Si mis problemas eran grandes porque teníamos enemigos externos, los de Alejandro eran peores, él duerme con el enemigo. La conversación se acabó, Jenaro amplió la imagen y en la mesa de al lado vimos a Rocío con gafas y su celular.—Es evidente que ella escuchó lo dicho por la señora Sandra a su madre.—Jenaro investiga a mi mujer, solo falta que ella tenga vínculos con Rocío.—No los tiene, eso ya lo comprobé. —Alejo miró a Fernanda, le dijo «lo siento», en un susurro.—Es evidente que ella tiene una red de extorsión. —dije. Tenía tanta ira, después me doy palo, ahora necesitaba rescatar a mi esposa.—Carlos. —Los presentes se quedaron en silencio—. ¿El material que tenemos es suficiente para capturarla? Por favor, encárgate.—Deja todo en mis manos, Rocío pagará por sus crímenes.—Jenaro, ¿qué sabes del jefe de Garriga?—Espera de esa información. —necesitaba quedarme solo.—Jenaro, excelente trabajo —dije.—Ya sé a quién acudiré para las investigaciones de mis casos.Comentó de un
La misa terminó, el padre ingresó a un cuarto, la gente fue desapareciendo mientras yo seguía sentado en la misma banca hace más de hora y media. ¿Cómo veré a mis hijos a los ojos?, no puedo hacerlo cuando por mi culpa les arrebaté a su madre y la sometí a quien sabe qué maltratos. Rocío por rabia era capaz de hacerle las peores barbaridades, todo por su obsesión, según ella se enamoró y eso no era amor, era una obsesión enfermiza. En mis sesiones de terapia me he dado cuenta de la enfermedad que padecía. Pero ella estaba loca. Todas las veces que esa mujer se arrastró en busca de un poco de atención y siempre encontraba una negativa de mi parte, solo caía tomado y celoso por lo que me mostraba. Fui un miserable que caía en vez de ser valiente y encarar a mi esposa. Sin embargo, la obsesión de Rocío nunca la entendí, sin duda estaba loca, y por mi culpa mi mujer pagaba las consecuencias. —¿César? —Era el padre, habían apagado las luces del fondo de la iglesia—. ¿Pasó algo? Los ojos
El abogado negó.—Me cuentas cualquier cosa, Deacon no debe demorar en llegar a la constructora, me gustaría estar presente.—En la tarde nos vemos, ya tengo los documentos listos a la espera de la firma de él, además les presentaré quien será el abogado encargado de todo, sabes que ese no es mi fuerte y con esto tendré trabajo por un buen tiempo.—Solo quiero que esa mujer pague con todo el peso de la justicia y ni se te ocurra obtener veinticinco años para que el sistema le den doce por buen comportamiento, luego otros seis porque se comió las tres comidas y trabajó en la cárcel para terminar pagando tres años.—No te preocupes, ella tendrá la máxima condena, sin derecho a nada, también deberán tratarla de modo psiquiátrico, es evidente su locura. —Como quisiera tenerla en frente y darle su tunda por haberse metido con el pene de mi marido sin su permiso. —Nos miramos un segundo, luego todos reímos ante el comentario de Socorro.—Te llevarías muy bien con mi esposa.—No somos las
—César estás dando justificaciones, ¿Qué pasa en realidad?—Tal vez señor Lizandro, quiero que sepan todo. Cuando Rocío llegó a mi oficina hace ocho años con unas de esas fotos dijo que era el cuernudo más grande del mundo y esa eran las pruebas, y mientras yo me partía el lomo trabajando, ella se revolcaba en los viajes relámpagos realizados con su hermana.—¡Maju jamás te ha sido infiel! Yo siempre viajaba con ella. —dijo Patricia.—Ahora lo sé, hace ocho años no lo sabía. Tampoco le reclamé a tu hermana, lo callé, y los celos… a los tres meses volvieron a enviarme otras fotos, luego otras. Y en una noche en la que no llegué a casa temprano porque lamía mis supuestos cachos, y por haber tomado me acosté con Rocío.—¡Le fuiste infiel a mi hija! —El señor Lizandro estalló, levantándose en cólera—. ¿Me quieres decir que por tu amante mi hija se encuentra quien sabe en dónde? ¡Eres el maldito culpable!Patricia volvió a taparse el rostro y lloró más fuerte en los brazos de su esposo, mi
