—Llegamos—anunció Beckett a Isabella, él se bajó y rodeó el auto antes de que el chófer de la limusina reaccionara, él se sorprendió ver a su propio jefe abriendo la puerta a la hermosa mujer que llevaba de acompañante, no había podido evitar no mirar hacia la parte trasera del auto dónde se encontraban ellos, los hermosos ojos de la mujer lo habían cautivado así como a su jefe Beckett, pero desafortunadamente se había dado cuenta él, y sin decir nada, su jefe subió la ventanilla polarizada para que dejará de hacerlo. El chófer torció los labios derrotado...
Beckett tomó de la mano de su acompañante y subieron las escaleras con cuidado para que Isabella no tropezara con el largo del vestido, no había nadie afuera de la mansión, era algo tarde cuándo llegaron debido al fastidioso tráfico de la ciudad vecina.
Isabella miró con asombro los techos, las paredes y las estatuas del largo pasillo, no había nadie pero a lo lejos escuchó la música, su mano la tenía sobre el brazo de Beckett quién la miró de una manera extraña, Isabella tomó aire y luego lo soltó, se repitió dentro de su cabeza que tenía que controlar esa curiosidad, qué no debía de estropear la noche con su boca abierta escurriendo baba por todo el lujo a su alrededor.
—Es hermoso, ¿Cuál es el motivo de la fiesta?—Beckett se detuvo con la mano en el picaporte grande de las puertas dobles y altas que lo llevarían al interior del gran salón dónde estaba todo mundo, sin duda esperando y ansiosos por saber qué ha pasado hoy con el rompimiento con su ex prometida, Clarisa Hill, la hija de uno de los senadores más importantes de Estados Unidos, todo había pasado por la mañana, cuándo Beckett se había propuesto darle una sorpresa por el alejamiento de las últimas semanas, pero la sorpresa se la había llevado él, cuándo vio a su hermosa prometida cabalgado al tipo que modelaba calzones de una marca reconocida mundialmente. Beckett se había retirado en silencio, pero la noticia se había corrido como pólvora durante las horas siguientes, ¿Qué le quedaba? Encerrarse en su casa de la playa y dejar que el mundo dijera lo que quisieran o simplemente encontrar a una hermosa acompañante y seguir como invitado a la gran fiesta de su ex amigo, Rody Wallace, un empresario y chef muy famoso mundialmente, tenía varias cadenas de restaurantes, pero solo uno lo manejaba el propio Rody, un restaurante en el muelle de la ciudad de New York, llamado: El Placer de Wallace Restaurante. Uno de los más cotizados y VIP de la ciudad y podría decirse que del país, tardabas hasta más de seis meses para obtener una reservación y si es qué tenías suerte, solo lo mejor de lo mejor podían darse el lujo de comer en ese lugar. Entonces, todos los recuerdos de las últimas horas, Beckett los guardó en algún lugar, no necesitaba cargar esta noche con ello, ya mañana pensaría con más claridad. La hermosa mujer de ojos hermosos, esperaba una respuesta, lo primero que dijo a sí mismo fue que no era demasiado bueno dar tantos detalles:
—Es el cumpleaños de un ex amigo.
Isabella abrió los ojos sorprendida por la respuesta, esperaba que dijera un baile de caridad u otro cosa a ajena a su falta de conocimientos de eventos sociales... ella no dijo nada, solo asintió como un: "Ah, qué bien" Beckett lo entendió y empujo una de las grandes puertas, entonces el bullicio del salón, cesó. O como lo diría Beckett personalmente: El panal de avispas centró su atención en ellos dos, casi, casi la postura intimidante y alta de Beckett cubría con su cuerpo la delgada y perfecta figura de la hermosa mujer de cabello negro, muchos estiraban el cuello para poder ver más a la acompañante de él, segundos después las –avispas- la gente curiosa dentro del salón comenzó a murmurar. De la nada se escuchó una orden a lo lejos y la música del grupo que se encontraba en el alto balcón siguió tocando, distrayendo (Bueno no tanto) a las miradas curiosas, Isabella se sintió desnuda, las mujeres podían casi maldecir en ese momentos y ella escuchar lo que pensaban, pero la seguridad de ella regresó cuándo la mano de Beckett la entrelazó con la suya y la apretó sutilmente con un mensaje de" Estoy igual o peor de incómodo que tu" Bueno, ella así lo intentó interpretar por como arrugó el entrecejo y la pequeña capa aperlada de sudor que comenzaba aparecer por su frente.
—Disculpa, ex amigo, ya sabes cómo es la gente curiosa al escuchar recientemente las noticias, aman el chisme, pero...—los ojos de Wallace se posaron en los de Isabella, quién intentó ocultarse disimuladamente detrás de Beckett, él lo impidió. —Vaya, hermosa....pero hermosa acompañante tienes esta noche, Cameron.
