Lo extraño es que, en este momento, no le tenía nada de miedo.Lo único que había en mi mente era resentimiento, un resentimiento que no podía explicar.Lo odiaba por hacerme esto.Pero, me odiaba más a mí misma; no era suficiente con que antes lo despreciara, ¿por qué diablos tenía que enamorarme de él ahora?Mi corazón dolía en cada rincón.Mis ojos y mi nariz se llenaron de un ardor incontrolable, y las lágrimas empañaron mi visión. Respiré profundamente, luchando por evitar que las lágrimas cayeran. Mateo, de repente, me miró fijamente. Me observó por un largo rato antes de suspirar suavemente.Se inclinó y besó mis labios, su voz tenía un toque de incomodidad inexplicable:—¿Cómo no me di cuenta antes de que eres tan terca? Volteé la cabeza, y las lágrimas que había estado conteniendo empezaron a caer como perlas de un collar roto.Las emociones son tan extrañas. Cuando me torturó tan cruelmente antes, no lloré. Pero, en ese momento, cuando pareció hablarme con cariño, no pude e
—Ok, tranquila, no voy a insistir más, ni tampoco te voy a preguntar de nuevo… Estoy segura de que esto debe ser un sueño. Mateo nunca usaría ese tono tan apacible para calmarme. Eso me pareció extraño. Al día siguiente me despertó la alarma. Al principio quería seguir durmiendo, pero recordé que hoy tenía que ir a presentarme en la empresa. De inmediato, se me fue el sueño, me levanté de la cama rápido, pero un dolor en todo el cuerpo me hizo caer de nuevo. Busqué mi celular y miré la hora: las seis y media. Por suerte, había puesto la alarma antes, porque si no, después de lo que pasó anoche con Mateo, levantarme esta mañana hubiera sido imposible. Con convicción pensé encontrarlo, pero al mirar hacia un lado por instinto. Nadie. Él se había levantado temprano. A pesar del dolor, me senté en la cama. Al bajar la mirada, vi que mi cuerpo estaba lleno de marcas. A veces no entiendo cómo alguien que parece tan serio y reservado puede volverse tan loco en la cama. No p
—Sí, pensando en ti toda la mañana, actuando como loco, sin dejarme vivir, ¡No me he podido ni arreglar! —¡Aurora! —gritó él, enojado. Molesta, lo empujé para apartarlo. Si seguía molestándome, iba a llegar tarde. Me acerqué al lavamanos y agarré el cepillo de dientes. De repente, él también se acercó. Apoyado en la pared, me miraba, desde el espejo. —¿Por qué te levantaste tan temprano hoy? —Ah, tengo algo que hacer —respondí sin levantar la cabeza mientras apretaba la crema de dientes. Él me observó unos segundos antes de continuar: —¿Otra vez saliendo a buscar trabajo? Seguí cepillándome los dientes, ignorándolo. Él se rio de mí, y habló con una voz sarcástica: —Si pudieras encontrar un trabajo, ya lo habrías hecho. Escucha mi consejo: trabajar no es lo tuyo. Odiaba que dijera cosas como esa. Después de limpiarme la boca, le sonreí: —Pues te vas a decepcionar, porque ya encontré trabajo y hoy es mi primer día. Mateo se rio con incredulidad: —No encontra
No estaba preparada y, por un descuido, me moví hacia adelante. Gracias al cinturón de seguridad, pude evitar golpearme contra el vidrio. —¡Bájate del carro! Ni bien reaccioné, Mateo ya me estaba exigiendo que saliera del vehículo. Miré al exterior, observando el tráfico y el poco tiempo que me quedaba. Me acerqué a él, intentando hablar en voz baja: —¿Podrías llevarme hasta…? —¡Te dije que te bajes! Mateo volvió a gritar, esta vez con más urgencia, pero en un tono más bajo. Quedé paralizada por su grito, el corazón me dio un brinco. Su rostro estaba tenso, y sus ojos reflejaban una gran preocupación. Claramente, Camila era lo más importante para él; una sola llamada de ella y perdía todo control.Cerré la boca y, sin decir nada, me bajé del carro. Apenas salí, su carro arrancó rápido y desapareció en el tráfico. Me quedé parada en medio de la calle, con los ojos llenos de lágrimas. Solo cuando escuché la bocina de un carro me di cuenta de que tenía que moverme. A e
