Ares la tiró en la cama, comenzó a devorar su boca con pasión, chupaba sus labios como un poseso, al tiempo que restregaba su pen3 en su pelvis, sacándole a la chica un gemido mezcla de sorpresa y excitación al sentir la dureza del hombre. Calli sintió miedo, ella no quería entregarse aún a él, porque no estaban casados, ella quería primero ser su esposa ante Dios y los hombres y allí si estaría preparada parada ese paso, sin embargo, era inevitable sentirse abrumada por la personalidad de Ares, era tan arrolladora que temía terminara convenciéndola, porque el hombre tenía la capacidad de nublar sus sentidos al punto de anular todos sus pensamientos y convicciones. Ese hombre tenía la impresión que podía ser su bendición y maldición al mismo tiempo y eso la llenaba de un profundo temor. Ares ajeno a los pensamientos de la chica y a ese miedo que ella percibía, se abandonó a la pasión, se dejó desbordar, porque siempre fue un hombre sexualmente activo y desde hacía un par de días no
Salió de allí alejándose de ella como si cientos de demonios lo persiguieran, no sin antes pasar seguro a la puerta del departamento, aunque ese acto no lo hizo intencional fue más un acto involuntario.Se fue a un bar, dónde pidió una botella de Whisky con un vaso y se sentó en una de las mesas más apartadas aledaña a un rincón de la barra a tomársela, llamó a su hermano Hades para pedirle que fuera a acompañarlo, pero su hermano tenía el celular apagado.Los recuerdos empezaron a inundar su mente, desde el mismo momento cuando supo que Adara estaba embarazada de sus gemelas, los recuerdos sobre sus hijas, sobre todo los de Basha y la imagen de ella ya sin vida, su promesa de hacer sufrir y pagar a los culpables, eso le causaba un constante estado de desesperación.Luego el rostro de Calli, su momento de intimidad con ella, las sensaciones que percibió en el preciso instante en que comenzó a tocarla, y cuando se introdujo en su cuerpo, eran las emociones más intensas que había tenido
Ares suspiró, sabiendo que lamentablemente no podía olvidarse de su venganza, era imposible desistir de ella, no iba a dejarla a un lado estaba obligado a ejecutarlo, se lo debía a Basha, además, no podía terminar enamorándose de la mujer por cuyas venas corría la sangre del hombre responsable de su muerte. Cerró su corazón a todas esas emociones, que amenazaban con brotar de su interior y expresó con un tono de voz más dura de lo que esperaba. —Termina de arreglarte para que vengas a nuestra boda… intenté traer a tu padre para que estuviese con nosotros en este momento tan especial, pero no pudo estar, se fue de viaje y no podrá acompañarnos. Pese a ello, ya todo está arreglado, al llegar te encontrarás con tu boda de ensueño. —¡Está bien allí estaré! No sabes lo ansiosa que estoy de ser tu esposa… ya verás que te haré el hombre más dichoso del mundo —pronunció la chica esbozando una sonrisa, que iluminó su rostro, siendo evidente que no podía ocultar su creciente alegría. Hablaro
La mujer se fue acercando a Calli poco a poco, manteniendo la mirada fija en ella, por un momento la chica se quedó viéndola con duda, era la misma voz de la mujer que la buscó en la puerta del apartamento de Ares, y pese a que Elora le había dicho que no le hiciera caso porque era una resentida, que solo quería mal ponerlo, algo en su interior le repetía que no era cierto. Se quedó viendo a la mujer a los ojos, su mirada era limpia, los tenía de color chocolate como los suyos, aunque los suyos eran más claros, ella le inspiraba confianza, no le parecía una mala mujer, le tendió la mano y ella alzó la suya para tocarse los dedos, más cuando casi se iban a palpar, Ares colocó su mano en el antebrazo y la hizo bajar la mano.—Adara… vete de aquí, si no lo haces me veré obligado a mandarte a echar con los de seguridad… pese a que no lo creas y a pesar de cómo te comportaste en el pasado te guardo cierta consideración por el pasado que compartimos, pero no juegues con tu suerte. No te met
