—Psicóloga barranquillera y vivo en Bogotá.El doctor y Regina hicieron lo mismo, yo me acerqué al segundo sujeto, volví a dar mi nombre y él se presentó.—Santos Domínguez, estudiante.Lo único que resaltaba de su suciedad eran los ojos azules, era un muchacho, no debe llegar a la mayoría de edad. Llegué hasta Vladímir, al estrecharnos la mano lo hicimos fuerte.—Vladímir Kozlov, inversionista. Un placer conocerla. —habló con su acento marcado.—El placer es mío.Volvimos a apretarnos la mano. El lugar era bastante inhóspito, sucio, con muchas ramas por el lugar, en el área que cubría el pedazo de techo colgaban tres sabanas.—¿Algo que debamos saber de este lugar y como debemos comportarnos?Preguntó Benjamín. Ellos nos ofrecieron sentarnos en el piso, no podíamos recostarnos, porque nos lastimaríamos con el alambre de púas. El esposo de mi prima me miraba desesperado, miles de preguntas se afloraban en su mirada, mientras que el jovencito estaba emocionado.—¿Qué día es hoy? —pregu
—Hay mujeres aquí, controlen la manera de hablar. —Los regañó Regina, los cuatro hombres sonrieron.—Ya extrañaba los regaños de una mujer.—Ella los regañará y yo mañana los pondré a organizar esta pocilga. —dije.—¿Qué vamos a arreglar si no hay muebles?—Mañana se darán cuenta de que si se puede mejorar el tema. Ahora estoy agotada, quiero acostarme.Cuando pasaron por los platos nos tiraron unas sábanas y nos dieron agua. Los organicé para que se lavaran el rostro, los dientes y las axilas. Regina y yo parecíamos las mamás de los pollitos. Era de madrugada, unas manos me zarandeaban, al abrir mis ojos vi a Regina durmiendo a un lado y el resto de los chicos un poco más separados.—Vladímir… —Me abrazó fuerte.—¿Cómo están?, dime Maju, ¿Cómo se encuentra Socorro y Nadina?Se le quebró la voz. Le conté todo, las manos le temblaban, le dije que sus padres ya habían llegado a en Colombia, le dije que Socorro no ha sido capaz de decirle a Nadina que su padre la abandonó, para su hija é
—Estoy asfixiándome por la ausencia de mi mujer.Sin entender por qué, en este lugar me permití soltar las lágrimas que he acumulado durante esta semana, salían y salían silenciosas, no me importó eso de que los hombres no deban llorar.Ese perjuicio arcaico enraizado en mi mente lo hice a un lado. El cura me permitió un momento de liberación, pasado los minutos, cuando vi que venía la empleada, limpié de rapidez mis lágrimas y volví a mi estado normal.—Gracias, Mila. —volvimos a quedar solos.—¿Han sabido algo de los secuestradores? —negué—. ¿Y tú has hecho algo al respecto?Me le quedé mirando, sus ojos eran afables, transmiten serenidad y sabiduría, como dijo mi esposa. Negué.» De ante mano me excuso si mis palabras o comentarios pasan el límite de la confianza, pero desde que Maju me abordó en el club una extraña conexión sentí, es como si nuestras vidas estaban predestinadas a cruzarse.» En mi vida siempre analizo por qué y para qué de las personas que llegan a mi entorno. He
—Exacto, debes tener eso claro, no le reclames nada, lo digo por tu actitud machista y celosa, eres afortunado al saber que solo tú has estado en el cuerpo de tu mujer, pero debes contemplar que la pueden forzar, lo último que Maju merecería es tu rechazo por ello, ese no sería un acto de infidelidad.—Nunca haría eso. —Se me quedó mirando—. Sé perfectamente que esto se nos sale de las manos y nunca le reclamaría por ello, solo la quiero de vuelta a mi lado, ella es indispensable, es el eje de mi familia. Mis hijos la necesitan y no soporto que esté pasando por esta situación.—Contempla todo.—Ella está embarazada, padre. De hecho, venía a hablar con usted y poner fecha para casarnos de nuevo. —sonrió.—Cuando regrese los vuelvo a casar. No pierdas la fe, las pruebas de la vida son porque Él necesita que pasemos a otro nivel de conciencia y eso solo se logra cuando pasas por el valle del dolor. Siempre crecemos espiritualmente cuando sufrimos.—Lo tendré presente padre, ya me voy, te
