2 Muerta.

Mi nuevo hogar era muy bonito y acogedor, John tenía razón, a pesar de que nunca me falto nada y que mis padres me dieron todo cuanto quise, nunca fue mi intención poseer grandes lujos, mucho menos la enorme mansión en la que vivía, eso era todo idea de Asher, yo solo quería una familia, muchos niños corriendo por todas partes, ser hija única te hace desear tener compañía, creí que mi sueño se haría realidad, pensé que Asher y yo formaríamos una gran familia, pero él primero quería disfrutar de viajar por el mundo, y así lo hicimos por tres años, creí conocer el mundo entero, aunque nunca escuche de este pueblo, creo que es demasiado aburrido para Asher, luego cuando al fin pensé que tendríamos bebés él comenzó a trabajar mucho más de lo que ya lo hacía, fui una tonta al creer que esas enormes sumas de dinero eran por su buen desempeño en la bolsa de valores, aunque creo que en el fondo lo sabía, fue por eso que comencé a investigar. Cualquier mujer en mi lugar pensaría que su esposo la engaña, esas largas ausencias, las noches lejos de casa, pero yo no, yo sabía que él me amaba, su problema no era una mujer más en su vida, lo que lo apartaba de mi eran sus negocios, entonces comencé a pensar que en la noche solo se hace un tipo de negocio, el ilegal.

Recuerdo sentirme tan ridícula la primera vez que revise su teléfono móvil, sentí vergüenza de mí misma, pero cuando vi los mensajes, esos que hablaban de cazar, atrapar, y matar, estaba confundida queriendo negar la verdad, pensando que todo aquello eran nombres claves para algo más y menos sanguinario, entonces ingrese en su computador, no importo la seguridad, soy buena con la tecnología, la única vez que estuve en una delegación policial fue por jaquear las computadoras del instituto, pero eso no era nada a comparación de lo que realmente podía hacer y lo demostré cuando ingrese en su sistema. Drogas, trata de personas, venta de armas, cada cosa que leí me hizo sentir cada vez peor, todo ese dinero que utilice provenía de la esclavitud y muerte de personas, me sentí sucia, descargué todo aquello y lo envié a la policía sin pensarlo, pero no era suficiente, no cuando me sentía morir, hubiera preferido encontrarlo en la cama con alguna mujer, que tuviera una vida paralela, una familia, pero no aquello, mujeres que vendía como si fueran frutas, pero eso tampoco era lo peor.

— Corran, rápido Malaly, toma a Eddie y corre. — vi con asombro como la mujer de piel pálida se movía a una velocidad sobre humana y desaparecía con el niño en sus brazos.

— Vete o terminaras muerta. — el hombre frente a mi estaba resignado, como si su alma hubiera sido arrancada o liberada, podía ver en sus ojos el amor con el que veía el lugar donde la mujer había desaparecido.

— Es tu esposa. — dije con asombro.

— Es mi familia. — mi esposo estaba torturando a una familia en la finca donde cinco años antes nos habíamos casado, no lo podía creer.

— Entonces ve con ellos. — aun con las manos temblorosas por las sensaciones que corrían por mi cuerpo, logre abrir el collar que lo aprisionaba, luego libere sus manos y entonces cuando solo faltaban las cadenas de sus pies, él exploto y un lobo de ojos amarillos apareció frente a mí.

Un escalofrió recorre mi cuerpo ante aquel recuerdo, un hombre lobo, mi esposo cazaba hombres lobos ¿o es algo que creo mi mente para no ver la cruda realidad?

— ¡No puede ser! ¡¿cuándo sucedió?! — me giro ante semejante grito y tiemblo al ver la cara de horror que tiene John.

— Yo… no puedo, debo permanecer aquí, tengo que… cuidar de alguien. — su voz se oía abatida y me acerque a paso lento a la sala.

— Yo también lo siento. — acabo diciendo al tempo que terminaba la llamada.

— John ¿Qué sucede? — observo como los ojos del moreno se llenan de lágrimas, mientras se deja caer en el sofá.

— Mi esposa… alguien ataco a mi esposa y… perdió a la bebé. — llevo mis manos a mi boca para evitar gritar de la impresión, John solo me había hablado de su esposa y su hijo en todo este tiempo, el amor con el que lo esperaba.

