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Capítulo 5. Una fiesta

—Llegamos—anunció Beckett a Isabella, él se bajó y rodeó el auto antes de que el chófer de la limusina reaccionara, él se sorprendió ver a su propio jefe abriendo la puerta a la hermosa mujer que llevaba de acompañante, no había podido evitar no mirar hacia la parte trasera del auto dónde se encontraban ellos, los hermosos ojos de la mujer lo habían cautivado así como a su jefe Beckett, pero desafortunadamente se había dado cuenta él, y sin decir nada, su jefe subió la ventanilla polarizada para que dejará de hacerlo. El chófer torció los labios derrotado...

Beckett tomó de la mano de su acompañante y subieron las escaleras con cuidado para que Isabella no tropezara con el largo del vestido, no había nadie afuera de la mansión, era algo tarde cuándo llegaron debido al fastidioso tráfico de la ciudad vecina.

Isabella miró con asombro los techos, las paredes y las estatuas del largo pasillo, no había nadie pero a lo lejos escuchó la música, su mano la tenía sobre el brazo de Beckett quién la miró de una manera extraña, Isabella tomó aire y luego lo soltó, se repitió dentro de su cabeza que tenía que controlar esa curiosidad, qué no debía de estropear la noche con su boca abierta escurriendo baba por todo el lujo a su alrededor.

—Es hermoso, ¿Cuál es el motivo de la fiesta?—Beckett se detuvo con la mano en el picaporte grande de las puertas dobles y altas que lo llevarían al interior del gran salón dónde estaba todo mundo, sin duda esperando y ansiosos por saber qué ha pasado hoy con el rompimiento con su ex prometida, Clarisa Hill, la hija de uno de los senadores más importantes de Estados Unidos, todo había pasado por la mañana, cuándo Beckett se había propuesto darle una sorpresa por el alejamiento de las últimas semanas, pero la sorpresa se la había llevado él, cuándo vio a su hermosa prometida cabalgado al tipo que modelaba calzones de una marca reconocida mundialmente. Beckett se había retirado en silencio, pero la noticia se había corrido como pólvora durante las horas siguientes, ¿Qué le quedaba? Encerrarse en su casa de la playa y dejar que el mundo dijera lo que quisieran o simplemente encontrar a una hermosa acompañante y seguir como invitado a la gran fiesta de su ex amigo, Rody Wallace, un empresario y chef muy famoso mundialmente, tenía varias cadenas de restaurantes, pero solo uno lo manejaba el propio Rody, un restaurante en el muelle de la ciudad de New York, llamado: El Placer de Wallace Restaurante. Uno de los más cotizados y VIP de la ciudad y podría decirse que del país, tardabas hasta más de seis meses para obtener una reservación y si es qué tenías suerte, solo lo mejor de lo mejor podían darse el lujo de comer en ese lugar. Entonces, todos los recuerdos de las últimas horas, Beckett los guardó en algún lugar, no necesitaba cargar esta noche con ello, ya mañana pensaría con más claridad. La hermosa mujer de ojos hermosos, esperaba una respuesta, lo primero que dijo a sí mismo fue que no era demasiado bueno dar tantos detalles:

—Es el cumpleaños de un ex amigo.

Isabella abrió los ojos sorprendida por la respuesta, esperaba que dijera un baile de caridad u otro cosa a ajena a su falta de conocimientos de eventos sociales... ella no dijo nada, solo asintió como un: "Ah, qué bien" Beckett lo entendió y empujo una de las grandes puertas, entonces el bullicio del salón, cesó. O como lo diría Beckett personalmente: El panal de avispas centró su atención en ellos dos, casi, casi la postura intimidante y alta de Beckett cubría con su cuerpo la delgada y perfecta figura de la hermosa mujer de cabello negro, muchos estiraban el cuello para poder ver más a la acompañante de él, segundos después las –avispas- la gente curiosa dentro del salón comenzó a murmurar. De la nada se escuchó una orden a lo lejos y la música del grupo que se encontraba en el alto balcón siguió tocando, distrayendo (Bueno no tanto) a las miradas curiosas, Isabella se sintió desnuda, las mujeres podían casi maldecir en ese momentos y ella escuchar lo que pensaban, pero la seguridad de ella regresó cuándo la mano de Beckett la entrelazó con la suya y la apretó sutilmente con un mensaje de" Estoy igual o peor de incómodo que tu" Bueno, ella así lo intentó interpretar por como arrugó el entrecejo y la pequeña capa aperlada de sudor que comenzaba aparecer por su frente.

—Disculpa, ex amigo, ya sabes cómo es la gente curiosa al escuchar recientemente las noticias, aman el chisme, pero...—los ojos de Wallace se posaron en los de Isabella, quién intentó ocultarse disimuladamente detrás de Beckett, él lo impidió. —Vaya, hermosa....pero hermosa acompañante tienes esta noche, Cameron.

—Feliz cumpleaños, Rody. Qué sigas envejeciendo y llenándote de arrugas. —dijo con media sonrisa sarcástica Beckett para desviar la atención de su ex amigo, pero falló cuándo Rody no dejó de mirarla, en respuesta al comentario de Beckett, solo pudo hacer media sonrisa de agradecimiento y agitó la mano en el aire frente a él en señal de" Si, amigo, como tú digas…" al mismo tiempo que inspeccionó a la acompañante de él.

—Creo que es de mala educación mirar de esa manera, señor Wallace, pero antes de que diga algo más,—Isabella sonrío con un brillo en los ojos que a Rody lo hechizó—Soy una fan de su trabajo, de su pasión, ah, feliz cumpleaños, de saber que era su propia fiesta, hubiese traído algo…—Beckett al escuchar eso, se tensó y la ira se adueñó de él al ver a Rody interesarse por ella, así qué tiró del brazo de Isabella y dio un paso para enfrentar a Rody.

— ¡Vaya! —Rody esquivó a Beckett y le contestó el cumplido más sincero y único que pudo haber escuchado en su vida: — ¡Gracias, espero algún día invitarte a probar el nuevo menú!—regresó Rody a su lugar para quedar frente a Beckett—Simplemente...—Rody no encontró la palabra para describir el momento más espontaneo. —…sorprendido, ex amigo, pasen, pasen el banquete está al final, tengo que seguir saludando a mis invitados. —pero Beckett al tener la intención de hablar, Isabella se adelantó y le sonrió amablemente a Rody.

—Gracias, que se siga divirtiendo señor Wallace…—Rody estuvo a punto de irse, Beckett a punto de relajarse para poder dar una vuelta y largarse de ese lugar, pero las palabras de Rody lo golpearon.

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