Ella introdujo un dedo dentro de la fuente; haciendo siluetas abstractas sobre el agua. Se detuvo y le sonrió, su cara era perfecta, su melena caía a ambos lados de su rostro; como si de una cascada se tratara, era tan hermosa; Chris no tenía duda de ello, quizás en otras circunstancias hubieran tenido un romance apasionado, pero su relación se dio bajo condiciones poco comunes.—He decidido—Blackthorne la miró a los ojos y ella le dedicó toda su atención; —que ya es tiempo de que veas a tu abuela—el hombre sonrió. Emma estaba dichosa; por lo que tomo a Blackthorne por la solapa de su chaqueta y le dio un par de besos en ambas mejillas, dejándolo gratamente sorprendido. —¿Estás feliz?—se atrevió a preguntar ante su arrebato.—Sí; en verdad estoy muy agradecida—esta vez le abrazó y Chris le acaricio los cabellos con ternura. Era tan fácil de complacer—, gracias—le miró a los ojos, con un brillo especial que él no supo reconocer, se quedaron así un par de minutos más y luego volvieron a
—¡Eres una chiquilla insolente y descarada!—bramó Blackthorne enfrentándola, sus ojos llenos de furia.—¡Yo no tuve la culpa!—Emma se defendió entre sollozos; ¿acaso él no la comprendía? Acababa de sufrir un evento traumático y él no hacía otra cosa más que gritarle.—¡Me dijiste que ibas a ver a tu abuela!—bramó su esposo molesto—, pero en vez de ello, te fuiste a un club nocturno. ¡Eres una mentirosa!—Blackthorne quiso pegarle, pero se detuvo en el último momento y se giró, pateando la silla delante de él.—Te metiste en problemas otra vez—resopló cansado—; y yo tuve que salir en tu rescate, como siempre. Me has dejado en ridículo ante todos.—Ya me estoy cansando de ti, ¿cuándo aprenderás a comportarte?—le dirigió una mirada severa; ella solo podía llorar sentada el sofá de semi cuero; que Chris utilizaba para descansar.—Estás castigada, ¿me oíste?—le dedicó una mirada severa, ella intentó hablar.—Yo no quería—Emma comenzó, pero él le interrumpió poniendo un dedo sobre sus labios.—
Obtener la oportunidad de congraciarse con su esposo y sacar provecho de ello se le vino a la mente de inmediato; Emma era una chica inteligente y audaz, por lo que no le costó mucho maquinar una idea beneficiosa para ella. Miró a Blackthorne y sonrió; sabiendo que él la necesitaba, eso la ayudaría a llevar su plan a cabo; se sentó en la mesa, dispuesta a exponer sus condiciones.—Prometo que no volveré a causar problemas—aseguró Emma confiada y él le miró suspicaz—. No me castigues, por favor—rogó; su mirada verde se clavó en él; —me gustaría trabajar y ganar mi propio dinero—sus palabras fueron escogidas cuidadosamente; —si no estás de acuerdo con mi petición, lamento informarte que no iré contigo a la fiesta—le amenazó cruzándose de brazos.Blackthorne cada día se sorprendía más con su nueva esposa; ella era una cajita de sorpresas, ahora se creía con la capacidad para negociar con él, era solo una cría; que aún no conocía los alcances de su marido, lo que ser el jefe de la serpien
Después de asegurarse de que Blackthorne estaba bien y ya no tenía más calentura; Emma decidió iniciar su nueva rutina laboral. Asistió a la dirección que le fue enviada; donde tendría un ensayo de pasarela, la mujer con la que había hablado el día anterior le propuso modelar en un evento muy importante, ella solo aceptó porque necesitaba el dinero; una vez que se encontró en el lugar asignado trato de hallar a su contacto; chicas iban y venían en el lugar vistiendo diminutos bikinis y tacones muy altos.Emma se sintió cohibida ante tantas mujeres tan hermosas; todas eran diferentes, pero sabían sacarle provecho a sus cualidades. Una mujer hermosa de cabellos dorados se ubicó junto a ella; vestía totalmente de negro y tenía un cigarrillo electrónico entre sus labios, le pareció decidida y voraz.—No tengas miedo—la mujer a su lado le sonrió—; solo sé hermosa y sonríe—le sugirió.—Gracias—le susurró tímida.—Mi nombre es Stephanie—le tendió la mano, con una sonrisa. La vida era una caj
Emma lloró echa un ovillo sobre las sabanas de seda color blanco; olían a Chris, eso la hizo llorar más; sentirse humillada era algo que se estaba volviendo común en esa casa; nadie la quería ni su padre ni su esposo, solo tenía a su abuela, pero ella aún estaba delicada; deseaba escapar, pero no podía estaba atada a ese matrimonio falso y debía aguantar; aunque le doliera tenía que hacerlo por su abuela, ya no podía más, estaba rota en mil y un formas posibles; solo deseaba desaparecer para que el dolor terminara. Intento dormir; pero su cabeza dolía, palpitaba fuertemente y todo le daba vueltas, era tan difícil vivir.Su esposo volvió a la habitación; no supo cuanto tiempo había pasado desde que salió, se había quedado dormida en algún momento, víctima del cansancio. El sopor del sueño aún la mantenía aturdida, sentía sus músculos y articulaciones adoloridos; el aroma del licor inundo sus fosas nasales; parpadeo y vio a Chris con un vaso de licor en la mano.Se sentó en la cama, jun
Blackthorne salió de su casa; necesitaba tomar aire fresco, sentía que se ahogaría si seguía dentro de esos muros; donde le parecía que hasta los muros y arbustos le miraban con reproche, por su acto infame de hace unos momentos; quizás un par tragos refrescarían sus pensamientos, aliviando así su dolor y calmar la culpa interna que le carcomía por dentro.Mientras manejaba su automóvil sin rumbo fijo, su mente inconscientemente le llevó al bar de su familia; el letrero de"Anaconda" brillo ante sus ojos; ese era el lugar que solía visitar ocasionalmente, aunque antes sus visitas eran frecuentes por no decir casi diarias y por horas extensas, pero desde el matrimonio con Emma se habían reducido casi por completo.Se bajó del auto; notando que todos los lugares del estacionamiento cercanos a la puerta principal estaban atestados de motocicletas; al atravesar las puertas del lugar, el aire colmado de humo de tabaco y licor agrio, le golpeó las fosas nasales; trayéndole recuerdos de su ju
Emma luego de haber tenido sexo por primera vez con Blackthorne y viéndose sola en la habitación; aprovechó para encerrarse; le pasó seguro, también hizo uso de los pestillos tras esta; para obtener más protección, no quería ver a nadie; se sentía acomplejada y sucia sin decir lo apenada que estaba con su esposo. Le gustaría desaparecer; consumirse por el tapiz y nunca ser vista por nadie a su alrededor; pero no podía hacerlo; solo podía limitarse a llorar.Chris regreso tomado, pero en sus cinco sentidos; eran casi las cuatro de la mañana, por lo que había pasado toda la noche en el bar, tratando de ordenar sus ideas; gracias a su buen amigo Jace se sentía más tranquilo, comprendió que debía solucionar las cosas con Emma y estaba dispuesto a hacerlo a como diera lugar. Llevaba un ramo de rosas y una caja de chocolates; con bombones en forma de corazón, las cuales había comprado de camino a casa, pero al intentar abrir la puerta de su habitación se dio cuenta de que esta estaba bloque
En cuanto Jenna puso un pie en ese sitio supo que el dinero abundaba, se sintió muy feliz por Emma, ahora su amiga llevaria una vida cómoda y sin carencias. Una de las sirvientas le condujo escaleras arriba hasta la habitación de Emma; una puerta amplia de roble tallada estaba ante ella.—Emma, amiga, soy yo—Jenna tocó suavemente la puerta para no molestarla.—¿Jenna?—la voz de Emma era apenas un susurro. No podía ser, su mente, debía estarle jugando una mala pasada; Jenna no podía estar allí, eso era imposible.—Amiga, soy yo—sus temores se confirmaron su amiga; Jenna estaba ahí al otro lado de la puerta. Se levantó de la cama deprisa y fue al baño, procedió a lavarse la cara con agua fría para eliminar el rastro de los estragos que las lágrimas causaron en su rostro. No podía dejar que ella lo notara, era tan difícil de asumirlo.Abrió la puerta con determinación y le dio la bienvenida a una Jenna cuyo rostro estaba extasiado; la joven corrió hacia ella y la abrazó efusivamente, la