— Debes ir John, debes estar con ella, saber que le sucedió.

— No, no puedo Chloe, soy responsable de ti, nadie más debe saber dónde estás hasta que el juicio comience y Asher sea condenado.

— Con mayor razón, nadie sabe dónde estoy y aquí nadie saben porque vine, estaré a salvo, ve John, cuida a tu esposa.

— ¿Segura que estarás bien Chloe? Aun estas muy herida. — apoye mi mano en su hombre, yo estaba golpeada, rota, aun así, estaba sanando, pero él se estaba desmoronando, yo estaba ardiendo en el fuego de la desdicha, pero él aun tenia a alguien a quien amar y sobre todo proteger.

— John, tu esposa fue atacada, nunca pongas tu empleo sobre el ser que amas, por lo menos no lo hagas por mí.

John me abrazo, aunque creo que era más para sentir el apoyo de alguien que a modo de despedida, por suerte no había desempacado, así de rápido como tomo su maleta salió por la puerta principal, no sin antes, darme una fuerte cantidad de dinero que me proporciono el gobierno hasta que el juicio comenzara y el divorcio se realizara, además de un teléfono móvil que solo poseía su número y al que debía llamar si estaba en peligro, al igual que toda mi documentación, ahora estaba sola y la casa que me pareció tan acogedora se sentía demasiado grande, anoche pude dormir por el cansancio del viaje, pero estoy segura que esta noche no sería igual.

Me dirigí a la nevera, solo para confirmar lo que sospechaba, estaba vacía. Creo que era tiempo de conocer el pueblo, tome un abrigo, ya que la lluvia del día anterior se había detenido, pero había dejado todo el bosque que nos rodeaba sumergido en humedad, que, hacia descender un poco la temperatura, puse unos cuantos dólares en mi bolso y en ese momento repare en que John se había llevado el automóvil, maldición, conté una vez más el dinero, creo que lo mejor será comprar una motocicleta, no sé cuándo enviaran más dinero, o cuando será el juicio.

A medida que caminaba por la orilla de la calle me percate que eran muy pocos los vehículos que habían, por lo menos por donde yo caminaba, otra cosa que me llamo la atención era que todos me veían raro, creo que al ser un pueblo pequeño todo se conocen, y a pesar de que trate de ser simpática en más de una vez, mostrando una sonrisa a los curiosos, sus rostros no cambiaron, todos me veían tan seriamente que me pregunte si estaba cometiendo un delito por solo caminar por la calle, por lo que subía a la acera, pero nada cambio.

Me felicite internamente por calzar tenis, la verdad que la tienda estaba en el centro del pueblo y este quedaba a una gran distancia de mi casa, pero todo paso a un segundó plano al descubrir que muchos de los habitantes tenían su cabello blanco, y no era por ser albinos, sus cejas eran de diferentes colores, al igual que el tono de su piel, algunos incluso tenían media melena blanca y la otra mitad de otro color, ¿será una moda aquí? Me quede observando más de lo debido a una pequeña niña de largas trenzas blancas, se veía tan hermosa, me hacía recordar a ella… aun así continue caminando, estaba segura de que nadie se cruzaría por mi camino, ya me había percatado que muchos cruzaban de acera cuando me veían avanzar, era como si escaparan de mí, fue por eso que no mire al frente y continue viendo y sonriendo como estúpida a esa pequeña niña que me veía con curiosidad, hasta que choque con una pared, estuve a punto de caer de espalda, pero alguien me sostuvo, bueno sostener no sería la palabra, más bien me abrazo, si, esa sería una mejor descripción, ya que los blancos y muy fornidos brazos me rodearon la cintura y me llevaron a pegarme contra su pecho.

— Te tengo. — dijo con voz ronca y puedo jurar que sentí algo removerse en mi estómago.

— Lo siento iba distraída. — respondí al tiempo que veía sus ojos verdes, y no cualquier tipo de verde, eran un verde mezclado con gris y por un momento uno muy pequeño creí que brillaban.

— Mmm, podrías soltarme por favor. —esto era incomodo, el hombre frente a mi tenía el cabello rapado a los lados y un poco más largo arriba, de color casi blanco, era entre blanco y gris, un poco más alto que yo, unos cinco o siete centímetros, con una barba no muy abundante, me producía inquietud estar entre sus brazos.

