Era como si el tiempo pasara muy lento para Julia, sintió el miedo apoderándose de ella mientras los hombres se acercaban más. Su corazón latía con fuerza en su pecho, pero se negaba a rendirse sin luchar, no quería que ellos la tocaran.Intentó alejarse retrocediendo unos pasos, pero la acorralaron, bloqueando cualquier posible escape. Cada uno de los hombres llevaba una sonrisa siniestra en el rostro, y Julia sabía que se encontraba en peligro.—No te preocupes, cariño, solo queremos divertirnos un poco contigo, ya te lo hemos dicho— dijo uno de ellos, acercándose aún más y atreviéndose a agarrarla del trasero — Te va a gustar.Ella se giró y sin ningún tipo de miedo golpeó al hombre con la mano abierta, girándole el rostro por el impacto y dejando la marca rojiza de sus dedos en la mejilla.— ¡No me toque! — exclamó ella mientras los otros reían, pero el que había sido golpeado se sentía tan herido en el ego que ya ni recordaba las órdenes, solo quería someter a esa mujer y hacerle
Ella se asustó, ya había comprobado hasta qué punto su esposo podía enfurecer.— Ya te dije que yo no quería y mi vestido no tiene nada que ver, puedo vestirme como quiera — intentó encararlo ella.El corazón de Ciro latía con fuerza dentro de su pecho, mezclando la ira, la preocupación y el deseo que sentía en ese instante por Julia. No podía evitar sentirse enfadado por la situación en la que se había puesto, por no decir que él había hecho posible, pero también estaba aterrado por lo que pudo haber ocurrido y la necesidad de protegerla.—No sabes lo furioso que estaba al verte en peligro, rodeada de esos hombres — susurró con voz entrecortada mientras la acercaba a él, su boca apenas a centímetros de sus labios, antes de que finalmente la besara apasionadamente, apretándola con fuerza contra su cuerpo. En ese momento, todas las palabras sobraban, solo quería asegurarse de que ella estuviera a salvo.— Ciro a mí no me interesa ningún otro hombre.Ella solo era capaz de notar su alie
De un instante a otro había pasado de sentirse feliz a sentirse usada, había estado tan viva entre sus brazos, solo había sido algo rápido, sobre el capó de su coche pero él le negó notar el calor de su semilla en el interior, era su esposa, le acababa de decir que quería que funcionará y demostraba todo lo contrario.— Ciro… debemos volver a casa.Fue lo único que dijo escabulléndose de debajo de su cuerpo¿Cómo podría contarle que esperaban un hijo si ni siquiera había querido terminar en su interior?Se levantó y acomodó la ropa y sin decir nada más abrió la puerta del copiloto y se subió a su coche dándole muchas vueltas a todo lo ocurrido esa noche, necesitaba pensar.Ciro en ese momento se encontraba luchando con los sentimientos encontrados que parecían haberse desatado tras estar con Julia.La forma que su cuerpo había actuado, la forma que sus cuerpos se fundieron, él luchando contra el mismo y su deseo de terminar en su interior, para después acabar afuera de ella.La dejó es
Aquella mañana, Julia no quería presentarse al desayuno, pero sabía que si no lo hacía antes de que él tuviera que irse a trabajar, solo complicaría aún más las cosas. A regañadientes, se preparó y bajó a la cocina. Ciro ya estaba sentado en la mesa, leyendo el periódico con expresión seria.Julia intentó ignorar su presencia mientras se servía una taza de café. El silencio era incómodo y pesado, pero ninguno de los dos parecía dispuesto a romperlo. Pero al final ella cedió.— Buenos días — dijo Julia en voz baja sintiendo que si no lo hacía no podría tragar siquiera un poco de café.— Pensé que tendría que subir a buscarte para que bajaras a desayunar.Ciro apretó aún más el periódico en su mano, sintiendo cómo la ira se apoderaba nuevamente de él. Sabía que sus palabras eran provocadoras y que solo empeorarían las cosas, pero no podía evitarlo. Quería hacerla enfadar, quería que sintiera lo que él había sentido la noche anterior.Julia, por su parte, no se dejaba amedrentar. Su mira
