El sello.

Esa bruja lo tenía loco. Cerro los ojos. Su coño lo hacía alucinar cada vez que entraba y salía de él.

—Dame más duro, papi.—La muy perversa, pedía verga como una desquiciada. Empujaba su trasero para motivarlo a darle con más fuerza. —¡Ay, más león!. Aún eres muy suave.

Sol llevaba bien su nombre, lo estaba frustrando. Paso de ser una virgen perversa a una bruja insaciable. Su nombre le iba a juego. Caliente.

Abrió los ojos para contemplarla, ambos sudaban. Salió de ella para cambiar de posición. La imágen de su cuerpo sobre la arena y sombra del fuego titilando sobre su cuerpo, le gusto contemplarla.

—Aun quiero más, mí León.—Se movió de forma erótica, aún su glande estaba atascado en la entrada de su coño.—La dejo que se moviera, en círculo, lo estába volviendo loco, con ese contoneo de diabla. Se arqueo como poseída, levanto uno de sus grandes pechos para ella misma lamer su pezón. —Papi, ardo por tí.

—¡Tómame Sol!. Quiero que tú me poseas.—La vió sonreír, era una delic
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