Ares dio varios pasos, debatiéndose entre regresar dónde estaba Elora y complacerla o irse con Calli, miró hacia la limusina con preocupación, no sabía que estaba sucediendo, no obstante, sintió una fuerte opresión en el pecho, miró a uno de los guardaespaldas y tomó una decisión, sabía que las consecuencias de lo que haría serían nefasta, pero después lidiaría con eso.Diez minutos después, entró a la habitación, antes de dar su tercer paso la mujer se le lanzó encima y lo abrazó.—¡Espera Elora! —exclamó Ares, tratando de liberarse de su agarre—. Quiero que hoy sea diferente, gírate, déjame cubrirte los ojos y de allí voy a ir acariciándote poco a poco. Hoy te haré la mujer más feliz del mundo.Esas palabras causaron emoción en Elora, se giró de nuevo frente a él y lo abrazó por el cuello, uniendo sus labios con los suyos. Ares volvió a alejarla, se colocó detrás de ella y cubrió sus ojos con una venda.—Espera un par de segundos —abrió la puerta de la habitación—. A partir de este
Respiró profundo, para tratar de disolver ese nudo que presionaba su garganta.—¡No Calli! Lo único que tengo de dios es el nombre y de uno no muy bueno, porque mi padre era un obsesionado de la mitología griega y quiso ponernos a todos sus hijos nombre de algunos dioses, no soy un ser superior, ni soy inalcanzable, soy una persona malvada, egoísta, vengativa. Sin embargo, tú si eres muy superior a mí —le dijo acariciando suavemente su mejilla, para después unir sus labios suavemente con ella—. Eres muy valiosa Calli, mucho más a cualquiera, tienes cualidades tan extraordinarias que hoy día las personas no tienen, tú eres como una especie de ser celestial o fantástico, nunca pensé que en el este mundo tan dañado existiera alguien como tú. La abrazó con tanta fuerza como si quisiera grabársela en la piel.—Tengo sueño Ares, no quiero dormirme, me encanta hablar contigo, aunque a la vez siento que tus palabras son como una especia de arrullo —volvió a bostezar.—Duerme mi pequeña hada,
Hefesto se quedó viéndolo con incredulidad, le costaba creer en las palabras de su hermano, sencillamente, porque Ares no era hombre de enamorarse, una sola vez le pareció verlo enamorado, fue de la madre de sus hijas, aunque más tarde el amor se fue tan rápido como llegó, por eso aparte de por sus dos hijas, nunca lo vio expresar amor por ninguna mujer, las cambiaba como hacerlo de calcetines o ropa interior, no creaba vínculo con nadie a excepción de con Elora, con quien tenía una especie de conexión, sin embargo, no era amor.—¡Estás mintiendo! —exclamó Hefesto, obstruyéndole el paso.—Es tu problema si no quieres creerme, ¡Apártate del medio! Respecto a lo otro no te preocupes, ya veré como soluciono eso —bordeó a su hermano pasándole, por un lado, y caminó por las escaleras del avión con la chica en brazos.—No le vayas a hacer daño, por favor —pidió Hefesto, mirándolo subir.La aeromoza le indicó los asientos y Ares negó con la cabeza.—No, a ella voy a recostarla en la cama de
Ella sonrió feliz ante las palabras de Ares, le gustaba esa forma de tratarla, se sentía tan bien juntó a él. —Ares, yo nunca podría vivir sin ti, sé que es poco tiempo conociéndonos, pero lo que siento por ti es tan fuerte que si algún día me faltaras o supiera que tu amor no es verdadero, preferiría tirarme a un río y morir —expresó con seriedad y el cuerpo de Ares se estremeció de miedo.Él la levantó acostándola en su pecho.—¡Nunca vuelvas a decir eso Calli! Prométeme que jamás atentarás contra tu vida —pidió Ares con miedo. Ella lo vio tan asustado y solo sonrió.—No te asustes tontito, eso en la vida nunca va a suceder, porque jamás me vas a dejar y tú me amas de verdad ¿Cierto? —preguntó.No obstante, Ares se sentía miserable, ni siquiera pudo responder a esa pregunta, porque sabía que no sería sincero, pese a que ahora tenía ciertos sentimientos por ella, no podía evitar el miedo a que Calli descubriera en algún momento sus razones para haberla buscado, es no lo dejaba estar