Los gritos de Regina me tenían con el corazón comprimido, el tipo le había rasgado la camisa y le partió el sujetador, mi amiga seguía poniendo resistencia y en una rasguñó al hombre de bigotes, volvió a darle un golpe con la mano cerrada, la amarró con esposas.—¡Esta maldita es una fiera! —Otro golpe—. Te voy a dar por el culo para que aprendas. —Dios, ¿hasta qué punto llega la maldad e insensibilidad de un ser humano?—Nos pediste que a esta no la golpeáramos, pero no colabora.El tipo se me acercó a besarme y en ese instante sentí unas enormes ganas de vomitar, no me importó lo vomité, la cara, cuello, pecho y de ahí hacía bajo. El tipo por reacción se alejó insultándome horrible, luego me dio una cachetada y me quedó el oído pitando, no pude evitar el grito, se iba a ensañar conmigo, pero Garriga lo impidió.—Déjala, yo me encargo de amansarla, la próxima vez que vengas la encontraras dócil. Siento un placer por las hembras ariscas.—¡Qué dócil, ni una mierda!Cerré los ojos espe
Cinco semanas, ya han pasado cinco semanas y tengo mucha ansiedad. Jenaro ya estaba a la espera de la información que pedimos, él tenía un contacto para poder mirar los mensajes y llamadas de las personas a las que mi esposa contactó entre el lunes y martes antes de su desaparición.Los teléfonos de mis suegros, mi cuñada y Sandra eran los únicos en el registro de llamadas que ella tuvo ese día, yo la escuché porque habló en el despacho, con Sandra y Patricia fueron mensajes de texto, a ellas les intervinimos sus celulares, si me van a meter preso que lo hagan después de encontrar a mi Bonita.El viernes le llegó a Jenaro la información de los casos de secuestros que fueron realizados de la misma manera, son más de diez y le pedí un favor especial adicional, investigar lo ocurrido con Vladímir, lo dicho por María Joaquina me sonó a chueco.—¡Papi! Yo ya isto.—Listo. —Lo corrigió Julián— repite llll con la L Listo.Samuel lo imitaba más por hacerle la mofa que por desear aprender, est
—San Carlos. —Me uní a los sarcásticos comentarios.—¡Idiotas!, los dejo, tengo que verme con Patricia de las Mercedes. —Las mujeres de la familia por parte de mi mujer odian sus nombres.—Nos estamos llamando.Una vez me dejaron solo, saqué la carpeta con la información de Jenaro, al principio no entendí, ¿eran los mensajes de Sandra Saen y mi cuñada? Miré las fechas y las comparé con calendario en mano, por más de una hora leí cada conversación de Sandra.Esto es ilegal, pero no tengo de otra, leyendo los mensajes… ¡Mierda! —abrí mi boca, ¿cómo le digo esto a Alejandro? Remierda. Tomé mi celular, menos mal no demoró en contestar.—Hola, César.Se notaba agitada, no pienses mal, ya te pasó con tu propia esposa, todo puede aparentar y no ser lo que uno se imagina.—Sandra, me gustaría hablar contigo, ¿podemos vernos mañana?—Tengo dos citas con mi mamá.—Voy a ser muy sincero contigo, sé perfectamente que tu madre no tiene nada, necesito hablar contigo mañana.—¿Q-qué? ¿Qué me quieres
Esta vez he sido yo la que ha pasado en el rincón del lamento, desde la mañana, ya era mediodía y como deseo una carne asada con muchas papas a la francesa y una deliciosa gaseosa con mucho hielo.He pasado recordando a mis hijos, ¿qué estarán haciendo? ¿Julián seguirá en sus clases de Tenis? Samuel… ¿Cómo se estará portando mi bebé? Ese terremoto. César, por favor, apúrate, cada día que pasaba, me iba llenando de rabia contra él, y no debería, yo lo perdoné.¿Por qué era tan difícil, Dios? ¿Por qué debemos pasar por tal prueba?, hoy siento que el mundo se me vino encima, ¿qué más debemos vivir en este infierno? —acaricié mi vientre, no ha crecido mi vientre y no tenía que ser doctora para saber que mi embarazo no va como debería.—Cielo, te has portado muy bien, pero esos deseos con comida aquí no te puedo complacer.—Maju. —Vladímir se sentó a mi lado, ya todos sabían que éramos familia—. Tú solo te sientas por unos pocos minutos en este lugar, hoy llevas toda la mañana. ¿Debemos pr
