Julia le miró con curiosidad y una sonrisa juguetona se formó en sus labios al notar la inusual incomodidad de su esposo. Él siempre parecía tan seguro de sí mismo e imperturbable.—¿Para qué? — preguntó Julia, provocando un pequeño brillo de diversión en sus ojos. Su molestia se había disipado en el momento en que cayó en la cuenta de que Ciro había ido a la universidad a buscarla y que el encuentro con Víctor solo era un contratiempo. Pero algo más debió traer a su esposo hasta allí.Se acercó a él, acomodándole la corbata mientras sus ojos se dejaban seducir por la mirada intensa que él tenía. Ciro era un hombre que le atraía, pero al mismo tiempo sabía que debía mantener cierta distancia para no perderse en esos sentimientos y recordar la realidad de los hombres.Ciro se encontró perdido en su propio reflejo visto a través de los ojos de su esposa. Un nudo se formó en su garganta, haciendo imposible que él fuera capaz de responderle pronto. Es más, sintió por primera vez la gargan
Julia miró a su esposo con cariño y asintió, una conferencia no era lo que se imaginaba como cita romántica, pero estaba segura de que sería perfecta, al menos era original, debía admitirlo.—Me encanta. Especialmente porque tú estás aquí conmigo — respondió, tomando la mano de Ciro entre las suyas mientras tomaba asiento en las butacas asignadas en primera fila.Ciro soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo hasta ese momento al escuchar lo que esposa pensaba de su cita.— No estaba seguro sobre si había sido buena idea el tener una cita aquí, pero ahora con tus palabras me quedo más tranquilo — le confío él inclinándose hacia ella para hablar en su oído.—¿Ya tenías las entradas? O es que ibas a venir con alguien más — por primera vez, ella sintió una punzada de celos al pensar en lo difícil que era encontrar entradas para ese tipo de conferencias el mismo día, sobretodo con asientos tan buenos, así que sin duda debía tenerlas de antes.—Las conseguí hoy — respondió él de in
Cuando llegó a casa de Rose, ambas se sumieron en una conversación apresurada mientras intentaban procesar toda la información recibida. Estaban conscientes de que no podían desperdiciar la oportunidad que tenían entre manos.— Bien, ponte esta ropa. No tenemos tiempo que perder — instó Rose, dejando un vestido rojo con un escote pronunciado y muy provocativo sobre la cama.Julia observó el vestido con duda, no era algo con lo que se sintiera cómoda, así que negó con la cabeza.— ¿Qué problema tiene mi ropa? — preguntó Julia, defendiendo su estilo.Rose la miró incrédula y luego suspiró con una sonrisa de complicidad.— ¿En serio lo preguntas? Parece que salgas de trabajar en un banco, no puedes verte más formal y seria — le dijo Rose con franqueza. — Además, tal vez deberías aprender a sacarte más partido y seducir a tu hombre para que no tengas que huir enojada de vuestra próxima cita.Julia sabía que su amiga tenía razón, a menudo solía vestirse de manera conservadora y discreta. A
Julia se sorprendió cuando sintió la mano firme de Ciro tomarla de la cintura y arrebatarla del lado del otro hombre. Se giró hacia él con la mirada llena de sorpresa. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Ciro la llamó "mi amor" con un tono sarcástico, clavando sus ojos en los de ella.Su cuerpo se tensó y su corazón empezó a latir con fuerza al darse cuenta de que ese que la abrazaba era su esposo, podía ver los ojos llenos de ira clavados en los de allá, aún así aparentaba tranquilidad pero casi podía sentir su tensión.—Ciro, ¿qué estás haciendo aquí? — preguntó Julia, tratando de mantener la calma, aunque el latido de su corazón la ensordecia más que la música.No tenía una explicación para darle, de hecho entendía que estuviera molesto al verla bailando con ese hombre como si nada y aunque no sabía cómo la había encontrado, a su vez, le gustaba saber que había ido a buscarla.— He venido por ti — le respondió Ciro a su esposa —como bien sabes mi esposa y yo estábamos ten