En realidad, yo tenía la misma duda. La empleada en la cafetería sonrió y dijo: —Probablemente se fijaron en tu apariencia. Y no es para menos, tienes ese aire de secretaria. Mira tu cara, es muy bonita. ¿Ahh? ¿De verdad fue esa la razón? Pues entonces, debo agradecer a mis padres por haberme dado una buena cara. —No le hagas caso —murmuró la empleada que me guiaba. —En nuestra empresa no faltan caras bonitas. Si no haces bien tu trabajo, al final te despedirán. Apreté los dientes, sintiendo un poco de preocupación. Después de todo, no estudié algo relacionado con esto, ni tengo experiencia en el área. Pero, cuando llegue el momento, me esforzaré por aprender. Las dos hablaron un poco más y luego terminaron su conversación. La empleada que me guiaba me llevó a completar el proceso de contratación. Después de registrar mi información, me dijo que fuera por mi cuenta a la oficina del director general a presentarme. La oficina del director general estaba ubicada en el piso
Mateo casi nunca me llama. No sé qué lo llevó a llamarme de repente, además fueron varias veces. Pensé en devolverle la llamada, pero al recordar su actitud distante esa mañana, cuando me echó del carro, perdí las ganas de hablar con él. —¡Buenas…! — En ese momento, un compañero me llamó: —Imprime dos copias de este documento y, luego, grápalo para traerlo aquí. Rápidamente guardé el celular en el cajón y tomé el documento que me pasó un compañero para ir a la impresora. Apenas empecé a trabajar, me olvidé por completo de la llamada de Mateo. La tarde transcurrió un poco más lento que la mañana, sin un solo descanso. Aunque estaba ocupada y cansada, y me dolía el tobillo, sentía que esta vida tan movida me llenaba. Pronto, llegó la hora de salir, y poco después, todos mis compañeros ya se habían ido. La oficina enorme estaba completamente silenciosa. Me recosté en la silla un rato para descansar, y justo cuando me preparaba para irme, sonó el celular en el escritorio
Cuando miré mi celular al mediodía, todavía tenía un 20% de batería. Pasé toda la tarde ocupada y ni siquiera lo usé, ¿cómo es posible que se haya gastado ese 20% restante? Encendí el celular de nuevo, pero se apagó de inmediato. No jodas, parece que este celular ya estaba en las últimas. No sé qué quería Mateo como para llamarme, realmente no entiendo qué quiere. Pensé que, con su carácter, si no contesté su llamada, seguro estará enojado conmigo. Miré hacia la ventana, recordando su actitud esta mañana, y mi corazón se llenó de tristeza y frustración. Ya casi llegaba el otoño, y el cielo se oscurecía más rápido. En el camino a casa, volví a quedar atrapada en el tráfico. Cuando llegué, ya estaba oscuro. Doña Godines no estaba esperándome en la puerta como siempre. Supuse que estaría en la cocina, ocupada. A pesar de que nuestra familia ha pasado por tiempos difíciles, siempre me he sentido afortunada. Porque tengo a doña Godines esperando en casa, y ella siempre me tie
De repente sentí que me costaba respirar, no pude evitar tratar de apartar su manota. Pero, no se movió ni un poco. Me miraba con furia, y su voz sonaba amenazante. —¿Me odias tanto? ¿No eres capaz de contestar ni una llamada mía? —Estaba trabajando, no tenía tiempo para contestar tu llamada. Es la verdad. Realmente no entendía qué estaba pasando, ¿acaso todo esto por no haber respondido su llamada? ¿Por qué se estaba poniendo tan furioso? ¿O será que otra vez discutió con Camila y por eso se desquitó conmigo? ¿Todo lo exagera tanto? Mateo se rio con desdén: —¿No tenías tiempo para contestar? ¿No descansan ustedes al mediodía? —Yo… —¿O tal vez estabas con algún hombre, disfrutando de su compañía y no querías que te interrumpiera? Me quedé sorprendida y lo miré fijamente.—Mateo, ¡ya basta! Aunque sea tu amante, no tienes derecho de tratarme así, ¿por qué siempre sospechas sin razón, por qué me acusas sin razón? —¿Sospechar? ¿Acusarte? Mateo sonrió y se burló: