Sibel bajó del auto mientras todos los hombres de Iván se desplegaban por el aeropuerto. Por supuesto, Iván y el mismo Alexey viajaban en avión privado y tenían más seguridad que los mismos presidentes.Ella se dio cuenta de que Alexey llegaba con su nueva asistente, y ella corría detrás de él, cosa que le hizo arrancar una sonrisa a Sibel en medio de su estado emocional.Antes de que se subiera en el avión, Sibel abrazó a Anastasia mientras ella se ponía un poco roja.—Siento lo que te pasó…Sibel negó.—No te preocupes… estoy bien…—Pues te ves hermosa… —Alexey interrumpió dándole un abrazo, y Sibel se lo correspondió, mientras Iván los observó detenidamente solo por unos segundos, hasta que intervino.—Ya… —él los separó, y enredó los dedos en la mano de Sibel—. Suficiente…Alexey sonrió instando a su secretara que entrara en el avión, y todos tomaron los asientos pertinentes.—¿Cuánto se quedarán en los Estados Unidos? —Sibel le preguntó a Alexey, mientras este miró a Iván.—No lo
Sibel observó toda la habitación en silencio, y abrazó su cuerpo sentándose en la cama. Había pasado horas después del suceso, y aún le temblaba el cuerpo. Todo lo que había escuchado, es que era un ataque, con ayuda de los italianos, y la influencia de Ciro en los Ángeles, pero ella se miraba las manos una y otra vez, sabiendo que su abuelo estaba muerto, por su propia mano. Se había bañado tantas veces como le fue posible, y restregó su cuerpo hasta que la piel le ardió. Había durado horas en la ducha sintiéndose la peor mierd@ del mundo, y sentía los ojos adoloridos de tanto llorar. Pensó todo el tiempo en algún momento cuando volviera a ver a su padre, y se podía imaginar su mirada cuando supiera lo que había hecho. Toda su vida pasó por mente, y supo que necesita un fin. Por su parte, Iván estaba encargándose del asunto, pero cuando ella escuchó la puerta principal de la casa, y las luces de los autos afuera, sintió cómo su piel se encogía. Estaba esperándolo desde hace hora
—Señorita Sibel… —ella se giró en el momento.Estaba descalza en el jardín, de cierta manera despidiéndose de la comodidad de la mansión, cuando Sora se detuvo frente a ella.—El jefe… me pidió que la llevara… a donde usted quisiera… —el nudo se le hizo muy grueso en la garganta—. ¿Tiene las cosas listas…?Sibel asintió de forma lenta.Tenía solo una maleta de sus cosas verdaderas, y lo que habían recuperado de la mansión de su padre hace algún tiempo.No se llevaría una sola cosa de lo que Iván le había comprado, y tampoco tenía idea, de que le diría a Sora para irse.—¿Puedes llevarme a la mansión de los MacMillan? Hay cosas que debo recoger allí… mis tarjetas y cosas que necesitaré.—¿Desea que la escolte y luego la lleve al lugar a donde irá…?Sibel sonrió.—Eso sería perfecto, Sora… —por primera vez en mucho tiempo, Sora también sonrió y asintió.—Bien… entonces la espero.Sibel dio un paso para irse a la habitación, pero se giró a mitad de camino.—¿Iván va a venir en algún mome
—¿Le dejaste el teléfono?—Sí señor…—¿Le dijiste que podía llamarte si alguna cosa?—Señor… ella…—Basta… —Iván se rascó la cabeza y se limpió la cara con las manos—. ¿Ágata?—Su vuelo llega en dos horas… y viene con la señorita Mila…—Perfecto… —Él caminó de aquí para allá mientras Sora pasó un trago.—He puesto a los hombres para que las reciban y las traigan a la mansión…—¿Y el cuerpo de Ciro?—Estará aquí justo cuando lleguen…—Bien… —Iván estaban a punto de salir, pero se regresó para apuntar a Sora—. Que se haya ido… no significa que no esté segura y bajo mi cuidado.—Lo sé señor… estoy al tanto…—Bien… comunícate con Alexey… dile que mañana nos tendremos que ver… me urge hablar con él.—Sí señor…Iván vio que Sora salió y se fue de inmediato a la zona de bebidas para destapar una botella. Fue complicado por su temblor de manos, el vaso donde iba a servir se volteó un poco, e Iván terminó por arrojarlo contra la pared, mientras todos los cristales se dispersaron por el suelo.
