al darse cuenta de quién estaba realmente al otro lado de la línea.— ¿Mi visita? La que me harás tú en este precis
Julia podía leerlo en la mirada de Ciro, era capaz de ver la culpabilidad en sus ojos por mucho que intentara aparentar normalidad. Lo cierto era que él había capturado a Víctor tras el atentado que ella sufrió y sorprendentemente seguía en la calle, ni siquiera una denuncia o algo, no le dijo que había sido de Víctor y además este no la había vuelto a molestar.— No digas nada — dijo Julia antes de que Ciro hablara, no quería aclarar nada, ella se marcharía pronto y prefería llevarse un buen recuerdo de él, aunque siempre se quedará con la duda de si aquello era cierto — Estoy agotada, llévame a casa.El trayecto a la mansión de los Costello fue en absoluto silencio por parte de ambos; sin embargo, en el interior del auto, Julia se encontraba arropada en los brazos de su esposo, resguardada en lo que le daba paz y a la vez se la quitaba. Sin entender por qué le costaba tanto desprenderse de él, tal vez solo era una persona dependiente en el fondo, alguien que no era lo suficientement
La noche paso muy rápido dando paso al día siguiente dónde se daría el anticipado juicio contra el exesposo de Julia, el cual tuvo lugar en un tribunal impregnado de tensión y expectación. Se presentaron ante el jurado todas las pruebas meticulosamente recopiladas durante la investigación presentada en el pendrive que Julia le había hecho llegar a las autoridades junto con su denuncia. Cada testimonio, cada pieza de evidencia, se entrelazó para tejer un relato convincente de los acontecimientos. Los presentes apenas contenían la respiración mientras el juez, con mirada severa, pero imparcial, ponderaba la información ante él.Se descubrió en ese juicio la forma que Víctor había llevado a cabo no solo grandes estafas, también varios asesinatos, entre sus víctimas se encontraba el padre de Julia y el accidente donde Ciro casi pierde la vida.La resolución de juez tras las pruebas no se hizo esperar. Con una autoridad que resonó en la sala, pronunció el veredicto que pondría fin a meses