Luego de algunos minutos en silencio, José Eduardo habló.—Todas las familias tienen secretos y pasan por penurias. —habló mi cuñado—. Unos perdonan una cosa, otros, otra. Pero somos familia después de todo. Y lo que amo de la familia de mi mujer son la clase de mujeres que son.» Puedo ser un poco machista, así me criaron, mi mamá a menudo decía; mira a la suegra y así será tu esposa, las mujeres de la familia son mujeres de un solo hombre, no me refiero a ese tema de la virginidad, es al hecho en que se mantienen firmes con su esposo.» Mi suegra tiene treinta años de matrimonio, Maju nueve y por lo confesado por César, te aguantó mucho, por eso escogí a Patricia, veo cómo Socorro después de su divorcio aún sigue esperándolo.» Amo esto que acabo de ver, como familia. Y César, si tú no hicieras bien tu trabajo como padre, Julián no hubiera hecho, ni dicho lo que te dijo. Espero mis hijos también me llamen héroe. —dijo lo último mirando a su esposa. Ella sonrió, lo besó y se acurrucó
Por información de Carlos en la mañana fueron congeladas las cuentas de Rocío, no sabemos dónde se escondió y eso me preocupaba un poco. Tocaron la puerta del despacho.—¡Adelante! —Alejandro ingresó con su cara sonriente.—Buenos días.—¿Qué te trae tan temprano?—El café de Teresa. —Me senté detrás del escritorio—. Toma, este es el primer bosquejo de los condominios. —alcé la ceja. Me entregó una memoria.—Alejandro, ¿tú te encuentras bien?—Claro amigo, solo me siento emocionado por ese mega proyecto, mi cabeza vuela, míralo y dime, según tu experiencia y lógica, ¿se puede hacer algunas de las nuevas ideas que puse?—Ya me imagino tu derroche de creatividad. Pero me refiero al hecho de que tenemos cinco meses para presentar la primera parte, ¿acaso no tienes vida familiar? —Su mirada lo dijo todo—. Eres mi mejor amigo. No hables conmigo, hazlo con el padre Rafael Castro, el párroco de la parroquia de nuestro barrio.—Gracias, luego te cuento. Sobre lo del padre lo tendré presente.
Se hizo un silencio inusual en esa sala, donde nos podían ver.—Si no me la mamas, te voy a castigar. —dijo el imbécil. De reojo vi a Vladímir encogerse de hombros.—Ya sé que vamos a hacer con ella para doblegarla cariño. ¡Tú quítate, solo me has pasado mordiendo!Le gritó a Vladímir y al mirarlo él sonreía. Se había liberado de ella. Los tres tipos se habían llevado a Regina, quien sabe a dónde. Rocío me agarró por el cabello.» Cariño, por favor grava lo que le voy a hacer, es momento de llevarle una prueba de supervivencia a su marido. —El hombre me miraba—. Va a dejar de amarte cuando te vea lo fea que te verá si es que sales con vida.Me sacaron de la cabaña, a Vladímir lo esposaron a uno de los barrotes de la jaula, lejos de mí, pero podía presenciar en primera plana lo que me harían. No tenía fuerzas para enfrentarla.» ¿Vas a mamársela?—Chúpasela tú, es tu marido, aunque él no piensa lo mismo.—¿A qué te refieres?—Es evidente, tú no le importas nada, te puedo apostar, él si
El teléfono de la oficina me sacó de mis pensamientos y de esa sensación de dolor, de impotencia. Dios por favor, que no le pase nada, soy el culpable, castígame a mí, no a ella.—Dime Teresa.—Señor, tiene una llamada un tanto extraña.—Pásamela. —El corazón latió a mil. Puede que sea David—. Diga.—¿César? —espero tenga buenas noticias. Había mucha interferencia—. Ya tengo las coordenadas del lugar donde tienen a Maju. —contuve las ganas de llorar, me quedé mudo por un segundo con mil sentimientos encontrados—. ¿Me escuchaste, César?—¡Sí! ¡Gracias! Nunca pensé deberte tanto.—Después hablamos, como en los viejos tiempos. No puedo llegar en helicóptero porque somos muchos. Ayer desplegué a cien hombres y quedamos de vernos a mitad de camino. Voy camino a encontrarme con ellos, desde ahí toca caminar varias horas. De cuatro a cinco días estaremos de regreso. —No pude contenerlo. Un par de lágrimas salieron.—No me dejarás acompañarte, ¿cierto?—No, César, puede haber intercambio de