—Feliz cumpleaños, Rody. Qué sigas envejeciendo y llenándote de arrugas. —dijo con media sonrisa sarcástica Beckett para desviar la atención de su ex amigo, pero falló cuándo Rody no dejó de mirarla, en respuesta al comentario de Beckett, solo pudo hacer media sonrisa de agradecimiento y agitó la mano en el aire frente a él en señal de" Si, amigo, como tú digas…" al mismo tiempo que inspeccionó a la acompañante de él.
—Creo que es de mala educación mirar de esa manera, señor Wallace, pero antes de que diga algo más,—Isabella sonrío con un brillo en los ojos que a Rody lo hechizó—Soy una fan de su trabajo, de su pasión, ah, feliz cumpleaños, de saber que era su propia fiesta, hubiese traído algo…—Beckett al escuchar eso, se tensó y la ira se adueñó de él al ver a Rody interesarse por ella, así qué tiró del brazo de Isabella y dio un paso para enfrentar a Rody.
— ¡Vaya! —Rody esquivó a Beckett y le contestó el cumplido más sincero y único que pudo haber escuchado en su vida: — ¡Gracias, espero algún día invitarte a probar el nuevo menú!—regresó Rody a su lugar para quedar frente a Beckett—Simplemente...—Rody no encontró la palabra para describir el momento más espontaneo. —…sorprendido, ex amigo, pasen, pasen el banquete está al final, tengo que seguir saludando a mis invitados. —pero Beckett al tener la intención de hablar, Isabella se adelantó y le sonrió amablemente a Rody.
—Gracias, que se siga divirtiendo señor Wallace…—Rody estuvo a punto de irse, Beckett a punto de relajarse para poder dar una vuelta y largarse de ese lugar, pero las palabras de Rody lo golpearon.
—De nada preciosa, cuándo te aburras de Cameron Beckett, puedo estar disponible para ti…—Beckett le lanzó una mirada de "Hijo de..." Rody le guiñó el ojo divertido, y miró a Isabella—Puedes decirme Rody, —hizo una pausa y sonrió. —…para los amigos, soy Rody—y se marchó, se detuvo en un grupo de hombres vestidos de traje de etiqueta y un jeque muy importante. Apretó la mano de Isabella y se metieron al pasillo que estaba al final del salón. Ella se quejó al sentir el dolor que le ocasionó el agarre, tiró de su mano discretamente y se sobó la mano. —Estoy...—fue interrumpida cuándo Beckett tiro de ella y se dirigieron a la terraza, las cortinas blancas ondeaban por el aire que entraba. La ira lo estaba consumiendo, ahora su ex amigo estaba interesado en su acompañante, todo lo que Cameron tenía siempre Rody lo quería, primero a su ex prometida, pero Beckett luchó por ella, pero otro se la había robado en sus narices. ¿Ahora a su acompañante? ¡No, no y no! Él la encontr
Isabella miró detenidamente a Beckett que seguía en total silencio. Cuándo estuvo a punto de hablar y decirle que por favor regresaran al salón, la voz del ex-amigo de Beckett la interrumpió: — ¡Vaya, aquí están!—el cumpleañero camino hasta ellos que se encontraban cerca de las ventanas estilo francesas que daban a la terraza. Beckett levantó la mirada hacia el ex-amigo y tomó posesivamente la mano de Isabella quien no reaccionó a tiempo, puso una sonrisa en sus labios cuándo finalmente el cumpleañero se detuvo frente a ellos. — ¿Qué pasa?—preguntó Beckett al ver que su ex amigo ponía los ojos en su acompañante. —Quería saber algo, pero es a tu hermosa acompañante a quién quisiera preguntarle...claro si tú no estás ocupado podrías acompañarnos. —Beckett tiró sigilosamente del agarre de Isabella y el cuerpo de él es un escudo. — ¡Vaya! Solo quería saber cuándo estarían disponibles para invitarlos a cenar a mi restaurante, podrían conocer mi nuevo menú...
