Obtener la oportunidad de congraciarse con su esposo y sacar provecho de ello se le vino a la mente de inmediato; Emma era una chica inteligente y audaz, por lo que no le costó mucho maquinar una idea beneficiosa para ella. Miró a Blackthorne y sonrió; sabiendo que él la necesitaba, eso la ayudaría a llevar su plan a cabo; se sentó en la mesa, dispuesta a exponer sus condiciones.—Prometo que no volveré a causar problemas—aseguró Emma confiada y él le miró suspicaz—. No me castigues, por favor—rogó; su mirada verde se clavó en él; —me gustaría trabajar y ganar mi propio dinero—sus palabras fueron escogidas cuidadosamente; —si no estás de acuerdo con mi petición, lamento informarte que no iré contigo a la fiesta—le amenazó cruzándose de brazos.Blackthorne cada día se sorprendía más con su nueva esposa; ella era una cajita de sorpresas, ahora se creía con la capacidad para negociar con él, era solo una cría; que aún no conocía los alcances de su marido, lo que ser el jefe de la serpien
Después de asegurarse de que Blackthorne estaba bien y ya no tenía más calentura; Emma decidió iniciar su nueva rutina laboral. Asistió a la dirección que le fue enviada; donde tendría un ensayo de pasarela, la mujer con la que había hablado el día anterior le propuso modelar en un evento muy importante, ella solo aceptó porque necesitaba el dinero; una vez que se encontró en el lugar asignado trato de hallar a su contacto; chicas iban y venían en el lugar vistiendo diminutos bikinis y tacones muy altos.Emma se sintió cohibida ante tantas mujeres tan hermosas; todas eran diferentes, pero sabían sacarle provecho a sus cualidades. Una mujer hermosa de cabellos dorados se ubicó junto a ella; vestía totalmente de negro y tenía un cigarrillo electrónico entre sus labios, le pareció decidida y voraz.—No tengas miedo—la mujer a su lado le sonrió—; solo sé hermosa y sonríe—le sugirió.—Gracias—le susurró tímida.—Mi nombre es Stephanie—le tendió la mano, con una sonrisa. La vida era una caj
Emma lloró echa un ovillo sobre las sabanas de seda color blanco; olían a Chris, eso la hizo llorar más; sentirse humillada era algo que se estaba volviendo común en esa casa; nadie la quería ni su padre ni su esposo, solo tenía a su abuela, pero ella aún estaba delicada; deseaba escapar, pero no podía estaba atada a ese matrimonio falso y debía aguantar; aunque le doliera tenía que hacerlo por su abuela, ya no podía más, estaba rota en mil y un formas posibles; solo deseaba desaparecer para que el dolor terminara. Intento dormir; pero su cabeza dolía, palpitaba fuertemente y todo le daba vueltas, era tan difícil vivir.Su esposo volvió a la habitación; no supo cuanto tiempo había pasado desde que salió, se había quedado dormida en algún momento, víctima del cansancio. El sopor del sueño aún la mantenía aturdida, sentía sus músculos y articulaciones adoloridos; el aroma del licor inundo sus fosas nasales; parpadeo y vio a Chris con un vaso de licor en la mano.Se sentó en la cama, jun
Blackthorne salió de su casa; necesitaba tomar aire fresco, sentía que se ahogaría si seguía dentro de esos muros; donde le parecía que hasta los muros y arbustos le miraban con reproche, por su acto infame de hace unos momentos; quizás un par tragos refrescarían sus pensamientos, aliviando así su dolor y calmar la culpa interna que le carcomía por dentro.Mientras manejaba su automóvil sin rumbo fijo, su mente inconscientemente le llevó al bar de su familia; el letrero de"Anaconda" brillo ante sus ojos; ese era el lugar que solía visitar ocasionalmente, aunque antes sus visitas eran frecuentes por no decir casi diarias y por horas extensas, pero desde el matrimonio con Emma se habían reducido casi por completo.Se bajó del auto; notando que todos los lugares del estacionamiento cercanos a la puerta principal estaban atestados de motocicletas; al atravesar las puertas del lugar, el aire colmado de humo de tabaco y licor agrio, le golpeó las fosas nasales; trayéndole recuerdos de su ju
Emma luego de haber tenido sexo por primera vez con Blackthorne y viéndose sola en la habitación; aprovechó para encerrarse; le pasó seguro, también hizo uso de los pestillos tras esta; para obtener más protección, no quería ver a nadie; se sentía acomplejada y sucia sin decir lo apenada que estaba con su esposo. Le gustaría desaparecer; consumirse por el tapiz y nunca ser vista por nadie a su alrededor; pero no podía hacerlo; solo podía limitarse a llorar.Chris regreso tomado, pero en sus cinco sentidos; eran casi las cuatro de la mañana, por lo que había pasado toda la noche en el bar, tratando de ordenar sus ideas; gracias a su buen amigo Jace se sentía más tranquilo, comprendió que debía solucionar las cosas con Emma y estaba dispuesto a hacerlo a como diera lugar. Llevaba un ramo de rosas y una caja de chocolates; con bombones en forma de corazón, las cuales había comprado de camino a casa, pero al intentar abrir la puerta de su habitación se dio cuenta de que esta estaba bloque
En cuanto Jenna puso un pie en ese sitio supo que el dinero abundaba, se sintió muy feliz por Emma, ahora su amiga llevaria una vida cómoda y sin carencias. Una de las sirvientas le condujo escaleras arriba hasta la habitación de Emma; una puerta amplia de roble tallada estaba ante ella.—Emma, amiga, soy yo—Jenna tocó suavemente la puerta para no molestarla.—¿Jenna?—la voz de Emma era apenas un susurro. No podía ser, su mente, debía estarle jugando una mala pasada; Jenna no podía estar allí, eso era imposible.—Amiga, soy yo—sus temores se confirmaron su amiga; Jenna estaba ahí al otro lado de la puerta. Se levantó de la cama deprisa y fue al baño, procedió a lavarse la cara con agua fría para eliminar el rastro de los estragos que las lágrimas causaron en su rostro. No podía dejar que ella lo notara, era tan difícil de asumirlo.Abrió la puerta con determinación y le dio la bienvenida a una Jenna cuyo rostro estaba extasiado; la joven corrió hacia ella y la abrazó efusivamente, la
Tres meses después...La salud de Emma había desmejorado mucho en los últimos días; aunque sus niveles de estrés habían bajado notablemente desde que ella y Chris dejaron de pelear e hicieron las paces nuevamente; más sin embargo, ahora su estado físico se veía afectado; tenía vómitos frecuentes y se sentía débil todos los días; motivo por el cual se la pasaba durmiendo casi todo el día.En vista de su constante malestar decidió contarle a Jenna sus síntomas esta le aseguro que debían ir al médico para hacerle una revisión exhaustiva y descartar un problema grave; Emma accedió aunque no le gustaban los médicos y mucho menos los hospitales sobre todo desde lo acontecido con su abuela; quien ya había sido dada de alta gracias a los cuidados especiales que recibió por parte de equipo médico que Blackthorne había contratado.Emma fue llevada por uno de los hombres de Blackthorne, su esposo; esta vez el chofer era un muchacho moreno con rastas que a su parecer no debía tener más de veintic
Emma estaba anonadada, se quedó pasmada con los pies sumergidos en el lodo termal; pero su mirada viajo inmediatamente a la dirección en que se encontraba Stephanie, su recién confesa rival de amores. La otra mujer lucia triunfal como un pavo real, segura de sí misma y de lo que decía sin duda no veía a Emma como una rival digna de ella; pues era demasiado joven y sin experiencia como para manejar a Chris, pero para Stephanie era un juego que podía jugar sin miedo a perder. Podía controlar a Chris con su dedo meñique y hacerlo caer rendido a sus pies como un cachorrito fiel; o por lo menos eso pensaba ella porque Blackthorne había cambiado mucho últimamente; desde que conoció a Emma y esa pequeña cambió su vida poco a poco.—¡Chris me ama!—anunció con devoción.—Aun recuerdo esas tardes de pasión que compartíamos—hizo un gesto con las manos y se recorrió el cuerpo con lascivia—sus susurros cómplices a la luz de las velas a medio consumir—escupió mirándole a los ojos fijamente—; y ni ha