Mila trató de sonreír, aunque le temblaba el cuerpo entero y su rabia se sentía desmedida.Aun así, caminó, y se sentó en el sofá frente a Iván.—¿Por qué estás así? —dijo de forma casual tomando su mano—. Has cogido con centenar de mujeres, completaste tu venganza… ya está hecho…Iván la miró detenidamente, y achicó los ojos.Entonces Mila continuó.—Si deseas que sea enemiga de Ágata, por ti lo haría… no me importa nada ni nadie, excepto tu Iván… y yo siempre estaré aquí para ti… incluso… si quieres que sea Sibel esta noche… lo seré… —Mila se acercó a él de forma seductora, abrió las piernas y se sentó en su torso.Iván tomó sus caderas lentamente, y ella sonrió.—Somos la pareja perfecta… y siempre lo seremos —ella unió su boca a la de él, y lo besó sin que Iván le diera una respuesta, ella trató de profundizar el beso, pero en el instante, la mano de Iván tomó su cabello y le echó la cabeza hacia atrás con fuerza.Su mirada alcoholizada se había trasformado a una llena de odio. Su
—Eso es todo señorita MacMillan… le faltarían los exámenes de este semestre como lo dejó cuando faltó, y pasaremos a la fase de pasantías…Sibel sonrió con emoción, y luego asintió.—Muchas gracias… —tomó los papeles firmados, y caminó son una sonrisa en su boca.Había pasado una semana, aunque para ella los días estaban demorando años en pasar.Aceptaba que lloraba en las noches, pero como buena coraza, se levantaba cada mañana asumiendo su abismo.Las clases habían comenzado como lo había dejado, y aunque sus compañeros se acercaron un poco para saber qué había pasado, entendía perfectamente que todos en Los Ángeles, sabía lo que le había pasado a su familia.Se podía dar cuenta de los murmullos, las charlas bajas alrededor de ella, y como muchos la observaban para reunirse en grupo y hablar.En todos los periódicos locales, decía que los MacMillan estaban involucrados con drogas. Su hermano ya tenía una condena por varios delitos internacionales, y su padre sería juzgado en dos sem
—Viajaré en unos días a Italia… tal vez quieras acompañar a Anastasia aquí en Los Ángeles… —Alexey le ofreció a Sibel, mientras Ana apenas la miró.—¿Estás de acuerdo con esto, Ana? —la asistente levantó la mirada de inmediato.—Por supuesto… yo… de hecho no quiero quedarme sola… me gustaría tener compañía… ya sabes… no conozco este país… y…—¿Puedes creer que hable cinco idiomas y no haya salido de Moscú? —Alexey intervino, mientras Sibel sonrió.—Es un cerebrito… pero una niña en todo el sentido de la palabra… —Dijo Sibel y apuntó a Alexey—. Cuídala mucho…Las mejillas de Anastasia se tiñeron, entre tanto Alexey rodó los ojos.—La cosa es que… te quedarás con ella…—Claro… puede venir a mi mini departamento.—¿Qué? —Alexey refutó, y los camareros del elegante restaurant, llegaron con la comida—. Pueden quedarse en mi piso.—Nada de eso… —Sibel tomó los cubiertos—. ¿Crees que no sé tu juego? ¿Iván incluso está escuchando esta conversación?Alexey sonrió.—No lo sé… tal vez… es un loc
—Está bien… acepto… solo no harás nada legal con mi nombre… no tengo jurisdicción aún… —Anastasia negó antes la respuesta de Sibel.—Lo sé, Sibel… solo necesito tu apoyo… eres la única que conozco… y… ¿Cómo se supone que este hombre me deja a cargo de esto?Sibel negó.—Es un mafioso, Ana… ¿Qué esperabas? Él solo quiere saber sobre tu lealtad… estos hombres ameritan personas leales a ellos.Anastasia se encogió de hombros.—Solamente espero que todo salga bien…—No te preocupes… tengo despejar mi cabeza también, y créeme, nos divertiremos en Los Ángeles trabajando, así de alguna forma le pagaré a Alexey…Anastasia se mordió la boca y asintió.—En cuanto a… el señor Vasíliev…—¡Bah…! —Interrumpió Sibel pasándole la copa—. Dile Iván… estamos solas…Y cuando Anastasia probó el vino, casi se atragantó.—¡Dios, esto sabe horrible…! —Sibel sonrió ante su conducta.Anastasia dejó la copa sobre la mesa y se limpió la boca.—Bien… cumpliré mi parte… —Sibel asintió hacia ella, mientras las vena