— Como te dije ayer por teléfono, es una gran oportunidad para ti, este máster te lanzará directamente a esos estudios que querías hacer en el extranjero. — empezó a explicar su antiguo profesor de universidad mientras Julia lo escuchaba atenta.Ella asintió, comprendiendo la magnitud de la oportunidad que se le presentaba. Además, sabía que Rose, su mejor amiga de la universidad, también había sido llamada por el profesor e incluida en el mismo máster.— Bien, iré a ver si la encuentro y gracias por pensar en mí.— Era imposible no hacerlo, Julia. Has sido una de mis mejores alumnas — respondió el profesor con una sonrisa, reflejando el orgullo que sentía por el talento de su exalumna.Una vez despedida del profesor, Julia se dirigió en busca de su amiga Rose, con la emoción y expectativa de lo que les depararía esta nueva etapa. Había dejado sus estudios y vida profesional por exigencia de su exesposo, y ella, como buena esposa, no le había negado su petición. Pero ahora entendía qu
Rose se encontraba impaciente, Julia no aparecía y ella ya llevaba la mitad de su cheesecake de zarzamora y estaba a punto de pedir otro.Cosa por la cual culparía su amiga si está no llegaba antes de que se terminará el cheesecake que tenía frente a ella. La verdad es que Rose tenía muchas ganas de ver a su amiga había pasado mucho tiempo desde que ellas dos habían compartido un rato a solas y ella se moría por contarle a Julia las últimas novedades y si podía quejarse con ella de los hombre de su vida mucho mejor, por lo que salto de su asiento al verla entrar a la cafetería llamándola.—¡Julia!— la alegría con la que abrazo Rose a su amiga era auténtica — ¿Dónde has estado? Por otro poco y te iba a hacer responsable de romper mi dieta por segunda vez el día de hoy al pedir otro cheesecake.—¡Rose!— exclamó Julia con una sonrisa, correspondiendo al cálido abrazo de su amiga— Perdona mi tardanza, he tenido algunas cosas en la universidad que atender. No quería hacerte romper la diet
A medida que su esposo se acercaba a ella no podía evitar sentir que las piernas le flaqueaban, ese efecto que tenía en él, la forma en que su corazón palpitaba, el recuerdo de sus besos. Tuvo que calmarse y pensar en una buena respuesta, en intentar ser coherente.Julia miró a su esposo, notando la tensión en su rostro y su postura. Sabía que Ciro estaba molesto y tenía razón en estarlo, pero no podía contarle toda la verdad. No aún.— Lo siento de verdad, Ciro. Fui a encontrarme con Rose, mi amiga, y el tiempo se nos pasó volando mientras platicábamos. No me di cuenta de la hora — explicó Julia, tratando de mantener la calma y una actitud serena, aunque a medida que lo veía avanzar hacia ella dudaba de si no sería capaz también de escuchar los latidos de su corazón que ella misma ya sentía palpitar en sus oídos.Ciro se encontraba dividido entre el deseo de abrazarla con fuerza y mostrar su preocupación, y la necesidad de mantener su orgullo y distancia. Las palabras salieron de su
Ella estaba terminando de maquillarse ligeramente cuando el grito de su esposo hizo que se metiera el rímel en el ojo y emitiera un sonido de queja por el escozor.¿Qué demonios le pasaba ahora?Se limpió el ojo que había quedado manchado de negro y salió del baño enfrentándose a Ciro, parecía que los dos días de calma que habían tenido llegaban a su fin.— ¿Puede saberse por qué gritas tanto? — preguntó todavía limpiándose con una toallita desmaquillante e intentando abrir el ojo sin éxito, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla a causa de la irritación.Se encontraba sumamente molesto por el contenido del folder en su mano, pero no era una molestia cualquiera. Estaba celoso solo de pensar que Julia todavía seguía pensando en su ex esposo, incluso lo estaba investigando.— ¿Me puedes explicar esto? — Ciro aventó la carpeta en la cama con toda la información esparciéndose por ella —. No puedo creer que aún sigas pendiente de tu ex esposo.Ciro se llevó una de sus manos al rostr