Nos reunimos en el lugar que nos notificó Regina.—Te diré lo que has hecho, porque la de la idea de organizarnos fuiste tú. Tenemos una habitación, ya no hace tanto frío.—Es agradable no levantarte sucio, eso me ponía de mal genio. —Lo interrumpió Vladímir.—Nos hiciste un baño. —continuó Aurelio.—Lo hicieron Santos y tú. —Le aclaré.—Con tu ingenio, nosotros solo ejecutamos una idea, ahora tenemos uno al estilo gato y área húmeda.Soltamos la carcajada ante el comentario del niño. Aun no entiendo la mente torcida de Rocío, entendible que se meta con hombres casados para sacar dinero, que lo haga con mujeres, supongo que será por gusto. He pensado bastante y que ganaba ella insistiendo tanto con César. En la universidad fueron novios cuando nosotros nos alejamos, pero nunca los veía juntos.Y ya casados el primer año no me fue infiel, todo empezó por sus mentiras. ¿Qué ganaba esa mujer metiéndose con tantos hombres y hasta mujeres? ¿Solo por dinero? Y el caso del doctor no fue porq
Los gritos de Regina me tenían con el corazón comprimido, el tipo le había rasgado la camisa y le partió el sujetador, mi amiga seguía poniendo resistencia y en una rasguñó al hombre de bigotes, volvió a darle un golpe con la mano cerrada, la amarró con esposas.—¡Esta maldita es una fiera! —Otro golpe—. Te voy a dar por el culo para que aprendas. —Dios, ¿hasta qué punto llega la maldad e insensibilidad de un ser humano?—Nos pediste que a esta no la golpeáramos, pero no colabora.El tipo se me acercó a besarme y en ese instante sentí unas enormes ganas de vomitar, no me importó lo vomité, la cara, cuello, pecho y de ahí hacía bajo. El tipo por reacción se alejó insultándome horrible, luego me dio una cachetada y me quedó el oído pitando, no pude evitar el grito, se iba a ensañar conmigo, pero Garriga lo impidió.—Déjala, yo me encargo de amansarla, la próxima vez que vengas la encontraras dócil. Siento un placer por las hembras ariscas.—¡Qué dócil, ni una mierda!Cerré los ojos espe
Cinco semanas, ya han pasado cinco semanas y tengo mucha ansiedad. Jenaro ya estaba a la espera de la información que pedimos, él tenía un contacto para poder mirar los mensajes y llamadas de las personas a las que mi esposa contactó entre el lunes y martes antes de su desaparición.Los teléfonos de mis suegros, mi cuñada y Sandra eran los únicos en el registro de llamadas que ella tuvo ese día, yo la escuché porque habló en el despacho, con Sandra y Patricia fueron mensajes de texto, a ellas les intervinimos sus celulares, si me van a meter preso que lo hagan después de encontrar a mi Bonita.El viernes le llegó a Jenaro la información de los casos de secuestros que fueron realizados de la misma manera, son más de diez y le pedí un favor especial adicional, investigar lo ocurrido con Vladímir, lo dicho por María Joaquina me sonó a chueco.—¡Papi! Yo ya isto.—Listo. —Lo corrigió Julián— repite llll con la L Listo.Samuel lo imitaba más por hacerle la mofa que por desear aprender, est
—San Carlos. —Me uní a los sarcásticos comentarios.—¡Idiotas!, los dejo, tengo que verme con Patricia de las Mercedes. —Las mujeres de la familia por parte de mi mujer odian sus nombres.—Nos estamos llamando.Una vez me dejaron solo, saqué la carpeta con la información de Jenaro, al principio no entendí, ¿eran los mensajes de Sandra Saen y mi cuñada? Miré las fechas y las comparé con calendario en mano, por más de una hora leí cada conversación de Sandra.Esto es ilegal, pero no tengo de otra, leyendo los mensajes… ¡Mierda! —abrí mi boca, ¿cómo le digo esto a Alejandro? Remierda. Tomé mi celular, menos mal no demoró en contestar.—Hola, César.Se notaba agitada, no pienses mal, ya te pasó con tu propia esposa, todo puede aparentar y no ser lo que uno se imagina.—Sandra, me gustaría hablar contigo, ¿podemos vernos mañana?—Tengo dos citas con mi mamá.—Voy a ser muy sincero contigo, sé perfectamente que tu madre no tiene nada, necesito hablar contigo mañana.—¿Q-qué? ¿Qué me quieres