Julia no podía creer lo que escuchaba. En cierto modo, entendía el momento en que Alice le había hablado así, incluso que le exigiera que le diera un nieto, pero en absoluto era capaz de entender que Ciro, ya en plenas condiciones, fuera a decirle lo mismo.Caminó sin responder hasta la puerta de la habitación y la abrió, quedándose quieta e indicándole a Ciro que saliera.— Márchate, Ciro. Te recuerdo que yo perdí a mi padre en ese accidente, y tú ya estás perfectamente bien. Así que haz el favor de dejarme descansar tranquila.Ciro tomó una respiración profunda, sintiendo la tensión en el ambiente. Aunque Julia intentaba mantener la compostura, él podía notar que estaba afectada. Sin embargo, él no estaba dispuesto a dejar las cosas así.— Aun así, lo que tu padre hizo no queda pagado — dijo Ciro mientras tomaba los papeles que tenía en la mano Julia y los rompía con fuerza — No solo eso, trabajarás conmigo en la empresa. Eres abogada, así que estarás en el departamento legal. Neces
Aquella mañana solo tuvo un par de horas de clase así que, Julia decidió que sería buena idea mantener la ilusión de normalidad ante Ciro, más que eso, y por esa razón no comió ese día en la cafetería del campus y volvió rápido a casa. Después de todo, si quería llevar a cabo sus planes en secreto, necesitaba que él creyera que todo estaba bien entre ellos.Entró a la cocina y comenzó a preparar la cena. Optó por un platillo que sabía que a Ciro le gustaba especialmente. Mientras cortaba los ingredientes y encendía los fogones, su mente se encontraba dividida entre su papel como esposa y sus propias aspiraciones personales.— Señora, yo puedo prepararle lo que usted quiera — aseguró la cocinera, algo molesta por el hecho de que Julia estuviera ocupando su lugar de trabajo. Esa mujer nunca antes había mostrado interés por la cocina, y a ella le iba bien tener control sobre su dominio.— Quiero cocinar para mi marido, gracias. Tómese un descanso — respondió Julia sin dejar de cortar l
Mónica se encontraba todavía en la oficina, había estado holgazaneando durante mucho tiempo y ahora tenía que hacer horas extras, algo que le molestaba. Sobre todo ahora que parecía que Ciro no tenía ninguna clase de afecto a consideración por ella.—Todo es culpa de ella, de la maldita mosca muerta que se aprovechó de que él estaba a punto de morir para convertirse en su esposa— dijo en voz baja para ella con desprecio, No podía negarlo, se encontraba celosa, si bien Ciro jamás había volteado a verla era mucho más permisivo, la dejaba retrasarse, pero ahora, Ahora no solo no era considerado con ella.Podía sentir la hostilidad de Ciro, sobre todo después del incidente que había tenido con la esposa de este.—¡Maldita Julia, ojalá se muera!— dijo en esa ocasión haciendo que una de sus compañeras que también se encontraba en ese momento en la oficina la viera.—No creo que lo haga pronto, todo lo contrario la has invocado.La mujer no tardó nada en voltear a ver de quién hablaba su com
Ciro no tardó en dirigir sus pasos hasta la oficina de su esposa, necesitaba ver cómo se encontraba. Por la forma que había encontrado a Mónica de alterada podía imaginar el tipo de encuentro desagradable que le había hecho pasar a su esposa.Ciro se detuvo un momento frente a la puerta de la oficina de su esposa, por primera vez se sentía nervioso y algo cohibido."¿Qué diablos te pasa?" Se recriminó a sí mismo llevando su mano hasta el pomo de la puerta abriendola. Ciro se quedó por un momento sin poder respirar al ver a su esposa sentada tras su escritorio. Julia se veía regia imponente, una mujer hermosa, fuerte y poderosa que lo hizo suspirar sin que él pudiera evitarlo.—¿Te encuentras bien?— le preguntó sentándose en una de las sillas destinadas a los clientes e invitados que había frente al escritorio de su esposa — cuando llegué escuché como Mónica azotaba la puerta y eso solo ocurre cuando las cosas no le salen como desea. ¿Ella te molesto o se metió contigo?— Estoy perfect