Julia sintió el miedo recirrerla al verse atrapada por Víctor pero no dejó que la intimidara. Trató de liberar su muñeca de su agarre, pero él la sostenía con firmeza. Su mirada era desafiante, y las palabras que pronunciaba hacían que un escalofrío le subiera por la espalda solo de pensar que cumpliera sus amenazas — No tengo por qué ayudarte en nada, Víctor. Todo lo que has hecho es inaceptable y jamás volveré a tener nada que ver contigo. — Contestó Julia, tratando de mantener la calma a pesar de la tensión en el ambiente.— No tienes opción, Julia. Recuerda que puedo hacer mucho daño si lo deseo. Así que será mejor que te comportes como la esposa que eres y colabores conmigo. — Dijo Víctor, apretando aún más su agarre en la muñeca de Julia.Ella se apartó de él, liberándose de su agarre y empujándolo para apartarlo. Odiaba tenerlo tan cerca, odiaba su respiración, notar el calor de su presencia, el olor de su colonia; todo lo que solo unos meses atrás había adorado de ese hombre
Julia le miró con curiosidad y una sonrisa juguetona se formó en sus labios al notar la inusual incomodidad de su esposo. Él siempre parecía tan seguro de sí mismo e imperturbable.—¿Para qué? — preguntó Julia, provocando un pequeño brillo de diversión en sus ojos. Su molestia se había disipado en el momento en que cayó en la cuenta de que Ciro había ido a la universidad a buscarla y que el encuentro con Víctor solo era un contratiempo. Pero algo más debió traer a su esposo hasta allí.Se acercó a él, acomodándole la corbata mientras sus ojos se dejaban seducir por la mirada intensa que él tenía. Ciro era un hombre que le atraía, pero al mismo tiempo sabía que debía mantener cierta distancia para no perderse en esos sentimientos y recordar la realidad de los hombres.Ciro se encontró perdido en su propio reflejo visto a través de los ojos de su esposa. Un nudo se formó en su garganta, haciendo imposible que él fuera capaz de responderle pronto. Es más, sintió por primera vez la gargan
Julia miró a su esposo con cariño y asintió, una conferencia no era lo que se imaginaba como cita romántica, pero estaba segura de que sería perfecta, al menos era original, debía admitirlo.—Me encanta. Especialmente porque tú estás aquí conmigo — respondió, tomando la mano de Ciro entre las suyas mientras tomaba asiento en las butacas asignadas en primera fila.Ciro soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo hasta ese momento al escuchar lo que esposa pensaba de su cita.— No estaba seguro sobre si había sido buena idea el tener una cita aquí, pero ahora con tus palabras me quedo más tranquilo — le confío él inclinándose hacia ella para hablar en su oído.—¿Ya tenías las entradas? O es que ibas a venir con alguien más — por primera vez, ella sintió una punzada de celos al pensar en lo difícil que era encontrar entradas para ese tipo de conferencias el mismo día, sobretodo con asientos tan buenos, así que sin duda debía tenerlas de antes.—Las conseguí hoy — respondió él de in
Cuando llegó a casa de Rose, ambas se sumieron en una conversación apresurada mientras intentaban procesar toda la información recibida. Estaban conscientes de que no podían desperdiciar la oportunidad que tenían entre manos.— Bien, ponte esta ropa. No tenemos tiempo que perder — instó Rose, dejando un vestido rojo con un escote pronunciado y muy provocativo sobre la cama.Julia observó el vestido con duda, no era algo con lo que se sintiera cómoda, así que negó con la cabeza.— ¿Qué problema tiene mi ropa? — preguntó Julia, defendiendo su estilo.Rose la miró incrédula y luego suspiró con una sonrisa de complicidad.— ¿En serio lo preguntas? Parece que salgas de trabajar en un banco, no puedes verte más formal y seria — le dijo Rose con franqueza. — Además, tal vez deberías aprender a sacarte más partido y seducir a tu hombre para que no tengas que huir enojada de vuestra próxima cita.Julia sabía que su amiga tenía razón, a menudo solía vestirse de manera conservadora y discreta. A