Eran las cuatro de la madrugada cuándo Beckett e Isabella estaban regresando a casa de él. Isabella estaba un poco mareada por la sexta copa de champagne que se había tomado después de haber regresado a la mesa con Beckett, la música, la comida, el baile y uno que otro anuncio por parte del cumpleañero, fue algo entretenido, ella y Beckett no volvieron a cruzar de nuevo una palabra, solo "Nos vamos" es lo que había salido de la boca de parte de él. La limusina se había estacionado enfrente de la casa de cristal, el chófer abrió la puerta de Isabella, ella le dio las gracias y le dio una sonrisa cálida al hombre, Beckett enfureció por no haber obtenido si quiera algo así para él mismo, no, solo Rody y su chófer habían tenido ese gesto. Tomó el brazo de Isabella y la guio al interior de la casa, en una hora más empezaría a aclararse el cielo para dar la bienvenida a la mañana, B
Cameron se levantó pacientemente sin despegar los labios de Isabella, sentía un hormigueo por cada centímetro de su piel, la electricidad que le provocó solo tocarla fue indescriptible, Isabella intentó separarse pero Cameron sintió un poco de miedo, ¿Qué tal si se había arrepentido? Intentó ser más rápido, cortó el beso, por un momento, se miraron a los ojos, pero en ellos pudo ver algo diferente, un verdadero deseo, no como el que estaba acostumbrado a saciar con otras mujeres o cuando lo hacía con su ex prometida. Ella realmente lo deseaba... —Yo...—susurró Isabella mientras sus miradas estuvieron conectadas—...creo...—su mirada se posó en los labios de Cameron, Isabella no entendió que le había llevado a reaccionar de esa manera, había roto la regla número uno impuesta por ella, claro, también por consejo de su mejor amiga, Stacey. Recordó todos los problemas que había acarreado a su amiga cuándo había besado por primera vez, el hombre le había aco
—Eres perfecta—susurró Cameron al reincorporarse mientras en su camino acarició cada centímetro de su espalda, luego se deslizó y dejó un camino de besos después por la nuca, sus manos fueron rápidas y cuidadosas al retirar el sostén de encaje. Cameron ya estaba a punto de explotar con solo hacer ese preliminar, era la primera vez que se daba tiempo para desvestir a una mujer, ya ni a su ex prometida, quien siempre en el momento se retiraba a gran velocidad las bragas o se levantaba la falda siempre que le apetecía. Retiró inmediatamente la imagen de su ex prometida cabalgando al modelo en la cama que hasta hace poco compartían. Un suspiro por parte de ella fue quien lo sacó de sus pensamientos, evitand
Después de varias horas de sexo intenso, de caricias, besos apasionados, finalmente Isabella se quedó dormida, Cameron no quería cerrar sus ojos, quería seguir degustando de ella, pero notó su respiración estable y dedujo que se había quedado dormida... Lanzó una mirada al reloj de su lado que se encontraba en la mesa de noche, el reloj marcó en ese momento la una de la tarde. Se dejó caer en su lado de la cama donde solía dormir, se pasó la mano por su cara, habían sido las mejores horas de sexo que había tenido en su vida. Una sonrisa se expandió por su rostro al recordar los labios húmedos de Isabella, la textura de cada centímetro de su piel, su fragancia a flores, el sabor de su interior era único, y no entendía tanta fascinación por la mujer que descansó a su lado. Le había mostrado lo que era tocar el cielo con la mano, el solo recordar cómo se retorcía cada vez que enc
—Eres perfecta, Isabella—la voz susurrante de Cameron le provocó que su piel se erizara. Isabella atrapó los labios de él, entregándose apasionadamente en un largo y apasionado beso. Sintió la pasión que por primera vez había sido descubierta, quería más, mucho más...—Isabella..." — ¿Isabella?—la voz de Stacey le hizo despertar de aquél sueño húmedo. Levantó la mirada y se encontró con su amiga debajo del marco de la puerta, la mano de ella sosteniendo el picaporte. — ¿Sí?—intentó reponerse ante su amiga. —Son las tres de la tarde, tienes que salir ya de esta habitación, tienes que salir al mundo...—la mirada de su mejor amiga se suavizó al ver la mirada perdida de Isabella. Entró y se dejó caer al lado de ella en la cama individual. —Sé qué no me has dicho algo, pero quiero que sepas que estoy aquí cuándo quieras hablarlo. El nudo en la garganta de Isabella se hizo presente, pensó que era una locura lo que estaba ocurriéndole
—¿Señor Wallace?—Rody Wallace, el chef estrella estaba sentado en el sillón, observando alrededor del pequeño departamento, cuándo vio llegar a Isabella, no pudo evitar levantarse de un movimiento brusco, el corazón de Wallace latió a toda prisa, por fin tenía a la mujer que lo había cautivado en la fiesta de su cumpleaños. Cuándo Cameron y ella había dejado la fiesta, había ordenado vigilancia discreta, un reporte que le mostró que la mujer qué tenía frente a él en estos momentos, no era nadie, solo una mujer con una apasionada meta: Cocinar. Estaba sorprendido cuándo terminó de leer el informe, incluso lo releyó en varias ocasiones al no poder comprender como una belleza como ella, tenía las intenciones de venderse en una esquina neoyorquina. Estaba furioso con su ex mejor amigo, Cameron Beckett. Él podría haber hecho algo, podría haberle ofrecido una mejor vida, ¿Acaso no tenía corazón? Seguía siendo el mismo gilipollas, adicto al trabajo, egoísta y narcisi