— Vaya no veo a tu chófer hoy— dijo Rose saliendo de la universidad junto a su amiga y es que Julia no se había encontrado demásiado bien ese día por lo que quería asegurarse de que llegara bien a su coche.— Te dije que ya estoy bien — respondió Julia con una sonrisa en los labios viendo el coche de su esposo aparcado. — No vino mi chófer ahí está Ciro.Rose sonrió por la forma en que a su amiga le brillaban los ojos, era agradable verla enamorada y ese hombre que parecía frío pero se podía notar lo que también sentía por ella, la única que no parecía notarlo era su amiga.— Igualmente voy a acompañarte el debe saber que no te has sentido bien.— No hace falta, te dije que me encuentro bien — respondió Julia, mientras recordaba haber sentido algo de mareo y vómito tras el almuerzo. Aunque sabía que era normal en su estado, no podía contárselo a nadie, ni siquiera a Rose.— Entonces solo iré a saludarlo.Julia y Rose caminaron hacia el coche donde Ciro los esperaba. Al acercarse, Juli
Ella se apartó rápidamente de su esposo ante la impresión del líquido mojando su cuerpo y fulminó con la mirada al culpable, pero cuando el chico empezó a hablar, su expresión cambió. Lo recordaba, era el hombre borracho que había evitado que se lanzara al lago.— Vaya, eres tú — dijo ella, feliz de verlo. — Sí, soy Julia, y me alegro de volver a verteJoseph parecía sorprendido y a la vez emocionado de encontrarse nuevamente con Julia.— Estaba de paso por la ciudad y me enteré de este concierto, así que decidí venir. Me alegra mucho verte otra vez, ¿cómo estás? — preguntó con una sonrisa sincera.— Estoy bien, me alegra verte bien también y sobrio — respondió Julia. — Y este es mi esposo, Ciro.Joseph estrechó la mano de Ciro con una sonrisa cortés.— Encantado de conocerte, Ciro. Gracias por entender lo del accidente con la soda, soy un poco torpe a veces.— Un placer, Ciro Costello — Ciro correspondió al saludo del joven, pero se encontraba molesto, no por la forma en que había si
Julia no podía decir que Joseph fuera una mala compañía, lo cierto era que se esforzaba bastante por tener una conversación amena y ser gracioso, incluso la hizo reír un par de veces. Sin embargo, tras terminar de comer, Julia no se sentía bien ni con ánimos de quedarse a escuchar el concierto, a pesar de que todavía quedaban un par de grupos por tocar.— Joseph, gracias por todo, en serio. Pero me siento un poco cansada y preferiría irme a casa y descansar — le dijo Julia, tratando de explicar de manera amable que no se encontraba bien.— Lo entiendo, Julia. ¿Quieres que te lleve a casa? — preguntó él preocupado, por nada del mundo dejaría que una mujer se fuera sola a casa a esas horas.— No, ya pedí un Uber y parece que está por llegar — le mostró la aplicación donde el mismo pudo ver que el coche estaba a tan solo unos minutos de llegar.Él asintió con cierto pesar, se lo estaba pasando bien, pero entendía que esa mujer debía marcharse, y eso hizo Julia, apresurándose a caminar ha
Ciro tardó un par de segundos en salir de su asombro, sobre todo al ver la confianza y la convicción en las palabras de Julia al decirle que quería el divorcio.Si ella creía que podía dejarlo tan fácilmente, estaba equivocada. Él no dejaría que ella se alejara de él. Lo que era curioso, porque si lo hubiera mencionado un par de semanas atrás, no hubiera tardado nada en ir a buscar a su abuela juntos y decirle que no pensaban seguir adelante con esa farsa.—¿Así que te quieres divorciar? ¿Estás segura? — Ciro se acercó a ella tomándola del mentón — Si no más recuerdo, me has dicho que te casaste conmigo para salvar a tu madre. Divorciarnos podría ponerla en peligro, pero si seguimos casados, yo podría ayudarte a protegerla y rescatarla.Julia se había arrepentido en el mismo instante en que pronunció las palabras "divorcio". No podía hacerlo, pero la realidad era que tampoco quería hacerlo.— ¿Has dicho lo que creo que has dicho? — no podía creer que su esposo intentara usar la condic