Aquella mañana, Julia no quería presentarse al desayuno, pero sabía que si no lo hacía antes de que él tuviera que irse a trabajar, solo complicaría aún más las cosas. A regañadientes, se preparó y bajó a la cocina. Ciro ya estaba sentado en la mesa, leyendo el periódico con expresión seria.Julia intentó ignorar su presencia mientras se servía una taza de café. El silencio era incómodo y pesado, pero ninguno de los dos parecía dispuesto a romperlo. Pero al final ella cedió.— Buenos días — dijo Julia en voz baja sintiendo que si no lo hacía no podría tragar siquiera un poco de café.— Pensé que tendría que subir a buscarte para que bajaras a desayunar.Ciro apretó aún más el periódico en su mano, sintiendo cómo la ira se apoderaba nuevamente de él. Sabía que sus palabras eran provocadoras y que solo empeorarían las cosas, pero no podía evitarlo. Quería hacerla enfadar, quería que sintiera lo que él había sentido la noche anterior.Julia, por su parte, no se dejaba amedrentar. Su mira
Ciro no podía dejar de observar a Julia a través del espejo retrovisor, pero no era solo él quien estaba atento a las personas en ese auto. La abuela de Ciro también observaba cómo su nieto buscaba conectar con su esposa.Ver eso la hizo sonreír cuando la dejaron en el centro comercial de la ciudad y continuaron su camino hacia las oficinas Costello.Ciro bajó del auto para abrirle la puerta a Julia. Necesitaba tenerla cerca de un modo que no se explicaba, aunque ella jamás lo sabría. No se permitiría que ella supiera lo que realmente le afectaba.—Hemos llegado, así que te vuelvo a repetir que no me vayas a avergonzar — susurró en su oído mientras ambos atravesaban las puertas de la empresa familiar.Todos los empleados voltearon a verlos, era la primera vez que veían a Ciro caminar del brazo de alguien más, y esa otra persona era su esposa.La mayoría guardó silencio, solo se atrevieron a hablar cuando ellos desaparecieron en el interior de la oficina del CEO.—Bien, Julia, hablemos
Julia miró a Mónica con calma, sin dejarse afectar por sus palabras ofensivas. Su mirada reflejaba una serenidad y seguridad que dejó perpleja a la mujer frente a ella.— Entiendo que te sientas insegura ante mi presencia aquí, Mónica. Después de todo, el mundo laboral puede ser un desafío para algunas personas — respondió Julia con una sonrisa educada y una voz tranquila, como si estuviera dando un consejo amistoso.Las palabras de Julia provocaron cierta confusión en Mónica, quien esperaba una reacción más agresiva. Sin embargo, siguió con su intento de humillar a Julia.— No me vengas con sermones, eres solo una cazafortunas que ha logrado atrapar a Ciro, él ni siquiera te eligió, fue su abuela, pero no durarás mucho aquí. No tienes experiencia ni habilidades para estar en este mundo — replicó Mónica con desprecio.Julia mantuvo su compostura, a pesar de lo mucho que le dolía saber que en realidad su esposo jamás la habría escogido, aún así, respondió con tranquilidad. —Comprendo
— Verás si te das cuenta las cifras del apartado dieciséis y el veinte no cuadran en estos dos números — empezó a explicar Julia mientras le señalaba esos dos gráficos — en algún punto cambian o se pierden y eso a raíz del año mucho dinero extraviado.Ciro se encontraba atento a lo que ella decía, la forma en la que su frente se arrugaba al expresarse. La forma que sus labios se movían al hablar con vehemencia excusando a su asistente, no podía dejar de observar a su esposa.Julia levantó la vista y miró a su esposo contrándose con esos ojos que eran capaz de quitarle el aire por un momento sus pensamientos se desconectaron y no podía dejar de desviar su mirada de los ojos a los labios recordando lo que había sucedido la noche anterior entre ellos.— Como iba diciendo…— Julia se puso nerviosa e intentó alejarse al darse cuenta que se sentía afectada por él y no podía permitirse lo debía terminar de explicarle lo que habia descubierto y también su teoría.— Estoy viendo lo que me dice
— Como te dije ayer por teléfono, es una gran oportunidad para ti, este máster te lanzará directamente a esos estudios que querías hacer en el extranjero. — empezó a explicar su antiguo profesor de universidad mientras Julia lo escuchaba atenta.Ella asintió, comprendiendo la magnitud de la oportunidad que se le presentaba. Además, sabía que Rose, su mejor amiga de la universidad, también había sido llamada por el profesor e incluida en el mismo máster.— Bien, iré a ver si la encuentro y gracias por pensar en mí.— Era imposible no hacerlo, Julia. Has sido una de mis mejores alumnas — respondió el profesor con una sonrisa, reflejando el orgullo que sentía por el talento de su exalumna.Una vez despedida del profesor, Julia se dirigió en busca de su amiga Rose, con la emoción y expectativa de lo que les depararía esta nueva etapa. Había dejado sus estudios y vida profesional por exigencia de su exesposo, y ella, como buena esposa, no le había negado su petición. Pero ahora entendía qu
Rose se encontraba impaciente, Julia no aparecía y ella ya llevaba la mitad de su cheesecake de zarzamora y estaba a punto de pedir otro.Cosa por la cual culparía su amiga si está no llegaba antes de que se terminará el cheesecake que tenía frente a ella. La verdad es que Rose tenía muchas ganas de ver a su amiga había pasado mucho tiempo desde que ellas dos habían compartido un rato a solas y ella se moría por contarle a Julia las últimas novedades y si podía quejarse con ella de los hombre de su vida mucho mejor, por lo que salto de su asiento al verla entrar a la cafetería llamándola.—¡Julia!— la alegría con la que abrazo Rose a su amiga era auténtica — ¿Dónde has estado? Por otro poco y te iba a hacer responsable de romper mi dieta por segunda vez el día de hoy al pedir otro cheesecake.—¡Rose!— exclamó Julia con una sonrisa, correspondiendo al cálido abrazo de su amiga— Perdona mi tardanza, he tenido algunas cosas en la universidad que atender. No quería hacerte romper la diet
A medida que su esposo se acercaba a ella no podía evitar sentir que las piernas le flaqueaban, ese efecto que tenía en él, la forma en que su corazón palpitaba, el recuerdo de sus besos. Tuvo que calmarse y pensar en una buena respuesta, en intentar ser coherente.Julia miró a su esposo, notando la tensión en su rostro y su postura. Sabía que Ciro estaba molesto y tenía razón en estarlo, pero no podía contarle toda la verdad. No aún.— Lo siento de verdad, Ciro. Fui a encontrarme con Rose, mi amiga, y el tiempo se nos pasó volando mientras platicábamos. No me di cuenta de la hora — explicó Julia, tratando de mantener la calma y una actitud serena, aunque a medida que lo veía avanzar hacia ella dudaba de si no sería capaz también de escuchar los latidos de su corazón que ella misma ya sentía palpitar en sus oídos.Ciro se encontraba dividido entre el deseo de abrazarla con fuerza y mostrar su preocupación, y la necesidad de mantener su orgullo y distancia. Las palabras salieron de su
Ella estaba terminando de maquillarse ligeramente cuando el grito de su esposo hizo que se metiera el rímel en el ojo y emitiera un sonido de queja por el escozor.¿Qué demonios le pasaba ahora?Se limpió el ojo que había quedado manchado de negro y salió del baño enfrentándose a Ciro, parecía que los dos días de calma que habían tenido llegaban a su fin.— ¿Puede saberse por qué gritas tanto? — preguntó todavía limpiándose con una toallita desmaquillante e intentando abrir el ojo sin éxito, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla a causa de la irritación.Se encontraba sumamente molesto por el contenido del folder en su mano, pero no era una molestia cualquiera. Estaba celoso solo de pensar que Julia todavía seguía pensando en su ex esposo, incluso lo estaba investigando.— ¿Me puedes explicar esto? — Ciro aventó la carpeta en la cama con toda la información esparciéndose por ella —. No puedo creer que aún sigas pendiente de tu ex esposo.Ciro se llevó una de sus manos al rostr