Tal y como Ciro lo había planeado, frente a él se encontraba Víctor, el despreciable exesposo de Julia. El muy odioso tenía una sonrisa de satisfacción en el rostro, como si tuviera la mano ganadora en un juego.— No creí que el gran Ciro Costello me hablara para encontrarnos.Ciro no dijo nada, solo lo invitó a sentarse en su sala, donde tenía una carpeta similar a la que Julia le había mostrado a él.— Tienes razón, no es de mi agrado tener que hablarte, pero me veo obligado a hacerlo por Julia. Ella está obsesionada contigo, tenías razón, no deja de pensar en ti.Con cada palabra que decía Ciro, sentía como la amargura subía por su garganta, dejando un sabor desagradable en su boca.Víctor se quedó sin palabras por un momento, hasta que escuchó que Julia seguía obsesionada con él. Por supuesto, su ego se infló al escuchar esas palabras del actual esposo de Julia.— Lo sabía, es más, creo que intenté advertírselo, pero tú le creíste a ella la última vez. ¿Cómo es que ahora me crees
Esa mañana, la llamada de su secretaria tomó a Víctor por sorpresa.— Señor, esto está lleno de policías. Están desmantelando su oficina.Sin perder tiempo, Víctor se vistió apresuradamente y salió corriendo hacia su oficina. Pronto se dio cuenta de que la alarma de su secretaria no era en vano; la escena frente a él era un caos de agentes de policía y funcionarios fiscales, minuciosamente examinando sus asuntos financieros.El impacto de la realidad le golpeó de lleno mientras observaba la meticulosa inspección de sus cuentas. Estaba rodeado de documentos y personas que examinaban cada rincón de sus transacciones. La magnitud de la situación era abrumadora, y Víctor comenzó a entender la gravedad de la trampa en la que había caído.— ¿Qué se supone que están haciendo aquí? — exclamó Víctor con furia, intentando comprender la situación.La voz que le respondió era inconfundible, y al girarse, se encontró con Julia, su exesposa, mirándolo con determinación.— Detenerte, Víctor. Eso est
Ciro no podía dejar de besar a su esposa tratando de externar en cada beso y caricia lo mucho que la quería, lo mucho que la amaba, aquello que no podía expresar con palabras.Su boca conectando con la de su esposa, mientras sus manos recorrían su silueta, la mirada de Ciro se encontró con la de ella por un momento, lo que se reflejó en su mirada lo dejó anonadado y más enamorado que nunca de esa mujer.—Julia, mi amor…— por fin de sus labios salió aquello que venía sintiendo desde hacía un buen tiempo por ella, pero el miedo a lo que la chica pudiera responder, lo hizo tomar sus labios una vez más acallando cualquier cosa que estuviera apunto de decir.Julia no quería pensar, no quería ser ella quien pronunciara sus sentimientos en voz alta también, porque decirlo lo hacía real y se le haría todavía mucho más difícil lo que tenía que hacer. Pero en el instante en que esos labios tomaron los suyos, ella ya no pudo pensar y todo se volvió solo Ciro. Su boca contra la de ella, su lengua
Esa noche Ciro y Julia derrochaban un cariño y un amor que no se habían demostrado hasta entonces. Se recostaron juntos, sus cuerpos estaban entrelazados como si estuvieran tejidos por el amor que sentían. No podían dejar de besarse, acariciarse y llenarse de cariño, como si cada roce de sus labios, de su cuerpo, de sus manos expresara los sentimientos que había entre ellos, lo único que importaba en ese instante.Las palabras eran innecesarias en ese momento, pues sus miradas y gestos decían más que cualquier frase. Cada caricia, cada cariñosa mirada hablaba de la conexión tan íntima que acababan de alcanzar a través de sus cuerpos.Finalmente, envueltos en la ternura que solo puede nacer entre dos almas enamoradas, se dejaron llevar por el sueño. Se entregaron a los brazos del descanso abrazados, como si temieran perderse.Pero al despertar a la mañana siguiente, la cruda realidad golpeó a Julia. Se deslizó con cuidado de entre los brazos de Ciro, tratando de no perturbar su sueño, y