Ciro no podía dejar de observar a Julia a través del espejo retrovisor, pero no era solo él quien estaba atento a las personas en ese auto. La abuela de Ciro también observaba cómo su nieto buscaba conectar con su esposa.Ver eso la hizo sonreír cuando la dejaron en el centro comercial de la ciudad y continuaron su camino hacia las oficinas Costello.Ciro bajó del auto para abrirle la puerta a Julia. Necesitaba tenerla cerca de un modo que no se explicaba, aunque ella jamás lo sabría. No se permitiría que ella supiera lo que realmente le afectaba.—Hemos llegado, así que te vuelvo a repetir que no me vayas a avergonzar — susurró en su oído mientras ambos atravesaban las puertas de la empresa familiar.Todos los empleados voltearon a verlos, era la primera vez que veían a Ciro caminar del brazo de alguien más, y esa otra persona era su esposa.La mayoría guardó silencio, solo se atrevieron a hablar cuando ellos desaparecieron en el interior de la oficina del CEO.—Bien, Julia, hablemos
Julia miró a Mónica con calma, sin dejarse afectar por sus palabras ofensivas. Su mirada reflejaba una serenidad y seguridad que dejó perpleja a la mujer frente a ella.— Entiendo que te sientas insegura ante mi presencia aquí, Mónica. Después de todo, el mundo laboral puede ser un desafío para algunas personas — respondió Julia con una sonrisa educada y una voz tranquila, como si estuviera dando un consejo amistoso.Las palabras de Julia provocaron cierta confusión en Mónica, quien esperaba una reacción más agresiva. Sin embargo, siguió con su intento de humillar a Julia.— No me vengas con sermones, eres solo una cazafortunas que ha logrado atrapar a Ciro, él ni siquiera te eligió, fue su abuela, pero no durarás mucho aquí. No tienes experiencia ni habilidades para estar en este mundo — replicó Mónica con desprecio.Julia mantuvo su compostura, a pesar de lo mucho que le dolía saber que en realidad su esposo jamás la habría escogido, aún así, respondió con tranquilidad. —Comprendo
— Verás si te das cuenta las cifras del apartado dieciséis y el veinte no cuadran en estos dos números — empezó a explicar Julia mientras le señalaba esos dos gráficos — en algún punto cambian o se pierden y eso a raíz del año mucho dinero extraviado.Ciro se encontraba atento a lo que ella decía, la forma en la que su frente se arrugaba al expresarse. La forma que sus labios se movían al hablar con vehemencia excusando a su asistente, no podía dejar de observar a su esposa.Julia levantó la vista y miró a su esposo contrándose con esos ojos que eran capaz de quitarle el aire por un momento sus pensamientos se desconectaron y no podía dejar de desviar su mirada de los ojos a los labios recordando lo que había sucedido la noche anterior entre ellos.— Como iba diciendo…— Julia se puso nerviosa e intentó alejarse al darse cuenta que se sentía afectada por él y no podía permitirse lo debía terminar de explicarle lo que habia descubierto y también su teoría.— Estoy viendo lo que me dice
— Como te dije ayer por teléfono, es una gran oportunidad para ti, este máster te lanzará directamente a esos estudios que querías hacer en el extranjero. — empezó a explicar su antiguo profesor de universidad mientras Julia lo escuchaba atenta.Ella asintió, comprendiendo la magnitud de la oportunidad que se le presentaba. Además, sabía que Rose, su mejor amiga de la universidad, también había sido llamada por el profesor e incluida en el mismo máster.— Bien, iré a ver si la encuentro y gracias por pensar en mí.— Era imposible no hacerlo, Julia. Has sido una de mis mejores alumnas — respondió el profesor con una sonrisa, reflejando el orgullo que sentía por el talento de su exalumna.Una vez despedida del profesor, Julia se dirigió en busca de su amiga Rose, con la emoción y expectativa de lo que les depararía esta nueva etapa. Había dejado sus estudios y vida profesional por exigencia de su exesposo, y ella, como buena esposa, no le había negado su petición. Pero ahora entendía qu