Desde el mediodía de ayer he tenido una gran zozobra en el pecho. «Bonita». —susurré, no demora en llegar Patricia, mi celular sonó, era Jenaro.—Señor, ya tengo las grabaciones y un listado de nombres con pagos por tarjeta sin revisar, no puedo regresar hoy, me acaba de llamar la esposa de un señor, también la hermana de uno de los casos que fueron denunciados en la policía.» Uno es de hace tres años y el otro de hace seis meses, viajo a Villavicencio y luego a Bucaramanga. Trabajaré desde el hotel, a mi regreso le diré todo. ¿Llamó a la señora Socorro?—No lo he hecho aún, estoy esperando a Patricia, por cierto, necesito que ella tenga vigilancia.—Me adelanté a eso, señor. Tengo dos personas de mi confianza, puede hablar con ellos cuando guste,—Lo hablaré con Patricia y luego te comento. ¿Cuándo regresas?—Mañana en la tarde.—Bien. Suerte con todo.—Gracias, señor.El teléfono de la oficina sonó, me acerqué al escritorio, tenía una hora mirando por la ventana, anoche no pude dor
La cena fue como todas las anteriores, Yamile se esforzaba por hacer delicias, cené, pero no me llené, quería otra cosa, quería correr, quería gritar, me perdí en mis pensamientos y recuerdos con mi esposa.El reguero de Samuel me trajo de nuevo a la realidad, regó el jugo, rara vez pasaba invicto. Mi suegra le ayudó entre risas, pero al mirarme le di a entender que luego lo regañaría, aunque sería mentira, que sienta, no era correcto que siempre haga regueros.La noche como todas desde la ausencia de mi mujer, cuatro horas y luego desesperación e impotencia. La rutina, los niños al colegio, por inercia me arreglo. Desayuno, pero no tenía hambre, Carajos quería llorar.Intenté concentrarme en el trabajo, desde ayer tenía los anillos en mis manos, juego con ellos, me hace sentir cerca de ella. Entre más pasaban los minutos, más impaciente me encontraba, a eso de las cuatro llegó Alejandro, Fernanda y Socorro a mi oficina. Me pareció extraño.—César, me llamó Jenaro y pidió que viniera,
Si mis problemas eran grandes porque teníamos enemigos externos, los de Alejandro eran peores, él duerme con el enemigo. La conversación se acabó, Jenaro amplió la imagen y en la mesa de al lado vimos a Rocío con gafas y su celular.—Es evidente que ella escuchó lo dicho por la señora Sandra a su madre.—Jenaro investiga a mi mujer, solo falta que ella tenga vínculos con Rocío.—No los tiene, eso ya lo comprobé. —Alejo miró a Fernanda, le dijo «lo siento», en un susurro.—Es evidente que ella tiene una red de extorsión. —dije. Tenía tanta ira, después me doy palo, ahora necesitaba rescatar a mi esposa.—Carlos. —Los presentes se quedaron en silencio—. ¿El material que tenemos es suficiente para capturarla? Por favor, encárgate.—Deja todo en mis manos, Rocío pagará por sus crímenes.—Jenaro, ¿qué sabes del jefe de Garriga?—Espera de esa información. —necesitaba quedarme solo.—Jenaro, excelente trabajo —dije.—Ya sé a quién acudiré para las investigaciones de mis casos.Comentó de un
La misa terminó, el padre ingresó a un cuarto, la gente fue desapareciendo mientras yo seguía sentado en la misma banca hace más de hora y media. ¿Cómo veré a mis hijos a los ojos?, no puedo hacerlo cuando por mi culpa les arrebaté a su madre y la sometí a quien sabe qué maltratos. Rocío por rabia era capaz de hacerle las peores barbaridades, todo por su obsesión, según ella se enamoró y eso no era amor, era una obsesión enfermiza. En mis sesiones de terapia me he dado cuenta de la enfermedad que padecía. Pero ella estaba loca. Todas las veces que esa mujer se arrastró en busca de un poco de atención y siempre encontraba una negativa de mi parte, solo caía tomado y celoso por lo que me mostraba. Fui un miserable que caía en vez de ser valiente y encarar a mi esposa. Sin embargo, la obsesión de Rocío nunca la entendí, sin duda estaba loca, y por mi culpa mi mujer pagaba las consecuencias. —¿César? —Era el padre, habían apagado las luces del fondo de la iglesia—. ¿Pasó algo? Los ojos