— Claro. — pude notar como aspiraba fuertemente antes de liberarme.

— Mi nombre es Dante. — continúo hablando mientras me dedicaba una sonrisa, pude ver que llevaba un abrigo caro, como los que Asher solía usar, y ese solo hecho me puso los pelos de punta.

— Que bueno. — respondí de forma cortante y él me miro sorprendido, pero no le di tiempo a preguntar nada más, sé que quería mi nombre, ya no soy tan tonta como antes.

Seguí mi camino a la tiende y a pesar de que me resultaba molesto ver como todos se alejaban de mí, continue con mis compras, debería tomar un taxi o Uber para la cantidad de cosas que estaba colocando en el carro, quizás una motocicleta no me sea útil, fui a la caja aun pensando en esto último.

— Hola, buenas tardas. — dije a la cajera mostrando mi mejor sonrisa, pero ella solo me vio de arriba a baja, con asco, por un minuto sus ojos me hicieron recordar a los de Asher.

— ¡¿Qué hiciste Chloe?! ¡¿Cómo te atreves a meter tus narices aquí?! — estaba furioso, más que eso en realidad.

— ¡¿Cómo puedes lastimar a las personas?! ¡¿A esos… seres?! — fue en ese momento que él me vio con asco, como si fuera una monstruosidad, una aberración.

— ¡¿Sabías lo que eran y aun así los ayudaste?! — y entonces fue cuando sus golpes cayeron sobre mí, uno tras otro, sin importar mis suplicas, sin importar cuanto lo amaba.

— ¡Hey! ¿eres sorda? — el grito de la empleada me saco de mis recuerdos, pero mi vista estaba nublada, mis ojos se habían llenado de lágrimas.

— ¿Disculpa? — dije en un susurro con la voz rota, algo que provoco que su rostro se suavizará.

— Pregunte si pagaras con efectivo o tarjeta. — aun así, su voz era áspera, ¿acaso ella sabía que era la esposa de un asesino?

— Efec…

— ¡Señora! — el grito de un niño me hizo girar, y al ver su rostro mis lagrimas terminaron por salir.

— Tu… estas bien. — no pude evitar lanzarme a abrazar al pequeño, no lo podía creer, todo este mes creí que no lo habían logrado, luego de que salieron se oyeron muchos disparos, pero allí estaba, y sin ninguna marca en su rostro, no como yo, que aun con maquillaje eran visibles los cardenales, además de que tenía que cubrir mi ojo derecho con mi cabello ya que tenía un derrame en él y el clima del lugar no ayudaba para utilizar gafas para sol.

— Señora, creí que había muerto en manos del cazador. — cuando dijo esas palabras sentí que el mundo se detenía.

— No solo soy un mafioso, soy un cazador cariño, y cuando salga de aquí, que será pronto, me divertiré cazándote, no me detendré hasta tener tu cabeza adornando mi oficina. — las palabras de Asher se repitieron en mi mente y fue entonces cuando me aleje del niño.

Todos, absolutamente todos en la tienda estaban con los ojos clavados en mí, sentía que no podía respirar, si Asher cumplía con su promesa, no solo me cazaría a mí, también al niño de cabello blanco. Sin importarme el hecho de morir de hambre salí de esa tienda, trate de correr, solo trate ya que choque con otro cuerpo fornido.

— ¿Señora? — era el padre del niño, ellos estaban vivos y él era un hombre lobo.

— Lo siento, yo no sabía, lo siento. — fue todo lo que pude decir en medio del llanto, me sentía avergonzada por todo lo que Asher les había hecho.

Corrí, sin importarme como me veían, solo corrí, necesitaba llamar a John, quizás aun no tomaba su vuelo, quizás podría llevarme a otro lugar, pero de pronto un automóvil salió de la nada, trato de frenar y yo como si fuera una liebre encandilada por la luz, solo me quede de pie, entonces todo se puso negro.

— ¡Hey! ¿eres sorda? — el grito de la empleada me saco de mis recuerdos, pero mi vista estaba nublada, mis ojos se habían llenado de lágrimas.

— ¿Disculpa? — dije en un susurro con la voz rota, algo que provoco que su rostro se suavizará.

— Pregunte si pagaras con efectivo o tarjeta. — aun así, su voz era áspera, ¿acaso ella sabía que era la esposa de un asesino?

— Efec…

— ¡Señora! — el grito de un niño me hizo girar, y al ver su rostro mis lagrimas terminaron por salir.

— Tu… estas bien. — no pude evitar lanzarme a abrazar al pequeño, por alguna razón me parecía que esto ya lo había vivido, era como un deja vu.

— Señora, creí que había muerto en manos del cazador. — definitivamente esto ya lo había vivido, ¿qué era lo que sucedía?, solté al niño y quise huir del lugar, pero solo me encontré con un hombre moreno frente a mí.

— Duerme. — fue todo lo que escuche, antes de cerrar mis ojos.

***

Dante, Vito y Kek pasaron toda la noche planeando como vigilarían a los humanos que habían llegado ya entrada la noche y que ahora se encontraban durmiendo, mientras un grupo de lobos rondaba la casa, decidieron que lo más lógico era abordarlos en el mercado, deberían abastecerse, pero luego del medio día se les informo que el hombre se había marchado, llevando su maleta, algo que les pareció raro y muy sospechoso, creyendo que pudieran ser cazadores, optaron por que Vito fuera a la casa de la humana a investigar, ya que al ser mitad vampiro y mitad lobo, tenía un poder de audición mucho mayor, al igual que su olfato, pero sobre todo, tenía la habilidad de Intangibilidad, por lo que podía atravesar las paredes como si nada.

El joven vampiro quería ir tras su hermano Gabriel y arrancar su cabeza, lo que menos deseaba era estar cerca de personas, sus sentidos eran mucho mayor que al de un lobo normal y un vampiro, y eso era molesto, debía concentrarse para no volverse loco, con tanto alborotó que había a su alrededor, niños corriendo, personas hablando, incluso podía escuchas como follaban si se lo proponía, suspiro y trato de disminuir aún más los latidos de su corazón, de esta forma su lado lobuno se debilitaba un poco y era más fácil concentrarse en su tarea.

No tardó mucho en llegar, en lo que tardo más de la cuenta, fue en comprender lo que olía, su vida, así es como se las llamaba a las parejas destinadas de los vampiros, no lo podía creer, ni siquiera la había visto, pero su instinto lo obligaba a amarla, el miedo corrió por su cuerpo por primera vez en su existencia, recordando como la gran Levana, una de las cuatro rencarnaciones que compartían cuerpo con Aysel, la luna cambiante, había muerto a manos de un cazador. Temía que al ser su nieto la historia se repitiera.

No se movió de su lugar, hasta que la vio salir, podía apreciar su larga cabellera castaña oscura, casi negra, sus blancas y pequeñas manos a un lado, pero por más que se esforzó no pudo ver su rostro, su cabellera ocultaba el lado desecho de su cara, que era el lado que Vito estaba observando, sin pensarlo toco la pulsera que su tía Novalie le había hecho, esa que lo transportaría al lugar que él quisiera, fue así que apareció frente a Dante, que estaba esperando a la humana en el supermercado.

— ¿Y? ¿Qué averiguaste? — pregunto el brujo viendo curioso a su primo, no se veía enojado o fastidiado como siempre.

— Es mi vida. — lo dijo tan bajo que Dante se acercó un poco más.

— ¿Disculpa?

— Es mi vida.

— ¿La marcaste? — pregunto lleno de emoción, era bueno encontrar a la pareja destinada, o eso creía.

— No.

— ¿Por qué?

— Si es una cazadora, me matara.

— Si es una cazadora la matare y podrás pedir una nueva vida a la luna cambiante.

Vito sonrió aliviado, Aysel, no era solo su abuela, ella era la gran luna cambiante, aquella que fue elegida por la Diosa luna para unir a todas las razas de seres sobrenaturales y así lo hizo, Aysel, como la luna tenía cuatro rostros para mostrar, Luna, la loba blanca que a través de sus ojos podía otorgar un nuevo mate a los lobos que habían sido rechazados, Levana, la vampiro original quien convertía a todos los de su especie en vampiros dorados, seres que volvían a tener alma, por lo tanto no mataba a humanos para alimentarse, Yunuen, la suprema de las brujas, que con su poder podía darle media alma a los brujos, una nueva oportunidad de conseguir una nueva pareja, y Aysel, una humana que demostró ser más poderosa que cualquier ser sobre natural, mostrando que el amor todo lo puede, contar con su favor era esencial para estas personas, aun así, sus nietos sabían que solo les daría una nueva pareja si la que la Diosa luna les otorgó no fuera buena para ellos, de lo contrario, no habría cambio alguno.

El brujo se mantuvo en su lugar, su intención era observarla a la distancia, pero solo le basto con aspirar su aroma, para enloquecer, no lo podía creer, la humana era su media alma, así era como los brujos llamaban a su pareja predestinada, sin ser consciente de sus actos avanzó hasta que la joven choco contra él, Dante estaba extasiado, sentir su frágil cuerpo entre sus brazos, aspirar tan cerca su aroma frutal y fresco, lo hacía desear hacerle el amor.

Trato de conseguir su nombre, ya que todos la llamaban la humana, pero nadie reparo en preguntar cómo se llamaba, la joven no cedió ante el intento de presentación del brujo, y este estuvo a punto de utilizar su poder, ese que lo hacía especial sobre los demás brujos y es que Dante podía retroceder el tiempo y cambiar las cosas a su gusto, claro que solo unas cuantas horas, lo máximo que había conseguido, era retroceder un día entero, pero esa hazaña lo llevo a un sueño profundo que duro cincuenta años, por lo que sus padres se lo tenían prohibido, aunque el propio Dante no quería volver a repetir aquella situación.

— ¿Y bien? — pregunto Vito apareciendo a su lado y solo en ese momento reparo en algo.

— Es mi media alma. — el asombro y la confusión tomo el rostro de Vito.

— No puede ser, es mi compañera. – respondió mostrando sus colmillos sin ser consciente de ello.

— Debemos llamar a Aysel. — se limitó a responder Dante.

Antes de poder llegar a algún acuerdo con su primo, vieron como el beta de Kek llego al mercado, se veía preocupado.

— Dilan, ¿Qué sucede? — pregunto el brujo, tratando de pensar en otra cosa que no fuera en ir a reclamar a la humana como propia.

— El Alpha Kek, está muy alterado, dice que encontró a su luna, pero su lobo está molesto, teme que si ve de quien se trata… — Dante y Vito intercambiaron una mirada de horror y acto seguido desaparecieron dejando aún más alterado al pobre beta.

— ¡Kek! — grito furioso Vito entrando a la sala de la casa del Alpha.

— La única persona extraña que está en el mercado es la humana ¿verdad? — dijo abatido el lobo entrando en la sala donde estaban sus dos primos.

— ¿Cómo sabes que es tu luna? — la pregunta de Dante hizo que lo viera con la interrogación en el rostro.

— Hola Date, si recuerdas que soy un Alpha mitad brujo ¿verdad? La olí de camino al mercado, fue por eso por lo que regresé, mi lado de brujo me arrastra a ese lugar, pero mi lobo esta furioso, como si ella estuviera marcada por otro. — en ese momento sus ojos se tornaron rojos, definitivamente a Kek le estaba costando controlar a su lobo.

— Es la humana, tu mate, tu luna… y nuestra pareja. — no había como describir la cara que Kek tenía en ese momento, mientras su lobo se retorcía por dentro.

— Imposible. — dijo en un susurro apenas audible.

— Deberemos mantener la distancia hasta que Aysel venga. — dictamino Dante, ya que era el mayor de todos.

— ¿Harás venir a la abuela? — dijo casi en un grito Kek, y es que él era el sucesor de su padre Nisha, el hijo lobo de Aysel y Anuk.

— La haremos ven…

En ese momento Dante quedo sin habla del mismo dolor que sintió, mientras Vito caía de rodillas y Kek se transformaba en lobo, ellos no habían marcado a su pareja, ellos apenas sabían de su existencia, pero solo eso bastaba para que su lado sobre natural estuviera unido a la humana, una humana que acababa de morir.

— ¡No! — grito furioso y dolido Dante, al tiempo que sus ojos verdosos se volvían blancos y su cabello adquiría un color plateado brillante, estaba usando su mayor poder, estaba retrocediendo el tiempo, para cambiar el presente.

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