Capítulo 50

Saliendo hacia el sur, el paisaje era sencillamente espectacular: el verdor de sus campos, la brisa que traía el frescor del aire impregnado del aroma del campo de girasoles que acababan de pasar las dos personas en un auto blanco, que corría a una velocidad considerable. En días pasados, Gabriella había manifestado la necesidad de conseguir un proveedor de productos orgánicos; quería ingredientes frescos y de buena calidad para su negocio y por eso Fabrizio le sugirió visitar unas granjas al sur especializadas en ese tipo de cultivos. Fue por ella muy temprano para llevarla a su destino.

—Ya casi llegamos; en unos quince minutos estaremos entrando a las granjas —le dijo Fabrizio mientras tomaba su mano y la besaba suavemente.

Esas demostraciones de afecto enternecían el corazón de Gabriella, y pensó que quizás era el mejor momento para hablar de sus próximos planes: primero

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